557 RENACIMIENTO EN ESPAÑA

     La Arquitectura del Renacimiento Español. 



El rey Felipe II mandó al arquitecto Juan Bautista de Toledo que diseñara el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial en el siglo XVI. Tras la muerte de Bautista, Juan de Herrera asumió el proyecto y finalizó el edificio, impulsando un nuevo estilo arquitectónico, bautizado con su apellido, "herreriano". El extraordinario edificio tiene forma de parrilla porque la tradición dice que San Lorenzo fue martirizado en Roma en una parrilla. El Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial es patrimonio mundial desde 1998.





  •  ARTE RENACIMIENTO EN ESPAÑA


  • Históricamente, el Renacimiento se originó en la era de los descubrimientos geográficos y las conquistas ultramarinas. El Renacimiento comenzó en Italia en el s.XIV y se difundió por el resto de Europa durante los siglos XV y XVI. En este periodo, la fragmentaria sociedad feudal de la Edad Media, caracterizada por una economía básicamente agrícola y una vida cultural e intelectual dominada por la iglesia, se transformó en una sociedad dominada progresivamente por instituciones políticas centralizadas, con una economía urbana y mercantil, en la que se desarrolló el mecenazgo de la educación, de las artes y de la música. El desmembramiento de la cristiandad y el desarrollo de los nacionalismos, la introducción de la imprenta, entre 1460 y 1480, y la consiguiente difusión de la cultura. Paralelamente a la revolución operada en el mundo de las ideas, surgió a principios del s.XV un renacimiento artístico en Italia (Renascita) de empuje extraordinario. El artista tomó conciencia de individuo con valor y personalidad propios, se vio atraído por el saber y comenzó a estudiar anatomía, técnica del claroscuro, leyes de perspectiva, los modelos de la antigüedad clásica, etc. Leonardo da Vinci, personalidad eminentemente renacentista, dominó distintas ramas del saber. Es curioso que mientras surgía en Florencia el Quattrocento o primer Renacimiento italiano (s.XV) gracias a la búsqueda de las bases científicas del arte, se produjera un fenómeno parecido y simultaneo en Flandes (especialmente en pintura), basado sólo en la observación directa de la vida y la naturaleza. Este Bajo Renacimiento tuvo gran repercusión en la Europa Oriental (el Kremlin fue obra de artistas italianos). La segunda fase del Renacimiento, o Cinquecento (s.XVI), se caracterizó por la hegemonía de Roma, y hasta el saco de la ciudad en 1527 los Papas decidieron en el mundo del arte (Julio II, León X, Clemente VII); con las guerras de Italia los artistas emigraron y propagaron los principios renacentistas por toda Europa Occidental. Durante la segunda mitad del s.XVI se inició ya la decadencia del Renacimiento, que cayó en un rígido formalismo, y tras el manierismo dejo paso al barroco.



    ESQUEMA 

    La arquitectura en España:

    perdura un contenido medieval (gótico). Los mecenas siguen siendo la nobleza, el clero y la monarquía, no la burguesía.
    Etapas:
    Plateresco (1500-1530)
    o Fachada de la Universidad de Salamanca. Purista o Renacimiento imperial (1520-1563).
     o Fachada de la Universidad de Alcalá de Henares (Gil de Hontañón).
    o Palacio de Carlos V en Granada (Pedro Machua y Juan de Herrera).
    Estilo Escurialense o Herreriano.
    o Monasterio de San Lorenzo del Escorial (Juan de Herrera).
    Localizan bajo tierra y junto a la catedral de Santa María del Fiore, en Florencia, los restos de la ‘cupulina’ que el genio renacentista usó para erigir su cúpula


    Había dos tipos de edificios: religiosos (iglesias) y civiles (urbanos y laicos). Los principales elementos constructivos son:
    • SUSTENTANTES: arco de medio punto y columnas.
    • SUSTENTADOS: cúpula, bóveda de cañón y cubiertas planas con casetones.
    ELEMENTOS DECORATIVOS:

    Pilastras, frontones, pórticos, decoración heráldica, almohadillado, voluta, grutescos, guirnaldas y medallones.
    Desde un principio tuvo carácter profano, y, lógicamente, surgió en una ciudad en donde el gótico apenas había penetrado, Florencia; en la Europa de las grandes catedrales, se implantó con dificultades.
    Se caracterizó por el empleo de proporciones modulares, superposición de ordenes, empleo de cúpulas e introducción del orden colosal. En el Quattrocento fue frecuente recurrir a columnas y pilastras adosadas, a los capiteles clásicos (con preferencia el corintio, aunque sustituyendo los caulículos por figuras fantásticas o de animales), los fustes lisos y el arco de medio punto, a la bóveda de cañón y de arista, así como a cubiertas de madera con casetones. Lo que fundamentalmente distingue a la arquitectura del Quattrocento de la del Alto Renacimiento (o Cinquecento) es la decoración menuda (putti, guirnaldas de flores o frutos, grutescos, etc.), el alargamiento de la cúpula (catedral de Florencia, de Brunelleschi) y las fachadas de piedra tosca (Palacio Medici-Ricardi, de Michelozzo) o con los sillares en realce (Palacio Rucellai, de B. Rosellino, proyecto de Alberti). La arquitectura del Cinquecento tuvo como centro Roma: en 1506 Bramante terminaba su célebre proyecto para la basílica de San Pedro del Vaticano. Los palacios se adornaron de valiosos bajos relieves (Palacio Grimani de Venecia, 1549, obra de San Micheli) o de esculturas exentas (biblioteca de San Marcos, 1537-50, Venecia, obra de Sansovino). Al comenzar la decadencia de la arquitectura del Cinquecento (Villa Medici, Roma, obra de Lippi; basílica de Vicenza, obra de Palladio) aparecen las primeras manifestaciones del Barroco en Roma: en el Palacio del Senado, en el que Miguel Ángel se valió del orden colosal, y en la iglesia del Gesù, obra de Vignola, que sería modelo de la iglesia barroca jesuítica. En España la influencia de la arquitectura renacentista italiana se dejó sentir a principios del s.XVI y dio origen al estilo llamado plateresco*, de grandes analogías con el lombardo del Quattrocento (Lorenzo Vázquez, Alonso de Covarrubias), pero en el último tercio de este siglo triunfó la reacción contra la exuberancia de la decoración plateresca, es decir, el estilo herreriano

    La arquitectura del Renacimiento 

    Dentro del renacimiento español, debemos hablar del estilo purista y de la obra de Juan de Herrera.

    1.-El estilo Purista.

    La arquitectura del Renacimiento se va simplificando y elimina el exceso de carga decorativa, típico del plateresco, por la influencia italiana.

    Diego de Siloé adecuó las formas renacentistas a la esbeltez, espaciosidad y estructura de la catedral gótica. Hizo el interior de la Catedral de Granada, donde está la tumba de los Reyes Católicos.

    Es un templo de planta gótica iniciado por Enrique Egas. El problema era cómo darle altura sin utilizar elementos góticos. La solución fue una combinación muy original. Puso pilares con medias columnas clásicas adosadas hasta cierta altura. Sobre estas columnas puso una especie de entablamento de varios cuerpos, y sobre éste labró un nuevo pilar con pilastras adosadas que duplica la altura del soporte sin romper las proporciones renacentistas. Algunos autores creen que se inspira en el doble soporte de la Mezquita de Córdoba. Recubre todo con una bóveda de media naranja.



    Otro autor del purismo es Andrés de Vandelvira, que practica el clasicismo, aunque con un gusto propio ya de manierismo. Destaca la Catedral de Jaén y la Iglesia del Salvador de Úbeda, en la que emplea cariátides en la portada. Esta es la catedral.



    Pedro Machuca viajó a Italia y allí descubrió a Miguel Ángel, del que se hizo admirador. En Granada hizo el Palacio de Carlos V, dentro de la catedral. Su fachada es de gran monumentalidad. Tiene el almohadillado “cuatrocentista”, que se sustituye en piso alto por frontones alternantes, triangulares y curvos. Introduce así el estilo de Miguel Ángel.



    La planta del palacio la conforma un cuadrado de 63 metros de lado con un patio circular inscrito en su interior. Esta disposición, principal rasgo manierista del palacio, no tiene precedentes en la arquitectura del Renacimiento, y sitúa la construcción en lo que se considera la vanguardia artística del momento. 

    El edificio consta de dos niveles: el bajo es de orden toscano completamente almohadillado, en cuyas pilastras se insertan grandes anillas de bronce decoradas. El piso superior es de orden jónico y sus pilastras alternadas con vanos adintelados provistos de frontón. 

    Las dos fachadas principales ostentan sendas portadas de piedra de Sierra Elvira. 

    El patio circular también muestra dos pisos. El inferior está presidido por una columnata dórica de piedra pudinga con un entablamentomu y ortodoxo, formado por triglifos y metopas con motivos de guirnaldas y bucráneos. El piso superior lo forma una columnata jónica, más ligera, con entablamento liso. Esta estructura general del patio muestra un claro conocimiento de la arquitectura imperial romana, y se encuadraría en el más puro Renacimiento de no ser por su disposición curva, que provoca en el espectador desconcierto cuando se penetra por sus fachadas principales, y supedita los espacios interiores y escaleras a la idea generatriz. 


    Alonso de Covarrubias es el más clasicista y su obra más desornamentada. Es el arquitecto real de Carlos V. Destaca en Alcázar y el Hospital de Tavera en Toledo.

        

    Rodrigo Gil de Hontañón evoluciona desde formas góticas hacia formas renacentistas. Destaca la Universidad de Alcalá de Henares. Su fachada es de diseño unitario y armónico. Son dos cuadrados rematados en una galería corrida, que flanquean una portada coronada por un frontón triangular.




    2.- El Escorial y el arte de Juan de Herrera.

    El Monasterio de el Escorial se hizo para conmemorara la Victoria de San Quintín (10 de agosto de 1.557).
    Los planos se deben a Juan Bautista de Toledo. Tras su muerte, su discípulo Juan de Herrera continúa con la obra.
    Es un monasterio, templo, palacio y biblioteca.
    Juan Bautista de Toledo se formó en Italia y colaboró con Miguel Ángel en la basílica de S. Pedro del Vaticano.
    Juan de Herrera, de acuerdo con su formación matemática, confirió al monasterio una estructura más unitaria y simétrica. Su estilo renacentista de corte manierista, llamada herreriano en su honor, fue imitado hasta entrado el siglo XVII.


    El exterior del edificio, de granito, es austero y sólido. Tiene cuatro torreones en los extremos y sus muros está plagados de ventanas cuadradas, sin molduras ni cornisas.

    Loas cubiertas son de pizarra negra. Las tejados rematan en chapiteles y en bolas de granito.
    13 de septiembre de 1598

    Un lugar donde fe y razón, cultura y religión, van de la mano. El Rey se ocupó de él hasta en su testamento: «Encargo mucho al Príncipe, mi hijo, y a otro cualquiera que por tiempo venga a suceder en estos Reinos, la casa y Monasterio de Sanct Lorenzo el Real y todo lo que le toca y tocare a aquella fundación, para que sea ayudada, mirada y favorecida».

    Son innumerables las curiosidades del monumento: su diseño en forma de parrilla, la sala de los secretos (su acústica permite hablar de un rincón a otro sin smartphones de por medio), la preciosa Lucerna en las galerías de clausura, una meridiana solar con signos del zodiaco en el suelo del Palacio de Felipe II, las «Necesarias», un sistema de canalización de aguas del edificio; el Pudridero, custodiado por los agustinos, donde se instalan durante años los restos mortales de Reyes y Reinas antes de pasar al panteón...

    Hasta El Escorial viajamos para conocer los secretos que encierra entre sus muros. Durante siglos el monasterio ha estado envuelto en un halo de misterio. Su enorme valor simbólico, su rica y compleja iconografía, han dado pie a todo tipo de especulaciones mágicas, esotéricas, judeomasónicas... Sus enigmas han atraído a historiadores como Henry Kamen o Jonathan Brown, y hasta Iker Jiménez ha ido a la caza de fenómenos paranormales. Quizá un día se pase por allí Dan Brown y nazca el «Código Herrera»: Juan de Herrera fue el artífice de este milagro arquitectónico. Él se llevó la gloria, aunque, para ser justos, la traza del monasterio es obra de Juan Bautista de Toledo.

    Dos grandes altares-relicarios, pintados por Federico Zuccaro -tienen acceso por ambos lados-, encierran más de 7.000 reliquias de santos y santas. La colección atesorada por Felipe II era la mayor del mundo. Estos armarios solo se abren en ocasiones especiales. En la exposición veremos algunos dibujos preparatorios de las pinturas de Zuccaro. Una curiosidad: las reliquias que obispos y priores mandaban al Rey iban acompañadas de su correspondiente certificado de autenticidad. Como cualquier galería de arte hace cuando vende una obra. Se las conoce como las «Auténticas», y el monasterio posee más de 300: dos de ellas estarán en la muestra del Palacio Real. Son verdaderas joyas.
    Otro lugar sin acceso público es la espléndida sacristía, presidida por «La Adoración de la Sagrada Forma», de Claudio Coello. En su día ocupó este lugar «El Calvario», de Van der Weyden, obra maestra que prosigue su restauración en los talleres del Prado. Cuelgan en la sacristía importantes lienzos y, sobre el mobiliario, diseñado por Juan de Herrera, valiosos objetos decorativos, como un espejo, regalo de Mariana de Austria. En muy contadas ocasiones, el lienzo de Claudio Coello desciende, quedando a la vista el camarín de la Sagrada Forma con su espectacular Custodia que hay tras él.

    Durante el recorrido, vamos descubriendo algunas de las muchas joyas del monasterio: el precioso «Cristo Crucificado» de Cellini, que éste esculpió para su propia tumba, pero que el Duque de Toscana adquirió para regalárselo a Felipe II; otro Crucificado, éste de Bernini, en la celda prioral baja, bajo los frescos de Francesco de Urbino y rodeado de obras de El Bosco: algunas («La coronación de espinas», «El Calvario») ya están en el Palacio Real para la exposición.

    En las salas capitulares se aprecia la devoción que Felipe II sentía por artistas como Tiziano, El Bosco, Michel Coxcie, Navarrete el Mudo, Antonio Moro, Ribera, Van Dyck... La Iglesia Vieja o de prestado, como también se la conoce, fue el antiguo dormitorio de Felipe II. En su día la iglesia estuvo presidida por tres obras de Tiziano, que ahora volverán a unirse en el Palacio Real.
    Todo está listo para el almuerzo de los monjes en el Refectorio, presidido por una copia de un lienzo de Juan de Juanes. Justo debajo de la silla prioral se halla la primera piedra del monasterio, colocada en 1563. Para llegar a ella bajamos empinadas escaleras, pasamos estrechos pasadizos... Una sala abovedada cuenta con enormes tinajas. En una está escrito: «Pa que no nos falte». Toda una declaración de intenciones... La magia del momento de hallarnos en las mazmorras del monasterio en busca de la primera piedra..

    La fachada principal, al oeste, rompe la monotonía del edifico con un doble piso de columnas dóricas gigantes rematado por un frontón. En el interior de la hornacina hay una imagen de San Lorenzo.





    Detrás de esta entrada está el patio de lo Reyes, desde donde se accede a la iglesia.



    Su planta tiene forma de parrilla invertida, ya que S. Lorenzo fue martirizado en una.




    Esta planta es un modelo de simetría y de unidad. El eje central empezaría en la entrada principal, cruzaría el patio de los reyes y continuaría hasta la basílica y las estancias privadas de Felipe II, que se corresponde con esa especie de ábside que sobresale de la estructura.

    Viendo este plano, la primera estructura cuadrada de la derecha es el monasterio y la de detrás es el claustro donde está el patio de los evangelistas.



    La iglesia, bajo cuyo altar se encuentra el Panteón de los Reyes, es el centro neurálgico.

    Este es el panteón de los Reyes.



    Este es el interior de la basílica.



    Está inspirada en la primera basílica de S. Pedro del Vaticano, por lo que tiene planta de cruz griega con una cúpula central sobre un cimborrio.


    En lo que respecto al contenido de esta obra, cuando este Monasterio se construyó, España era la primera potencia económica y militar, y la monumentalidad del edificio respondía a este estatus.
    También hay que tener en cuenta el contexto religioso. Felipe II creó un monasterio para ser su residencia y la de su corte. Esto hay que enmarcarlo en el título de rey católico que la monarquía hispana tenía. Felipe II debía de implantar la nueva religiosidad que surgió tras el Concilio de Trento.

      

     Baeza tiene numerosos monumentos renacentistas: la Catedral de la Natividad de Nuestra Señora, las fuentes de los Leones y de Santa María, el palacio de Jabalquinto y la Casa del Pópulo, cuya fachada plateresca vemos en esta fotografía junto con la puerta de Jaén y el arco de Villalar.


    ESCULTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA.


    La escultura renacentista se basó en la tradición de la antigüedad, especialmente en el período helénico y es predominante religiosa. Al igual que la arquitectura, la escultura renacentista nació en Florencia y manifestó igual tendencia profana. Una de sus manifestaciones más originales es la escultura en madera policromada. Son numerosos los retablos con escenas de la pasión de Cristo y los temas dedicados a la Virgen María. Los artistas están más preocupados por expresar los sentimientos que por buscar la armonía de las formas y pretenden sobre todo incitar a la devocación. Se caracteriza por las representaciones del cuerpo humano con un tratamiento perfecto de la anatomía. Se plasma el movimiento, intentando conseguir el equilibrio y la perfección. Los materiales con los que se moldean las figuras son el mármol, la madera, la terracota y el bronce. Buscó la expresividad y la perfección formal y dio muestras de gran penetración psicológica (San Juan Bautista de Donatello).
    Las características más destacadas de la escultura renacentista son:
    • Vuelta a las formas clásicas
    • Predominio del retrato y de los temas mitológicosalegóricos religiosos
    • Estudio del desnudo y de la anatomía
    • Materiales: mármol y bronce (madera, principalmente en España).
    Alonso Berruguete se formó en Italia y allí conoció a Donatello y Miguel Ángel. Su estilo dramático se caracteriza por el empleo de figuras huesudas y gesticulantes. Juan de Juni un francés de formación italiana que se instaló en Valladolid hacía 1533, supo expresar con gran sentido trágico la espiritualidad de sus contemporáneos en obras como el Santo Entierro de la catedral de Segovia (1571).


    1.- Introducción del Renacimiento.
    A diferencia de la escultura italiana, en España hay un rechazo a los temas mitológicos. Hay una predilección por las obras religiosas. Esto se entiende por el contexto histórico.
    El material escultóricos es la madera policromada, que se utiliza en retablos e imágenes. Con ello se logra más capacidad expresiva y realismo en las obras.

    Para los sepulcros se utiliza piedra y mármol.
    El renacimiento llega a España en el primer tercio del siglo XVI, gracias a los artistas italianos que vienen a trabajar para los reyes. Entre ellos destacan:

    Doménico Fancelli realizó el Sepulcro del príncipe d. Juan, en la iglesia de Santo Tomás de Ávila y el Sepulcro de los Reyes Católicos en la Capilla Real de Granada, que tenéis en la foto.



    Pietro Torrigiano es discípulo de Miguel Ángel. Su obra clave es “San Jerónimo”, una terracota policromada.

    2.- Escultores españoles del primer tercio del s. XVI.

    Los escultores españoles del primer tercio del s. XVI trabajan formas italianas pero añaden sentimiento religiosos del Renacimiento Español. El expresionismo, de tradición gótica, e impulsado por los modelos de Donatello, domina la primera mitad del s. XVI. Este expresionismo se caracteriza por:
    • figuras de forma llameante,
    • policromadas con abundante oro,
    • agitación de las telas, barbas y cabellos.
    Entre los autores destacan: Vasco de la Zarza, Felipe Vigarny, Bartolomé Ordóñez y Diego de Siloé.

    Vasco de la Zarza.-
    Es un excelente ornamentista. Destaca el Sepulcro del obispo Alonso de Madrigal, "El Tostado" en Ávila.

    Felipe Vigarny es de origen francés y con influencia flamenca. Tiene un estilo de transición gótico-renacentista. Destaca el Relieve del Camino del Calvario de la catedral de Burgos , el Retablo de la capilla Real de Granada y la capilla del condestable de Burgos, que hizo con Diego de Siloé.

    Bartolomé Ordóñez estudió en Italia, donde recibió la influencia de Miguel Ángel. Hizo el Relieve del Transepto de la Catedral de Barcelona y el sepulcro de Felipe El Hermoso y Juana la Loca en la Capilla Real de Granada, que tenéis en esta foto.



    Diego de Siloé viajó a Italia y trabajó en Burgos. Hizo el retablo del Condestable y la Sillería del coro de San Benito en Valladolid.

    3.- Escultores españoles del segundo tercio del siglo XVI: El Manierismo. Valladolid es el centro de la escuela castellana, donde trabajan dos grandes escultores: Alonso Berruguete y Juan de Juni.



    Alonso Berruguete

    En su autobiografía, titulada Mi última condena, escribe: “Muchas horas deliciosas nos pasábamos en su Cigarral de los Dolores, balcón admirable sobre Toledo… Hablábamos de todo, recordábamos París y todo su mundo; sobre todo, hablábamos de arte. Improvisaba sabiduría donde los demás tendrían que estudiarla antes de hablar.
    Es hijo del pintor Pedro Berruguete. Amplió su formación manierista en Italia. Su obra está cargada de tensión formal y expresiva. Utiliza muchos recursos dramáticos y expresivos. Entre sus obras destaca este “San Sebastián"


    Es una talla en madera policromada. esta escultura formaba parte del retablo de San Benito, que en la actualidad está en el Museo de Escultura de Valladolid. La figura del Santo transmite la angustia de su martirio. Su postura difícil e inestable, agudiza este sentimiento.

    Éste es "El Sacrificio de Isaac”.


    Juan de Juni es de origen francés y se formó en Italia. Tiene un gusto por las formas anchas, amplias y musculosas del manierismo miguelangelesco. En sus esculturas dominan el perfeccionismo, el uso de formas anatómicamente proporcionadas, la teatralidad y el dramatismo. Entre sus obras destacan “Santo Entierro” y “San Antonio”.



    Gaspar Becerra.- Tiene formación italiana e influencia de M. Ángel. Hizo el retablo de la catedral de Astorga.


    4.- Finales del siglo XVI: Los Leoni.

    En el último tercio del siglo XVI destacan los Leoni (León y Pompeyo). Son escultores milaneses que trabajan en El Escorial. Tienen un precioso tecnicismo e idealización de los personajes, pero respetando el parecido fisonómico. Son considerados manieristas.

    León Leoni (padre) realizo “Carlos V dominado el furor”.


    Para este grupo, León Leoni se inspira en el Genio de la Victoria, de Miguel Ángel. La figura del emperador se concibió desnuda, como la de un emperador romano, y la armadura articulada puede quitarse pieza por pieza.

    Carlos V aparece en un actitud serena y melancólica, alejada de todo triunfalismo. Los detalles son impresionantes.

    Pompeyo Leoni hizo el grupo sepulcral de Carlos V y Felipe II de El Escorial. Estas esculturas están a ambos lados del altar.

     

     Pintura renacentista de España

    Pintura renacentista de España

    Desde punto de vista formal, la influencia de los grandes maestros italianos del Renacimiento a los promotores del Manierismo son la base artística de las principales pinturas españolas de la segunda mitad del siglo XVI. El gran avance de la pintura renacentista se produjo con el florecimiento de la pintura flamenca y el descubrimiento de la técnica del óleo. El Renacimiento supuso el análisis en la representación de la naturaleza.
    Las características más importantes de la pintura renacentista son:
    • Búsqueda de la perspectiva
    • Al igual que en la escultura, perviven los temas religiosos, pero, por influencia clásica, se impulsaron también los mitológicos alegóricos y el retrato
    • Las técnicas son el fresco, el temple y el óleo
    • La composición centra el tema y distribuye los elementos técnicos: color, volumen y formas
    • La luz y los efectos de claroscuro culminan en el esfumato leonardesco
    • Gran atención a la expresión de las figuras y al estudio de la luz en sus cuadros
    • Como soportes de las obras se utilizan techos, paredes, tablas y lienzos
    En la pintura renacentista el pintor recrea la naturaleza y coloca al ser humano dentro de ella. La pintura de este primer período tuvo su más notable precursor en Giotto, que realzó en sus obras la importancia del espacio con una ambientación de paisajes a base de rocas, árboles, pájaros, etc. En Florencia, el arte de Giotto ejerció una gran influencia sobre sus contemporáneos y sucesores.

    La pintura renacentista española es la realizada a lo largo del siglo XVI en las Coronas de Castilla y Aragón. El Renacimiento italiano se difundió por la Península Ibérica a partir del litoral mediterráneo. Así, se aprecian diferencias entre las regiones a la hora de incorporarse al italianismo: es más rápido en la Corona de Aragón, más vinculada con Italia, y tarda más en llegar al corazón de la Península, donde perviven los modelos flamencos preponderantes en la época de los Reyes Católicos.
    Suele diferenciarse en tres momentos, dividiendo el siglo en tres períodos. Es característico del Renacimiento español el predominio prácticamente absoluto de la pintura religiosa, siendo muy ocasionales los temas mitológicos, históricos, alegóricos, o géneros como el bodegón o el paisaje. Sí se producen retratos, especialmente vinculados con la corte.
    España, en la época del Renacimiento, recibe la visita de algunos grandes artistas. Las posesiones italianas así como las relaciones establecidas por Fernando II de Aragón, entrañaron movimientos de intelectuales y también de artistas a través del crecimiento de la influencia española en Europa, y más particularmente en Italia. Llegan a lo largo de todo el siglo numerosos artistas italianos, pero también flamencos. De todos los pintores que trabajan en España en el siglo XVI, destaca la figura de El Greco a finales de siglo.
    En cuanto a los museos en los que hoy en día pueden verse cuadros de esta época y estilo, ante todo debe mencionarse el Museo del Prado, siendo también destacados los fondos del Museo de Bellas Artes de Valencia. Para conocer la obra de El Greco y otros, es fundamental la ciudad de Toledo y su Catedral. Finalmente, en la Catedral de Sevilla pueden verse diversas obras de esta época.

    Períodos



    Ángel tocando una vihuela de arco. Fresco de la bóveda del altar mayor de la Catedral de Valencia. Paolo de San Leocadio y Francesco Pagano, 1474.
    El primer tercio del siglo

    Yáñez de la Almedina: Santa Catalina, 1505-1510, óleo sobre tabla, 212 x 112 cm, Museo del Prado.

    En esta época siguen presentes elementos flamencos propios del gótico, incorporando poco a poco elementos italianizantes. Es decir, que es más bien una época de transición en que se combina lo flamenco que predominó durante el reinado de los Reyes Católicos con lo italiano. Penetra el Renacimiento en la Península a través de Valencia, siendo sus primeras figuras Rodrigo y Francisco de Osona, padre e hijo, llamados por ello «el Viejo» y «el Joven». Rodrigo de Osona, activo entre 1440 y 1518, trabajó a finales del siglo XV y principios del siglo XVI, con un estilo que recuerda más a los italianos del Norte de Italia. Destaca su Calvario de San Nicolás (Valencia) y La Adoración de los Magos (Museo del Prado). Francisco de Osona, fallecido antes que el padre, parece haber añadido a su estilo un carácter más moderno, con elementos decorativos como los grutescos, aunque no resulta fácil distinguir las obras de uno y otro.
    En Valencia trabajó igualmente Pablo o Paolo de San Leocadio (entre 1472 y 1514), un italiano que introdujo rasgos del renacimiento de Venecia y Ferrara. Se le atribuyen la Virgen del Caballero de Montesa (en el Museo del Prado) y el San Miguel (1480-1490, en la Catedral de Orihuela).
    También en Valencia trabajan dos manchegos que muestran una clara influencia de los cuatrocentistas italianos. Son Fernando Yáñez de la Almedina y Fernando o Hernando de los Llanos. Juntos realizan una obra trascendental dentro de la pintura del Renacimiento español: el retablo de la Catedral de Valencia (1507-1510). Yáñez de la Almedina conoció la obra de Leonardo, a quien imita en muchos aspectos, y lo mismo a Bramante, a quien recuerdan fondos arquitectónicos de sus pinturas. Después marchó a trabajar a Cuenca hasta el año 1531. Realizó una conocida Santa Catalina (h. 1510) que se guarda en el Museo del Prado y que es plenamente leonardesca. Llanos, por su parte, marchó a Murcia, donde estuvo trabajando hasta 1520.

    Pedro Berruguete: La prueba del fuego, Museo del Prado.
    Por lo que se refiere a Castilla, continuaron los modelos flamencos durante más tiempo. Los primeros rasgos renacentistas aparecen en la obra de Pedro Berruguete (ca. 1450-1504), que estuvo en Urbino (Italia). En su obra se conservan claros elementos flamencos como los fondos dorados, la atención a los detalles como las lacerías moriscas en los techos y el gusto en representar las texturas; hay incluso ocasionales rasgos medievales, como el diferente tamaño de las personas dependiendo de su jerarquía religiosa, con los santos de mayor tamaño como puede verse en su Auto de Fe presidido por Santo Domingo de Guzmán. Pero es renacentista en la perspectivas, las formas y la luz, o la incorporación de espacios arquitectónicos. Por todo ello, sería una figura intermedia entre el estilo gótico flamenco y el renacimiento. Sus obras más destacadas son retablos, como el de la Virgen de Paredes de Nava, el de Santo Tomás de Ávila y parte del retablo de la Catedral de Ávila. Se le ha atribuido aunque no con seguridad, el retablo de Santa María del Campo, con escenas como el «Bautismo de Cristo» y la «Degollacion del Bautista».
    En Toledo trabaja Juan de Borgoña (h. 1468/1470 - h. 1536). Este artista se formó en Italia, conociendo la pintura del Quattrocento, aunque conserva algunos detalles de la pintura gótica estilo flamenco. La composición es clara, enmarca las escenas en paisajes amplios o en arquitecturas clásicas con adornos vegetales y de otro tipo, las figuras idealizadas son claramente italianizantes. Influyó mucho en la posterior pintura de la zona toledana. Realizó numerosos retablos. Además pintó los frescos de la Sala Capitular de la Catedral de Toledo y los de la llamada Capilla Mozárabe.
    Finalmente, en Andalucía destaca la figura de Alejo Fernández (h. 1475 – 1545), con una producción de estilos diversos, en unos intensamente flamenco dado el gusto por el detalle que muestra, y en otros italianizantes con perspectivas. Parece que era de origen alemán. De todas sus obras, es muy conocida la Virgen de los Navegantes en los Reales Alcázares de Sevilla, donde aparece un retrato de Cristóbal Colón. Creó escuela.

    El segundo tercio del siglo


    Juan de Juanes: La Última Cena, h. 1560, tabla, 116 × 191 cm, Museo del Prado.
    En esta segunda fase la influencia de Leonardo se ve sustituida por la de Rafael. También se dejan sentir los ecos del primer manierismo, tanto toscano como nórdico.
    Nuevamente, es Valencia la puerta de entrada de estas nuevas tendencias, en la figura, en primer lugar, de Vicente Macip (1475 - 1545), a quien se le nota la influencia italiana (Rafael, Sebastiano del Piombo), recordando algo a Yáñez de la Almedina y Paolo de San Leocadio. De su obra destaca el retablo de la Catedral de Segorbe, con escenas de la «Vida de Cristo». Su hijo Juan de Juanes (1523 - 1579), menos original que su padre pues se limitó a divulgar su estilo, fue sin embargo mucho más popular, y creó numerosas estampas religiosas, sentimentales y de cierta blandura. De sus obras es muy conocida la La Última Cena, hoy en el Museo del Prado. Otras obras son: Sagradas Familias, Salvador eucarístico, Vírgenes con el Niño, varias obras representando la Inmaculada Concepción, o la tablas de San Esteban (también en el Prado), Asunción de Nuestra Señora, Bodas místicas del Venerable Agnesio.
    Pero el centro más destacado de producción artística es Sevilla, ciudad que cobró gran auge económico gracias al comercio con las Indias. La ciudad llegó a ser un centro multicultural lo que ayudaría al florecimiento de las artes. En este centro al que afluían artistas de otros países llegó Pedro de Campaña (1503-1563), llamado en realidad Peter Kempeneer, nacido en Bruselas pero de formación italiana. Estuvo en Sevilla desde el año 1537 hasta 1562. De la obra realizada en Sevilla destaca el Descendimiento de la Cruz, en la Catedral de Sevilla, y el retablo de Santa Ana (Triana). También fue un buen retratista.


    LUIS DE MORALES


    Luis de Morales: Virgen con Niño, h. 1570, óleo sobre tabla, 84 cm × 64 cm, Museo del Prado.
    La figura española más destacada de esta época es el extremeño Luis de Morales (1509-1586), uno de los jefes de fila del estilo manierista español. Conserva, dentro de una obra que recuerda al arte medieval, un estilo español característico. El arte español, y notablemente el de Morales, contiene importantes elementos místicos y religiosos debidos a la Contrarreforma y al mecenazgo de una monarquía y de una aristocracia españolas fuertemente marcadas por el catolicismo. Se formó en Sevilla con Pedro de Campaña, luego pasa por un período de formación portuguesa y otro italiano. Como resultado de ello, realiza una obra que evidencia influencia leonardesca en el esfumado, también tiene rasgos manieristas como el alargamiento de las figuras y los colores fríos, pero igualmente anticipa el tenebrismo ya que suele iluminar a sus figuras sobre un fondo oscuro. En éste último punto es antecesor de la pintura del Siglo de Oro español. Desarrolló su actividad sobre todo en Extremadura, pero sus obras llegaron a todos los rincones de la Península. Trató sobre todo temas religiosos. Tuvo gran fama en vida, adquiriendo el mote de «Divino Morales». Se considera que su obra maestra es la Virgen con Niño (h. 1570) llamada «Virgen de la Leche». Otras de estas obras de devoción de Morales son Cristo entre dos sayones, Ecce Homo (Academia de San Fernando), Magdalenas, Virgen de la Piedad, Vírgenes con Niño, etc.

    Poco se sabe de la vida de Luis de Morales. Probablemente nació en Badajoz, hacia 1510, ciudad en la que también moriría en 1586. Pero ninguno de estos datos ha podido ser contrastado. Quizá fue discípulo del flamenco Pedro de Campaña en Sevilla y conoció en Valencia a Cristoforo Solario y las novedades leonardescas y rafaelescas que llegaban a España a través de su puerto. Estuvo al servicio de los obispos de la diócesis de Badajoz, trabajó para clientes adinerados y tal vez el rey Felipe II adquiriera algunas de sus obras.
    Pero sobre todo, Luis de Morales alcanzó celebridad entre los feligreses. Sus escenas religiosas, grandes retablos y cuadros de pequeño formato de Vírgenes piadosas con niños, principalmente, satisfacieron la religiosidad popular de la España de la Contrarreforma. Y le valieron, años después, de la mano de su primer biógrafo, Antonio Palomino,  (1655-1726) el sobrenombre de El Divino.

    Hoy, los críticos aprecian sus figuras alargadas sobre fondos negros tipo El Greco, los colores carnales de sus personajes y la extraordinaria habilidad técnica de un creador al que muchos consideran como el más representativo del arte español en aquella segunda mitad del siglo XVI, tras, precisamente, el cretense.

    El último tercio del siglo

    ALONSO SÁNCHEZ COELLO

    NAVARRETE EL MUDO


    Alonso Sánchez Coello: Retrato de la Infanta Isabel Clara Eugenia, niña, h. 1570, lienzo, 116 × 102 cm, Museo del Prado.

    Navarrete el Mudo: Degollación de Santiago, 1571, Monasterio de El Escorial.

    En esta parte final del siglo se nota la influencia de la obra de Miguel Ángel y también de la pintura veneciana. El retrato sigue sintiendo la influencia de la pintura flamenca, con su precisión por el detalle, uniéndolo un gusto veneciano por la riqueza cromática de las telas y también a ciertos detalles manieristas como el distanciamiento y la frialdad de los modelos, que miran desde la distancia como en los retratos de Bronzino. Entre los retratistas de la corte madrileña destacan Alonso Sánchez Coello (c. 1531-1588) y Juan Pantoja de la Cruz (1553-1608). Sus obras alcanzan gran calidad, aunando la influencia de Tiziano y Antonio Moro. Sánchez Coello, discípulo de Moro, es un ejemplo de esa atención por el detalle en el traje y las joyas, la precisión a la hora de reflejar los rasgos del modelo, cuya psicología se intenta representar mediante un frío distanciamiento. Retrató a Felipe II y a su familia (esposas, hijos), así como a varios nobles de la corte. Menos interesantes son sus pinturas religiosas. Su discípulo Pantoja de la Cruz también cultivó el retrato y pinturas religiosas. Su técnica es más dura, anticipando ya el tenebrismo. Destacan en sus retratos las enormes gorgueras que eran moda en el reinado de Felipe III y cuya representación minuciosa permitía demostrar el virtuosismo del pintor.
    Es el momento ya de la Contrarreforma, por lo que el tema religioso es ya absolutamente predominante. Ejemplo de influencia miguelangelesca de figuras musculosas es Gaspar Becerra (1520-1570). A él se atribuye la introducción de la pintura al fresco en España, ya que hasta entonces era realizada por extranjeros. De Gaspar Becerra es uno de los pocos ejemplos de temática mitológica: la historia de Perseo pintada al fresco en una de las torres del Palacio del Pardo.
    Ejemplo de influencia veneciana es la obra de Juan Fernández de Navarrete, llamado «El Mudo» (1526-1579). Es un artista que avanza en el camino del realismo. Su técnica es suelta. Gusta jugar con las diferentes intensidades de la luz, lo que recuerda a Tintoretto. Destacó por su labor al servicio de Felipe II, que le encargó varias series de lienzos a partir de 1568 para decorar los muros de la Basílica de San Lorenzo de El Escorial: Adoración de los Pastores, Degollación de Santiago. Para la decoración del Monasterio de El Escorial Felipe II solicitó pinturas a Tiziano que envió el Martirio de san Lorenzo destinado al retablo mayor, pero sobre todo buscó atraer pintores capaces de trabajar al fresco en las decoraciones murales. Con este objeto llegó a España precedido de gran fama Federico Zuccaro, quien no convenció al rey y no tardó en ser sustituido por el genovés Luca Cambiaso (1527-1585) y el boloñés Pellegrino Tibaldi (1527-1596). Cambiaso destaca por sus composiciones, muy sobrias y ciertas experiencias que se adelantan al tenebrismo. De Tibaldi destaca la pintura al fresco de la bóveda de la Biblioteca, con temática alegórica. Con ellos llegaron o colaboraron otros pintores italianos que se iban a quedar en España como Bartolomé Carducho, Patricio Cajés, Rómulo Cincinato o Antonio Ricci, responsables de la conformación de un estilo naturalista, anticipo del barroco, que bien puede definirse como escurialense, al que se adscriben pintores que, habiendo nacido en España, colaboraron en mayor o menor medida con los anteriores, como los toledanos Luis de Carvajal y Blas de Prado, el madrileño Diego de Urbina o el catalán Francisco Ribalta.
    Entre los pintores extranjeros atraídos por los posibles encargos de El Escorial se encuentra El Greco (1541-1614), quien desempeñó el papel más importante dentro de la importación del Renacimiento italiano a España. Como indica su nombre, El Greco no era español de origen, sino que nació en Creta, entonces posesión de la República de Venecia, con el nombre de Doménikos Theotokópoulos. Su formación fue compleja: primero, se formó como pintor de iconos en su Creta natal, luego acudió a Venecia que era la metrópoli pues en aquella época Creta dependía de Venecia, y allí a partir de 1560 conoció la obra de Tiziano y Tintoretto, posteriormente pasó por Roma. De esta época son La expulsión de los mercaderes del templo, el Retrato de Giulio Clovio, la Anunciación y las primeras versiones de El Expolio de Cristo. En Roma, conoció la obra de Miguel Ángel. Según la leyenda [1], cayó en desgracia después de haber afirmado que si destruyeran una de las pinturas murales de Miguel Ángel, sería capaz de rehacerla aún más bella. Hay que tener en cuenta además que había numerosos pintores en la Roma de la época, y El Greco tenía que buscar un lugar donde lograr encargos. Por ello, conocido que Felipe II estaba buscando pintores para El Escorial, partió hacia España, esperando lograr allí encargos en el gran proyecto arquitectónico del rey. No obstante, su Martirio de San Mauricio y la legión tebana (1580) no complació al rey y acabó encontrando su lugar en Toledo, donde se le encuentra a partir del año 1579. Al principio, sigue haciendo cuadros que recuerdan mucho a Italia: Retablo mayor de Santo Domingo el Antiguo (1577-79), otra versión de El Expolio de Cristo (1577-79) esta vez para la Catedral de Toledo, La Adoración del nombre de Dios.
    Progresivamente su estilo manierista se va exagerando, las figuras se alargan desmesuradamente formas huesudas, los colores son fríos (verde, gris, azul), y hay un ambiente de intenso fervor religioso. Desempeñó un gran papel en la elaboración de un estilo lleno de emoción, con los dedos alargados de los personajes que representa y colores vivos. Son obras destacadas de la plena madurez del Greco son La Trinidad (1577-80) y, sobre todo, El entierro del conde de Orgaz (1588), obra singular en la que se representan el plano celeste y el plano terreno intercomunicados.
    En los últimos años ejecuta numerosos encargos religiosos, tanto de gran tamaño (Bautismo de Cristo de 1596-1600, Pentecostés, Anunciación, El calvario de 1590, Adoración de los Pastores 1612-14, pinturas de Illescas, 1603) como pequeños (Apóstoles, Santos especialmente San Francisco, Verónicas, Magdalenas). Pero también trató ocasionalmente temas no religiosos, como el retrato de influencia veneciana (Inquisidor Niño de Guevara, Cardenal Tavera, El médico toledano Doctor Lafuente, Paravicino, El caballero de la mano en el pecho 1577-84) y una obra mitológica: Lacoonte y sus hijos (1604-1614). Incluso trató el paisaje: sus representaciones de la ciudad de Toledo se convirtieron en modelos para la nueva tradición europea de la pintura de paisaje desarrollada luego por los maestros holandeses.
    FUENTE: Wikipedia

     



    ESPAÑA. 
    MANIERISMO EN ESPAÑA


    Arquitectura


    Monasterio de El Escorial
    Pedro Machuca. Palacio de Carlos V. Granada

    Escultura


    A. Berrugute: San Sebastián

    Pintura



    Sánchez Coello: Felipe II rezando el rosario
    Luis Morales: Virgen con el niño
    El Greco: La Trinidad
    El Greco: La Anunciación
    El Greco: El Expolio
    El Greco: El martirio de San Mauricio y la legión tebana
    El Greco: El entierro del conde de Orgaz

     

    PARA SABER MÁS, VER:

     

    ART-RENACIMIENTO-MANIERISMO. EL CRECO

     

    RETRATO DEL CABALLERO CON LA MANO EN EL PECHO.
    EL GRECO.





    RENACIMIENTO EN ANDALUCÍA.
  •  

  • Las relaciones políticas y bélicas con Italia fueron los factores principales de la penetración de las formas renacentistas en España.
    El mecenazgo en España estuvo encabezado por la corte de los Reyes Católicos y las grandes familias: los Mendoza, los Fonseca... El emperador Carlos V fue un gran promotor de obras artísticas.
    En España y Andalucía los períodos principales fueron:
    • Plateresco (primer cuarto del siglo XVI)
    • Purismo (1525-1560)
    • Herreriano (último tercio del siglo XVI)
    •  
    LA ARQUITECTURA ANDALUZA

    El Renacimiento en Andalucía fue una época de esplendor artístico. La abundancia de recursos económicos y las necesidades religiosas, surgidas tras la conquista de Granada, hicieron posible la construcción de iglesias, monasterios y palacios urbanos.
    Granada fue uno de los principales centros de la arquitectura renacentista. Los edificios más representativos son el palacio de Carlos V, situado en la misma Alhambra y diseñado por Pedro de Machado, y la catedral, de, Diego de Siloé.
    En Jaén, los centros más relevantes fueron las ciudades de Jaén, Úbeda y Baeza, siendo el arquitecto principal Andrés de Vandelvier. Él trazó las catredrales de Jaén y Baeza, así como la iglesia del Salvador en Úbeda, construida por Vandelvier pero diseñada por Siloé. En esta última ciudad destaca la construcción de palacios, como el de las Cadenas y el de los Cabos.

    En Sevilla se construyeron lujosos edificios, destacando la fachada del ayuntamiento y la sacristía mayor de la catedral, ambas obras de Diego de Riaño. Otros edificios singulares son la casa de Pilatos y el palacio de las Dueñas; en ellos se combinaron los azulejos y artesonados, de tradición musulmana, con los elementos renacentistas de estilo clásico.

    LA ESCULTURA Y LA PINTURA ANDALUZA

    La prosperidad económica de Andalucía atrajo a numerosos escultores europeos, que introdujeron los modelos renacentistas italianos. Las obras escultóricas más destacadas son los sepulcros de mármol de los Reyes Católicos, y Felipe el Hermoso, Fancelli, y el de Juana la Loca, de Bartolomé Ordóñez, ubicado en la Capilla Real de Granada.
    Los pintores andaluces más destacados fueron: Alejo Fernández, con su obra más conocida, la Virgen de los NavegantesPedro de Campaña, autor del Descendimiento, Pedro de Machuca, con la Virgen del Sufragio. Estos pintores desarrollaron su actividad en Sevilla o Granada.


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    PARA SABER MÁS

















  • BIBLIOGRAFÍA
  • Antonio Fernández y otros
    Artis Historia del Arte
    Barcelona Vicens Vives 1999
    Manuel Burgos y otros
    Ciencias Sociales Historia
    Madrid Anaya 2000
    Luis Miguel Baides Bris y otros
    Ciencias Sociales Historia
    Madrid Bruño 1999
    Enciclopedia Salvat Tomo 14

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