200 CINE REVOLUCION RUSA

 CINE REVOLUCION RUSA

 Aunque no es muy extensa la filmografía sobre la revolución bolchevique en ella se encuentran obras maestras de toda la historia del cine como El acorazado Potemkin -en realidad, sobre los sucesos prerrevolucionarios de 1905- y Octubre, crónica apologética de la revolución y modelo de síntesis entre la narración de un proceso y la plasmación concreta de sucesos. No se puede ignorar que en los años veinte la vanguardia rusa hace cine no sólo histórico -sobre los acontecimientos de la Revolución-, sino política y cinematográficamente revolucionario. De ahí el espíritu de evocación histórica presente, incluso de forma metafórica, en títulos como La madre, la trilogía de Kozintsev sobre Máximo o Arsenal. De las condiciones sociales que llevan a la revolución dan cuenta, entre otras, El fin de San Petersburgo y El revolucionario. El cine occidental se ha hecho eco de ese acontecimiento de forma muy convencional, mostrándolo como trasfondo (Doctor Zhivago), centrándose en la descripción de la familia imperial (Nicolás y Alejandra) o de su exilio (Tovarich, Anastasia), o haciendo de la revolución un gran espectáculo a partir del testimonio del periodista John Reed (Rojos), que también ha inspirado V dni' Oktjabrja.

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DOCTOR ZHIVAGO


... Y me enamoré de Lara Antipova. No hubiera podido ser de otra manera: no solamente era una hermosa mujer de mirada penetrante, sino que Lara era el prototipo de humildad, entrega y renuncia. Hay una escena en que la cámara se detiene en el rostro de Julie Christie y el azul de su mirada parece devorar todo cuanto existe; y yo me quedé atrapado en esa mirada, inevitablemente, y envidié a Yuri Zhivago por ser capaz de emocionar a Lara con sus poemas. Entonces, en la penumbra del cine, soñé que un día podría llegar a ser como él: un hombre bueno, un ser sensible y un poeta enamorado capaz de erizar la piel de su amada con la armonía de las palabras.

La magia del cine, su poder evocador, la fascinación de los paisajes, el dolor de la miseria, la mano implacable del frío, la cerrazón insensata de algunas ideas frente a la hermosa belleza de la mirada del poeta, el canto dulce de una balalaika, la historia contada bajo el punto de vista del artista y no del político... Doctor Zhivago (David Lean, 1965) es todo eso y muchas cosas más. Es ese film que me dejó turbado, fascinado, por la belleza que se desbordaba en cada fotograma; por la compasión y el amor hacia las personas que impregna el film; por la épica y la derrota; la maldad absurda y la lucha con todo por sobrevivir. Pero, más que nada, por el retrato de un poeta.

La revolución rusa es el hilo conductor a través de la vida del doctor Zhivago, desde su infancia hasta su muerte. Una revolución desprovista de cualquier glamour. El film puede interpretarse como reaccionario, pues no da una imagen muy favorable de los bolcheviques. En su época resultaba quizá sospechoso. El tiempo, sin embargo, ha acabado por poner muchas cosas en su sitio. Pero la película es, por encima de esa visión de un capítulo muy doloroso de la historia, una hermosa historia de amor y una exaltación de los mejores valores del ser humano.

Repetí la experiencia en numerosas ocasiones y en cada una de ellas David Lean lograba conmoverme nuevamente. Pocos films me han emocionado así. Memoricé frases, miradas, silencios y paisajes y Yuri se convirtió en un modelo, en esa persona que hubiera querido ser, porque no puedo entender una vida más maravillosa que aquella que porta el don de la bondad, la ternura y la poesía y es capaz de enamorar a la mujer que ama y vivir por ella y con ella la más feliz de las vidas posibles en medio de la desolación total.

No creo que nadie que vea este film pueda quedar indiferente y en el fondo, si lo miramos bien, no se trata más que de una historia de amor. Pero es que David Lean tenía el don de convertir un simple romance en un espectáculo tan hermoso, tan vivo y tan verdadero como los mejores sueños. Si a ello sumamos la banda sonora, con el espectacular "Tema de Lara" (Maurice Jarre), tenemos un film de una belleza deslumbrante.

Hay, entre tantas y tantas escenas impresionantes e imperecederas, una secuencia maravillosa que me pone la piel de gallina: Lara se despierta en medio de la noche y lee conmovida y temblorosa el que se adivina hermoso poema que Yuri le ha dedicado. Él se acerca y ella le dice: "Esa no soy yo Yuri"; "Sí lo eres" responde él. "No, eres tú". Es un instante de esos, perfectos y llenos de fuerza, que traspasan la pantalla y nos dejan temblando. Es la esencia de Lean, un director con una tacto especial para trasmitir la dulzura, la pasión y la belleza del amor.

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Nicolás y Alejandra

Espectacular versión cinematográfica de la vida de Nicholas II, el último zar ruso, y su esposa Alejandra, con la Revolución como telón de fondo.

UK - 1972 - 183 min.

Sinopsis

De la fascinación que en Estados Unidos provoca Rusia, la zarista y la que vendría después, da buena prueba el éxito de ventas de la novela que dio pie a esta película, un libro de Robert K. Massie que narra la decadencia no sólo de una familia sino de todo un imperio. Basta que aparezca encuadernado y negro sobre blanco un texto sobre los avatares históricos antiguos y recientes de Rusia para que la maquinaria hollywoodiense se ponga rápidamente en marcha. Así fue con “Nicolás y Alejandra”, reconstrucción de la vida de Nicolás II, el último zar ruso, y su esposa Alejandra.

La película, parcialmente rodada en España y Yugoslavia, y con la participación en la misma de un buen puñado de técnicos, profesionales, actores y figurantes de aquí, adopta formalmente maneras cinematográficas de melodrama –resulta importante en el conjunto la mirada que el director, el aplicado Franklin J. Schaffner, hacia las tribulaciones del único hijo de la pareja protagonista, Alexis, aquejado de hemofilia- y recuerda, siquiera desde la lejanía, las maneras de las superproducciones de Samuel Bronston en nuestro país.

Vestuario, decoración, banda sonora... todo es grandioso en “Nicolás y Alejandra”, que en su larga duración aglutina no sólo el avatar de los zares sino que hasta hace hueco para que desfile ante los espectadores la pareja formada por Lenin y Trotsky, quienes encarnarían la sucesión zarista en forma de revolución obrera, y, por supuesto, Rasputín, el siniestro monje a quien Alejandra entregó literalmente su alma a cambio de una solución a la enfermedad de su retoño.

Dos decenios caben en la(s) historia(s) que cuenta “Nicolás y Alejandra”, protagonizada por Michael Jayston y Janet Suzman, actores de prolífica carrera televisiva y fugaz paso por el cine, y con un reparto de mal llamados secundarios de verdadero lujo. Dos decenios de hechos históricos que hicieron que jamás el mundo volviera a ser igual.

http://www.canaltcm.com/peliculas/nicolas-y-alejandra

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OCTUBRE


Octubre (S. M. Eisenstein, 1927), .

Sergei Eisenstein, País: Unión Soviética Año: 1928 Género: Drama, Histórico, Duración:104 minutos.

La obra de Sergei Eisenstein no se pudo proyectar legalmente en España, ni en público ni en privado, porque reconstruía los acontecimientos ocurridos en Rusia desde febrero hasta octubre de 1917. Una película de 100 minutos en la que, siguiendo la filosofía comunista, no había personajes principales. Sus intensas secuencias no fueron bien entendidas por las jóvenes generaciones rusas ni por las autoridades españolas. El comunismo estuvo vetado en cualquiera de sus versiones cinematográficas ante un temor de que incitara a la revolución.
Sergei Eisenstein, en la primera década de la Unión Soviética y en su primera década en el cine, estaba profundamente comprometido con el marxismo. Este hecho, tan obvio en las películas de Eisenstein de la década de 1920 es negado o tergiversado por la mayoría de los críticos de su trabajo.

La mayoría de los escritores, incluyendo muchas de las luminarias de la crítica cinematográfica, evalúan a Eisenstein mayormente por sus logros técnicos y fallas, y por su lugar en la historia del cine. El hacer películas sobre revoluciones políticas parece ser a sus ojos inconsecuente comparado con sus innovaciones en la dirección y edición de películas.

Esta esteta posición ganó impulso en el Oeste durante la Guerra Fría cuando la manera más segura de discutir sobre cine, o cualquier arte, era en términos formalistas. Y cuando el cine llegaba a la academia, los profesores e historiadores, codificaban su lenguaje y disciplina para sentirse más cómodos discutiendo al director fuera del contexto político y en términos de una historia cinematográfica adulterada.

El estudio de la historia actual es difícil y cuanto mas distante y lejano es el periodo más grandes son los problemas. También, un acercamiento idealista a la película (película como un objeto de arte) es generalmente más fácil que un acercamiento materialista. Esta critica esteta de Eisenstein continua. Pero negar el contenido político de un artista es un acto altamente político y conservador. Si las películas de Eisenstein son objetos de arte, entonces podemos ignorar sus mensajes políticos.

Parte del problema con los críticos y espectadores del Oeste es que el tema de Octubre, la Revolución Rusa de 1917, es desconocido. Además, la distribución de la película que ven esta cortada y dista de la intención original del director. En la distribución en el extranjero, especialmente en los Estados Unidos, la película fue cortada y hasta censurada de varias maneras. La versión occidental esta distorsionada y al menos 1200 metros más corta que la original impresa en Moscú. Hasta el titulo, Diez días que sacudieron al mundo, es incorrecto: Eisenstein siempre llamó a su trabajo Octubre. El distribuidor alemán renombró la película como Diez días que sacudieron al mundo por el libro de John Reed, que fue una de las muchas fuentes de Eisenstein.

Para discutir sobre la película, es importante contar con la mejor impresión disponible en el Oeste. Esta es la versión francesa S.N.A., la mas cercana a la impresión de Moscú.

Octubre siempre fue una película dificultosa, para Eisenstein, sus espectadores, y especialmente los críticos. Desde su premiere, la película ha servido como un test de Rorschach para las proyecciones de los críticos que un trabajo visto y entendido en sus propios términos. Mordaunt Hall, critico del New York Times, la encontró “inteligente, pero aburrida. Es un calidoscopio… Sus amos, los soviéticos, recibieron lo justo”.

El problema de la mayoría de los críticos era que no estaban dispuestos a ver la película en términos dialécticos. Eisenstein describió a Octubre como “el primer paso embrional hacia una totalmente nueva forma de expresión cinematográfica”. Llamó a esta forma el “cine intelectual”, y basó su metodología en su interpretación del marxismo.

Para analizar Octubre primero tenemos que entender sus premisas teóricas y luego examinar si fue capaz de verterlas en la película. Si aplicamos los valores del cine occidental y nos sentamos pasivamente en la oscuridad, respetando a Octubre como simplemente otra secuencia de movimientos, veríamos la película a través de un lente distorsionado. Si logramos acceder al mundo de Octubre, sus significados policitos y cinemáticos, seremos capaces de ver el trabajo de Eisenstein, participar en el, y lograr un nuevo y mas rico entendimiento.

Eisenstein no solamente hizo películas sino que escribió sobre el cine de una manera detallada y original. En uno de sus mas importantes ensayos, “Un acercamiento dialéctico a la forma cinematográfica”, escrito un año después de terminar Octubre, trató de explicar su sentido del materialismo dialéctico y sus aplicaciones al cine (su ejemplo principal fue Octubre). Eisenstein comienza afirmando: “la fundación de esta filosofía es un concepto dinámico de cosas:

Ser -como una constante evolución de la interacción de dos opuestos contradictorios.

Síntesis –surgir desde la oposición entre la tesis y la antitesis.

Eisenstein creía que “el arte esta siempre en conflicto y que el montaje captura el conflicto en la pantalla. Por montaje, el creía que no significaba solamente la edición y ordenamiento de la película, sino una dinámica mucho más profunda:

“Por colisión. Por el conflicto de dos piezas de una película en oposición a cada una de ellas desde la colisión de dos factores dados surge un concepto”.

El rechaza la edición lineal y las narrativas de sus colegas, Pudovkin y Kuleshov, porque sus “acercamientos invalidan el desarrollo dialéctico, y lo condena a un mero perfeccionamiento evolutivo, al grado que no le da ni un bocado a la sustancia dialéctica de los eventos”.

El montaje dialéctico no puede ser confinado a la edición de tomas individuales. Debe conectar a la “organización” de todo el trabajo. En su posterior ensayo, “La estructura de las películas”, argumenta que:

“organización” puede ser definida por el hecho de que el trabajo como un todo es gobernado por una cierta ley de estructura y todas sus partes están subordinadas a este canon”.

En el ensayo, el muestra como en El Acorazado Potemkin trabajó dialécticamente, buscando la calidad dinámica dentro de todo el trabajo, luego cuidadosamente conectando secciones a secuencias y secuencias a tomas individuales.

De la misma manera, su concepción para Octubre era dialéctica. Construyó su guión en cinco actos (había hecho lo mismo en El Acorazado Potemkin). Comenzó cada acto con una tesis, montó una antitesis, y al final del acto, resolvió el conflicto con una síntesis que se convirtió, al abrir el siguiente acto, en la nueva tesis. Los conflictos dialécticos caracterizan cada parte del acto y frecuentemente cada secuencia y hasta cada toma.

El guión, como la película, abre con los símbolos del viejo orden, el teóricamente eterno poder de la Rusia Zarista. Inmediatamente, las masas rusas oprimidas desafían la tesis Zarista. Las primeras seis tomas del guión están hechas de oro y joyas, la corona del Zar, el cetro y el globo imperial. Las próximas siete tomas son de una muchedumbre de mujeres hambrientas, trabajadores como maquinas, y campesinos deshonestos. En las próximas dos tomas se lee: “y la muchedumbre comenzó a marchitarse y a perder brillo. Luego el deslumbrante brillo desapareció”. Dentro de esta secuencia de apertura del guión (la cual Eisenstein no filmó), podemos ver una tesis-antitesis y la sugerencia de su síntesis.

La próxima secuencia, una apertura mas poderosa, es la famosa escena de la estatua del Zar: tomas de la estatua, omnipotente y permanente, tomas de las enfurecidas masas de gente que rodean y atan la estatua; luego el Zar de piedra comienza a tamalearse; de un lado al otro la lucha entre la estatua y la gente continua, hasta que, en la toma 31, el Zar cae y se rompe en pedazos, en la síntesis “para todos, para todos”.

Octubre es una película revolucionaria. Es una celebración y un llamado a la revolución. Es la culminación tanto de la década más fértil de la política y arte soviética, y el periodo más productivo en la carrera de Eisenstein. Ningún observador o participante entendió la Revolución Rusa mejor que León Trotsky. En un pasaje de su Historia, se suma al dilema de Eisenstein en Octubre: “el acto final de la revolución parece, después de todo esto, demasiado breve, seco, demasiado formal, de alguna manera fuera de correspondencia con el ámbito histórico de los eventos. El lector experimenta una clase de decepción. Es como un alpinista, quien, pensando en que las dificultades todavía están por llegar, de repente descubre que ya se encuentra en la cima o casi en ella. Donde esta la insurrección? No hay imagen de la insurrección. Una serie de pequeñas operaciones, calculadas y preparadas por adelantado, se mantienen separadas una de la otra tanto en espacio como en tiempo. Una unidad de pensamiento y dirección las une, pero no las fusiona en la lucha en si. No hay acción de grandes masas. No hay encuentros dramáticos con las tropas. No hay nada de todo lo que nos trae la imaginación por sobre los hechos de la historia asociados con la idea de la insurrección.

Debido a que Eisenstein percibió la verdad dialéctica de la revolución, no traicionó su percepción por un falso drama. Todavía quería retratar la revolución visualmente. Su imaginación cinemática no podía encontrar los equivalentes visuales para los cientos de miles de palabras que Trotsky necesito para su obra maestra sobre el mismo tema.

En explicar la revolución, sin embargo, en su intento de animar el materialismo dialéctico, Eisenstein extendió los límites del cine. Y, a pesar de su fracaso para mantener la forma dialéctica de los primeros dos actos, enormemente ensanchó nuestra experiencia política y visual.

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EL asesinato de trotsky



TITULO ORIGINAL The Assassination of Trotsky

AÑO 1972 DURACIÓN 103 min.PAÍS: Reino Unido

DIRECTOR Joseph LoseyGUIÓN Nicholas Mosley & Masolino D'Amico

PRODUCTORA Coproducción GB-Francia-Italia


SINOPSIS: Tras haber tenido que abandonar la Unión Soviética en 1929, Leon Trotsky acaba exiliado en México. Un agentes de Stalin, Frank Jacson, es enviado al país centroamericano con la misión de acabar con él. (FILMAFFINITY).

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“EL ACORAZADO POTEMKIN”

Tras visualizar la película, el alumno deberá realizar los siguientes ejercicios:
1. Comentar la historia narrada en la película y relacionarla con la unidad didáctica.
2. Relacionar la historia contada con los acontecimientos de la revolución rusa.
3. Nombrar a los personajes que participan en la represión del motín y relacionarlos con los estamentos sociales de la Rusia autocrática.
4. Relacionar la reacción popular ante el cadáver del marinero y el ideario revolucionario.
5. Comentar el significado del reconocimiento final al pasar el acorazado por entre los barcos zaristas
6. Opinión personal de la película razonada.

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Anastasia 

DURACIÓN 94 min. PAÍS Estados Unidos DIRECTOR Don Bluth, Gary Goldman GUIÓN Susan Gauthier, Bruce Graham, Bob Tzudiker, Noni White MÚSICA David Newman, Stephen Flaherty, Lynn Ahrens
Animation PRODUCTORA 20th Century Fox Infantil.

 SINOPSIS: Cuando la sombre de la revolución se cierne sobre Rusia, Anastasia, la hija más joven de la familia real, apenas consigue escapar con vida. Años despúes conoce al joven Dimitri. Cuando se dirigen a París para reclamar los derechos del legado de Anastasia, se verán envueltos en una cruenta lucha contra el malvado monje Rasputín y su sicario, el murciélago Bartok.
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Anna karenina


Anna karenina (Reino Unido, 2012). Director: Joe Wright. Guión: Tom Stoppard. Fotografía: Seamus MacGarvey

La apuesta inicial de situar a sus personajes entre las bambalinas de un teatro, al tiempo que los escenarios cobran vida, jugando entre la realidad y la ficción, para introducirnos de lleno en la Rusia zarista del siglo XIX, es sólo un aperitivo de la decidida intención de contar con imágenes algo más de lo que dice el texto.
Binomio ficción-realidad, que en esencia no sustraen de la historia; un aderezo sutil que aporta ritmo, una sensación que se incrementa con elementos tomados directamente del género musical, del que bebe a borbotones en determinados momentos, con minicoreografías, elipsis y rupturas del espacio físico. El afán intimista –apenas hay exteriores– se sustenta sobre un cuidado trabajo que va desde los planos a las secuencias, con gran sensación de espectáculo, acentuando la puesta en escena de tipo teatral.

-  versión de Sophie Marceau y Sean Bean, Ana Karenina (1998), dirigida por Bernard Rose.

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- El elegido
 Director: Antonio Chavarrías España, México
Años 30. Años 40. Basado en hechos reales. Biográfico
Sinopsis
España, 1937. Un joven oficial republicano llamado Ramón Mercader es reclutado por el servicio de espionaje soviético para participar en una misión de alto secreto ordenada por el propio Stalin: asesinar a León Trotsky, a quien considera un traidor.
Tras un tiempo de preparación en Rusia, Ramón deja la que hasta entonces era su vida y viaja a París bajo una nueva identidad, la de un belga adinerado llamado Jacques Mornard. Allí conoce a Sylvia, una joven trotskista, quien no tardará en ser seducida por Jacques.
En 1940 se reencuentran en México, país en el que Trotsky vive exiliado. Ramón dice refugiarse de la Guerra que asola Europa y Sylvia trabaja como secretaria de Trotsky. Ajena a los verdaderos planes de su amado, Sylvia le abre las puertas de su vida y le introduce en el círculo íntimo de su objetivo.


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