659 ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA. PROYECCIONES Y SOSTENIBILIDAD


 ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA


ine

POR EDAD
Poca población joven.
Gran número de población adulta y vieja, lo que provoca gran envejecimiento de la población


 


ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA HISTÓRICA

ESQUEMA

La estructura por sexo y edad



TASA DE REEMPLAZO
Ratio de dependencia : relación entre la población joven o vieja y la población entre 15 y 64 años.Cuanto menor sea el valor más fácil será sostener a toda la población mediante el trabajo de las personas en edad de trabajar.


La estructura por sexo.

Mayor número de mujeres que de hombres.
Esperanza de vida mayor entre las mujeres.
Durante todo el siglo XX, el porcentaje de varones se ha mantenido en torno al 48,5 por ciento, descendiendo por debajo del 48 por ciento únicamente en el Censo de 1940 debido a las consecuencias de la Guerra Civil (1936-1939).

La relación entre el número de hombres y mujeres que componen la población se expresa a través de la tasa de masculinidad o sex ratio, que se obtiene multiplicando el número total de hombres por 100 y dividiéndolo por el número total de mujeres. Esta tasa puede calcularse para toda la población o para grupos de edades. Cuanto más se aleje el índice de 100, mayor será el desequilibrio entre sexos:

-Sex ratio
- Sex ratio indica la relación entre el número de hombres y el número de mujeres. Normalmente las mujeres son poco más del 50% de la población.
Sex ratio = (Hombres/Mujeres) x 100

-Tasa de masculinidad = N° de varones x 100.

Siempre nacen más varones que mujeres (unos 105 varones por cada 100 mujeres); pero al cabo de unos años los efectivos de ambos sexos se igualan, para después volver a desequilibrarse a favor de las mujeres, de modo que al final hay más ancianas que ancianos. Las causas son la mayor mortalidad  masculina y, en tiempos pasados, la mayor migración de los varones al exterior. La excepción está en algunas zonas rurales, donde la emigración afectó más a las mujeres y hay mayor número de hombres en las edades adultas y ancianas.

La estructura de la población por  edad

La relación entre el número de hombres y que niñas de mujeres que componen una población
  • Nacen más niños
• Mayor esperanza de vida femenina
• Tasa de masculinidad
• Migraciones
• Tasa de feminidad
• Índice de juventud

PIRÁMIDE DE 1900
PIRÁMIDE PROGRESIVA: EN FORMA DE PAGODA Fuente: INE Alta tasa de natalidad y mortalidad Régimen demográfico antiguo

PIRÁMIDE DE 1950
PIRÁMIDE ESTANCADA: EN FORMA DE CAMPANA Fuente: INE Descienden la tasa de natalidad y algo la de mortalidad Régimen demográfico de transición

PIRÁMIDE DE 2011
PIRÁMIDE REGRESIVA: EN FORMA DE URNA Fuente: INE Desciende la tasa de natalidad y la de mortalidad Régimen demográfico moderno

La pirámide de 1900 es del tipo denominado PROGRESIVA: ancha en la base, en las barras correspondientes a la población joven, y estrechándose con rapidez en las barras superiores que indican la población anciana.

La pirámide del año 2001 es del tipo denominado ojiva: el vértice de la pirámide es ancho y la base estrecha.

En 1900 existía una alta natalidad y también una elevada mortalidad, por ello el crecimiento de la población es muy lento. Este tipo de pirámide es característico de las sociedades antiguas en las que aún no se ha producido el aumento de la esperanza de vida y el control de la natalidad.


En 1900 la población que tiene más de 65 años es muy reducida, apenas llega al 5% de la población total; en cambio, en el año 2001 esta población ha aumentado mucho, llegando aproximadamente al 20% o 25%. Esto significa que se está produciendo un gran aumento de la esperanza de vida y un envejecimiento de la población; esto, unido al control de la natalidad iniciado a finales de los 80 y mantenido hasta los primeros años del 2000, puede suponer grandes problemas económicos para mantener el Estado de bienestar ya que ha aumentado mucho la población dependiente.

La población menor de 14 años supone en torno a un 30% o 35% de la población total en 1900, mientras que en el año 2000 apenas significa un 15%.


En el año 2001 España es ya un país desarrollado, la mortalidad es baja lo que se manifiesta en el vértice, la natalidad también ha descendido mucho, por ello el crecimiento puede ser incluso negativo. Se trata de una pirámide regresiva

En el año 2001 se ha reducido muchísimo la natalidad por el bajo índice de fecundidad típico de los países más desarrollados. La consecuencia inmediata es que no exista relevo generacional y que el crecimiento del país sea negativo. Esto, unido a la elevada esperanza de vida, supone un gran envejecimiento de la población con todos los problemas económicos y sociales comentados anteriormente.

Para el 2011, la simulación realizada muestra también la intensidad del proceso de envejecimiento de la población residente en España, acelerado ahora por un descenso de la natalidad que no llega a verse compensado con el saldo migratorio positivo. De mantenerse la situación demográfica de la actualidad, la pérdida de población se concentraría en el tramo de edad entre 30 y 49 años, que se reduciría en 1,1 millones de personas en los próximos 15 años (un 28,2% menos) y en 6,8 millones menos en los próximos 50 años (un 45,3%). Además, el descenso de la natalidad provocaría que en 2029 hubiera unos 1.576.000 niños menores de 10 años menos que en la actualidad (un 32,8%) y 2,3 millones menos en 50 años (un 48,9% inferior). Por el contrario, la población se incrementaría en la mitad superior de la pirámide de población. De hecho, todos los grupos de edad a partir de los 70 años experimentarían un crecimiento de efectivos. En concreto, dentro de 15 años en España residirían 11,3 millones de personas mayores de 64 años, 2,9 millones más que en la actualidad (un 34,1%). Y esta cifra se incrementaría hasta 15,8 millones de personas (un 87,5% más) en 50 años. Si observamos los grupos de edad quinquenales, el más numeroso en la actualidad es el de 35 a 39 años. En 2029 sería el de 50 a 54 y en 2064 el de 85 a 89 años.

La población de España descendería un 0,15% en 2014, continuando con la tendencia negativa iniciada en 2012, en caso de mantenerse las tendencias demográficas actuales. En los próximos 15 años España perdería 1.022.852 habitantes (un 2,2%) y en los próximos 50 años más de 5,6 millones (un 12,1%). De esta forma, la población se reduciría hasta 45,8 millones en el año 2024 y hasta 40,9 millones en 2064

La caída de población dejará de ser un fenómeno limitado básicamente a zonas rurales o en desarrollo, sino que se generalizará. Solo las ciudades de Ceuta y Melilla crecerán en número de habitantes. Las previsiones del INE señalan que el crecimiento natural negativo llegará en 2017, cuando el número de nacimientos (estimados en 397.714) ya no será capaz de compensar el de fallecimientos (404.054). Y esta situación se mantendrá, al menos, hasta 2023, último año del estudio.

El estudio del INE también prevé que España pierda en los próximos 10 años 2,6 millones de habitantes —más de la suma de la población de las ciudades de Barcelona y Valencia— y caiga hasta los 44.082.671.

La predicción demográfica del INE vaticina que el número de partos seguirá reduciéndose en los próximos años. Entre 2013 y 2023 nacerán 3,9 millones de niños, un 17% menos que en la década anterior. En 2023 la cifra de partos estimada es de 339.805, una cuarta parte menos que este año. Y todo ello, a pesar de que en las proyecciones se ha sido optimista y se ha supuesto que la media de hijos por mujer crecerá de la tasa actual de 1,34 hasta 1,41 hijos.
La tendencia es clara y se debe a varios factores. Por un lado, a la reducción del número de mujeres en edad fértil. A lo largo de los siguientes 10 años estarán en edad de tener descendencia las generaciones que nacieron durante la crisis de natalidad de finales de la década de 1980 y principios de 1990. Tampoco ayuda que las personas que hacen las maletas y emigran suele ser gente en edad fértil. En 2023 habrá 9,3 millones de mujeres entre 15 y 49 años, frente a los 11,2 millones que hay ahora

A la vez que bajará el número de nacimientos, la proyección del INE recoge que seguirá incrementándose la esperanza de vida hasta alcanzar en 2022 los 87 años entre las mujeres y 81,8 años en hombres. Son 2,5 y 1,9 años más que los valores actuales. Habrá 23.428 centenarios, casi el doble de los que hay en la actualidad. Se intensificará el envejecimiento de la población, un proceso en el que también colaborará —si no hay cambios— el saldo migratorio negativo y la partida de generaciones jóvenes. Y aumentará el número de defunciones. En 2022 habrá 411.617 fallecimientos entre los residentes en España, por los 403.785 del año pasado. Y frente a los 339.805 alumbramientos previstos. Es entonces cuando se alcanzará la máxima diferencia entre nacimientos y  muertes: 71.812.

INDICE ENVEJECIMIENTO

Uno de los indicadores más utilizados para medir la composición de la población por edades es el índice de envejecimiento, que se obtiene multiplicando el número de personas de 65 y más años por 100 y dividiendo por el total de la población.
Cuando el índice supera el 12%, se considera que la población está envejecida.

Índice de envejecimiento = Población 65 y más años

Envejecimiento demográfico El porcentaje de población de 65 años y más, que actualmente se sitúa en el 18,2% de la población, pasaría a ser del 24,9% dentro de quince años (en 2029) y del 38,7% dentro de cincuenta años (en 2064). De mantenerse las tendencias demográficas actuales, la tasa de dependencia (entendida como el cociente, en tanto por ciento, entre la población menor de 16 años o mayor de 64 y la población de 16 a 64 años) se elevaría más de siete puntos, desde el 52,1% actual hasta el 59,2% en 2029. Y en 2064 alcanzaría el 95,6%. La población centenaria (los que tienen 100 años o más) pasaría de las 13.551 personas en la actualidad, a más de 372.000 dentro de 50 años. 

-Los jóvenes (0-14 años) han reducido su porcentaje desde principios de siglo, debido al descenso de la natalidad. En 1998 eran un 15,16%, encontrándose la mayor proporción en las zonas con natalidad más alta y esperanza de vida más baja de la mitad sur peninsular y de ambos archipiélagos, o en zonas rejuvenecidas por la inmigración (Comunidad Valenciana).

-Los adultos (15-64 años) han aumentado. En 1998 suponían un 68,53% y su porcentaje varía poco de unas comunidades a otras.

-Los ancianos (65 y más años) también han aumentado. El índice de envejecimiento era del 16,1%.en 1998, encontrándose la mayor proporción de ancianos en el interior y norte peninsulares, zonas con mayor peso de la actividad agraria que en el pasado se vieron muy afectadas por la emigración y cuentan actualmente con bajas tasas de fecundidad, alta esperanza de vida y un sobreenvejecimiento causado por el retorno de antiguos emigrantes.

Las causas del envejecimiento de la población son, por una parte, el descenso de la natalidad, que reduce el número de jóvenes y, por otra el aumento de la esperanza de vida, que hace que cada vez más gente llegue a edades avanzadas. Las consecuencias del envejecimiento afectan al futuro de las pensiones, a la salud y a la integración social:

-La financiación de las pensiones no depende de las cotizaciones efectuadas por los jubilados durante su época de actividad, sino de las que realizan los trabajadores en activo en cada momento. El incremento del número de ancianos y la reducción de los activos implicará modificaciones importantes en el sistema de pensiones.

-En relación con la salud, los ancianos consumen un elevado número de estancias hospitalarias, recetas y visitas médicas. Ello exige recursos, crecientes distribuidos en relación con la localización geográfica de los ancianos, con mayor atención a los municipios rurales, donde el envejecimiento es fuertey los equipos sanitarios escasos.

-Respecto a la integración social, el envejecimiento plantea problemas de residencia, pues cada vez son los ancianos que no desean ser acogidos por la familia y buscan instalarse en residencias privadas o públicas, que actualmente son insuficientes. Por otro lado está la necesidad de planear para ellos actividades que les permitan distraerse y sentirse útiles.

A partir de 2017, el aumento de la población quedará exclusivamente —ya lo estaba mayoritariamente— en manos del saldo migratorio, un fenómeno muy variable y mucho más impredictible que las tendencias de natalidad y mortalidad.

Tasa de Dependencia

Lo más preocupante sería la tasa de dependencia. En la actualidad, un 53,5% de la población lo componen menores de 16 años y mayores de 64. En 2031, si las hipótesis del estudio se cumplen, esta tasa sería del 62,2%, pudiendo llegar al 92,9% en 2051. “Ya hay un desfase entre las personas que están jubiladas y las que no, pero con el paso de los años esa situación se va a acentuar

ESTRUCTURA SOCIOECONÓMICA
 La estructura económica de la población

-ACTIVOS (15-64 años)
Problema: elevadas tasas de paro Predominio del sector servicios Ocupados Parados

-INACTIVOS (0 a 15 y más de 65 años) Mucha: aumenta el costo de las pensiones Poca: no hay relevo generacional Población joven Población v

-ÍNDICE DE DEPENDENCIA 
Relación de activos con pasivos

 Esquema
1. La población activa
es El conjunto de personas de 16 años y más que suministran mano de
• Población activa ocupada obra para la producción de bienes y servicios, o que están disponibles • Población activa desocupada y hacen gestiones para incorporarse a esta producción. • Población inactiva con Factores demográficos, económicos y socioculturales • Emigración • Tasa de actividad • Descenso entre principios del XX y la con • Aumento de la tasa de etapas década de 1990 dependencia • Tasa de dependencia • Mujeres • Fuerte crecimiento desde 1991 • Desarrollo económico con • Inmigración Diferencias por sexo, edad y territorios • Leve hasta 1973 • Tasa de paro • Gran aumento en 1973-1975 con etapas • Descenso y aumento en 1985-1995 • Descenso en 1995-2008 • Aumento desde 2008 (crisis)

2. Los sectores económicos
• Descenso en el primer tercio del s. XX (éxodo rural) • Sector primario (4% de • Recuperación durante la Guerra y la posguerra la población activa) • Se aceleró el éxodo rural en 1950-1975 • Se desaceleró su descenso desde 1975 • Crecimiento en el primer tercio del s. XX • Estancamiento durante la Guerra y la posguerra • Sector secundario (27,9% de la población • Auge en 1960-1975 (desarrollismo) activa) • Descenso desde 1975 • Desarrollo económico y aumento del nivel de vida • Sector terciario (68,1%) • Mecanización del sector primario • Terciarización de la industria con • Incremento de los servicios públicos Diferencias territoriales • Incorporación de la mujer al mercado laboral

Para estudiar la estructura económica de la población hay que considerar dos factores: por un lado es necesario distinguir el porcentaje de población que contribuye con su actividad al proceso productivo (población activa) y, por otro; los distintos sectores en que se desarrolla esa actividad (los sectores económicos).

 Los sectores económicos

La población activa se distribuye en tres sectores económicos: el sector primario, el sector secundario y el sector terciario.

El sector primario abarca aquellas actividades que obtiene los productos directamente de la naturaleza, sin transformación (agricultura, ganadería, explotación forestal y minería) y que fue el sector predominante hasta mediados del siglo XX. En el año 2000, el sector ocupaba el 6,8% de la población activa, cifra todavía alta en comparación con otros países desarrollados del entorna, por lo que es previsible que continúe su descenso, sobre todo a medida que la modernización agraria obligue al abandono de las explotaciones tradicionales poco rentables.

El sector secundario comprende las actividades destinadas a la transformación de las materias primas (industria y construcción). En la década de 1960 se produjo un auge del sector secundaria basado en el impulso de la industria promovido por los planes de desarrollo y en el aumento de la construcción en las ciudades industriales y en las áreas turísticas del litoral mediterráneo e insular. Desde 1975 la población activa de este sector disminuyó porque la crisis económica, que fue sobre todo industria, produjo un trasvase de población al sector terciario. En el año 2000. el sector secundario ocupaba a un 30,77% de la población activa, cifra en consonancia con la de otros países industrializados europeos.

El sector terciario incluye las actividades que proporcionan servicios (transporte, comercio, turismo, sanidad, educación, finanzas). Partía también de porcentajes bajos en 1900 (17,8% de la población activa) y creció a lo largo de todo el siglo, por varias causas:

-El aumento del nivel económico y del nivel de vida permiten un mayor consumo de servicios, que son cada vez más numerosos y especializados.
-Los cambios operados en la industria favorecen la terciarización (trasvase de la población por la crisis, uso de nuevas tecnologías y demanda de servicios a la producción).
-El incremento de los servicios públicos (sanidad, educación,...).

En el años 2000, el sector terciario ocupaba al 63,13% de la población activa y es posible que continúe incrementándose.

Belén Trincado / Cinco Días

1 La población activa

La población activa es el conjunto de personas de 16 y más años que suministran mano de obra para la producción de bienes y servicios que están disponibles y hacen gestiones para incorporarse a dicha producción. Comprende tanto a la población que trabaja (población activa ocupada) como a la que está buscando trabajo (población activa desocupada), bien porque habiéndolo tenido está en paro o bien porque está buscando su primer empleo. La población inactiva es la que no tiene trabajo remunerado e incluye pensionistas, rentistas, estudiantes y personas dedicadas a las labores del hogar. Existen diversos índices para medir la actividad de una población.

a) En la evolución de la tasa de actividad pueden distinguirse dos momentos:

-Un descenso hasta fechas recientes, causado por la emigración y el aumento de la tasa de dependencia. La emigración al exterior afectó principalmente la población activa masculina, y la interior supuso además la pérdida inicial de población activa femenina en el campo, puesto que esta no se incorporó al sector secundario o terciario en los nuevos destinos. Por su parte, el aumento de la tasa de dependencia se debe a la prolongación de la escolaridad obligatoria (que retrasa la entrada de los jóvenes en el mundo laboral), a la generalización de la jubilación pagada y a la anticipación de la edad de la jubilación en algunos casos (que adelanta la salida del mundo laboral);

-Desde 1987 se aprecia un aumento de la población activa, que se debe en parte al nuevo sistema de elaboración de la Encuesta de Población Activa (EPA), que disminuye la población inactiva. Sin embargo, el factor definitivo es la creciente incorporación de la mujer al trabajo fuera del hogar, aunque todavía es menor que en otros países desarrollados.

b) La tasa de actividad presenta variaciones:

- En función del sexo. La tasa de actividad masculina descendió hasta fechas recientes, debido a la crisis económica y a la reconversión industrial, que incrementaron las jubilaciones anticipadas y causaron un paro prolongado que desanimó a muchos trabajadores y los llevó a abandonar definitivamente el mercado laboral. También colaboró el incremento de la protección social (aumento de las pensiones de invalidez). Desde 1996
de actividad masculina empezó a recuperarse, porque en los momentos de prosperidad económica -afloran los “activos ocultos”, que se incorporan al mercado de trabajo al considerar que tienen mayores posibilidades de encontrar empleo. La tasa de actividad femenina, partiendo de cifras bajas, ha ido aumentando. La progresiva incorporación de la mujer al trabajo se ha visto facilitada por razones ideológicas (cambio de mentalidad sobre su papel en la sociedad), demográficas (control de la natalidad)y económicas (proceso de terciarización, que crea empleos). Aún así, todavía es menor que en otros países desarrollados.

- En función de la edad. Las mayores tasas de actividad para los varones se dan entre los 25 y los 54 años, y para las mujeres, entre los 20 y 24. La caída posterior obedece a que la formación de familias lleva a mucha a abandonar el trabajo, dada la insuficiencia de empleos a tiempo parcial.

-En función del territorio. Las tasas de actividad son altas en las zonas de mayor dinamismo económico, que han sido receptoras de inmigrantes: la costa mediterránea y ambos archipiélagos (en el servicio turístico), el País Vasco y Cataluña (donde la industria ofrece más oportunidades de empleo) y Madrid (por el desarrollo del sector terciario); también en algunas zonas agrarias donde se da una fuerte participación femenina en el sector agrario (Galicia). Las tasas son bajas en las zonas con mayor porcentaje de población joven (Andalucía), importante envejecimiento (el interior peninsular) o muy afectadas por la crisis industrial (Asturias y Cantabria).

c) En la evolución de la tasa de paro pueden distinguirse las siguientes etapas:

- Hasta 1973 no fue un problema grave (no superaba el 3% de la población activa), pues la presión demográfica sobre el mercado de trabajo se resolvía mediante la emigración al exterior y la escasa incorporación de la mujer al trabajo. “La población activa era escasa porque todavía no se había incorporado la mujer al mercado laboral y, sobre todo, porque se había enviado a un gran contingente de trabajadores a Alemania, Suiza y Francia”, continúa. Hasta 1973, cuando estalló la primera crisis del petróleo, más de dos millones de españoles emigraron a estos países,

En 1975 la tasa de desempleo apenas si afectaba al 4% de la población activa, una situación que no se ha vuelto a repetir ni en los mejores momentos económicos del país.

La legislación laboral en la época franquista era tan represiva como protectora del trabajador
Se venía de una etapa del franquismo de fuerte crecimiento económico, el llamado desarrollismo, durante el cual el país se había industrializado y se habían generado muchos puestos de trabajo,
Como consecuencia de la crisis del petróleo que se vivía en aquellos días los conflictos laborales se dispararon y estas presiones sociales sirvieron para que se definiera el modelo de relaciones laborales de la democracia. “Los años transcurridos entre 1975 y 1985 fueron muy importantes para la realidad laboral española. Se aprobaron la Ley de Relaciones Laborales, con la que se regularon los contratos de trabajo y le negociación colectiva; la Ley Sindical, por la que aparecían los sindicatos libres y se regulaba el derecho a la huelga, y los Pactos de la Moncloa, a partir de los cuales los salarios comenzaron a subir en función de la inflación esperada. dieron lugar al Estatuto de los Trabajadores, de 1980, el marco legal de referencia hasta nuestros días.

- Entre 1973 y 1985 el paro experimentó un gran aumento en relación con la crisis económica, la reconversión industrial, el retorno de los emigrantes españoles, la creciente incorporación de la mujer al mundo laboral y la demanda de empleo de una población joven numerosa (la del baby boom). dos crisis del petróleo y dos devaluaciones de la peseta incluidas, en un país cuya renta per cápita apenas crecía al 1,4% anual, “el paro se disparó. La crisis económica, la reconversión industrial, el regreso de los españoles que habían emigrado a Europa y la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral son las razones que explican que la tasa de paro fuese del 4% al 21,9%, y pasase de afectar de 600.000 a tres millones de personas

- Entre 1985 y 1990 el paro retrocedió ligeramente por la mejora de la situación económica, para volver a crecer desde 1990 con la crisis de principios de la década que frenó la oferta de empleo e incluso provocó una destrucción de puestos de trabajo. Aunque la recuperacióneconómica se inició a finales de 1993, sus efectos sobre el empleo no se aprecian hasta fines del año siguiente.

- Desde 1995 parece que el para empieza a descender y actualmente se sitúa en torno al 11% de la población activa (segundo trimestre de 2000), debido a la favorable coyuntura económica. Las cifras de paro se deben hoy al desequilibrio entre la demanda y la oferta de trabajo. La demanda se ha incrementado continuamente, aunque a partir de 1997, la entrada en el mundo laboral de generaciones menos numerosas tiende a producir una inflexión a la baja de esta tendencia.

- Y en s XXI los problemas estructurales de la economía española siguen. Porque la estructura productiva nacional se basa en sectores intensivos en mano de obra, como el turismo y la construcción, que crean muchos puestos de trabajo en momentos expansivos del ciclo y destruyen infinidad de empleos en la fase recesiva, sobre todo desde que en 1984 se acometió la primera de las múltiples reformas que ha sufrido el Estatuto de los Trabajadores, que dio rienda suelta a los contratos temporales. El empleo que se está creando ahora es de cortísima duración. El año pasado el 85% de los contratos temporales firmados fueron inferiores a tres meses y el 70% a un mes.  Fue en 2006, el mejor ejercicio para el empleo en la serie histórica de la Encuesta de Población Activa (EPA), que parte de 1976, cuando el paro se situó en su nivel más bajo (el 8,3%) y los contratos de duración determinada alcanzaron su nivel más alto: el 35,6%. La última crisis, apoyada en la reforma laboral de 2012, ha provocado una devaluación salarial, un aumento de la brecha retributiva y un número creciente de trabajadores cuyo nivel de ingresos se sitúa por debajo del umbral de la pobreza.
 el año pasado se dejó de destruir empleo por primera vez desde 2008 y entre enero septiembre de este año se han creado 480.000 puestos de trabajo, que a final de 2015 podrían llegar a 600.000. Se estima que en 2015 y 2016 España podrá crear 550.000 y 450.000 puestos respectivamente, lo que llevará a la tasa de paro a entornos del 20%,

La tasa de desempleo se situó al finalizar 2017 en el 16,55%, casi 2,1 puntos menos que en 2016 (18,6%) y su nivel más bajo desde 2008 a cierre de año.

Por su parte, el empleo creció en 2017 en 490.300 personas, un 2,6% respecto a 2016, logrando su cuarto aumento anual consecutivo. Este incremento de la ocupación es superior a los registrados en 2016 y 2014, cuando se crearon 413.900 y 433.900 puestos de trabajo, respectivamente, pero inferior al de 2015 (525.100 empleos), informó este jueves el Instituto Nacional de Estadística (INE).



La gangrena del mercado laboral español se agrava día a día. Tras cinco años y medio de deterioro, la destrucción de empleo y el aumento de paro son la prueba más evidente, lo que se aprecia a simple vista. En 2012 han desaparecido 850.500 puestos de trabajo; el empleo se ha hundido al nivel de hace una década; al año se cerró con 5.965.400 parados y la tasa de desempleo se encaramó al 26,02%, datos sin parangón en las series estadísticas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).



-ÍNDICE DE DEPENDENCIA 
Relación de activos con pasivos

Actualmente, la cuantía de la pensión se calcula en función de las bases de cotización de los 21 años inmediatamente anteriores al mes previo al de la jubilación.

La reforma de las pensiones del año 2011 contemplaba una ampliación progresiva del periodo de cálculo de la pensión de 15 años hasta llegar a los 25 en 2022. Ahora bien, la reforma introducía una excepción: los trabajadores de más edad que hubieran sido expulsados del mercado laboral de forma prematura, incluidos los autónomos, podían optar desde el 1 de enero de 2017 porque se les aplicara un periodo de 25 años para el cálculo de la pensión si de esta forma les resultaba más favorable a sus intereses.

El Pacto de Toledo lleva negociando una nueva reforma de pensiones, El Gobierno 2018 quieren ampliar el menú y han llevado a la Comisión del Pacto de Toledo una propuesta, En 2022 lo hará sobre los últimos 25 años. en línea con lo que sucede en otros países europeos, ampliar el periodo de cálculo de la pensión a toda la vida laboral,


POBLACIÓN Y MEDIO AMBIENTE. SOSTENIBILIDAD
Los retos actuales a los que tenemos que hacer frente son:

 -El envejecimiento de la población
 -La movilidad espacial
 -Los refugiados
 -Las políticas de la población
 -El índice de desarrollo humano (IDH)
 -la pobreza
-La población activa  y desempleo
 - La educación para todos
-La mujer
 -Las Minorías

POBLACIÓN Y MEDIO AMBIENTE
DESARROLLO SOSTENIBLE

 PERSPECTIVAS DEMOGRÁFICAS. PROYECCIONES
El futuro de la población española.  
Si seguirmos creciendo nos tendremos que plantear la sostenibilidad del planeta

La plaza de Vilafranca del Penedés, del estudio Vora Arquitectura.

-En los próximos 20 años, las grandes urbes concentrarán al 60% de la población mundial.
-Supone uno de los grandes retos a los que se enfrenta la humanidad, ya que a la explosión demográfica que conlleva, hay que añadirle que las ciudades son las principales generadoras de CO2, así como de consumo de energía, todo lo cual obliga a plantearse cómo han de ser para que absorban de manera eficiente a los nuevos residentes.
- Es por tanto necesario invertir en el desarrollo de infraestructuras y soluciones urbanas que permitan un crecimiento sostenible. Movilidad, energía, tecnologías para edificios, seguridad, agua, salud o competitividad industrial son algunos de los campos en los que los ayuntamientos deben invertir para garantizar una calidad de vida adecuada para sus habitantes


El futuro del movimiento natural • Recuperación coyuntural • Tasa de natalidad • Nuevo decrecimiento • Fecundidad Aumento Cambios demográficos, económicos y sociales • Mortalidad Aumento • Crecimiento natural Negativo El futuro de los movimientos migratorios • Predominio de las migraciones interiores entre la población española • Diferentes escenarios para la inmigración extranjera El futuro del crecimiento y la estructura de la población • Crecimiento hasta 2050 • Estructura por sexos similar, con tendencia a la igualación • Envejecimiento • Disminución de la tasa de actividad desde 2020 Necesidad de mano de obra extranjera


TEORÍA MALTHUSIANA:
Primera gran teoría demográfica.
Aumento demográfico = falta de alimentos.
La población crece de forma geométrica.

PROBLEMAS DEMOGRAFICOS

 En el caso españoEspaña envejece mientras pierde población, y todo ello a un ritmo que rompe estadísticas en un contexto de aguda crisis económica. En tres años habrá más fallecimientos que nacimientos (solo ha sucedido en la Guerra Civil y la pandemia de gripe de 1918). No es este el único hito demográfico sobre el que ha advertido el Instituto Nacional de Estadística (INE). El avance del padrón a fecha de enero de 2014 muestra la mayor caída de población extranjera en un año: 545.980 (el 9,9%). En parte por quienes han adquirido la nacionalidad española, pero sobre todo por los expulsados por la crisis, una tendencia que ha marcado el retroceso de población de los últimos dos años, que la ha dejado en 46,7 millones. Y que, según los últimos cálculos estadísticos del INE a largo plazo, apuntan a una pérdida de 4,6 millones hasta 2051 para caer por debajo de los 42 millones de habitantes.

¿Hay motivos para preocuparse? Sí, si a todo ello se suman los efectos de una profunda recesión, con una caída del empleo e ingresos de la Administración menguantes (impuestos, cotizaciones...) para sostener a una población cada vez más envejecida (pensiones, gasto sanitario), como trasladan demógrafos y economistas consultados por este diario. Un problema que se agudizará en las próximas décadas a medida que las generaciones de jubilados estén más pobladas y mengüe en las de activos.

En buena parte, el problema que tiene España sobre la mesa tiene que ver con la gestión de un éxito. Por una parte, por haber alcanzado una de las tasas de esperanza de vida más altas del mundo (con datos de 2012, las españolas son las mujeres más longevas de Europa con 85 años de expectativa al nacer). Por otra, debido a la reducción de la natalidad, en buena medida, por la incorporación de la mujer a la actividad laboral.

La evolución de la población de un país responde a los nacimientos (que suman habitantes) menos las muertes (que restan) y el saldo migratorio (que suma o resta). Los mayores cambios en el perfil demográfico de España de los últimos años han llegado de la mano de estos últimos movimientos demográficos, el factor más imprevisible de todos ellos, ya que está ligados a los vaivenes económicos (igualmente impredecibles).

Las tendencias de mortalidad y natalidad son bastante más rígidas. Las mejoras en las condiciones de vida y en la medicina han tenido un impacto que se ha traducido en una mayor expectativa de vida. Pero a pesar de la pérdida de población y la mayor longevidad, el número de defunciones seguirá creciendo por el envejecimiento poblacional.

A este respecto, hay poco que hacer. Aunque quizás no en el tercer factor de la ecuación: la natalidad. Es cierto que España sigue la tendencia de los países desarrollados de bajas tasas de nacimientos. Pero hay países de nuestro entorno que mantienen cifras de hijos por mujer superiores a las españolas. La media en España fue de 1,37 hijos en 2010, a la cola de Europa frente a los 2,2 de Islandia, o los dos hijos de las francesas, suecas, británicas, noruegas. Para encontrar tasas similares en España hay que retroceder a 1981, cuando la media por mujer fue de 2,03 hijos.

¿A qué responden estas diferencias? “Es difícil incidir en el número de nacimientos, decidir tener hijos responde a la suma de muchas decisiones individuales” “Aunque quizás el ejemplo esté en los países nórdicos”, destaca la utilidad que tienen medidas de apoyo “estructuradas y de largo alcance” (ayudas económicas directas, escolares, red de guarderías públicas, bajas remuneradas, reserva del puesto de trabajo de la madre...). “Según las encuestas, en España hay un déficit de fecundidad deseada y no satisfecha de un hijo más, de promedio, que no se tiene por razones de tipo económico u organizativo”, concluye.

Estos dos factores, que entraron en juego hace años, ya llevan tiempo dibujando un escenario de envejecimiento progresivo de la sociedad. Pero el inesperado aluvión de inmigrantes de la pasada década maquilló una situación que la acelerada vuelta a casa de extranjeros expulsados por la crisis, más la salida de nacionales en edad laboral, está dejando en evidencia en estos momentos

Con todo, lo peor (en cuanto a la estructura demográfica) está por llegar. Y este escenario se planteará a partir de la década de 2030, y sobre todo de las de 2040 y 2050, cuando empiecen a jubilarse en masa losbabyboomers. Será entonces cuando las generaciones más pobladas vayan dejando el mercado laboral mientras, por debajo, unas cohortes sensiblemente más reducidas deban soportar el coste de la atención de las pensiones y sus cuidados sociosanitarios. 

El incremento  de la actividad resulta decisivo para garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones. Los cálculos apuntan que para 2040, con la jubilación masiva de los niños del baby boom, el número de pensionistas subirá hasta los 15 millones, frente a poco más de nueve en la actualidad. Y, si se mantienen los ritmos actuales, todo apunta a que el fondo de reserva de la Seguridad Social se acabará para 2019.




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