19 AL-ANDALUS.. SOCIEDAD Y VIDA COTIDIANA. CULTURA





LA SOCIEDAD EN  AL ANDALUS
  • Fue una sociedad muy compleja y variada formada por los árabes, los bereberes,  los hispanovisigodos cristianos,  los judíos, los conversos y, por último, las minorías de esclavos y marginados.
  • Tras la ocupación musulmana muchos habitantes cristianos (hispanovisigodos) decidieron convertirse al Islam
  • En Al-Andalus había bastante tolerancia religiosa, y los cristianos y los judios, a los que los musulmanes llamaban "hombres de libro" (referido al Viejo y Nuevo Testamento),  podía concervar su lengua, sus costumbres y su forma de vestir.
  • Los puestos más importantes de la sociedad eran ocupados por los árabes.Los árabes fueron la minoría dominante en el al-Ándalus. Fueron los que ocuparon la parte más alta de la sociedad andalusí. Los primeros árabes que llegaron a España, los conquistadores y sus descendientes, se diferenciaron de los demás llamándose baladíes.
  •  Los árabes se asentaron, fundamentalmente, en las ciudades. La segunda oleada de árabes llegó con los Omeyas, fueron los sirios, y estos se instalaron, sobre todo, en las ciudades del sur.
  •  Los árabes ocuparon los rangos y puestos de privilegio durante todo el periodo, incluso en los reinos de taifas. Acapararon las magistraturas, el monopolio de los negocios y los latifundios. Pero también se adaptaron al país: hablaban árabe y latín romance.
  • Los mozárabes fueron los cristianos que vivieron bajo dominio musulmán, y  los mudéjares serán los árabes que vivan bajo dominio cristiano.
  • Los bereberes eran también musulmanes, pero no eran árabes, por lo que normalmente no tenían tanta relevancia en la vida económica y política, de hecho a la hora de repartir las tierras, en muchos casos las menos fértiles, y por lo tanto las peores ( la Meseta, las zonas de montaña) fueron otorgadas a los bereberes, procendentes del norte de África. Esto hizo que durante la época de Al-Andalus se llevaran a cabo sublevaciones y revueltas por parte de los bereberes que se negaban a ocupar un papel secundario en la sociedad.
  • En Al-Andalus existió la esclavitud y también había prisioneros de guerra.
  • Los musulmanes contrataron en muchos casos soldados eslavos, famosos por su coraje y fuerza, para luchar con ellos en las guerras contra los cristianos, de ahí que se encuentren en las filas árabes mercenarios de origen eslavo. En algunos casos dichos soldados eran prisioneros de guerra. 
  • Los mudéjares (musulmanes en zonas cristianas "reconquistadas") fueron una población minoritaria y discriminada a la que se les exigía impuestos y se repartían sus tierras entre los nuevos colonos cristianos, pero conservaron sus leyes, jueces y costumbres. Para evitar esta discriminación muchos mudéjares se bautizaron, convirtiéndose en moriscos, pero no evitaron la discriminación ya que existía también una gran discriminación entre cristianos nuevos (conversos) y cristianos viejos (cristianos de generaciones). A partir de 1492 se llaman moriscos a todos los musulmanes y descendientes de musulmanes, con Felipe III en el siglo XVI serán expulsados de la península.
  • La tolerancia de Al Andalus se ve en que los  mozárabes conservaron sus riquezas, sus instituciones, su nobleza y su Iglesia. Mantuvieron  vivos sus ritos y sus edificios de culto, aunque no pudieron construir otros nuevos, ni arreglarlos, lo que implicó un progresivo deterioro de las iglesias. 
  • Los mozárabes hablaban entre ellos en su lengua latina y en árabe con los musulmanes, por lo que era una sociedad bilingüe. 
  • Había muchos mozárabes en Al-Andalus y vivían tanto en el campo como en la ciudad, y no vivían en guetos, sino mezclados con los demás habitantes de otras religiones. Con el paso del tiempo muchos se convirtieron al Islam para pagar menos impuestos. Más tarde, ya durante los Reinos de Taifas, la tolerancia disminuyó y la vida de los cristianos y  judios en zona musulmana fue más difícil.
  • Con el avance de la Reconquista y la Repoblación muchos mozárabes dicidieron emigrar a las tierras cristianas del norte con el fin de pertenecer a la religión mayoritaria y obtener así más privilegios y tierras.
  • No había muchos judíos en Al-Andalus, pero sí sabemos que al principio fueron una parte de la sociedad con mucha influencia y poder, tanto político, como cultural y económico. Usaban la lengua árabe más que los mozárabes y estaban más integrados, sin embargo, cuando la tolerancia acabó fueron perseguidos con mayor crueldad y se les obligó a vivir en guetos separados, eran las llamadas juderías. 



LA JERARQUÍA SOCIAL EN AL-ANDALUS
  • La sociedad islámica, como la cristiana, fue básicamente estamental, de tipo feudal. En la cúspide de la sociedad estaba el califa o el emir, un descendiente del Profeta que estaba por encima de los demás mortales, pero que gobernaba los asuntos terrenales. Era, al mismo tiempo, jefe espiritual y temporal. El califa, es el único con poder para interpretar las leyes establecidas en el Corán.
  • El segundo escalón lo constituía la aristocracia funcionarial. En realidad no existía una nobleza como la cristiana, sino que los aristócratas eran la familia real, árabes y los que tenían cargos de importancia concedidos por el califa, el cual los dotaba con rentas y tierras.
  • En el tercer escalón estaban los notables, ricos y poderosos, letrados, comerciantes, artesanos, etc. En su mayoría fueron bereberes.
  •  Por debajo estaba la masa, o pueblo, que era la categoría inferior de los miembros libres de la sociedad islámica. Encuadrados en el pueblo estaban desde los campesinos más pobres, no mejor considerados que los mozárabes pobres, hasta los artesanos con posibles de las ciudades.
  • Por su parte los mozárabes tenían su propia jerarquía social interna, muy parecida a la de los reinos cristianos. Los nobles cristianos estaban socialmente mejor considerados que la masa islámica.  
Los judíos también tenían su jerarquía interna, encabezada por los rabinos. Ambas sociedades estaban sometidas

VIDA COTIDIANA. LA CASA ANDALUSÍ 


El núcleo urbano era la medina, de trazado apretado y denso, que, a su vez, se organizaba en dos zonas: la comercial y la vecinal. El zoco era un lugar de encuentro, sobre todo masculino, en el que, en medio de un frenético deambular, se sucedían las más diversas transacciones, y también las más insospechadas intrigas. Los oficios y los puestos se extendían por áreas especializadas, en las que se podían hallar las más variadas mercancías. Desde especias y perfumes hasta hortalizas y frutas, carne, tejidos, orfebrería y cerámica. Una estricta serie de normas regían la vida comercial –normas que aún podemos encontrar en los completos tratados de hisba de Ibn Abdun–, cuya honradez, no siempre garantizada, vigilaba atento el almotacén, inspector del zoco. Al-Andalus estableció una sólida administración y un sistema judicial harto complejo. Las compras se efectuaban con dinero contante y sonante, que se acuñaba en la ceca de Córdoba, primero, y de otras ciudades en época de taifas. Dinares, dirhems y feluses eran moneda de pago corriente.

La mezquita era también un lugar frecuentado, no sólo para efectuar la oración comunitaria, sino para convocar distintas reuniones de tipo social y vecinal, o simplemente para estudiar con un poco de sosiego, o escapar a los calores estivales entre la umbría del bosque de columnas. La vida doméstica se desarrollaba fuera del recinto comercial, en los barrios fortificados de la medina que, para mayor seguridad, se cerraba de noche mediante dos puertas y estaba vigilada. Las viviendas, austeras y sobrias en su exterior, podían ser muy lujosas en su interior y, en cualquier caso, eran un refugio de paz y confort, muy por encima de lo habitual por entonces en otros lugares del resto de Europa. Organizadas todas en torno a un patio –si la familia se lo podía permitir, en él se ubicaba una alberca o, cuando menos, un pozo– las alcobas, salones y la cocina se abrían a este espacio y se distribuían también en torno a la galería superior. El mobiliario era sencillo, apenas unos arcones, una mesa baja de taracea, y algunos altillos y hornacinas en los que depositar un libro o algún adorno de marfil. De dar calidez al entorno se encargaban las esteras y alfombras tupidas de lana, unos mullidos almohadones de seda o lana bordada y un buen brasero.
En toda vivienda existía un "aseo" digno, y el alcantarillado, lo mismo que el alumbrado de la ciudad, se distribuía mediante una red perfectamente organizada. Algo extraordinario teniendo en cuenta que hablamos de los siglos IX y X.
Los baños públicos eran muy numerosos. Tanto, que en la Córdoba califal llegaron a existir más de seiscientos. En ellos, los clientes no sólo se lavaban, se relajaban y se dejaban masajear enérgicamente. La tarde estaba destinada al turno de las mujeres, que se acicalaban, charlaban e incluso merendaban. Pasta depilatoria, alheña (henna), aceite de violetas, perfume de almizcle y jazmín, jabón arcilloso para el cabello, antimonio para realzar la mirada (kohol), corteza de nuez para tintar labios y encías..., constituían un auténtico arsenal cosmético para el cuidado y la belleza de la mujer andalusí.
La huerta floreció como nunca antes lo hiciera, llenándose de nuevas hortalizas como la berenjena, la alcachofa, la endibia, el espárrago..., y nuevas frutas como la granada, el melón, la cidra y los albaricoques. Entre ellos, las flores rezumaban fragancia y color: crecían el alhelí, la rosa, la madreselva y el jazmín. Las acequias corrían apresuradas y las norias chirriaban cargadas de agua clara.
Se mejoró la técnica de los injertos, y se crearon jardines botánicos con fines medicinales junto a los hospitales, que también los había.
La educación, como antes veíamos, era un bien muy preciado por los musulmanes, que se preocuparon, desde las instancias oficiales, de garantizar y desarrollar. El estudiante podía acudir a la mezquita o la madraza y recibir la enseñanza que él eligiese, siempre, claro está, que ya dominase los textos sagrados y las ciencias teológicas. Cuando el alumno procedía de familia acomodada, un tutor se encargaba en su propio domicilio de su enseñanza privada.
fuente: legadoandalusi.es

URBANISMO
535 ISLAM. EL URBANISMO HISPANO MUSULMÁN

La casa islámica.




VIDA EN CÓRDOBA 
CÓRDOBA ISLÁMICA



LA CASA



Sobre la casa islámica es un tipo denominada casa-patio precisamente por la importancia que el patio tiene dentro de la misma. Esta casa-patio puede tener esta distribución que veis en la foto de abajo y que es una reconstrucción de una casa en Fez (Marruecos).
Tenía uno o dos pisos con fachadas encaladas y a veces revestimientos en su parte inferior de azulejos multicolores. En los muros se abrían muy pocos huecos, tan solo la puerta, los ajimeces que eran unos miradores volados sobre la calzada y protegidos por celosías de madera, de acuerdo con el concepto musulmán de vivienda.
Desarrollada alrededor de un patio, aislada de su entorno y con una serie de cortapisas para la vida social de la mujer, el único contacto de ésta con el exterior cuando está en el hogar se realiza a través del citado ajimez.
Otro elemento que nunca faltaba en la casa musulmana era el patio, generalmente rectangular, y a cuyo alrededor se disponían las habitaciones o alcobas. En él se encontraban fuentes, albercas y adornos vegetales y se desarrollaba la mayoría de las tareas cotidianas y familiares, usándose sólo las salas y las alcobas para la noche o para la estación fría. El patio solía estar rodeado de galerías con arcos que se apoyaban en pilares o columnas.
En las fotos de abajo (que son actuales) podéis comprobar por vosotros mismos lo que os comento arriba. Y aún más. Las casa islámica siempre está recubierta de un tosco enlucido en tierra, que hace a todos “iguales a los ojos de Dios” incluso las mezquitas.
Esta de aquí es el "casco antiguo" de Damasco (en la actualidad, claro) Fijaros en que el edificio que más sobre sale sobre las casas es la mezquita (en el centro) pero son todas iguales por el exterior.

La justicia andalusí



Foto: tuscienciassociales-teodosio.blogspot.com
PARA SABER MÁS, VER:
¿QUÉ SABEN DE AVERROES?

El máximo órgano jurisdiccional en la organización de la justicia islámica era el califa, a éste le correspondía impartir justicia (quda). En cuanto era cabeza de la aplicación del derecho, el Soberano acumulaba en sí la suma del poder absoluto, a modo de jefe de la comunidad musulmana y los cadíes o jueces eran delegados del gobernante, pero, tras su designación no quedaban subordinados a la estructura administrativa, sino que, aunque jerárquicamente dependían del soberano, su mandato era un contrato directo celebrado con la comunidad y quedaba firme tras la aceptación del cargo.

Sin embargo, y a pesar de esta delegación, el califa retenía su capacidad para administrar justicia y, en la práctica, así lo hicieron los califas andalusíes en numerosas ocasiones. Pero el progresivo crecimiento de la sociedad andalusí exigía un ejercicio delegado de la aplicación de las normas jurídicas. El cadí, en cuanto sujeto de la delegación del soberano, se configuró como una magistratura de ejercicio personal que gozó de gran prestigio social.

El cadí era un hombre jurisperito, formado en la escuela jurídica vigente y que aplicaba la justicia conmutativa, distributiva y penal en los litigios que le eran sometidos, bien de oficio, bien a petición de parte.

En todos los periodos en que la doctrina divide la dominación islámica de la Península, incluidos el emirato, el califato, los reinos de Taifas, los reinos africanos y los nazaríes, el soberano delegó en los cadíes la potestad soberana de aplicación de la justicia de forma más o menos similar.

Durante la época Omeya existieron tres etapas en el gobierno de Al-Andalus, que necesariamente hubieron de influir en el nombramiento de los jueces, habida cuenta que la justicia se administra en nombre del Soberano, y así

-En una primera fase se considero que Al-Andalus era una provincia del imperio Islámico, sometida, por tanto, a la autoridad del Califa de Oriente, al cual le correspondía nombrar los gobernadores y en cuyo nombre se dirigían los territorios, se iba a la guerra y se administraba justicia.

-La segunda etapa es la del emirato independiente. Bajo esta concepción del Estado se sigue reconociendo la autoridad religiosa del Califa de Oriente, pero no la autoridad para el gobierno del Estado, que pasa a ejercerla el emir, sin dependencia del califa. Esta época abarca desde Abd al-Rahman I, en el año 756, hasta el Emir Abd Allah en el año 912.

-La tercera etapa es la del Califato cordobés, en ella el califa reúne todos los poderes políticos y religiosos, sin reconocimiento alguno de los califas de Oriente. La justicia se administraba en su nombre.

El juez juzgaba de acuerdo con la ley revelada (Sharia) y a la ciencia del derecho (Fiqh), que aplicaba al caso concreto mediante la analogía (qiyyas).

La estructura jerárquica de la organización político-administrativa en Al-Andalus responde al siguiente esquema general:

El Califa
Canciller - Juez Supremo
Ministro Principal-Caid
El Ejército
secretarios
Consejo Gobierno
Visir
La Administración de Justicia con el juez de la ciudad o Zalmedina
El Inspector de Mercado o almotacén



dobla de Boabdil (siglo XV)
Son escasas las monedas acuñadas por el último gobernante musulmán, Muhammad XII (Boabdil), que se conservan. Este dinar de oro informa en el anverso del lugar de producción: “Fue acuñado en la ciudad de Granada. ¡Que Dios la proteja!”. En el reverso, una sura coránica se repite cuatro veces: “Y no hay vencedor sino Dios”, lema de la dinastía nazarí.


CULTURA ANDALUSÍ

Al Andalus, Reconquista, Repoblación, la España de las Tres Culturas, los Cinco Reinos peninsulares... son conceptos, tradicionales o más recientes, que hacen referencia a la situación de la península Ibérica en la Edad Media.

ARTE:

ARTE ISLAM. El Arte Hispanomusulmán

PERSONAJES:

¿QUÉ SABEN DE AVERROES?
TUS CIENCIAS SOCIALES: 923 AVERROES (Ibn Rushd).

MÚSICA:

292 Música andalusí -

JARDÍN:

229 EL JARDIN ANDALUSÍ


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