Renacimiento y Barroco (Siglos XV, XVI y XVII)
Entre los personajes de la época más frecuentes en el cine se encuentran los monarcas ingleses o escoceses, particularmente Enrique VIII y sus esposas, sobre quienes se han rodado (Ana de los mil días, Ana Bolena, Enrique VIII y sus seis mujeres, La vida privada de Enrique VIII, Catalina de Inglaterra ), y sus hijas Isabel (La reina virgen, Elizabeth, The private lives of Elisabeth and Essex, El favorito de la reina) y María I Tudor (La rosa de los Tudor, Lady Jane). El enfrentamiento de aquel rey con el canciller Tomás Moro aparece en la estimabe Un hombre para la eternidad. De la época de Carlos I y Cromwell dan cuenta Cromwell, sobre la guerra civil, El crisol, sobre un episodio de brujería en las colonias americanas, y es el trasfondo de The Scalet Blade; Jorge III aparece en La locura del rey Jorge; y la figura de la reina de Escocia, plasmada ya en un filme de Edison que narraba su decapitación, aparece en María Estuardo y en María, reina de Escocia. El líder escocés Rob Roy ha sido biografiado en Rob Roy, el gran rebelde y en Rob Roy, la pasión de un rebelde.
Otros monarcas son Catalina II de Rusia (Catalina la Grande, las dos versiones de Catalina de Rusia Capricho imperial, La sombra del águila, La zarina, La princesa Tarakanova,), Cristina de Suecia (Abdicación, La reina Cristina de Suecia) y Federico II de Prusia (El rey soldado, El gran rey). La España de Felipe II aparece en La princesa de Éboli, Jeromín, El segundo poder, Akelarre o Extramuros; y los conflictos de la corona española en los Países Bajos en la singular La kermesse heroica. El reinado de los Borbones es el marco de La princesa de los ursinos, El rey pasmado y Esquilache.
- Mutiny on the Bounty (El motín del Bounty o Rebelión a bordo), tres versiones, de Frank Lloyd, 1935 (con Charles Laughton), de Aaron Rosenberg, 1962 (con Marlon Brando) y de Roger Donaldson, 1984 (con Mel Gibson); (Inglaterra, Pacífico, siglo XVIII)
- Iván el Terrible, Serguéi Eisenstein, 1944-1946 (Rusia, siglo XVI)
- Los siete samuráis, Akira Kurosawa, 1954 (Japón, siglo XVI)
- Taras Bulba, J. Lee Thompson, 1962 (Ucrania-Rusia, siglo XVI)
- El tormento y el éxtasis, Carol Reed, 1965 (Miguel Ángel y Julio II, Italia, siglo XVI)
- Un hombre para la eternidad, Fred Zinnemann, 1966 (Tomás Moro, Inglaterra, siglo XVI)
- El último valle, James Clavell, 1970 (Guerra de los Treinta Años, Centroeuropa, siglo XVII)
- Cromwell, Ken Hughes, 1970 (Inglaterra, siglo XVII)
- Aguirre o la cólera de Dios, Werner Herzog, 1972 (adaptación de la novela de Ramón J. Sender)
- El Dorado, Carlos Saura, 1988. Sobre el viaje de Lope de Aguirre.
- Barry Lyndon, Stanley Kubrick, 1975 (Irlanda, Inglaterra, Alemania, siglo XVIII)
- El retorno de Martin Guerre, Daniel Vigne, 1982 (Francia, siglo XVI)
- La balada de Narayama, Shoei Imamura, 1983 (Japón, intemporal)
- Amadeus, Miloš Forman, 1984 (Mozart, Austria, siglo XVIII)
- La misión Roland Joffé, 1986 (Misiones jesuíticas en Sudamérica, siglo XVIII)
- Dangerous Liaisons, Stephen Frears, 1988 (Francia, siglo XVIII)
- Esquilache, Josefina Molina, 1989 (España, siglo XVIII, adaptación de la obra de teatro de Antonio Buero Vallejo)
- 1492: La Conquista del Paraíso, Ridley Scott, 1991 (Llegada de Colón a América, siglo XV)
- El rey pasmado, Imanol Uribe, 1991 (adaptación de la novela de Gonzalo Torrente Ballester)
- Restauración, Michael Hoffman, 1995 (Inglaterra, siglo XVII)
- Ridicule, Patrice Leconte, 1996 (Francia, siglo XVIII)
- Shakespeare in love, John Madden, 1998 (Inglaterra, siglo XVII)
- Más fuerte que su destino Marshall Herskovitz, 1998 (Verónica Franco, Venecia, siglo XVI)
- Xica da Silva Carlos Diegues, 1998 (Brasil, siglo XVIII)
- El puente de San Luis Rey, Mary McGukian, 2004 (Perú, siglo XVIII)
- Alatriste, Agustín Díaz Yanes, 2006 (adaptación de las novelas de Arturo Pérez-Reverte)
- El perfume, Tom Tykwer, 2006 (adaptación de la novela de Patrick Süskind)
-Sentido y sensibilidad
Mentalidad y relaciones sociales en la sociedad burguesa.
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El último mohicano
Las colonias británicas antes de su independencia.
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Alatriste
Cromwell
Cyrano de Bergerac
El Oficio de las Armas (Il Mestiere delle Armi)
El último valle (The Last Valley)
La Kermesse Heroica (La Kermesse Héroïque)
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Siglo XVIII
Barry Lyndon
Culloden
El Patriota (The Patriot)
El último mohicano (The Last of the Mohicans)
George Washington, la leyenda (The Crossing)
La Marsellesa (La Marseillaise)
Revolución (Revolution)
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CINE CON HISTORIA DE ESPAÑA MODERNA
Los tres mosqueteros
AÑO: 2011 DURACIÓN: 110min PAÍS: USA DIRECTOR: Paul W.S. Anderson Siglo XVII.
SINOPSIS: Francia, siglo XVII. Athos, Porthos y Aramis son tres prodigiosos espadachines que pertenecen al cuerpo de mosqueteros del rey Luis XIII de Francia (1610-1643). A París llega un joven y valeroso gascón que ingresa en la guardia del Rey para hacerse mosquetero. Los cuatro tendrán que hacer frente a una maquiavélica conspiración urdida por el cardenal Richelieu para derrocar al rey. Adaptación actualizada de la novela homónima de Alejandro Dumas. (FILMAFFINITY)
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El Oficio De Las Armas
Año:2001.2001: Premios David di Donatello: 9 premios, incluyendo Mejor película
2001: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
Sinopsis
Durante las Guerras de Italia, Giovanni de Médicis es capitán del ejército papal contra los lansquenetes del emperador Carlos V de Alemania que, liderados por Georg von Frundsberg, marchaban hacia Roma. Por su experiencia en el oficio de las armas, Giovanni es un mito viviente, sin embargo, al ser alcanzado en la pierna por el proyectil de un falconete, se convertirá en una de las primeras víctimas de las armas de fuego.
En los albores del siglo XVI, el joven Giovanni de Médici era capitán del ejército papal en la campaña contra los lansquenetes del emperador Carlos V de Alemania. En vida, ya era un mito, pues se lo disputaban los príncipes por su gran experiencia en el oficio de la guerra. Amaba la vida. La diosa Fortuna y las mujeres le sonreían. Ni un pensamiento sobre la muerte cruzaba su mente. Su ruina fue la aparición de las armas de fuego: una bala de cañón le alcanzó una pierna, la gangrena se extendió y hubo que amputarla. Aún así, la necrosis fue inevitable y el feroz guerrero falleció el 29 de noviembre de 1526.
Al inicio de la película nobles,
guerreros y siervos nos hablan de la muerte de Giovanni de Médicis,
capitán de los ejércitos papales de Clemente VII, herido por arma de
fuego en las luchas contra los ejércitos de Carlos V. Estos personajes,
monologando en ocasiones frente a la cámara, escuchando la lectura de
cartas en otras, honoran al caído y lamentan la pérdida de un glorioso
caballero. En el momento de la ceremonia fúnebre, Ermanno Olmi construye
un singular flash back que efectúa una lectura bien diferente de lo hasta entonces visto.
Con extrema sobriedad y con una trama algo
confusa para aquellos poco duchos en esta parte de la historia, Olmi
deja entrever las rivalidades entre nobles, las traiciones y los pactos
secretos que mueven la Historia. «Las armas cambiarán las guerras, las guerras cambiarán el mundo», se nos dice primero; pero, se añade a continuación, «las guerras ya no son de los soldados, ahora las hacen de los políticos».
Olmi pone en boca de sus personajes a Maquiavelo y sus estrategias. Se
acabaron las cabalgadas heroicas de caballeros enfundados en su armadura
blandiendo la espada contra el enemigo. Ahora los ejércitos no son sino
marionetas guiadas por los intereses de unos amos que, en determinado
momento, pueden dejar caer los hilos de sus propios muñecos. Las armas
de fuego, por su parte, adquieren un protagonismo superior al de la
caballería y sus arcabuceros. Ligeras, de recarga rápida, las cureñas
arrastradas por carros pueden apostarse a cubierto de las miradas del
enemigo y diezmarlo cuando éste queda a descubierto.
El único que no parece comprenderlo, que no
quiere comprenderlo, es paradójicamente el personaje más joven, Giovanni
de Médicis, guerrero fuerte, amante deseado y, en definitiva, icono
medieval. En determinada escena, mientras sus huestes atraviesan tierras
yermas azotadas por el hambre y el frío, un cura enloquecido les
increpa llamándoles espectros. El menguado ejército de De Médicis es, en
realidad, un ejército de espectros. Fantasmas de un tiempo que se
desvanece, una época que se va para no volver y que arrastra en su final
a aquellos que no se adaptan a los cambios. Herido de muerte, cadáver a
los pocos minutos de película, el flashback se convierte en una
elegía por el guerrero y su mundo. Afirmando esto, la solemne banda
sonora envuelve los movimientos de la tropa en la niebla y bajo la
tempestad de nieve, presentándoles como almas en pena. Los mercenarios, a
quienes sus propios aliados impiden el paso, derivan como náufragos en
un amenazador paisaje sin límites al que despojan de la poca vida que
queda. La amante de De Médicis, muerto ya en la mente del espectador,
encuentra en su desesperada búsqueda una premonitoria desolación. Las
imágenes de la nieve castigando los ejércitos y los cadáveres colgando
de los árboles dejan bien claro que no hay ninguna gloria en esta
batalla.
De Médicis es finalmente derrotado y Olmi opta
por añadir una segunda historia a la película ya vista. En esta parte
final estudia literalmente al soldado que, más sorprendido que
humillado, agoniza lentamente en casa de quienes le han traicionado.
Mientras le aplican sanguijuelas y le amputan la pierna, le envuelven
riquezas y oropeles a los que ya no tendrá acceso. Sus rivales, sus
verdugos, le observan con más temor que respeto desde el quicio de la
puerta esperando el desenlace. Sólo el recuerdo del sexo y la pasión de
la carne alivian los últimos delirios de un héroe derrotado física y
moralmente. Para mayor ironía, durante los títulos de crédito finales,
un personaje se dirige al público y nos informa que los responsables
militares, conscientes del grave daño inflingido a la caballería y a un
noble como Giovanni de Médicis, acordaron no volver a utilizar la
artillería contra un blanco humano. Obvia decir que tal resolución nunca
se llevó a cabo.
Ermanno Olmi.................................................................................
Da Vincis Demons
Serie de TV (2013). Da Vincis Demons cuenta la historia jamás contada de los años jóvenes de Leonardo Da Vinci, uno de los mayores genios no sólo del Renacimiento, sino de toda la historia de la humanidad. Muestra las vivencias de este desenvuelto y brillante artista, inventor, espadachín, amante, soñador e idealista, quien a sus 25 años, explora su intelecto y su talento mientras lidia con el hecho de vivir en los confines de su propia realidad y tiempo, al empezar a ver, e inventar, el futuro.
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Una de Piratas
Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra
- Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides (Pirates of the Caribbean 4)
- Año 2011 Duración 141 min. País Estados Unidos
Cuando Jack Sparrow (Johnny Depp) vuelve a encontrarse con una mujer a
la que había conocido años atrás (Penélope Cruz), no está seguro de si
se trata de amor o si ella es una estafadora sin escrúpulos que lo está
utilizando para encontrar la legendaria Fuente de la Juventud. A todo
esto, Jack es capturado por el Queen Anne's Revenge, el barco del
temible pirata Barbanegra (Ian McShane), que lo obliga a unirse a su
tripulación, lo que le hará vivir una inesperada aventura en la que no
sabe quién le inspira más miedo si Barbanegra o esa mujer que regresa
del pasado. (FILMAFFINITY)
Marcus Rediker, profesor de la Universidad de Pittsburgh, trazó un retrato del pirata medio, «marinos que se hacían piratas tras años de servir en buques mercantes y militares, en los que sufrían cuartuchos hacinados, escasez de víveres, una disciplina brutal, una paga escasa, devastadoras enfermedades, accidentes y, en muchas ocasiones, una muerte prematura».
En las antípodas de este deprimente panorama, las colonias de proscritos que proliferaban en lo que hoy son las Antillas, Madagascar y otras latitudes ofrecían un horizonte de libertad, opulencia y camaradería. No extraña, pues, que, como ocurría en casi todos sus abordajes, cuando los filibusteros preguntaban entre la tripulación quién quería unirse a ellos, fueran muchos los voluntarios. Especialmente, entre los nativos africanos que remaban a destajo como esclavos en las tripas de las naves del rey, seres humanos tratados como reses a los que los saqueadores del mar ofrecían una ventana a la redención.
En los barcos piratas, la tripulación disfrutaba de algo imposible en la Armada o la marina mercante: derechos. Al menos, en la época dorada de la piratería atlántica, los hombres elegían mediante votación al capitán y existía la figura del contramaestre, que velaba por el correcto reparto del botín y custodiaba las provisiones y pertrechos comunes. El capitán podía ser destituido y sus privilegios se reducían a recibir cuota doble del botín capturado y defecar, como todos los demás desde cubierta, sin ser observado. Sin patrón y sin otro oficio que el pillaje, evadidos de su mundo de estrecheces y cadenas, estos marinos anónimos consumían sus horas chapoteando en las aguas que surcaban y compartiendo risotadas y anécdotas en interminables borracheras.
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