DE LA CONQUISTA AMERICANA A LA REVOLUCIÓN AMERICANA. ESTADOS UNIDOS
El Medio Oeste, la tierra mítica y que todos conocemos por los wésterns, películas que desde la infancia nos acompañan como una imagen martilleante de la construcción de estereotipos, como ocurre en el cine de Hollywood. Es la tierra prometida para los colonos y el final de una civilización para los nativos americanos y hasta para las tierras que habitaban, ya que poco a poco los cultivos fueron domesticando las praderas inconmensurables.
El rastro perdido' de Charles Wimar (1857). MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA
LOS PUEBLOS PRIMITIVOS: LOS INDIOS
Los pueblos a los que llamamos primitivo vivan en mundos fuera del tiempo,
Los queremos imaginarlos puros, bondadosos, incontaminados en su autenticidad. Buscamos, en el fondo, la confirmación de la leyenda del Buen Salvaje, que nunca tuvo más éxito que en la época en la que se procedía a la persecución, el sometimiento a la esclavitud, el expolio y el exterminio de aquellos mismos a los que se idealizaba.
Por el cine del Oeste circula entre nosotros es la de los indios de las grandes praderas, a los que hasta hace no mucho se llamaba todavía con desenvoltura pieles rojas en un paisaje de las llanuras centrales de América del Norte. En ese espacio, como en un plano largo de John Ford, resaltan los jinetes indios a caballo, la forma cónica de las tiendas de piel de bisonte, las manadas de bisontes en movimiento, oscuras y resonando a lo lejos como un cielo de tormenta en el que retumban los truenos.
Hacia 1800 pudo haber en las grandes llanuras unos treinta millones de bisontes. El paso de una manada podía durar días enteros, a lo largo de los cuales la tierra no dejaba de temblar como un tambor bajo la percusión de las pezuñas. En menos de un siglo, los bisontes llegaron casi a extinguirse: en 1895 quedaban unos pocos miles.
El tiempo en apariencia mítico y ajeno a la cronología de los indios de las praderas empezó hacia 1680, cuando algunas tribus se apoderaron de manadas de caballos de los españoles, y duró en realidad poco más de dos siglos, hasta la victoria definitiva del ejército de Estados Unidos, y con él, de los colonos, los ganaderos y los empresarios de los ferrocarriles.
El pasado de las tribus indias es tan histórico, tan lleno de cambios y de novedades culturales y tecnológicas como el nuestro. Y a lo largo de esos dos siglos escasos los intercambios y las influencias mutuas son tan abundantes que muchos de los rasgos que parecen más autóctonos en las culturas indias no habrían existido sin los materiales abastecidos por los comerciantes europeos.
El arte de los indios de las praderas es un arte austero y liviano de nómadas: tocados de plumas, pipas y bolsas muy adornadas para tabaco, panderos para las danzas rituales, mazas de guerra, collares,pieles decoradas que se usaban como abrigo o como lona para las tiendas.
Desde principios del siglo XVIII, la irrupción del caballo provocó una revolución económica, social y religiosa entre las comunidades de las grandes praderas. Tribus dedicadas durante siglos al cultivo del maíz en las orillas de los ríos, en pocas décadas se hicieron cazadoras de bisontes. Cazadores varones a caballo ocupaban ahora la supremacía que disfrutaban antes las mujeres agricultoras. El dominio del caballo favorecía la guerra y la competición por la supremacía heroica. También la rapidez en los intercambios, la abundancia inusitada de carne y pieles de bisonte y la facilidad del comercio
Con el comercio llegaron los metales y las enfermedades. En la gran epidemia de viruela de 1801 y 1802, tribus enteras quedaron aniquiladas. Más de la mitad de los pawnee murieron a causa de la viruela en torno a 1830.
En menos de dos siglos llegó el derrumbe, y con él, la exasperación que alimenta las visiones apocalípticas. En 1890, un predicador lakota anunciaba el advenimiento de un mesías que exterminaría a los hombres blancos y haría que volvieran a galopar por las llanuras grandes manadas de bisontes. Para acelerar su llegada había que entregarse hasta el desvanecimiento a una danza llamada de los espíritus. Lo único que queda de ese profeta es su nombre, Wokoka, y una foto borrosa.
Discurso del jefe indio Sealth en respuesta al gobernador territorial Isaac I. Stevens.
(a.k.a. Carta del indio Seattle al presidente de Estados Unidos) – Enero de 1854
El tiempo en apariencia mítico y ajeno a la cronología de los indios de las praderas empezó hacia 1680, cuando algunas tribus se apoderaron de manadas de caballos de los españoles, y duró en realidad poco más de dos siglos, hasta la victoria definitiva del ejército de Estados Unidos, y con él, de los colonos, los ganaderos y los empresarios de los ferrocarriles.
El pasado de las tribus indias es tan histórico, tan lleno de cambios y de novedades culturales y tecnológicas como el nuestro. Y a lo largo de esos dos siglos escasos los intercambios y las influencias mutuas son tan abundantes que muchos de los rasgos que parecen más autóctonos en las culturas indias no habrían existido sin los materiales abastecidos por los comerciantes europeos.
El arte de los indios de las praderas es un arte austero y liviano de nómadas: tocados de plumas, pipas y bolsas muy adornadas para tabaco, panderos para las danzas rituales, mazas de guerra, collares,pieles decoradas que se usaban como abrigo o como lona para las tiendas.
Desde principios del siglo XVIII, la irrupción del caballo provocó una revolución económica, social y religiosa entre las comunidades de las grandes praderas. Tribus dedicadas durante siglos al cultivo del maíz en las orillas de los ríos, en pocas décadas se hicieron cazadoras de bisontes. Cazadores varones a caballo ocupaban ahora la supremacía que disfrutaban antes las mujeres agricultoras. El dominio del caballo favorecía la guerra y la competición por la supremacía heroica. También la rapidez en los intercambios, la abundancia inusitada de carne y pieles de bisonte y la facilidad del comercio
Con el comercio llegaron los metales y las enfermedades. En la gran epidemia de viruela de 1801 y 1802, tribus enteras quedaron aniquiladas. Más de la mitad de los pawnee murieron a causa de la viruela en torno a 1830.
En menos de dos siglos llegó el derrumbe, y con él, la exasperación que alimenta las visiones apocalípticas. En 1890, un predicador lakota anunciaba el advenimiento de un mesías que exterminaría a los hombres blancos y haría que volvieran a galopar por las llanuras grandes manadas de bisontes. Para acelerar su llegada había que entregarse hasta el desvanecimiento a una danza llamada de los espíritus. Lo único que queda de ese profeta es su nombre, Wokoka, y una foto borrosa.
Discurso del jefe indio Sealth en respuesta al gobernador territorial Isaac I. Stevens.
(a.k.a. Carta del indio Seattle al presidente de Estados Unidos) – Enero de 1854
El gran jefe de Washington envió palabra de que desea comprar nuestra
tierra. El gran jefe también nos envió palabras de amistad y buenos
deseos. Esto es muy amable de su parte, desde que nosotros sabemos que
tiene necesidad de un poco de nuestra amistad en reciprocidad.
Pero nosotros consideramos su oferta; sabemos que de no hacerlo así
el hombre blanco puede venir con pistolas a quitarnos nuestra tierra.
El gran jefe Seattle dice: “El gran jefe de Washington puede contar
con nosotros sinceramente, como nuestros hermanos blancos pueden contar
el regreso de las estaciones. Mis palabras son como las estrellas – no
se pueden detener”.
¿Cómo intentar comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? La
idea nos resulta extraña. Ya que nosotros no poseemos la frescura del
aire o el destello del agua. ¿Cómo pueden comprarnos esto? Lo
decidiremos a tiempo.
Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi gente. Cada aguja
brillante de pino, cada ribera arenosa, cada niebla en las maderas
oscuras, cada claridad y zumbido del insecto es santo en la memoria y
vivencias de mi gente.
Sabemos que el hombre blanco no entiende nuestras razones. Una
porción de muestra tierra es lo mismo para él, que la siguiente; para
él, que es un extraño que viene en la noche y nos arrebata la tierra
donde quiera que la necesite. La tierra no es su hermana sino su enemiga
y cuando la ha conquistado se retira de allí. Deja atrás la sepultura
de su padre, no le importa.
Plagia la tierra para su hijo, no le importa. Olvida tanto la
sepultura de su padre como el lugar en que nació su hijo. Su apetito
devorará la Tierra y dejará detrás sólo un desierto. La sola vista de
sus ciudades, llenas de pánico a los ojos del piel roja. Pero quizá esto
es porque el piel roja es un “salvaje y no entiende…
No existe un lugar pacífico en las ciudades del hombre blanco.
Ningún lugar para oír las hojas de la primavera o el susurro del vuelo
de los insectos. Pero quizá porque yo soy un salvaje no logro
comprenderlo, el repiquetear parece que insulta los oídos ¿Y qué vivir,
si el hombre no puede oír el adorable lamento del chotacabras o el
argumento de las ranas alrededor de una charca en la noche?
El Indio prefiere el agradable sonido del viento lanzado sobre la
cara del estanque, olfatear el viento limpio por un mediodía de lluvia o
esencia del pino. El aire es algo muy preciado para el piel roja. El
hombre blanco parece no notar el aliento del aire. Como un agonizante de
muchos días, está aterido para olfatear.
Si decidiera aceptar lo haría con una condición. El hombre blanco
debe tratar a las bestias de esta tierra como a sus propios hermanos. Yo
soy un salvaje y no entiendo ninguna otra forma. He visto millares de
búfalos muertos por el hombre blanco, para que pudiera pasar un tren.
Yo soy un salvaje, y no entiendo como el humo del caballo de hierro
puede ser más importante que el búfalo, el que nosotros matábamos
solamente para poder sobrevivir ¿Qué es el hombre sin las bestias? Si
todas las bestias fuéranse el hombre moriría de una gran depresión de
espíritu. Cualquier cosa que le pase a los animales le pasará también
al hombre. Todos los seres están relacionados. Cualquier cosa que
acontezca a la tierra acontecerá también a sus hijos.
Nuestros hijos han visto a sus padres humillarse por la defensa.
Nuestros guerreros han sentido vergí¼enza, y han cambiado sus días a la
ociosidad, y contaminan sus cuerpos con dulce comida y bebida. Importa
poco donde pasaremos el resto de nuestros días – no somos demasiados.
Unas pocas horas, unos pocos inviernos y ninguno de los niños de las
grandes tribus, que alguna vez vivieron sobre la Tierra, saldrán para
lamentarse de las tumbas de una gente que tuvo el poder y la esperanza.
Sabemos una cosa que el hombre blanco puede alguna vez descubrir.
Nuestro Dios es su mismo Dios. Ustedes piensan ahora que lo poseen, como
desean poseer nuestra tierra. Pero no puede ser. í‰l es el Dios del
hombre y su compasión es indistinta para el blanco y para el rojo. La
Tierra es algo muy preciado para í‰l, y el detrimento de la Tierra, es
una pila de desprecios para el Creador. A los blancos les puede pasar
también, quizá pronto, lo que a nuestras tribus. Continúen contaminando
su cama y se sofocarán una noche en su propio desierto.
Cuando los búfalos sean exterminados, los caballos salvajes
amansados, la esquina secreta de la floresta pisada con la esencia de
muchos hombres y la vista rosada de las colinas sazonada de la charla de
las esposas ¿donde estará la maleza? se habrá ido ¿Donde estará el
águila? se habrá ido. Decir adiós al volar… al cazar… la esencia de la
vida empieza a extinguirse…
Nosotros entenderíamos si supiéramos lo que el hombre blanco sueña
¿qué espera describir a sus hijos en las largas noches de invierno? ¿qué
visiones arden dentro de sus pensamientos? ¿qué desean para el mañana?…
Pero nosotros somos salvajes. Los sueños del hombre blanco están
ocultos para nosotros, y por ello caminaremos por nuestros propios
caminos. Si llegamos a un acuerdo será para asegurar su conservación
como lo han prometido.
Allí quizá podamos vivir nuestros pocos días como deseamos. Cuando
el último piel roja se desvanezca de la tierra y su memoria sea
solamente una sombra de una nube atravesando la pradera, estas riberas y
praderas estarán aun retenidas por los espíritus de mi gente, por el
amor a esta tierra como los recién nacidos aman el sonido del corazón de
sus padres.
Si les vendemos nuestra tierra, ámenla como nosotros la hemos amado.
Preocúpense de ella, como nosotros nos hemos preocupado. Mantengan la
tierra como ahora la adquieren, con toda su fuerza, con todo su poder y
con todo su corazón. Presérvenla para sus hijos, y ámenla como Dios nos
ama a todos nosotros. Una cosa sabemos; su Dios es nuestro Dios. La
tierra es preciosa para él. Ni el hombre blanco está exento de su
destino.
Indio Seattle
LA INDEPENDENCIA AMERICANA. ESTADOS UNIDOS
El 4 de julio de 1776, tras un año de escaramuzas y combates, las 13 antiguas colonias rompían definitivamente con la madre patria
El 4 de julio de 1776, tras un año de escaramuzas y combates, las 13 antiguas colonias rompían definitivamente con la madre patria
La "chusma sin preparación" derrotó, tras una larga guerra que finalizó en 1783, al imperio más poderoso del mundo
Nueva York, en el siglo XIX. | Ap
La historia de la fundación de Nueva York, antes Nueva Amsterdam. Así fue como nació 'Manhattan. Fue una pequeña colonia de ambiciosos comerciantes de pieles holandeses que compró a los indios por 24 dólares.
"La Nueva York holandesa reprodujo la forma de vivir en la Holanda de la época. La mezcla de culturas y el libre comercio fueron los dos principales valores que exportaron los holandeses a su nueva colonia. Siempre se ha creído que en la fundación de América, el puritanismo inglés predominó, pero no es del todo cierto, porque antes estuvieron los holandeses y lo que ellos nos trajeron fue libertad y tolerancia.
Al llegar los ingleses, cambiaron el idioma, pero poco más. Todo funcionaba tan bien que la estructura social y política se quedó tal cual. Los holandeses encontraron la manera de que todo resultase más barato si pasaba por Nueva York, y así, la ciudad, se convirtió en el centro de todo lo que tenía que ver con el país"
La revolución estadounidense se inició con las tensiones de menor importancia entre la falta de representación política de los colonos norteaméricos en el parlamento británico y progresivamente se intensificó cuando Gran Bretaña aplicó impuestos a los colonos para saldar la deuda acumulada de la Guerra de los Siete Años. La revolución culminó con la Guerra de la Independencia que dio lugar a la proclamación de los Estados Unidos de América.
La principal causa de este conflicto fue el sentimiento de marginación por parte de los colonos, que aportaban riquezas e impuestos a la metrópoli, impuestos que se incrementaron a partir de 1765, año de imposición de la Ley del Timbre (Stamp Act), para sufragar los elevados gastos que a Inglaterra le había supuesto la Guerra de los Siete Años.
Las colonias creían injusta su obligación de pagar impuestos a la metrópoli sin tener representación política en el parlamento de Londres. Esta situación hizo que desde mediados del siglo XVIII aumentara la creencia de que no hacía falta la fuerte dependencia de Inglaterra. Los colonos hicieron un llamado al gobierno británico para que permitiese que las colonias tuviesen una representación política en el parlamento, pero estas peticiones les fueron negadas en repetidas ocasiones. "Ningún impuesto sin representación" (No taxation without representation) se convirtió en el lema de los colonos insatisfechos.
En 1773 se produjo en Boston, el denominado «Motín del Té», que provocó una escalada de las hostilidades entre los ingleses, que cerraron el puerto de la ciudad, y las colonias americanas cuyos representantes reunidos en Filadelfia en 1774 respaldaron a Boston frente a las exigencias de reparación inglesas.
En 1775 comienza oficialmente la guerra de la Independencia. Los colonos organizaron a toda prisa las milicias civiles y se acordó nombrar a George Washington, rico aristócrata, ex teniente y coronel del ejército británico, como su líder. Washington controlaba una enorme cantidad de capital financiero y creía que había sido injustamente acusado por los británicos de fiascos en la guerra franco-india, que a su juicio no fueron culpa suya.
El desarrollo inicial fue claramente de dominio inglés, pero su curso cambiaría cuando tras la Batalla de Saratoga, primera gran victoria estadounidense, Francia y posteriormente España entrasen en guerra apoyando a los independentistas norteamericanos.
En la representación de las colonias en el Parlamento de Inglaterra, el diputado whig -liberal- Thomas Pownall, que había sido gobernador de Massachusetts unos años antes, propuso una "línea de pacificación", basada en la distinción entre dos esferas de autoridad: interna y externa. Se respetarían los derechos y leyes aprobadas por las colonias si no contradecían las leyes británicas. Aunque hubiera margen para el acuerdo, Jorge III no cambió de parecer.
En agosto de 1775 desoyó la Petición y declaró a las colonias en rebelión. No había marcha atrás. En enero de 1776, Thomas Paine publicó un panfleto que se convirtió en best seller: Sentido común. Señalaba al rey y se pronunciaba por la separación. Se imprimieron 25 ediciones. Desde ese año, la Guerra se libró por la independencia. El conflicto se prolongó hasta 1783 con un resultado sorprendente: esa "chusma sin preparación" derrotó a la Armada del Imperio, la más poderosa del mundo. Francia y España habían contribuido a esa "gloriosa causa".
En 1783 por la Paz de Versalles, Inglaterra se ve obligada a reconocer la independencia de las 13 colonias británicas, tal y como éstas habían redactado en la famosa Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776.
Una vez lograda la independencia, resultó muy complicado poner de acuerdo a todas las antiguas colonias sobre si seguían como estados independientes, o se reunían en una sola nación. Tras varios años de negociaciones, en 1787, 55 representantes de las antiguas colonias se reunieron en el Congreso de Filadelfia con el fin de redactar una constitución.
Jefferson basó su redacción en el preámbulo de la Constitución de Virginia, que también salió de su pluma; en la declaración de Derechos de la misma colonia;
Se creaba así un gobierno federal único, con un Presidente de la República y dos Cámaras Legislativas (Congreso y Senado) como solución intermedia.
Garantizaba una serie de prerrogativas
Según ellas cualquier persona al nacer goza de una serie de derechos naturales, individuales e intransferibles: a la vida, a la libertad, a la igualdad, a la propiedad, a derrocar un gobierno injusto (soberanía nacional), a la defensa legal y a la libertad de expresión, asociación, prensa y religión. Estos derechos fueron plasmados en la Declaración de Independencia en Filadelfia, 4 de julio de 1776.
Esos derechos fueron recogidos en una constitución: La constitución de 1787. Actualmente la Constitución de 1787 sigue en vigor en USA, si bien ha sido objeto de numerosas enmiendas que le han permitido adaptarse a los tiempos.
Consecuencias:
Desde el punto de vista social: la burguesía asumió el liderazgo de una moderna sociedad de clases mientras otros estados permanecían anclados todavía en la sociedad estamental.
Desde el punto de vista internacional: surgió el primer ejemplo de descolonización. En cuanto al carácter internacional del conflicto hay que distinguir entre dos casos:
-Para Francia la guerra implicó un considerable gasto y la agudización de la crisis del Antiguo Régimen. Seis años después de concluido el conflicto americano estallaría su propia Revolución.
-España se anexionó extensas áreas del sur de Norteamérica, pero por otro, asistió impotente a la propagación de las ideas revolucionarias en sus territorios ultramarinos. Décadas más tarde perdería la mayor parte de sus colonias.
Desde el punto de vista político-ideológico: se consumó la primera revolución de carácter liberal que permitió hacer realidad las ideas más avanzadas de la Ilustración.
La Constitución de 1787 fue la primera escrita de la historia.
La República Federal que articuló el nuevo Estado llevó a la práctica la división de poderes de Montesquieu:
-El legislativo recayó en el Congreso (dividido en dos cámaras: el Senado y la Cámara de Representantes).
-El judicial descansaba sobre el Tribunal Supremo.
-El ejecutivo fue encarnado por el Presidente de la República, el primero de los cuales fue George Washington.
Esta constitución estaba inspirada en los principios de igualdad y libertad que defendían los ilustrados y se configuró como la primera carta magna que recogía los principios del liberalismo político, estableciendo un régimen republicano y democrático. La independencia y democracia estadounidense causó un notable impacto en la opinión y la política de Europa.
PARA SABER MÁS, VER:
LA GUERRA SECESIÓN
Desde su nacimiento, Estados Unidos se convirtió en el más importante comprador de esclavos para satisfacer la demanda de mano de obra en las pesadas labores agrícolas. La esclavitud se extendió entre los estados sureños que practicaban principalmente la agricultura y a la postre se convirtieron en los estados secesionistas.
Desde su nacimiento, Estados Unidos se convirtió en el más importante comprador de esclavos para satisfacer la demanda de mano de obra en las pesadas labores agrícolas. La esclavitud se extendió entre los estados sureños que practicaban principalmente la agricultura y a la postre se convirtieron en los estados secesionistas.
En 1858, cuando el senador Douglas buscó la reelección, fue desafiado por Abraham Lincoln y el Partido Republicano (un nuevo partido en contra de la esclavitud, y que nada tenía que ver con el Partido Republicano de Jefferson). En una serie de debates históricos con Douglas, Lincoln exigió un alto a la expansión de la esclavitud. Estaba dispuesto a tolerarla en los estados del sur, pero al mismo tiempo afirmó que «este gobierno no puede subsistir permanentemente siendo mitad esclavo y mitad libre»
Los comienzos de 1860. Por entonces, la tensa situación que se vivía entre los estados del norte y del sur de los EEUU (provocada por diferencias insalvables en temas como la esclavitud y las desigualdades económicas) estalló con la elección de un tal Abraham Lincoln como presidente Su ascenso al poder causó no poca controversia, ya que los sureños (habitualmente más partidarios del esclavismo) veían sus políticas como un peligro latente. S
Se declararon en rebeldía y crearon una nueva nación llamada los Estados Confederados de América. Había comenzado la Guerra de Secesión (o Guerra Civil).
A su favor, los sureños (o Confederados) tenían el que, si el norte quería acabar con ellos, se verían obligados a invadirles (con lo que implicaba en su momento pasar al ataque en una guerra de tales dimensiones). Sin embargo, el norte contaba con muchas ventajas a nivel estratégico.
Para empezar, disponía de una gran producción industrial y alimenticia(considerablemente mayor que la de sus enemigos); tenía en sus territorios un número de población mucho mayor (22 millones contra apenas 9) y controlaba la mayor parte del hierro y el carbón (las materias primas de la época). No obstante, con el paso de los años los sureños lograron cosechar una gran cantidad de victorias contra el ejército enemigo gracias, en parte, al brillante general en jefe Robert E. Lee.
«En 1863 la guerra estaba en un punto de estancamiento que no hacía predecir un fin rápido. La población estaba desesperada, especialmente en el Sur, que era el área más castigada por los combates, la destrucción del territorio, el bloqueo económico y finalmente la dureza de la represión a la que eran sometidas las poblaciones tomadas, los prisioneros o los espías. la Unión por su parte tampoco se granjeaba amigos en el extranjero y vivía una crisis seria que afectaba al liderazgo del ejército.
Lee organizó un ejército de 75.000 soldados con el que tomar la capital del estado de Pensilvania. Lugar desde donde pretendía amenazar Washington D.C. Eso sí, para cumplir todo aquello primero debía pasar con sus hombres por encima del denominado Ejército del Potomac, el principal contingente de la Unión en el territorio oriental. La unidad, dirigida por el general Meade, era una de las más temibles de la zona y contaba con decenas de miles de combatientes (entre 95.000 y más de 100.000, atendiendo a las diferentes fuentes).
En la batalla se contaron más de 50.000 bajas
El 1 de julio, los dos ejércitos se enfrentaron en las afueras de Gettyburg en una batalla que decidiría el destino de Estados Unidos. Una contienda en la que, tras tres días de una lucha encarnizada a mosquete y cañón, se contaron 23.000 heridos, muertos o desaparecidos por bando (una cifra que se eleva a casi 30.000 en el caso del Sur).
Meses después Lincoln acudía a Gettyburg y leyó un discurso. Erael 19 de noviembre de 1863 guarda, en la cultura americana, un paralelismo con los textos fundacionales del país, la Declaración de Independencia o la propia Constitución.
Se declararon en rebeldía y crearon una nueva nación llamada los Estados Confederados de América. Había comenzado la Guerra de Secesión (o Guerra Civil).
A su favor, los sureños (o Confederados) tenían el que, si el norte quería acabar con ellos, se verían obligados a invadirles (con lo que implicaba en su momento pasar al ataque en una guerra de tales dimensiones). Sin embargo, el norte contaba con muchas ventajas a nivel estratégico.
Para empezar, disponía de una gran producción industrial y alimenticia(considerablemente mayor que la de sus enemigos); tenía en sus territorios un número de población mucho mayor (22 millones contra apenas 9) y controlaba la mayor parte del hierro y el carbón (las materias primas de la época). No obstante, con el paso de los años los sureños lograron cosechar una gran cantidad de victorias contra el ejército enemigo gracias, en parte, al brillante general en jefe Robert E. Lee.
«En 1863 la guerra estaba en un punto de estancamiento que no hacía predecir un fin rápido. La población estaba desesperada, especialmente en el Sur, que era el área más castigada por los combates, la destrucción del territorio, el bloqueo económico y finalmente la dureza de la represión a la que eran sometidas las poblaciones tomadas, los prisioneros o los espías. la Unión por su parte tampoco se granjeaba amigos en el extranjero y vivía una crisis seria que afectaba al liderazgo del ejército.
Lee organizó un ejército de 75.000 soldados con el que tomar la capital del estado de Pensilvania. Lugar desde donde pretendía amenazar Washington D.C. Eso sí, para cumplir todo aquello primero debía pasar con sus hombres por encima del denominado Ejército del Potomac, el principal contingente de la Unión en el territorio oriental. La unidad, dirigida por el general Meade, era una de las más temibles de la zona y contaba con decenas de miles de combatientes (entre 95.000 y más de 100.000, atendiendo a las diferentes fuentes).
En la batalla se contaron más de 50.000 bajas
El 1 de julio, los dos ejércitos se enfrentaron en las afueras de Gettyburg en una batalla que decidiría el destino de Estados Unidos. Una contienda en la que, tras tres días de una lucha encarnizada a mosquete y cañón, se contaron 23.000 heridos, muertos o desaparecidos por bando (una cifra que se eleva a casi 30.000 en el caso del Sur).
Meses después Lincoln acudía a Gettyburg y leyó un discurso. Erael 19 de noviembre de 1863 guarda, en la cultura americana, un paralelismo con los textos fundacionales del país, la Declaración de Independencia o la propia Constitución.
Estas fueron las palabras de Lincoln:
«Hace ochenta y siete años nuestros padres crearon en este continente una nueva nación, concebida bajo el signo de la libertad y consagrada a la premisa de que todos los hombres nacen iguales.
Hoy nos hallamos embarcados en una vasta guerra civil que pone a prueba la capacidad de esta nación, o de cualquier otra así concebida y así dedicada, para subsistir por largo tiempo. Nos hemos reunido en el escenario donde se libró una de las grandes batallas de esta guerra. Vinimos a consagrar parte de este campo de batalla al reposo final de quienes han entregado su vida por la nación. Es plenamente adecuado y justo que así lo hagamos.
Sin embargo, en un sentido más amplio, no podemos dedicar, no podemos consagrar, no podemos glorificar este suelo. Los valientes hombres que aquí combatieron, vivos y muertos, lo han consagrado muy por encima de nuestro escaso poder de sumar o restar méritos. El mundo apenas advertirá, y no recordará por mucho tiempo lo que aquí se diga, más no olvidará jamás lo que ellos han hecho.
Nos corresponde a los que estamos vivos, en cambio, completar la obra inconclusa que tan noblemente han adelantado aquellos que aquí combatieron.
Nos corresponde ocuparnos de la gran tarea que nos aguarda: inspirarnos en estos venerados muertos para aumentar nuestra devoción por la causa a la cual ellos ofrendaron todo su fervor; declarar aquí solemnemente que quienes han perecido no lo han hecho en vano; que esta nación, bajo la guía de Dios, vea renacer la libertad, y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparezca de la faz de la tierra.»
Con intervenciones de este calado Lincoln lograba capear el temporal de la política en curso: los resultados a veces nefastos en el campo de batalla, las muertes y los heridos, la escasez de materias primas y de bienes de consumo, el malestar que estaba causando en la sociedad el proceso legal que llevaba a la Emancipación de los esclavos,etc
PARA SABER MÁS, VER:
Huguet Santos: «Breve historia de la Guerra Civil de los Estados Unidos» -Nowtilus, 2015-).
VEMOS CINE:
-EL PATRIOTA
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