173 ECONOMÍA EN LA ESPAÑA S. XX



Durante los tres primeros cuartos del siglo XX España sigue siendo lo que siempre ha sido: un país básicamente agrícola.
En 1960 la población activa agrícola constituía aún el 41,3% de la población activa total.  en 1900 la población agrícola representaba más del 50% del total, salvándose solamente de la media provincias industrializadas como Madrid, Barcelona, Vizcaya y Guipúzcoa.
Desde otro punto de vista, en 1924, por ejemplo, la agricultura y la ganadería habían producido el 42,8% de la renta nacional, mientras la minería y la industria sólo alcanzaban un 34,7%. Todavía en 1959 la agricultura y la ganadería suponían el 24% del P.I.B. nacional, más un 2% de la actividad forestal.  En cambio, las actividades industriales sólo alcanzaban un 23% del P.I.B. más un 2% de la minería y un 4,6% de la construcción de obras públicas.  Todo esto cambiaría sensiblemente a partir de 1978, merced a los cambios políticos y a la entrada de España en la Unión Europea.
Esta situación privilegiada de la agricultura en España nos deja una cosa muy clara: la propiedad de la tierra determinaba la posición social de la mayor parte de la población, y los que poseyeran la propiedad de las tierras podían controlar la vida económica del país y también su vida social y política (hasta cierto punto en los tiempos de la Dictadura del general Franco).
La propiedad de la tierra presenta en España unas características muy peculiares a lo largo del siglo XX, ya que predominan las grandes propiedades y las pequeñas explotaciones, tanto por el tamaño como por el valor de las parcelas.  Por otra parte, existen unas marcadas diferencias regionales, puesto que en unas zonas prevalecen las pequeñas explotaciones, insuficientes para permitir la adecuada subsistencia da una familia campesina; en otras son mayoría las grandes explotaciones, que exigen el uso de mano de obra asalariada; las parcelas medianas, aptas para mantener a una familia campesina, son relativamente escasas.
Que España no ha sido un país de explotaciones familiares prósperas nos lo dicen las cifras de 1930 y 1959 en cuanto a fincas inferiores a 100 hectáreas.  Estas propiedades medianas ocupan una cuarta parte de la tierra, pero producen poco más de un quinto del líquido imponible total agrícola.  Ni siquiera en Cataluña, Álava, Navarra y sudeste español parecen predominar.  Por el contrario, las pequeñas explotaciones son una característica especial de los sistemas de propiedad de la tierra en las dos terceras partes del territorio nacional.
El abundante minifundio ocupa un 47% de la tierra y produce aproximadamente un 60% del líquido imponible.  Predomina en el centro y aún más en el norte, donde ocupa más del 60% de la tierra de labor.  Sólo en Galicia existieron 15 millones de parcelas que no llegaban a 10 hectáreas.  Ya en 1959 el número de pequeñas parcelas era seis veces mayor que el de habitantes de Galicia, 26 veces mayor que la cifra de población activa total y 90 veces mayor que el número de propietarios agrícolas.  Aún debemos hacer una salvedad importante: aunque llamamos minifundios a estas fincas menores de 10 hectáreas, la realidad del país dice que el 80% de las mismas tienen una superficie menor a una hectárea.  En Galicia las parcelas menores de media hectárea son el 93%, y las de menos de una hectárea, el 98%. Dicho de otra forma: las explotaciones de más de cinco hectáreas no llegan nunca al 5% de todas las pequeñas propiedades.  También en el sur estas pequeñas explotaciones constituyen más del 90% del total de explotaciones de todas clases.  En el sur, las fincas superiores a 250 hectáreas siguen ocupando una superficie que supera en un 50% la de las pequeñas propiedades.

 LA ESTRUCTURA ECONÓMICA
 
Entre 1900 y 1930, España experimentó un importante desarrollo de la industria. Entre 1900 y 1923 podemos distinguir tres períodos diferenciados:   

Primer período (1900–1914) 

En el que se asiste a una lenta recuperación  tras la Crisis del 98 y a la diversificación industrial, cuyos principales jalones son:

1. En las primeras décadas del siglo XX se crea la red bancaria actual:

–Banco Hispano Americano (1901), fundado con capitales españoles repatriados de América tras el desastre de 1898: Su finalidad fue desarrollar el comercio con Hispanoamérica y compró acciones de varios bancos americanos (Banco de La Habana, Banco de México).

–Banco de Vizcaya (1901) que será accionista de compañías ferroviarias (Norte, MZA) y eléctricas.

–Banco Español de Crédito (actual Banesto 1902), continuación del Crédito Mobiliario español, de los Pereyre con nuevos accionistas españoles como Fernández Villaverde.  

–Banco Atlántico (1901).

2. Crecimiento de la industria siderúrgica. En 1902 se asiste a la fusión de las empresas La Vizcaya y Altos Hornos de Bilbao que dan lugar a Altos Hornos de Vizcaya, que será durante muchos años la empresa siderúrgica más importante de España. Hacia 1914, la siderurgia vasca producía el 50% del hierro y el acero español, y el 50% de los buques. 

3. Desarrollo de la industria naval, a partir de la Ley de Escuadra de 1887, por la cual el estado compraría buques de guerra a nuevas empresas españolas. Así, nace «Astilleros del Nervión» (1888). A principios del XX surgen nuevos gigantes del sector: «la Compañía Euskalduna» (1900) o la «Sociedad Española de Construcción naval» (1908) con astilleros en Bilbao y Sestao, que obtuvieron enormes beneficios durante la I Guerra Mundial, lo que les permitió aumentar sus instalaciones y su producción.

4. La industria eléctrica española. Nace en la década de 1880 con empresas como la Compañía Madrileña de electricidad (1880), «Sevillana de Electricidad» (1894), o la «Sociedad Hidroeléctrica Ibérica» (1901, actual Iberduero). Estas empresas pioneras permitieron el alumbrado eléctrico de las ciudades y del mundo rural desde fines del XIX y principios del XX. Desde 1914, la electricidad se aplica no solo a la iluminación sino también a las industrias. Aparecen compañías extranjeras como «La Canadiense» de Barcelona que facilitaron la mejora en conocimiento técnicos y la cualificación del personal que trabajaba en ellas.  

5. A fines del XIX, nace una Potente Industria Andaluza de abonos químicos, a partir del ácido sulfúrico de las piritas Huelva: La «Rio Tinto Company» produce ácido sulfúrico desde 1889, y en 1905 creó la «Sociedad Española de productos químicos de Huelva». Pocos después surgen nuevas empresas en Málaga, Peñarroya (Córdoba) y Sevilla (la anglo–española «Cooper»). En Asturias se crea Cros S.A, que se sitúa a la cabeza de los abonos fosfatados desde 1904.

6. También a fines del XIX, se desarrollan empresas de fabricación de explosivos (destinados a la minería, las obras públicas y el ejército) y productos químicos relacionados con ellos: «La Sociedad española de dinamita» (1872. Galdácano) con capital francés y patente de Alfred Nobel y «Unión Española de Explosivos» (1896). 

7. Desarrollo de las industrias papeleras. A fines del S. XIX ya había cerca de 100 empresas papeleras, sobre todo en Guipúzcoa. En 1902 se fusionan muchas de ellas y crean el trust «Papelera española», líder del sector.

 
Segundo período (1914–1922). Los Idóneos y la I Guerra Mundial 

Durante el Gobierno conservador de Eduardo Dato (1913–1916) estalló la I Guerra Mundial. Dato optó por la neutralidad frente a la tesis de los intervencionistas. 

Según Jordi Nadal, la I Guerra Mundial dio el empujón definitivo a la industrialización española debido a dos causas: la necesidad de autoabastecerse de productos industriales que antes eran importados, y la facilidad para exportar a los países beligerantes y a otros estados neutrales (especialmente de América Latina). Los resultados fueron espectaculares:

La balanza comercial pasa a tener un saldo positivo de unos 200 a 500 millones de pesetas anuales (frente al déficit crónico del siglo XIX) debido al auge de las exportaciones de tejidos de lana, metales, cueros, calzados y productos químicos. 

–Desarrollo de la minería de carbón asturiana y del hierro vasco. Tras la Ley minera de 1914 y las Bases de Cambó de 1918 se otorgan nuevas concesiones sólo a españoles y se limita la exportación de minerales al extranjero. 

Desarrollo de la siderurgia. En 1919 se creó «Altos Hornos del Mediterráneo» en Sagunto (Valencia), cuya producción llevó a la siderurgia española a sus cotas más elevadas en vísperas de la crisis mundial de 1929. La producción siderúrgica de 1929 no fue superada hasta la década de 1950 con la creación por parte del INI de una nueva planta siderúrgica: ENSIDESA, en Asturias. 

Desarrollo de compañías navieras que se benefician del bloqueo alemán. Entre 1918 y 1920 se crean 56 nuevas empresas de este tipo. 

–Creación de nuevos bancos (Banco Central y el Urquijo) que junto a los anteriores pasan a financiar la industria nacional, en detrimento del capital extranjero.

–Desarrollo espectacular de la industria Textil, sobre todo catalana,  gracias a la exportación de mantas de lana para los ejércitos beligerantes y venta de textiles a América de Sur. El textil catalán pasó de 300 a 1900 millones de Tm. entre 1913 y 1915.

-  A través de la Ley ferroviaria de Cambó de 1918 y la política ferroviaria de la Dictadura de Primo de Rivera, el estado se encargó de la compra de todas las locomotoras y vagones, dando prioridad a los fabricantes españoles

Pero la guerra no fue aprovechada de forma total para desarrollar nuestra industria, muy atrasada. Además se produce un aumento de precios sin precedentes (los productos de primera necesidad se duplicaron entre 1914 y 1919) que no se correspondió con el de salarios. Ello provocará la Huelga General de 1917, promovida por la CNT y la UGT de manera conjunta y que tuvo el acicate del triunfo de la Revolución rusa de 1917

 
Tercer período: La crisis de 1920–1922. La política proteccionista 

Tras el fin de la Guerra Mundial la economía española entra en crisis debido a:

Superproducción de la industria española, que choca con la bajada espectacular de las exportaciones ya que cada país se refugia en una política autárquica.

 –El aumento de los precios al consumo que perjudicó a las clases más desfavorecidas. El alza más espectacular se produce en 1917 y está en la base de la Huelga Revolucionaria de ese año y en los movimientos sociales de la Campiña cordobesa en el llamado Trienio Bolchevique (1919–1921).

Como conclusión final, muchos economistas hablan de Ocasión perdida ya que no se mejoraron las estructuras productivas. Para solucionar esta crisis, el Gobierno adopta medidas proteccionistas ante la presión de la burguesía industrial vasca y catalana. Cambó, ministro de Hacienda del gobierno de Maura, creó el arancel proteccionista de 1922, que aumentó la protección arancelaria para contrarrestar la crisis que siguió a la I Guerra Mundial. Sin embargo, esta política proteccionista de Cambó fue desmontada por Santiago Alba en 1923.

- La difusión en España de las nuevas tecnologías aparecidas en esa época, dentro de la denominada "segunda revolución industrial.

- El aumento de la capacidad inversora interior.

Es un período de gran inestabilidad, con la II República, la Guerra Civil y la larga posguerra, que afectó negativamente a la economía española.

La dictadura del General Franco (1939-75) influyó decisivamente en la economía española. La dictadura se puede dividir en dos períodos:
1) El primer periodo corresponde a la posguerra (hasta 1950), con un comportamiento económico muy negativo.
Los primeros años del franquismo fueron muy inestables, con la segunda guerra mundial y el aislamiento internacional que sufrió España por su apoyo al bando perdedor en esa guerra. Además, Franco no tenía unas ideas económicas muy elaboradas. Su política, que muchos autores denominan "autárquica", se basó en dos elementos:
- El proteccionismo. España se aisló del exterior, intensificando hasta el extremo la política de "nacionalismo económico" que había comenzado a finales del siglo XIX. Y aunque en la primera mitad del siglo XX coincidió con una actitud también proteccionista del resto de Europa, durante las siguientes décadas, coincidió con una etapa de librecambio y acuerdos comerciales en el resto de Europa. Por ello la autarquía en España provocó un alejamiento del resto de economías europeas.
- El intervencionismo en la economía interior. Las intervenciones y regulaciones en la economía española fueron muy intensas, lo que provocó un estancamiento de las iniciativas individuales y un entorpecimiento del funcionamiento de los mercados.
2) El segundo periodo va desde 1950 hasta 1975, con una situación económica mucho más favorable.
A medida que el régimen se asentaba y obtenía una mayor estabilidad política, suavizó sus políticas económicas. Con el comienzo de la Guerra Fría (1950), España paso a ser más aceptado internacionalmente: pudo entrar en la ONU y firmó acuerdos militares con Estados Unidos y políticos con el Vaticano. Lo que le permitió obtener una gran estabilidad política. A este cambio también contribuyó la entrada de ministros y funcionarios liberales en los gobiernos de Franco.
A pesar de estos cambios España seguía con una crisis económica causada por la permanencia de numerosas políticas autárquicas. En 1959 se implantó el denominado "Plan de Estabilización", que dio un mayor impulso a la liberalización y eliminación de las políticas autárquicas. Esta apertura económica coincidió con una relativa moderación de la dictadura en otros ámbitos como el laboral, el religioso o el cultural.
Los efectos de esta liberalización fueron muy positivos para la economía española, que inició un intenso periodo de crecimiento económico y convergencia con el resto de Europa.
El crecimiento de los años 1960 se basó en la industrialización: el sector industrial fue el sector clave en esos años.
El crecimiento económico preparó el camino hacia la democracia. El aumento de los niveles de renta personales, de la capacidad de consumo y de la liberalización (tímida y lenta) en las decisiones económicas, modificó los hábitos de la gente, que empezaron a demandar el fin de la dictadura. El aumento de la libertad económica provocó una mayor demanda de libertades políticas.

- La democracia (1975-hasta hoy)

Los últimos años de la dictadura franquista se caracterizaron por la descomposición del régimen, que coincidió con una crisis mundial. Todo esto influyó en el régimen de Franco, que optó por intentar que en España no se notara la crisis económica, en vez de tratar solucionar las causas de esa crisis. Debido a esto, la crisis mundial (1972) se manifestó en España con mayor retraso (1975), pero sus consecuencias negativas fueron mucho más graves que en otros países.
Tras la muerte de Franco, comenzó la "transición política" para implantar un régimen democrático: en 1977 se hicieron las primeras Elecciones Generales, con el objetivo de crear una Constitución que se aprobó en 1978. Los partidos políticos, antes de entrar en las discusiones políticas para elaborar la Constitución, quisieron corregir primero la grave situación económica (España llevaba 2 años en crisis). Las medidas que tomaron (1977) se conocen como los "Pactos de la Moncloa". Estos pactos buscan, de forma general, una liberalización interna y externa de la economía española. Estos pactos se fijaron dos objetivos más concretos: controlar la inflación y la balanza de pagos.
Los Pactos de la Moncloa consiguieron corregir eficazmente la crisis económica y sirvieron como base de gran parte de la política económica de los años 1980 y 1990.
Tras la crisis, los años 1980 y 1990 conocieron un importante crecimiento económico sólo interrumpido por breves períodos de crisis.
España entró a formar parte de la Unión Europea en 1986. El proceso de integración europea se consolidó en 1999, cuando España entró a formar parte de la moneda única (el euro).

PARA SABER MÁS, VER:

HIS-ESP-XIX-economia
HIS-ESP-XX-economía 
HIS-ESP-XXI-ECONOMIA

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