La espectacularidad e interés del objeto de estudio
y, ¿por qué no decirlo?,
por una calculada mezcla de paciencia, recursos retóricos y veladas amenazas
Clases: Opiniones: Vale la pena asistir”;
“clases amenas”;
o “explica de maravilla,
se implica con sus alumnos
y aprendes un montón”.
En clase se ve de todo. Una chica compra bolsos por Internet durante una hora. Otros hablan sin parar. Una alumna echa la siesta. La asistencia se resiente . Eso sí, van cientos de amigos de Facebook y Whatsapp, que los alumnos consultan sin pudor en móviles y portátiles. Bastantes reconocen no saber cómo se llama quien acaba de darles clase. Pasa más en las clases malas, pero no solo.
Profesor: "Siempre va a haber ese profesor que lleva 30 años leyendo los mismos apuntes”.
Una profesora se deja el alma y la garganta sin despertar el interés
“Enseñar se ha convertido en un castigo”
El panorama que pintan muchos estudiantes es que hay una minoría de profesores excelentes y otra de nefasto
Resultado: “Los profesores buenos no tienen incentivos, y los malos tienen todas las excusas”.
Los más valorados son: los que hablan con más énfasis y gesticulan más. Los que ponen ejemplos, preguntan y a los que se oye.
Buscar la excelencia requiere un cambio de mentalidad por parte de algunos profesores y también del sistema, que debería darle más importancia
Profesores “coach", entrenadores de sus alumnos
El ministro de Educación “complicidad de la comunidad educativa” para aplicar su reforma educativa pues “una norma no es nada” sin sus actores.
El político sostuvo durante la XXVII Semana de la Educación de la Fundación Santillana que los docentes deben convertirse en “coach, entrenadores de sus alumnos”, creando en la Red “entornos personalizados de aprendizaje”.
También remarcó en el encuentro la necesidad de adaptar a cada estudiante los contenidos, para que luego sean capaces de aplicar los conocimientos al mundo real.
PARA SABER MÁS, VER:
EDUCACIÓN
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