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506 LA REVOLUCIÓN FRANCESA. COMIENZAN LAS REVOLUCIONES

LA REVOLUCIÓN FRANCESA. COMIENZAN LAS REVOLUCIONES



La Revolución Francesa se enmarca dentro de un fenómeno general de  transformaciones de la sociedad que se da a  finales del siglo XVIII y principios del XIX y  que ha sido denominado por algunos historiadores  revoluciones atlánticas.

La primera revolución liberal o burguesa fue la  Independencia de los Estados Unidos a partir de
1776.
PARA SABER MÁS, VER.

Pero los logros y trascendencia de la Revolución Francesa serán mucho más fuertes  y por eso se considera a ésta como el ejemplo típico de revolución. Su ejemplo será seguido en otros países: Países Bajos, Polonia, los países de la América Española que  conseguirán su independencia.

Por otra parte hay que decir que la  Revolución Francesa no fue un triunfo  definitivo sobre el Antiguo Régimen, fue sólo una victoria temporal, la revolución  desembocaría en el gobierno de Napoleón y al ser derrotado éste se restaura en Francia el  Antiguo Régimen;

PARA SABER MÁS, VER:
HIS-CON-XIX-antiguo regimen

Tendremos que esperar a  las revoluciones de 1830 y 1848 para ver el régimen liberal asentado de forma definitiva y eliminado el Antiguo Régimen.

1. Las causas de la Revolución.
En términos generales fueron varios los factores que influyeron en la Revolución:3
  • un régimen monárquico que sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante, y que, tras varios intentos de adoptar medidas destinadas a atajar la crisis política y económica, capituló ante la violenta reacción de la nobleza;
  • una aristocracia (la nobleza y el alto clero) aferrada a sus privilegios feudales, que bloqueó todas las reformas estructurales que se intentaron implantar desde la Corte;
  • el auge de una clase burguesa nacida siglos atrás, que había alcanzado un gran poder en el terreno económico y que ahora empezaba a propugnar el político. Su riqueza y su cultura la había elevado al primer puesto en la sociedad, posición que estaba en contradicción con la existencia de los estamentos privilegiados, nobleza y clero;
  • la exasperación de las clases populares urbanas y del campesinado, empobrecidos por la subida de los precios –en particular de los cereales y del pan, base de la alimentación— y por el incremento continuo de los impuestos y derechos señoriales y reales. El diezmo que cobraba el clero, apenas servía para mantener el culto y socorrer a los pobres. El campesinado contestaba además el origen de la propiedad de los derechos y servidumbres feudales (recogidos en los llamados «libros terriers»), que les parecían abusivos e injustos;
  • la expansión de las nuevas ideas ilustradas;
  • la regresión económica y las crisis agrícolas cíclicas (la que estalló en 1788 fue la más violenta de todo el siglo XVIII), agravados por las malas cosechas en los años que precedieron a la Revolución;
  • la quiebra financiera provocada por los vicios del sistema fiscal, la mala percepción y la desigualdad de los impuestos, los gastos de la Corte, los costes de las guerras, y por los graves problemas hacendísticos causados por el apoyo militar a la guerra de Independencia de los Estados Unidos. Esta intervención militar se convertiría en arma de doble filo, pues, pese a ganar Francia la guerra contra Gran Bretaña y resarcirse así de la anterior derrota en la guerra de los Siete Años, la hacienda quedó en bancarrota y con una importante deuda externa. Los problemas fiscales de la monarquía, junto al ejemplo de democracia del nuevo Estado emancipado precipitaron los acontecimientos.
  • Las preocupaciones de Luis XVI: la perspectiva de una bancarrota del Estado, que le había obligado a convocar los Estados Generales que no se habían reunido en Francia desde 1588; el desprestigio de la Corte, sumida en unos escándalos en los que la propia reina, la frívola María Antonieta, se veía comprometida, y por fin, y sobre todo, el espectro de la hambruna que, por todo el país, amenazaba al pueblo con el constante aumento del precio del pan (el alimento básico) como consecuencia de las malas cosechas de los años anteriores y la ocultación del trigo realizada por unos acaparadores con el propósito de enriquecerse.


Luis XVI (1754-1793)

El reinado de Luis XVI siempre estará marcado por el estallido de la Revolución Francesa. A partir de los años 1770, la Corte vive sus últimos años en Versalles. Luis XVI hereda en 1774 un reino con grandes dificultades. Pensó en grandes reformas del Estado, pero su falta de carácter, las intrigas de su corte y la oposición de los nobles le impidieron llevar a cabo las medidas oportunas.
Las reformas económicas liberales que intentaron sacar adelante sus ministros Anne-Robert Jacques Turgot, Guillaume de Malesherbes y Jacques Necker para reducir el déficit público tropezaron con el recelo de la nobleza. En política exterior, ámbito regido por el conde de Vergennes, Francia desempeñó un excelente papel en la guerra de Independencia norteamericana (1778-1783). La persistente resistencia de los privilegiados a la liberalización de la economía desencadenó una crisis política interna que obligó a convocar los Estados Generales. Es el comienzo del fin de la monarquía absoluta



'María Antonieta y sus hijos' (1787)
París ardía. Era una de las noches más dramáticas de la historia de Occidente. La revolución había estallado y las cabezas estaban a punto de rodar. No había vuelta atrás. En medio de aquella situación convulsa, la noche misma en que eran apresados el rey y su esposa, la reina María Antonieta, una mujer frágil y bella huía de la ciudad con su hijita para ponerse a salvo. ,
El cuadro fue realizdo
por Marie-Louise-Élisabeth Vigée Le Brun
en 1787, donde se muestra a la reina rodeada por sus hijos, la monarca como madre. Uno de ellos, el delfín –fallecido al poco tiempo–, señala la cuna vacía, haciendo alusión a su hermano muerto. Precisamente por el recuerdo infausto de la doble muerte, María Antonieta quiso esconder de la vista este cuadro de gran tamaño, que acabaría salvándose de las iras revolucionarias.
Los acontecimientos les superarán y terminarán en la guillotina. El 5 de octubre de 1789, el pueblo invade Versalles y exige que la familia real resida, a partir de ese momento, en París. El Rey es conducido a las Tullerías antes de intentar huir en junio de 1791. Es detenido en Varennes y llevado de nuevo a París. En 1792, es juzgado por los revolucionarios. La monarquía cae y da lugar a "El Año I de la República Francesa". Luis XVI, guillotinado el 21 de enero de 1793, es el último monarca que vivirá en el Palacio de Versalles, y será conocido por los insurgentes como "Luis el último". Cuentan las crónica que Maria Antonieta se presenta algida e imponente cuando fue llevada al patíbulo.

2. La convocatoria de Estados Generales.

Los Estados Generales estaban formados por los representantes de cada estamento. Estos estaban separados a la hora de deliberar, y tenían sólo un voto por estamento. La convocatoria de 1789 fue un motivo de preocupación para la oposición, por cuanto existía la creencia de que no era otra cosa que un intento, por parte de la monarquía, de manipular la asamblea a su antojo. La cuestión que se planteaba era importante. Estaba en juego la idea de soberanía nacional, es decir, admitir que el conjunto de los diputados de los Estados Generales representaba la voluntad de la nación. El tercer impacto de los Estados Generales fue de gran tumulto político

o La negativa de los privilegiados a no pagar impuestos provoca la “rebelión de los notables” Luis XVI se ve obligado a convocar Estados Generales. Pero previamente se culsultó y las respuestas quedan en los cahiers o cuadernos de quejas.

o Cuadernos de Quejas:
  • Muestran el desconto. El 27 de julio de 1794 quiso hablar en la Asamblea. Se le negó el uso de la palabra. La reacción de las provincias estaba a las puertas de París. Era la víspera del Golpe de Termidor. El personaje y el período son extremadamente controvertidos y sujetos a continua revisión y evaluación: terror rojo contra terror blanco; revolución frente a contrarrevolución; república frente a restauración…o con la monarquía. Supresión de los derechos feudales
  • El Tercer Estado reclama Abolición de los privilegios Constitución, soberanía y libertades
o
o En los Estados Generales los debates se hacían separados por estamentos.
  • Cada estamento tenía un único voto.
El Tercer Estado consigue tener el mismo número de representantes que los otros dos estamentos juntos.

3. La ruptura de julio de 1789.

o Los representantes del Tercer estado reclamaron el voto por persona.
  • Se constituyen en Asamblea Nacional.
  • Juran no disolverse hasta haber elaborado una constitución (juramento del Juego de la Pelota)
o El rey cede Asamblea Nacional Constituyente.
o Movilización popular en París toma de la Bastilla (14 de julio de 1789).

La muchedumbre se dirigió, pues, hacia La Bastilla. Aunque en los cahiers de doléance, redactados por los parisinos con vista a la preparación de los Estados Generales, ya se había pedido la destrucción de esta fortaleza, la gente no iba a derribar el símbolo del absolutismo. Iba sólo a buscar municiones.

Supone la irrupción de las masas populares en el proceso revolucionario.

Luis XVI sólo se enteró de la toma de La Bastilla a las ocho de la mañana del día 15 de julio. Sin esperar la ceremonia protocolaria que constituía cada día su despertar, y haciendo caso omiso de las objeciones de los ministros presentes, el gran chambelán, duque de La Rochefoucauld-Liancourt, se apresuró a comunicarle la noticia. Tras escucharle, preguntó el Rey: "¿Es un motín?". "No, Majestad, es una revolución", habría contestado el duque.
o Todo esto supone la ruptura con el absolutismo.
o En el campo se produce una revuelta antiseñorial conocida como el Gran Miedo.

4. La Asamblea Nacional Constituyente (1789-1791)

o Abolición jurídica del feudalismo.
o Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
o Soberanía Nacional.
o Primera Constitución Francesa (septiembre de 1791)
  • Monarquía Constitucional basada en la división de poderes con derecho de veto del rey.
  • Sufragio censitario e indirecto según el nivel de renta.

El objetivo fina de la Asamblea Nacional Constituyente era dotar a Francia de una constitución, así que la Constitución de 1791 fue su obra final.

ed
vicens-vives
La consttiución establecía:

-SOBERANÍA NACIONAL.
-MONARQUÍA HEREDITARIA CONSTITUCIONAL como forma de gobierno. 
Se limitaban los poderes del rey cuya autoridad queda sometida a la ley: " no hay en Francia autoridad superior a la ley ". 
Sin embargo, aún conservaba bastantes prerrogativas, por ejemplo tenía derecho a veto suspensivo por dos legislaturas, eligía y revocaba a los ministros... pero no puedía disolver la Asamblea.
- El Rey tomó el título de REY DE LOS FRANCESES.
-DIVISIÓN DE PODERES.
-Asamblea UNICAMERAL elegida por dos años. 
Se rechazó la existencia de una Cámara Alta, alestilo inglés, para no crear una cámara aristocrática. --Se eligía, como se ha señalado, por -SUFRAGIO CENSITARIO.
Tenía muchos poderes: iniciativa legal, aprobación de las leyes, voto exclusivo del presupuesto, declaración de guerra y paz... 
-La división de poderes se hizo en beneficio del legislativo.
Más sobre

5. La Asamblea Legislativa se reunió por primera vez el 1 de octubre de 1791.

o Aprobada la Constitución se elige una nueva Asamblea Legislativa.

La componían 264 diputados situados a la derecha: feuillants (dirigidos por Barnave, Duport y Lameth), y girondinos, portavoces republicanos de la gran burguesía. En el centro figuraban 345 diputados independientes, carentes de programa político definido. A la izquierda 136 diputados inscritos en el club de los jacobinos o en el de los cordeliers, que representaban al pueblo llano parisino

o Medidas legislativas.
  • Nueva división territorial.
  • Igualdad de los ciudadanos ante la fiscalidad.
  • Libertad de empresa (fin de los gremios)
  • Desamortización de los bienes del clero.
  • Separación Iglesia-Estado. Constitución Civil del Clero.

- Radicalización de la Revolución: caída de la monarquía (1791-1792).

o Oposición de los nobles
o Surgen las primeras divisiones entre los revolucionarios.
  • Constitucionalistas que tienen que frenar a los absolutistas y a los revolucionarios más radicales.
  • Sector radical de la burguesía que defiende una mayor democratización.
  • Los grupos más radicales empiezan a reclamar la república
Mientras tanto, dos potencias absolutistas europeas, Austria y Prusia, se dispusieron a invadir la Francia revolucionaria, (Primera Coalición). Francia declara la guerra a Austria.
o La familia real intenta fugarse de Francia para unirse al ejército de Austria e invadir el país.
  • Es detenida en Varennes.
  • Desprestigio de la monarquía.
o Se convocan nuevas elecciones por sufragio universal masculino.


6. LA REPÚBLICA
La Convención Nacional (GIRONDINA):  (1792-1795)

El 10 de agosto de 1792, las masas asaltaron el Palacio de las Tullerías, y la Asamblea Legislativa suspendió las funciones constitucionales del rey. La Asamblea acabó convocando elecciones con el objetivo de configurar (por sufragio universal) un nuevo parlamento que recibiría el nombre de Convención. Aumentaba la tensión política y social en Francia, así como la amenaza militar de las potencias europeas 

El poder legislativo de la nueva República estuvo a cargo de la Convención, mientras que el poder ejecutivo recayó sobre el Comité de Salvación Nacional.

o Primera medida abolir la monarquía y proclamar la república.
 El rey, acusado de complicidad con Austria es detenido tras el asalto a las Tullererías
El 21 de enero el rey fue ejecutado, lo cual encendió nuevamente la mecha de la guerra con otros países europeos. La reina María Antonieta, nacida en Austria y hermana del Emperador, fue ejecutada el 16 de octubre del mismo año, 

o Convención girondina (gobierno de los moderados).
  • Oposición de los “montañeses” (jacobinos y otros)
  • Se procesa al rey y la presión popular obliga a ejecutarlo pese a la oposición del gobierno.
  • Coalición europea antirrevolucionaria (Austria, Prusia, España, Holanda, Gran Bretaña).
  • Insurrección campesina en la Vendée.
  • En París los “sans-culottes” reclaman mayores reformas sociales.
  • Los jacobinos acceden al gobierno para llevar a cabo una nueva
  • experiencia de gobierno social y democrático.
7,  La Convención (JACOBINA): el Terror. Etapa más radical de la Revolución

Se redactó en 1793 una nueva Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, y una nueva constitución de tipo democrático que reconocía el sufragio universal. El Comité de Salvación Pública cayó bajo el mando de Maximilien Robespierre y los jacobinos desataron lo que se denominó el Reinado del Terror (1793-1794). No menos de 10 000 personas fueron guillotinadas ante acusaciones de actividades contrarrevolucionarias. La menor sospecha de dichas actividades podía hacer recaer sobre una persona acusaciones que eventualmente la llevarían a la guillotina. El cálculo total de víctimas varía, pero se cree que pudieron ser hasta 40 000 los que fueron víctimas del Terror. 
  • Aprueban una nueva Constitución (1793) que establece la soberanía popular y el sufragio universal masculino.
  • Establecen un gobierno revolucionario
  • Política del Terror para acabar con los enemigos de la revolución (tanto internos como externos)
  • Robespierre concentró todos los poderes y tomó medidas excepecionales.
  • Medidas para cambiar la sociedad francesa (educación, calendario...)
  • Robespierre eliminó a sus adversarios a la derecha y a la izquierda.
  • Sus adversarios los detienen y los ejecutan (Reacción Termidoriana, julio de 1794)
la Constitución de 1791 no servía para una Francia Republicana y dominada por el jacobinismo. Así que la Convención redactó una nueva constitución (la primera constitución republicana francesa) que se aprobó en junio de 1793 y fue sometida a referéndum (donde fue aprobada por una aplastante mayoría), aunque nunca entró realmente en vigor.

: Editorial Vicens Vives

La Constitución de 1793 ( Síntesis):
-Estado Republicano
-Soberanía popular y sufragio universal masculino.
-Por primera vez en la historia constitucional se recogen derechos sociales como al trabajo, a la enseñanza, a la asistencia pública.... " El socorro público es una deuda sagrada. La sociedad debe asistencia alos ciudadanos desgraciados, bien procurándolos trabajo, bien asegurando los medios de existencia para aquellos que no están en situación de trabajar" (art. 21) "la instrucción es necesidad común. La sociedad debe asegurar con todo su poder los progresos de la razón pública y poner la instrucción al alcance de todos los ciudadanos " (art.22).
-Recoge el derecho a la insurrección " Cuando un gobierno viola los derechos, la insurrección es para el pueblo, y para cada sector del pueblo, el más sagrado e indispensable de los deberes ".
-No se planteó reformar el derecho de propiedad como proponía Robespierre.
-No contempla la separación de poderes.
-La Asamblea es elegida anualmente por sufragio universal masculino.
-La Asamblea elige un Comité Ejecutivo de 24 miembros que es el poder ejecutivo
-Consagra la centralización política del Estado-



El 28 de julio de 1794, Robespierre fue ejecutado. La Revolución francesa se aceleró progresivamente desde enero de 1793, cuando el rey Luis XVI fue guillotinado. Y entró a partir de la primavera en una espiral de terror, arbitrariedad y delirio que propició la ejecución de cualquier sospechoso de antirrevolucionario. 

8.  LA REACCIÓN TERMIDORIANA. La república burguesa (1795-1799)


o Reacción moderada que lleva al poder a la burguesía conservadora
  • Se desmantela la legislación jacobina
La Convención aprobó una nueva Constitución el 17 de agosto de 1795, ratificada el 26 de septiembre en un plebiscito. La nueva Constitución, llamada Constitución del Año III, confería el poder ejecutivo a un Directorio, formado por cinco miembros llamados directores. El poder legislativo sería ejercido por una asamblea bicameral, compuesta por el Consejo de Ancianos (250 miembros) y el Consejo de los Quinientos. Esta Constitución suprimió el sufragio universal masculino y restableció el sufragio censitario. 

o Constitución de 1795
  • Sufragio censitario.
  • Se entrega el poder ejecutivo a un Directorio de 5 miembros.
  • Legislativo de carácter conservador dividido en dos cámaras.
o Represión de las revueltas populares Conspiración de los iguales (Babeuf)
o Reorganización del movimiento realista.
o Éxito en la política exterior.
  • Guerra favorable a Francia (destaca el general Napoleón Bonaparte)
o Napoleón protagoniza el golpe de estado de Brumario (noviembre de 1799).
  • Se pone fin a la revolución y comienza el Consulado.

9. - NAPOLEÓN

Primer Cónsul y Emperador de Francia (1799-1804 y 1804-1814), rigió los destinos de Europa durante tres lustros: Napoleón Bonaparte. Genio indiscutible del arte militar y estadista capaz de construir un imperio bajo patrones franceses

PARA SABER MÁS, VER.
NAPOLEÓN. DENME CASACAS Y TOMARÉ EL MUNDO

438 PLAN DE LECTURAS: LA CRISIS DEL ANTIGUO REGIMEN

 LECTURA:
 El primer naufragio


Pedro J. Ramírez ha escrito la crónica del  hundimiento del Antiguo Régimen. .Diez años de investigación y más de 1.300 páginas, entre el rigor del historiador y la pasión del reportero. Pedro J. Ramírez ha acudido a las fuentes directas para armar el relato de ese periodo de la Revolución Francesa –la primera gran monografía dedicada a esos días–.

 El primer naufragio es una la crónica del golpe de Estado jacobino contra la mayoría moderada de la Convención Nacional. Entre el 31 de mayo y el 2 de junio de 1793, Robespierre, Danton y Marat dieron la puntilla al primer Parlamento elegido por sufragio universal masculino.

Periódicos, panfletos, diarios de sesiones...
Lo que sucedió entonces anticipa más de dos siglos de conflictos entre las instituciones democráticas y los movimientos totalitarios. Esos días turbulentos tienen además una interesante lectura económica. Ese naufragio es fruto de “la inconsistencia suicida de las decisiones adoptadas para sostener las finanzas del Estado”. Los asignados, los bonos de la Revolución, fueron una envenenada salida económica. Reproducimos parte del capítulo II, Pillaje en febrero, la debacle financiera de un Estado que gasta más de lo que ingresa, que bien podría ser la crónica –aterradoramente actual– de nuestros naufragios.
Aunque no hubiera existido otro motivo, el Antiguo Régimen habría caído por su inviabilidad fiscal. Los ingresos del Estado eran muy inferiores a los gastos y además estaban repartidos de forma insoportablemente desigual e injusta. Las exenciones de la nobleza y el clero del pago de impuestos directos como la talla, la capitación y la vigésima obligaban al tercer estado –y muy especialmente a los campesinos– a soportar todo su peso.
A ello se sumaba la impopularidad y el anacronismo de impuestos indirectos como la gabela –concebido como un tributo sobre la sal– o los aranceles municipales que se cobraban en los fielatos situados en las barreras de entrada a las ciudades; y la arbitrariedad de una gestión tributaria privatizada en manos de los odiados fermiers générales.
Puesto que era un sistema de recaudación basado en gran medida en las apariencias, muchos franceses terminaban siendo pobres a base de aparentarlo con insistencia. [...] La ineficiencia del sistema que el propio Necker había calificado de “monstruoso a los ojos de la razón” estaba blindada tanto por su opacidad como por el derecho de bloqueo que los parlamentos provinciales ejercían, frente a los propios edictos del rey, en defensa de los privilegios de los notables. De hecho la convocatoria de los Estados Generales que dio paso a la Revolución había sido el último recurso de Luis XVI para intentar reformar tan decrépita maquinaria [...]
Con estos antecedentes sólo el insensato idealismo de gran parte de los diputados, unido a la supina ignorancia en materia económica de casi todos, explican la inconsistencia suicida de las decisiones adoptadas para sostener las finanzas del Estado tanto por la Asamblea Constituyente, como por la Legislativa, y no digamos nada por la propia Convención.
Así como todo fueron prisas para abolir el injusto sistema fiscal anterior, pues no en vano se habían asaltado antes los fielatos de las barreras de París que la propia Bastilla; el diseño y aplicación del nuevo, basado sobre todo en una contribución territorial sobre bienes raíces –la foncière– y en otra sobre los inmuebles –la mobilière–, fue mucho más premioso e impreciso, produciéndose un grave desfase en la recaudación [...] En 1790 y 1791 se recaudó menos del 60 por ciento de lo previsto, mientras los gastos crecían muy por encima de los del Antiguo Régimen.
En ese contexto el conejo que salió del sombrero de Mirabeau –un brillante y ardoroso discurso suyo terminó de convencer a la Constituyente– fueron los asignados. En un primer momento eran unos simples bonos del Estado, destinados a amortizar parte de la deuda pública pendiente con una entidad privada como la Caja de Descuento, que venía actuando como banquero oficioso de la Corona. Se ofrecían al público –en realidad a la minoría pudiente– en títulos cuyo valor oscilaba entre 200 y 1.000 libras con un 5 por ciento de interés anual y la particularidad de que servirían para adquirir en una futura subasta los bienes expropiados a la Iglesia y a la Corona.
Cada vez que se consumara una transacción, los asignados reingresados por la Tesorería serían quemados de inmediato, limitándose por lo tanto su función a la de un mero instrumento de financiación anticipada. Sin embargo, “los hechos se encargarían de demostrar que la venta de los bienes iba a ser lenta y la fabricación de asignados, rápida”.
En septiembre de 1790 tras un vivo debate, una no demasiado holgada mayoría de la Asamblea –508 contra 423– acordó la primera emisión de asignados sin ningún interés, convirtiéndolos en la práctica en papel moneda y fijando un límite de mil doscientos millones para su valor en circulación. [...]
En la nave de la Revolución no había una sola mano firme con capacidad y autoridad para llevar el timón de las finanzas y desoír los cantos de sirena del dinero fácil que brotaban de aquellos arrecifes.
Fue más cómodo atribuir a Maury y otros diputados conservadores la aviesa intención de preservar los bienes del clero, en lugar de atender a sus objeciones técnicas. Desde la distancia de su exilio autoimpuesto, Necker describiría pronto con ácida ironía lo que ocurrió después: “Cuando todos los recursos se hubieron agotado, la Asamblea creó esa moneda de papel que se hizo célebre con el nombre de asignados y que, prolongando la capacidad de gastar sin ingresar, volvió tan cómodo y tan fácil el manejo de las finanzas.
Entonces el gobierno se sintió aún más dispensado de presionar a los contribuyentes y exigirles sacrificios […].Y así fue como la institución de una moneda ficticia, liberando a la administración del yugo imperioso de las realidades, permitió a los legisladores abandonarse con más confianza a sus abstracciones; y las necesidades de dinero, estas embarazosas groserías, no vinieron a distraerles de sus elevados pensamientos”.
En efecto pronto quedó claro que para los nuevos gobernantes los asignados no eran tanto un mecanismo para amortizar la deuda pública o afrontar gastos extraordinarios como un sistema para financiar el déficit estructural que estaban generando y salvar el día a día. A finales de 1791 ya había más de mil millones en asignados en circulación y sólo se habían destruido 200 tras la compra de bienes eclesiásticos.
Francia carecía además, a diferencia de Inglaterra, de un banco central público que garantizara el valor de las emisiones de papel moneda. El resultado fue el comienzo de la devaluación del valor nominal de los asignados respecto al de la moneda en metálico o numerario –acuñada en ecus de plata tras la retirada en noviembre de 1790 de los luises de oro– con la que, según había decretado la Asamblea Constituyente, podían “concurrir en todos los intercambios”.
Política económica
Hay quien sostiene que esto no tenía por qué haber sucedido así y que al tratarse de una cuestión de confianza en el nuevo método de pago, “todo dependía de un factor político: el éxito o el fracaso de la Revolución”. Sin embargo, también puede alegarse con tanto o más fundamento que es la política económica de un régimen la que influye de forma decisiva en su estabilidad o su colapso [...]
Aunque durante unos pocos meses la paridad entre el numerario y los asignados se mantuvo estable, pronto el papel moneda alcanzó una devaluación del 20 por ciento respecto a su equivalente en plata. A partir de ahí fue generalizándose la tendencia por la que todo el mundo pretendía pagar en asignados pero cobrar en metálico, lo que no hizo sino acelerar una espiral inflacionista perversa que fomentaba la escasez de los productos y el aumento de sus precios. Como eso afectaba también al coste de la mano de obra, otra de sus nefastas consecuencias fue el aumento del paro, especialmente significativo en París. [...]
La continua escalada de los precios favorecía que tanto los productores como los comerciantes retuvieran una parte de sus cosechas o existencias para sacarlas al mercado cuando les pagaran más por ellas. [...] Entre la realidad y el mito surgió así el problema del acaparamiento y la persecución de los acaparadores, que en la segunda fase de la Revolución concitaron los odios populares de igual manera que los aristócratas y los clérigos lo habían hecho en la primera.
Al negarse a afrontar el problema de su déficit fiscal, cada decisión que adoptaba la Asamblea no hacía sino empeorar las cosas. [...] Los únicos beneficiados por la situación fueron los miembros de la burguesía, incluidos muchos ex nobles, que, integrando la nueva élite revolucionaria o sintonizando al menos con ella, disponían de los suficientes recursos para acudir a las subastas de los bienes expropiados [...]
Gargantúa financiero
Para el resto de la población y en especial para los campesinos y obreros la situación adquirió tintes de pesadilla. Lo peor de la herencia recibida por la Convención no es que se hubieran emitido cerca de dos mil millones de asignados, equivalentes ya al valor total de los bienes que los garantizaban, sino que se había creado un sistema basado en el canibalismo monetario y se había consolidado un modus operandi que hacía indispensable seguir alimentándolo con nuevas emisiones. [...] Era un Gargantúa financiero que lo engullía todo e iba despojando a los franceses no ya sólo de su riqueza real, sino hasta de los medios más básicos para su subsistencia.
La clave del problema seguía estando en la baja recaudación fiscal y en el descontrol del gasto. El 1 de octubre de 1792 apenas si se habían recaudado 150 millones en impuestos directos del año anterior, cuando sólo la contribución territorial o foncière debía superar los 300 millones.
Era evidente que la recaudación por todos los conceptos iba a quedar muy lejos de los 550 millones de libras presupuestados y, sin embargo, los gastos seguían aumentando muy por encima de los 774 millones previstos.
Paradójicamente, junto a los dispendios militares –la guerra, como siempre, costaba dinero–, uno de los principales motivos de tal desbordamiento era la subvención de los precios. Mientras las autoridades, y en especial el ministro de Finanzas Clavière [...] culpaban a la propaganda clerical y contrarrevolucionaria del incumplimiento general de las obligaciones tributarias, la tan radical Comuna de París se distinguía por lo poco, tarde y mal que recaudaba. Pero su capacidad de presión le permitía obtener, en cambio, sustanciosos préstamos de la Convención –a modo de anticipo sobre futuros tributos– para mantener el precio de las harinas, y por lo tanto del pan, por debajo de los valores del mercado.
La ejecución del rey, que pulverizó el crédito exterior de la República, la exportación de numerario tanto por parte de los emigrados como de los banqueros privados que trataban de cerrar más o menos ordenadamente sus negocios en París, y el incremento de los gastos militares aceleraron la escasez de las monedas de plata y el subsiguiente desplome de los asignados. Quien tenía ecus –o no digamos luises de oro– los guardaba como el más preciado de los tesoros y sólo en caso de extrema necesidad se desprendía de ellos. Muy pronto el dinero en metálico dejó simplemente de circular, de acuerdo con la ya conocida ley de Gresham, por la que la mala moneda saca del mercado a la buena.
La sangre de Luis XVI se había convertido en el fluido vital de la República, pero cortarle la cabeza había sido un muy mal negocio para la Revolución. Mientras en diciembre de 1792 un asignado de 100 libras aún servía para comprar lo mismo que 72 libras en plata, a finales de enero la equivalencia cayó bruscamente a 51. Esto suponía una depreciación del asignado respecto al cada vez más escaso y escondido numerario de casi el 50 por ciento. [...]
Para tratar de compensar tal desplome, los comerciantes que sabían que iban a cobrar en asignados o billetes de conveniencia subían preventivamente los precios y sólo ponían sobre el mostrador la mercancía mínima que necesitaban vender para subsistir, reservándose o acaparando el resto a la espera de que su valor siguiera subiendo. Los negocios se constriñeron a una economía de supervivencia en la que todo iba “de la mano a la boca”. Esto generó a la vez una tasa de inflación mensual de entre el 6 y el 8 por ciento y un desabastecimiento autoinducido por razones psicológicas porque, como explica Crouzet, “cuando la escasez parece amenazar como en 1793, el miedo paraliza la circulación de los productos y vuelve la escasez real; el temor a la falta de suministros conduce de forma efectiva a la falta de suministros”.
Como los salarios siempre iban detrás de los precios, tanto los campesinos como los sans–culottes urbanos cada vez debían dedicar una parte mayor de sus ingresos a impedir que ellos y sus familias murieran de inanición, lo que reducía drásticamente la demanda sobre los productos manufacturados o industriales de los que dependía el empleo urbano. Aunque, según cálculos recientes, la pérdida real del poder adquisitivo entre 1790 y 1793 de los sans-culottes que conservaron su empleo no habría pasado del 15 por ciento, también en este aspecto el factor psicológico –el pánico a la indigencia– tuvo una importancia decisiva.
Era el caldo de cultivo perfecto para los disturbios callejeros. En enero de 1792 la brusca subida del azúcar, en gran parte causada por la rebelión de los esclavos en Haití, había desencadenado asaltos a las tiendas de comestibles que, con la complacencia de las autoridades municipales, desembocaban en el mantenimiento forzoso del precio anterior y la subsiguiente pérdida para los tenderos. Los jacobinos reaccionaron lanzando una campaña entre las secciones para renunciar al consumo de azúcar por el bien de la Revolución, pero no pudieron hacer lo mismo cuando durante el siguiente invierno comenzó a subir el precio del pan. [...]
La Convención podría haber rectificado su loca carrera hacia el desastre bien suspendiendo el pago de la deuda pública, bien estableciendo nuevos impuestos –llegó a considerar uno sobre las puertas y ventanas–, o sobre todo introduciendo sanciones y otros métodos coactivos para cobrar los atrasos de los vigentes; pero todas estas iniciativas debieron de parecerle propias del Antiguo Régimen y optó por autorizar nuevas emisiones de asignados. [...]
El caso es que cada vez había más billetes, cada vez su valor nominal significaba menos, y cada vez había más dificultades para adquirir un menor número de productos. La reacción de la población que carecía de los mínimos conocimientos para entender lo que estaba pasando fue demonizar a los “acaparadores” y “especuladores” y refugiarse en la exigencia de medidas proteccionistas como las que habían regido durante el Antiguo Régimen limitando el comercio de granos. [...]
Pese a que en diciembre, a la vista de la experiencia, se anularon las restricciones de septiembre sobre el comercio de granos, fue imposible dar marcha atrás en esa especie de escalada del egoísmo municipal. En la calle cundía el fervor intervencionista en el que se refugia siempre la impotencia popular. Se pedía que el valor de los asignados respecto al numerario quedara fijado de forma inalterable por ley, y en último extremo que se eliminaran las piezas de plata de la circulación para que nadie pudiera especular. Se pedían medidas fulminantes contra el acaparamiento y los acaparadores. Pero, sobre todo, el santo y seña que circulaba por los faubourgs de la periferia de París y por barrios obreros del centro como el de Gravilliers quedaba resumido en dos palabras mágicas: la tasación y el maximum.
Lo que reclamaba el movimiento de los enragés –más que como “airados” o incluso “rabiosos”, una traducción fiel a su espíritu debería definirlos como “cabreados”– era que todos los artículos de primera necesidad fueran tasados por las autoridades con un precio máximo y que cualquier venta que lo desbordara fuera considerada un grave delito. [...]
Especuladores
Tal y como denunciaría el propio ministro Garat ante la Convención, uno de los efectos más notorios de la medida era que numerosos habitantes de los departamentos circundantes acudían a la capital a comprar pan barato para revenderlo fuera, tras sacarlo subrepticiamente a través de los fielatos o de las brechas abiertas en el muro que rodeaba a la capital.
Para completar el círculo del despropósito ese comercio clandestino y la obsesión por la escasez terminaron obligando a muchos parisinos a abastecerse de harina fuera de la ciudad. [...] En todo caso, los ciudadanos movilizados bajo la bandera de sus recién adquiridos derechos no entraban en disquisiciones sobre el estado de las arcas municipales o el vigor del comercio interior.
En un entorno de corrupción, derroche y dinero fácil, ellos veían deteriorarse aceleradamente su poder adquisitivo. O para ser más exactos temían que eso ocurriera aún en mucha mayor medida y buscaban a los culpables con las picas en la mano, mientras pedían a la Convención que atendiera sus reivindicaciones con medidas drásticas. París era aquel febrero un barril de pólvora en el que el más leve chispazo podía desencadenar una nueva explosión revolucionaria, una de esas sacudidas violentas que tanto le gustaban a Marat, siempre que las provocara él.
En Expansión. com,  30.09.2011

51 NAPOLEÓN.

 NAPOLEÓN. 

Sus frases:

File:Napoleon in His Study.jpg
"Como en otro tiempo de Egipto, he regresado ahora porque la patria estaba en peligro... No quiero hacer más la guerra. Es menester olvidar que hemos sido los amos del mundo... Antaño, yo perseguí el fin de fundar los Estados Unidos de Europa, y para esto era necesario permitir ciertas instituciones que debían garantizar la libertad de los ciudadanos. Ahora, mi única mira es el afianzamiento de Francia..."

“¡Hay imperios, reinos, el mundo o la nada, entre una batalla ganada y una batalla perdida!”.

Para escribir historia hace falta ser más que un hombre, pues quien agarra la pluma de esta gran justiciera, debe estar libre de intereses, vanidades y prejuicios."
  • "Denme más casacas para colgar medallas a mis hombres y tomaré el mundo".
  • "En las revoluciones hay dos clases de personas; las que las hacen y las que se aprovechan de ellas".
  • "Abandonarse al dolor sin resistir, suicidarse para sustraerse de él, es abandonar el campo de batalla sin haber luchado".
  • "Antes de pensar en la injuria que hemos recibido, hay que dejar pasar cuando menos una noche".
  • "De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso".
  • El día que mi madre muera solo tendré inferiores".
  • "Era feliz porque vivía de acuerdo con la Naturaleza. Sólo el hombre fuerte es bueno; el débil es simpre malo."
  • "Los hombres son impotentes para asegurar el futuro; sólo las instituciones fijan el destino de las naciones". (Napoleón I, sesión imperial, 7 de junio de 1815)


Josefina ya era una mujer madura cuando su protector Barras, a la sazón su amante, la puso, fatigado, en brazos del joven Bonaparte. Viuda –del general Alexandre de Beuharnais, guillotinado-, madre de dos hijos y sin fortuna pero célebre por su ardor, Josefina (a la que rebautizó así Napoleón) se casó con el prometedor general corso. Es sabido que tenía una muy mala dentadura, seguramente de chupar de joven mucha caña de azúcar-Pasado un tiempo, estuvo encantada de que su chat botté, como lo llamaba, se marchara a combatir a Italia Por su bonita cara y su carácter encantador y divertidoy volvió a su rutina de amantes, Bonaparte no paraba de escribirle a Josefina cartas que causan sonrojo y ofrecen una diferente perspectiva del vencedor de Wagram, Marengo y Austerlitz
Retrato de la emperatriz Joséphine, por François Gérard.


María Luisa De Austria

En 1810 se convierte en la segunda esposa de Napoleón I, ya que Josefina de Beauharnais no le podía dar un hijo, el heredero al trono. Además, Napoleón I estaba interesado en emparentarse con una de las casas reales más antiguas de Europa, como era la de los Habsburgo, para que así su heredero tuviera menos dificultades de aceptación entre los demás monarcas europeos.
Al ser confinado Napoleón I en la isla de Elba, María Luisa y su hijo marcharon a Austria, donde residieron bajo la tutela de su padre Francisco I. María Luisa conservó el título de emperatriz de los franceses y le asignaron los ducados italianos de Parma, Plasencia y Guastalla en 1814. Estos tres estados italianos le fueron confirmados en el Congreso de Viena y los ostentaría hasta su muerte.
De este matrimonio nació un solo hijo, Napoleón II.


NAPOLEÓN BONAPARTE (1799-1814) 



Artífice del golpe de Estado del 18 de brumario que lo convirtió en primer cónsul (Premier Consul) de la República el 11 de noviembre de 1799; cónsul vitalicio desde el 2 de agosto de 1802 hasta su proclamación como emperador de los franceses (Empereur des Français) el 18 de mayo de 1804, siendo coronado el 2 de diciembre; proclamado Rey de Italia el 18 de marzo de 1805 y coronado el 26 de mayo, ostentó ambos títulos hasta el 11 de abril de 1814 y, nuevamente, desde el 20 de marzo hasta el 22 de junio de 1815.

Napoleón cruzando los Alpes, obra de Jacques-Louis David.

Esquema


historiadoreshistericos.wordpress.com

FRANCIA

POLÍTICA INTERIOR

Si bien es cierto que Bonaparte era un regente autoritario, no es menos cierto que la mayoría de Europa estaba gobernada por monarquías absolutas. Bonaparte trató de restaurar la ley y el orden después de los excesos causados por la Revolución, al mismo tiempo que reformaba la administración del Estado. 

o Tras compartir el poder con otros dos cónsules se declara cónsul único y vitalicio en 1802
o Nueva Constitución
o Ejecutivo fuerte
o Sufragio limitado
o Suprime la declaración de derechos
o Napoleón termina con la oposición interna.
o Va acumulando poder hasta coronarse emperador en 1804
o Establece nuevas instituciones y una serie de reformas que consolidaron los principios de 1791 (los de un régimen liberal)

Bonaparte instituyó diversas e importantes reformas, incluyendo la centralización de la administración de los Departamentos, la educación superior, un nuevo código tributario, un banco central, nuevas leyes y un sistema de carreteras y cloacas. En 1801 negoció con la Santa Sede un Concordato, buscando la reconciliación entre el pueblo católico y su régimen. Durante el año 1804 se dictó el Code civil des Français, también conocido como Código Napoleónico, que consiste en la redacción de un cuerpo único que unificara las leyes civiles francesas.

Leyes que sancionan la igualdad ante la ley, el derecho a la propiedad y la libertad de comercio.
Centralización administrativa.
Desarrollo de la enseñanza pública.

- el 28 de mayo de 1804 se proclama emperador.

La historia del Imperio es una recapitulación de sus victorias sobre las monarquías europeas, aliadas en repetidas coaliciones contra Francia y promovidas en último término por la diplomacia y el oro ingleses. En la batalla de Austerlitz, de 1805, abatió la tercera coalición; en la de Jena, de 1806, anonadó al poderoso reino prusiano y pudo reorganizar todo el mapa de Alemania en la Confederación del Rin, mientras que los rusos eran contenidos en Friendland, en 1807. Al reincidir Austria en la quinta coalición, volvió a destrozarla en Wagram en 1809.Nada podía resistirse a su instrumento de choque, la Grande Armée (el 'Gran Ejército'), y a su mando operativo, que, en sus propias palabras, equivalía a otro ejército invencible.
El año de su matrimonio con María Luisa, 1810, pareció señalar el cenit napoleónico. Los únicos Estados que todavía quedaban a resguardo eran Rusia y Gran Bretaña, cuya hegemonía marítima había sentado de una vez por todas Nelson en Trafalgar, arruinando los proyectos mejor concebidos del emperador. Contra esta última había ensayado el bloqueo continental, cerrando los puertos y rutas europeos a las manufacturas británicas.

"Siempre solo, aún en medio de los hombres, vuelvo a mi hogar; para abandonarme a mis ensueños y a mi melancolía. He estado alejado de mi país seis o siete años. ¡Que felicidad volver a encontrarme con los míos! ¡Que espectáculo el que ofrece mi patria! Mis compatriotas besan las manos que les oprimen. Altivo, consciente de su valor, el corso vivía antes para el país y para su esposa bienamada. La naturaleza y la ternura henchíale de felicidad. Aquellos tiempos dichosos se desvanecieron como sueños cuando nos arrebataron la libertad. ¡Ah, franceses! No sólo nos priváis del mayor bien, sino que, encima, corrompéis nuestras costumbres. ¡Y ver mi patria en esta situación, sin poder socorrerla! Razón por sí sola bastante para huir de una vida en que tengo que alabar a los que odio. Si hubiera un hombre cuya muerte pudiera suponer nuestra liberación, yo no vacilaría un instante. La vida me es una carga; solamente dolores me produce. Y por no poder vivir a gusto mío, la vida se me hace insoportable".
    • Al poco tiempo de su estancia en Valence, Napoleón solicitó un permiso de sus superiores para trasladarse a Ajaccio y poder solucionar determinados problemas familiares. Camino de Córcega, escribe en su diario lo anterior.

LOS CIEN DÍAS
  1. El descontento popular con el absolutismo favorece la vuelta de Napoleón (”)
  2. Derrota definitiva en la batalla de Waterloo (1815)
Sin embargo, y como suele pasar con una buena parte de los grandes imperios, Napoleón terminó siendo derrotado. Su tumba fue la batalla de Waterloo, donde sus tropas fueron aplastadas por Arthur Wellesley(más conocido como el «Duque de Wellington»). Tras ser vencido, la desgracia cayó sobre el «pequeño corso», quien –de regreso en París- fue obligado a renunciar a su cargo. Posteriormente decidió entregarse a los ingleses, quienes le deportaron a la isla de Santa Elena. Allí, el «Sire» pasó sus últimos días recordando aquellas gloriosas campañas en las que su nombre era vitoreado por cientos de miles de soldados galos.

 El legado napoleónico se materializó en varios campos:


A nivel Político-Jurídico-militar:

Sus realizaciones más notables se concretaron en la creación de:

- Una administración local de estructura centralizada.
- La organización judicial (los jueces fueron convertidos en funcionarios).
- La reestructuración del aparato burocrático.
- El resultado de esta política se materializó en su Código Civil (1804) que garantizaba:
- La libertad individual.
- La igualdad ante la ley.
- La propiedad privada.
- La libertad económica.

A nivel económico:

Consolidó las reformas agrarias llevadas a cabo durante la Revolución y propició la  formación de un campesinado de clase media que transmitió a Francia estabilidad política. Aunque una significativa parte de las tierras expropiadas a la nobleza durante la revolución fueron devueltas a sus antiguos dueños, la operación se materializó bajo las formas jurídicas y de explotación capitalistas. Además se sentaron las bases para que Francia iniciara su industrialización.

A nivel ideológico:

Hay que tener en cuenta dos aspectos contrapuestos:
Por un lado:
-mantuvo muchos de los principios de la Revolución:
- Liberalismo
- Soberanía nacional garantizada por sufragio universal.
- Separación de poderes.
- Subordinación del clero al Estado.
- Fomento de la educación laica, etc.

Pero por otro:
- Desvirtuó el sufragio universal.
- Entorpeció la acción del cuerpo legislativo.
- La educación fue utilizada como un medio político.
- Los tribunales sufrieron una depuración.
- La libertad de prensa y de palabra se recortaron.
- Finalmente, en materia religiosa Napoleón restableció las relaciones con el Vaticano.
- Fomentó los nacionalismos, tanto el francés como de los estados ocupados.



POLÍTICA EXTERIOR

El dominio de Europa.

o Con su política de conquistas consigue dominar casi toda Europa.
o Objetivo: crear un Imperio con centro en Francia e implantar las instituciones revolucionarias en los territorios ocupados.
o Resistencias no sólo de los absolutistas sino también de los liberales al verse invadidos.
o Alcanza su apogeo en 1812

 A partir de aquí comienza el declive por varias razones:
  1. Fracaso en Rusia.
  2. Dificultades en España.
  3. Formación de una gran coalición europea (1813)
  4. En 1814 las tropas de la coalición entran en París y restablecen a los Borbones en el trono (Luis XVIII)
  5. Napoleón es confinado en Elba.



Un gran despliegue de uniformes, espadas, pistolas y banderas. ¡Si es que tienen el sable que usó el emperador en Marengo, el bastón de mariscal de Davout y la famosa águila del 4º Regimiento de infantería de línea capturada por la caballería de la guardia imperial rusa en Austerlitz!

Guerras Napoleónicas

Las Guerras Napoleónicas fueron una serie de conflictos militares que tuvieron lugar durante el tiempo en que Napoleón I gobernó en Francia. Fueron en parte una extensión de los conflictos que estallaron a causa de la Revolución francesa y continuaron, a instigación y gracias al financiamiento de Inglaterra, durante todo el Primer Imperio francés. No existe consenso sobre el momento exacto en que comenzaron estas guerras.

Retroceder, , por tanto, el calendario hasta el siglo XVIII. Por entonces, Napoleón Bonaparte era un general de 28 años que –aunque querido por el pueblo tras haber combatido exitosamente en Italia- aún no se había proclamado emperador. De hecho, se encontraba a las órdenes de un poder superior: el Directorio, un organismo heredero de la Revolución Francesa y formado por cinco dignatarios.
La situación a nivel internacionalse podía masticar la tensión existente entre Francia y Gran Bretaña. Una aversión que se avivó cuando los ingleses declaran la guerra a la «France» en 1792 para luchar contra la Revolución. En esas andaba la cosa, cuando el Directorio solicitó a Napoleón organizar la invasión definitiva de Gran Bretaña por mar. Algo que Bonaparte rechazó por considerarlo una locura. Sugirió que todo el capital que le iban a entregar podría ser destinado a la invasión de Egipto. Entrar por la puerta de atrás, atacando una colonia inglesa.

Una expedición formada por 32.300 hombres, en secreto. El objetivo era evitar que la flota inglesa del Mediterráneo al mando de Horatio Nelson les encontrase. Su destino: Egipto. Se llega sin apenas resistencia,a Alejandría, Damietta y Rosetta.Ahora los enemigos serían los mamelucos. Mientras los beys andaban organizando unas fuerzas lo suficientemente poderosas como para expulsar de la región al veterano ejército de Napoleón, el «Pequeño corso» (todavía recibiendo órdenes del Directorio) desveló sus planes a sus hombres: viajar y tomar El Cairo.. El encuentro fue inevitable, Napoleón arengó desde las pirámides. : «Soldados. Vinisteis a este país para salvar a sus habitantes de la barbarie, para traer la civilización a Oriente y sustraer esta bella parte del mundo a la dominación de Inglaterra. Desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan». Con una formación en cuadros de infantería y un medio una unidad de artillería recibió la linealidad mameluca. El recuento de bajas fue demoledor: miles por parte de los mamelucos (se cree que entre 2.000 y 8.000) y apenas 300 de los soldados de Napoleón.

 Hay quien considera que empezaron cuando Napoleón alcanzó el poder en Francia, en noviembre de 1799, sin embargo otras versiones sitúan el periodo bélico entre 1799 y 1802 en el contexto de las Guerras Revolucionarias Francesas, y consideran la ruptura de la paz y declaración de guerra del Reino Unido a Francia en 1803, que siguió al breve periodo de paz
del Tratado de Amiens en 1802 como el punto inicial de las llamadas "Guerras Napoleónicas".

 Las "Guerras Napoleónicas", que hoy en día se tiende cada vez más a llamar las "Guerras de Coalición" por haberle sido en realidad impuestas a Napoleón por los aliados, finalizaron el 20 de noviembre de 1815, tras la derrota final de Napoleón en la Batalla de Waterloo y el Segundo Tratado de París de 1815. En conjunto, el casi continuado período de guerras comprendido entre el 20 de abril de 1792 y hasta el 20 de noviembre de 1815 es llamado con frecuencia La Gran Guerra Francesa

Soldados napoleónicos forman el cuadro para combatir contra los jintes enemigos

-Rusia: La campaña de 1812 sigue siendo el mayor desastre militar de Francia.

El emperador Napoleón condujo a su Grande Armée de 442.000 soldados a Rusia tras cruzar el Niemen el 24 de junio, pero apenas 100.000 de ellos sobrevivieron y pudieron entrar en Moscú el 15 de septiembre. Estableció su cuartel general en el Kremlin y permaneció allí hasta el 19 de octubre, hace hoy doscientos años, y luego inició su larga retirada hacia el oeste. Solo 10.000 hombres volvieron a cruzar el Niemen a mediados de diciembre, lo que representaba unas bajas acumuladas del noventa y ocho por ciento en seis meses.

La derrota de Napoleón en Rusia, en 1812 marcó el principio del fin de su imperio. El 27 de junio, el general cruzó el río Niemen camino de Moscú.  Había reunido el que se consideró entonces como el mayor ejército de la Historia, la Grande Armeé: más de 400.000 hombres para doblegar el imperio ruso.
Orgullosa y decidida, la marcha hacia la capital resultó, sin embargo, ardua. Ya en Smolensko, el 18 de agosto, sus tropas se habían reducido a 175.000, menos de la mitad, mermadas por las deserciones, las capturas y el hambre. Casi un mes después, en Borodino, la sanguinaria batalla resultó en otra pírrica victoria; 30.000 bajas que acercaron a Napoleón aún más hacia la trampa rusa.
El emperador entró en Moscú el 14 de septiembre que le recibió envuelta en llamas. Sólo tenía cenizas, había ocupado el Kremlin, pero la población no se rindió. Una guerra nacional, como en España, le aguardaba, y el general afrontaba la situación con tan sólo 100.000 hombres, una cuarta parte del ejército inicial. Acuciado por la falta de suministros, la tenaz resistencia local y la oposición del Zar Alejandro I, decidió la retirada.

¿Qué provocó la catástrofe?  El general invierno

En primer lugar, el duro clima ruso impide realizar una campaña antes de mediados de junio porque los invasores no pueden encontrar suficiente forraje para sus caballos. ( una crónica de la caída de las temperaturas, desde el tiempo helado del 18 de octubre (el día antes de que Napoleón abandonara Moscú) hasta los treinta y siete grados centígrados bajo cero del 6 de diciembre)
Como la nieve y las fuertes heladas eran totalmente predecibles en esa época del año, ¿por qué tardó Napoleón seis semanas en abandonar Moscú?
.
En segundo lugar, en 1812, resultaba imposible ocultar la movilización de una fuerza invasora tan grande, por lo que el Gobierno ruso recibió de antemano información de sus servicios de inteligencia sobre dónde y cuándo se produciría el ataque (pero mientras que Stalin se negó a creer a sus espías, y así perdió un millón de soldados al principio de la campaña, el zar Alejandro había preparado una elaborada estrategia para atraer a los invasores hacia el interior del territorio ruso, donde el calor extremo del verano y la sequía mataron a tres cuartas partes de ellos).
  A lo largo de toda la campaña, los rusos, hombres y mujeres, hostigaron a las unidades francesas, especialmente a los grupos que buscaban comida. Las «tácticas españolas» se intensificaron cuando Napoleón alcanzó Moscú, donde sus tropas agotaron rápidamente los víveres locales, lo que obligó a los grupos que buscaban alimento a recorrer distancias cada vez mayores, con escoltas cada vez mayores, y con un riesgo también cada vez mayor de caer en una emboscada.

El error de Napoleón.

Lógicamente, el empeoramiento de la crisis logística debería haber animado a Napoleón a abandonar Moscú. Si se hubiese marchado, por ejemplo dos semanas después de llegar, podría haber sacado de allí a su Ejército relativamente intacto, pero se había convencido de que la pérdida de Moscú crearía una irresistible presión para alcanzar la paz, y por eso tardó en marcharse.
La opinión política rusa, en cambio, cerró filas en torno al zar, que hizo creer a su enemigo que podría negociar. El comandante militar ruso, Kutusov, se asombró más tarde de que «Napoleón no hubiese descubierto una trampa que todo el mundo podía ver», pero añadía: «Naturalmente, hicimos todo lo posible para alargar las conversaciones. En política, si alguien te ofrece una ventaja, no la rechaces».


- Waterloo

Combate librado entre el ejército francés comandado por el emperador Napoleón Bonaparte frente a las tropas británicas, holandesas y alemanas dirigidas por el duque de Wellington y el ejército prusiano del Mariscal de Campo Gebhard Leberecht von Blücher, cerca de la ciudad de Waterloo (Bélgica), el 18 de junio de 1815.

El 26 de febrero de 1815, Napoleón Bonaparte dejó atrás su exilio en la isla de Elba (situada al oeste de Italia), donde había sido recluido tras la derrota en Leipzig, para iniciar un fugaz intento por recomponer el Imperio francés: los Cien Días. Una vez recuperado su lugar en Francia, donde el Rey Luis XVIII se vio obligado a huir por aclamación popular, Napoleón se alzó por segunda vez Emperador y se dirigió, a la vista de la nueva coalición formada contra él por Austria, Rusia, Reino Unido y Prusia, en dirección a los Países Bajos

La batalla de Waterloo, puso fin al sueño bonapartista de una Europa unida bajo hegemonía francesa. Hizo de Gran Bretaña una potencia mundial, la única durante todo un siglo, y dio un acuerdo que mantuvo la paz, más o menos, hasta que fue hecha añicos por la I Guerra Mundia.  En ella se jugó el destino del continente, que en aquel momento pendía de un hilo. Todo se fiaba a quien resultara vencedor de la lucha que enfrentaba a Napoleón con las potencias de la denominada VII Coalición, integrada por Gran Bretaña, Prusia, Austria y Rusia y que había sido organizada a toda prisa, al tenerse noticia de que el emperador de los franceses se había hecho de nuevo con el poder en Francia, después haber escapado el 26 de febrero de su confinamiento en la isla de Elba.En muy pocas jornadas Napoleón pudo llevar a sus tropas hasta la frontera belga gracias a que había logrado ilusionar de nuevo a muchos compatriotas. Por toda Francia se había extendido durante las semanas anteriores la gran noticia: el emperador ha vuelto. Había avanzado hacia el norte desde el Midi, donde había desembarcado, en olor de multitud y cuando entró en París, del que Luis XVIII había huido a toda prisa, los parisinos le tributaron un recibimiento grandioso.


El escenario bélico de Waterloo: La defensa de La Haye-Sainte por la legión alemana del Rey, de A. Northern. / museo de historia de hannover

La batalla que enfrentó a 163.000 hombres (69.000 de Napoleón, 69.000 de Wellington y 25.000 de Von Blücher).Los primeros contactos entre unidades de ambos ejércitos se produjeron el 15 de junio, pero los verdaderos combates, preliminares a lo que sería la batalla de Waterloo, se libraron el día 16.
Una de las alas del ejército francés, bajo el mando del propio Napoleón se enfrentó a los prusianos de Blücher en la zona de Ligny. La otra, mandada por el mariscal Ney, se enfrentaría en Quatre Bas a las tropas del duque de Wellington. Sin embargo, no fue posible la derrota total de los prusianos. Las tropas de Blücher sufrieron un serio revés, pero no fueron aniquiladas como pretendía Napoleón para poder enfrentarse al duque de Wellington con las espaldas cubiertas, dado que ni austríacos ni rusos, los otros integrantes de la alianza, suponían una amenaza en aquellos momentos por encontrarse a muchas jornadas del campo de batalla.

El ataque principal sería sobre el centro de las tropas de Wellington. Para tomar esa decisión Napoleón no escuchó los consejos de sus generales que habían peleado en España contra Wellington, señalando la habilidad con que el británico se movía a la defensiva y la enorme potencia de fuego que podía desplegar su infantería. El ataque de la infantería francesa se inició, tras una fuerte preparación artillera que tuvo más impacto psicológico que efectivo, dado que los cañones franceses disparaban a ciegas, al no ver los objetivos. Las tropas británicas, habían adoptado sus típicas formaciones defensivas -los llamados cuadros wellingtonianos-, que habían empleado en España siempre con éxito. Wellington mantuvo la continuidad. Aplicó las lecciones aprendidas en Portugal y España. Sus tropas dilataron la resolución de las acciones secundarias. Resistió las embestidas. Su infantería se comportó disciplinadamente y desplegó una gran potencia de fuego.
El rugido de los cañones y las acciones de la caballería francesa, integrada por batallones de coraceros mandados por Ney, que entraban entre los cuadros de la infantería de Wellington. Lo que en realidad estaba ocurriendo en la primera línea de combate, era que los franceses no lograban romper las filas enemigas y su empuje decrecía poco a poco, tampoco las cargas de la caballería lograban abrir brecha 


Ahora eran los enemigos de Napoleón quienes tomaban la iniciativa, al tiempo que las filas francesas se descomponían.Napoleón sin recursos que oponer para hacer frente a la contraofensiva de Wellington, apoyada ahora por los prusianos, se vio obligado a abandonar precipitadamente la Belle Alliance. Waterloo se había convertido en muy poco rato en un desastre para los nuevos sueños de Bonaparte.
Waterloo contribuyó de manera decisiva a asentar ciertos mitos que, en el siglo XIX, pasaron a engrosar los esfuerzos de construcción de la identidad nacional en países como el Reino Unido (la victoria de un pueblo libre llamado a destinos imperiales), un sector de Francia (derrotada por las armas, sí, pero no por las ideas), Prusia (superó la humillación que le habían infligido los franceses), Austria (volcada en conservar su imperio) y Rusia (potencia emergente en el Este). También en España.

EL CONGRESO DE VIENA

El primer exilio de Napoleón marcó el comienzo del Congreso de Viena, un encuentro internacional celebrado en la ciudad austriaca con la mira en restablecer las fronteras de Europa previas a las Guerras napoleónicas.

El objetivo velado era crear un equilibrio de poder que preservase el Antiguo Régimen frente a las amenazas revolucionarias como la ocurrida en Francia. 

La batuta de estas reuniones diplomáticas la llevó Reino Unido, Austria, Prusia y Rusia, al ser éstas las potencias que habían sostenido el esfuerzo bélico de la Guerra de la Sexta Coalición. 

No obstante, el diplomático francésCharles Maurice de Talleyrand, quien había servido como ministro de asuntos extranjeros de Napoleón Bonaparte pero entonces lo hacía por el régimen de Luis XVIII de Francia, se encargó de que la influencia de Francia, la teórica nación derrotada de las guerras, creciera hasta prevalecer sobre la de los aliados antifranceses más débiles como España, Portugal, Suecia, Piamonte-Cerdeña, que precisamente habían sido arrasados por las políticas galas.

La derrota de Napoleón en Waterloo permitió que el «Acta Final», suscrita días antes de la batalla. un nuevo tratado en noviembre de 1815 como consecuencia de los perjuicios de esa resurrección napoleónica, estableciendo un pago de indemnizaciones por 700 millones de francos a abonar en cinco años, fijando guarniciones de la «Sétima Coalición» en todo el norte y este del territorio francés e imponiendo a Francia las mismas fronteras que en 1792


El reino de Dinamarca, perdió Noruega en castigo por su apoyo a la Francia napoleónica para ser anexionada a Suecia formando la unión sueco-noruega que existió hasta 1905. Por su parte, las grandes naciones vencedores de la contienda, como Rusia, que anexionó la mayor parte de Polonia, el Ducado de Finlandia y la región de Besarabia,consiguieron aumentar notablemente su territorio. Austria recuperó sus posesiones en los Balcanes, así como el Tirol, Lombardía, el Véneto, y Dalmacia. Finalmente, el Reino Unido se quedó con la estratégica isla de Malta, Ceilán (la actual Sri Lanka) y la Colonia del Cabo, lo que le garantizó el control de las rutas marítimas en el Atlántico, el Mediterráneo y el ÍndicoEl desarrollo de la Confederación Alemana. Bajo la presidencia de la Casa de Austria, 39 Estados alemanes se establecieron en una confederación donde Prusia fue conquistando poco a poco el poder hasta desplazar a Austria del timón durante la guerra austro-prusiana de 1866. El 10 de diciembre de 1870, la Confederación pasó a designarse Imperio alemán y dio el título de emperador alemán al Rey de Prusia.
Pedro Gómez Labrador fue el representa del Rey español Fernando VII en los tratados de Congreso de Viena, donde España reclamaba una gran compensación por el daño causado por la invasión francesa. Sin embargo, la escasa habilidad diplomática de Gómez Labrador, la austeridad de la delegación –que evitaba que pudieran participar en cenas y actos sociales– y lo poco que España podía ofrecer a los vencedores colocó a nuestro país en un segundo plano durante todas las negociaciones.Tras el congreso y la derrota definitiva de Napoleón, España no obtuvó ninguna ganancia territorial ni apoyos para reconquistar sus territorios perdidos en América, puesto que el Reino Unido (beneficiaria comercial de los «problemas españoles» en América) rehusaba apoyar los costosos planes de Fernando VII.


La creación de la Santa Alianza 

Ttambién llamado Gran Alianza. Esta alianza sería conocida como Cuádruple y Quíntuple Alianza , cuando incluyo a Inglaterra y luego a Francia (en 1818) con el objetivo de defender el acuerdo de paz europeo. Después de largas Guerras Napoleónicas, las monarquías europeas victoriosas aspiraban en tener paz y la estabilidad en sus tronos

Fue un Alianza militar entre Rusia, Austria y Prusia creada en el Congreso de Viena en el año 1815 después de la derrota de Napoleón.  A instancias de zar Alejandro I de Rusia, se firmo un acuerdo entre los tres monarcas europeos el 26 de septiembre de 1815 en Paris. 

La Santa Alianza buscaba inculcar y difundir los valores cristianos de caridad y paz en la vida política europea , pero en la práctica el canciller austriaco, Klemens Wenzel von Metternich, la convertio en baluarte contra las revoluciónes liberales. 

Los monarcas de los tres países involucrados se unieron a fin de evitar la influencia revolucionaria (especialmente desde la Revolución Francesa). La Santa Alianza estuvo en contra de las democracias, revoluciónes, y laicismo. 


El final de Napoleón


Cautivo de los ingleses y rodeado de un pequeño grupo de seguidores, Napoleón Bonaparte empezó a sufrir un dolor en el costado derecho idéntico al que su padre tuvo poco antes de su muerte, posiblemente a causa de un cáncer de estómago. El dolor, que algunos expertos también han apuntado a que pudo ser causado por envenenamiento, fue consumiendo poco a poco a Bonaparte.

El 5 de mayo de 1821 a las 17:49 horas falleció Napoleone di Buonaparte a los 51 años de edad. Según las personas que estuvieron presentes en su lecho de muerte, sus últimas palabras fueron: «Francia, el ejército, Josefina».