266 PLAN DE LECTURAS FACISMO/NAZISMO




FUENTES SINTETIZADAS HITLER Y MUSSOLINI
En los siguientes documentos podrás conocer algunos aspectos del Fascismo a partir de la concepción que de él tenían sus máximos exponentes: Mussolini y Hitler.

 Violencia y fascismo
Se habla mucho de la actividad violenta de los fascistas. Nos reservamos el derecho de controlarla… entre tanto y mientras lo consideremos necesario, seguiremos golpeando con menor o mayor intensidad los cráneos de nueStros enemigos, es decir hasta que la verdad haya penetrado en ellos… el programa de la política exterior del fascismo comprende una sola palabra: expansionismo.
Benito Mussolini, fragmento de un discurso pronunciado en 1921.

 Fascismo y Estado 
Ni agrupaciones ni individuos fuera del Estado. El fascismo es opuesto al socialismo, que reduce la historia a la lucha de clases y que ignora la unidad del Estado… Por las mismas razones, el fascismo es enemigo del sindicalismo… El fascismo quiere un Estado fuerte y es el Estado el único que puede resolver las dramáticas contradicciones del capitalismo.Benito Mussolini, fragmento de un discurso pronunciado en 1922.

 Leyes de Nuremberg del 15 de septiembre de 1935
Se prohíben los matrimonios entre judíos y súbditos de sangre alemana o asimilada. 2. Se prohíben las relaciones extramatrimoniales entre judíos y súbditos de sangre alemana o asimilada. Se prohíbe que los judíos contraten a empleadas de hogar de sangre alemana o asimilada, mayores de cuarenta y cinco años.
Se prohíbe a los judíos enarbolar o engalanar con los colores alemanes nacionales. En cambio pueden hacerlo con los colores judíos; el ejercicio de este derecho está garantizado por el Estado. Las infracciones al número 1 se sancionaran con pena de reclusión. Las infracciones al número 2, con pena de prisión o reclusión.»
(E.R. Tannenbaum: La experiencia fascista. Sociedad y cultura fascistas.
Madrid, 1975.) En: Prats, Historia del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 87

 Hitler y Mussolini
Se nos ha obligado a ser espectadores y no es que el pueblo alemán lo haya aceptado, sino que al estar sin armas no podía participar en la acción…Hemos aprendido en estos años a despreciar a los demócratas del mundo. En esta época hemos encontrado solo a un estado entre las potencias europeas, y a la cabeza de este Estado a un solo hombre que haya sido comprensivo con el desastre de nuestro pueblo: es mi gran amigo Benito Mussolini.Discurso de Hitler, 1936.


ITALIA DE MUSSOLINI
1. Doctrina del fascismo italiano
2. El Estado fascista
3. La educación de la juventud italiana
4. La guerra y la paz en la ideología fascista de Mussolini – 1932
5. El Duce Mussolini declara la guerra a Etiopía – 1935
6. Manifiesto antibolchevique
7. El fascismo, definido por Mussolini
8. Rechazo del socialismo marxista
9. Anti-liberalismo fascistaHITLER: EL ESTADO RACISTA
1. El Estado racista según Hitler
2. Invocaciones de los niños en las comidas
3. Leyes de Nuremberg del 1 5 de septiembre de 1 93 5
4. El Racismo Hitleriano

ITALIA DE MUSSOLINI
 

1. Doctrina del fascismo italiano
«El fascismo, como toda concepción política sólida, es acción y pensamiento (…). Es, pues, una concepción espiritualista, nacida, también ella, de la reacción operada en este siglo, contra el menguado y materialista positivismo del siglo xix; concepción antipositivista, pero positiva, no escéptica ni agnóstica, ni pesimista, ni tampoco pasivamente optimista como son, por regla general, las doctrinas (todas ellas negativas) que colocan el centro de la vida fuera del hombre, el cual con su libre voluntad puede y debe crearse su mundo. El fascismo quiere al hombre activo y entregado con todas sus energías a la acción; le quiere varonilmente consciente de las dificultades con que ha de tropezar, y dispuesto a enfrentarse con ellas; concibe la vida como una lucha, persuadido de que al hombre incumbe conquistar una vida que sea verdaderamente digna de él, creando ante todo en su persona el instrumento (físico, moral, intelectual) necesario para construirla. Y esto rige no sólo para el individuo, sino también para la nación y para la humanidad. De aquí el gran valor de la cultura en todas sus formas (arte, religión, ciencia) y la importancia grandísima de la educación. De aquí también el valor esencial del trabajo, con el cual el hombre vence a la naturaleza y plasma el mundo humano.»
(Benito Mussolini: Doctrina del fascismo, 1932.)
En: Prats, Historia del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 85

2. El Estado fascista
«Poco a poco los defectos desaparecen y el fascismo se presenta llamado a dirigir los destinos del pueblo italiano. Es la fuerza nueva, que señala el advenimiento de los tiempos nuevos. Llevamos esta soberbia confianza en nuestro espíritu, sentimos que regula el ritmo de nuestro coraz6n y no ignoramos que con el fascismo trabaja la juventud más sana, más bella, más ardiente de Italia (…)Muy pronto los conceptos de fascismo de Italia se confundirán en un mismo pensamiento. Porque nuestra fórmula, creación de un régimen político nuevo, es la que sigue: “Todo en el Estado, todo por el Estado, nada fuera del Estado”. Además, aportando a la vida todo lo que sería un grave error confinar en la política, crearemos ( ) la generación nueva. Cada uno cumplirá un deber determinado. A veces me sonríe la idea de ( ) la creación de clases: una clase de guerreros presta a morir, una clase de jueces competentes y rectos, una clase de gobernadores enérgicos y autoritarios, una clase de explotadores inteligentes y atrevidos, una clase de soberbios capitanes de industria. Únicamente por esta selección metódica y sistemática se crean las grandes categorías, las cuales a su vez crean los grandes imperios.»
(Benito Mussolini: El fascismo expuesto por Mussolini. Madrid, 1934.)
En: Prats, Historia del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 85

3. La educación de la juventud italiana
«El centro de actividades de la GIL (Giuventó Italiana del Littorio) estaba en la asamblea obligatoria de todos los sábados por la tarde, desde las tres y media a las seis, durante el año escolar, el llamado “sabato fascista”. Todos los que asistían tenían que vestir su uniforme: las chicas llevaban blusas blancas y faldas plisadas negras, mientras que el uniforme de los chicos recordaba al de los Boy Scouts, con la diferencia de que sus camisas y calcetines eran negros, y llevaban fez en la cabeza.La sesión comenzaba pasando lista y desfilando. Luego todos los jóvenes realizaban ejercicios gimnásticos y otros ejercicios de grupo. Además, a los chicos se les daba instrucción militar. En las ciudades más grandes estas actividades se desarrollaban en terrenos próximos a los colegios, a los que asistían los chicos durante la semana, y los instructores regulares de la GIL enseñaban también educación física en el mismo colegio. La instalación de escuelas vecinales (…) tendía a mantener separadas a las clases media y baja; sólo en las comunidades más pequeñas se mezclaban con más libertad los chicos pertenecientes a las diferentes clases sociales.»
En: Prats, Historia del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 86

4. La guerra y la paz en la ideología fascista de Mussolini – 1932
“Ante todo, el fascismo, en lo que concierne en general al futuro y al desarrollo de la humanidad, y dejando aparte toda consideración de política actual, no cree en la posibilidad ni en la utilidad de la paz perpetua. Por esa razón rechaza el pacifismo, el cual en el fondo esconde una renuncia a la lucha y una cobardía ante el sacrificio. Únicamente la guerra lleva a su punto máximo de tensión todas las energías humanas e imprime un sello de nobleza a los pueblos que poseen la valentía de enfrentarse a ella. Las restantes experiencias son sólo sucedáneos que no colocan nunca al hombre frente a él mismo, ante la alternativa de la vida o la muerte. Es por ello que una doctrina que parta del postulado previo de la paz es ajena al fascismo. Así como son aje nos al fascismo, aunque se hayan aceptado por lo que puedan tener de útiles en ciertas situaciones políticas, todas las construcciones internacionales y societarias, las cuales, como bien ha demostrado la historia, pueden disgregarse en el viento en cuanto que ciertos elementos sentimentales, ideales o prácticos, agitan el corazón de los pueblos.”Mussolini, 1932

5. El Duce Mussolini declara la guerra a Etiopía – 1935
“¡Camisas negras de la revolución! ¡Hombres y mujeres de toda Italia! ¡Italianos, habitantes de todas las regiones del mundo, más allá de las montañas y los océanos! ¡Escuchad!Una hora solemne en la historia de la patria está a punto de sonar. Veinte millones de italianos están en estos momentos reunidos en las plazas de Italia. Es la más grande manifestación de toda la historia del género humano. Veinte millones de italianos, pero un único corazón, una única voluntad, una sola decisión. Esta manifestación demuestra que la identidad de Italia y el fascismo es perfecta, absoluta e inalterable. Sólo cerebros reblandecidos en ilusiones pueriles o aturdidos por la profunda de las ignorancias pueden pensar lo contrario, porque ignoran lo que es la Italia fascista de 1935.
En la Sociedad de Naciones, en vez de reconocer el justo derecho de Italia, se atreven a hablar de sanciones. (…) Hasta que no se demuestre lo contrario, me niego a creer que el pueblo de Gran Bretaña, el verdadero, quiera verter su sangre y empujar a Europa por la vía de la catástrofe, por defender a un país africano, universalmente reconocido como bárbaro e indigno de figurar entre los pueblos civilizados.
Sin embargo, no podemos fingir ignorar las eventualidades del mañana. A las sanciones económicas, nosotros responderemos con nuestra disciplina, con nuestra sobriedad, con nuestro espíritu de sacrificio.”
Discurso de Mussolini difundido por radio el 2 de octubre de 1935

6. Manifiesto antibolchevique
Todo bolchevique es enemigo de Italia
Es bolchevique:
Cualquiera que aspire al advenimiento de la dictadura soviético-comunista, que es la disgregadora de las nacionalidades y de las razas y la realizadora del odio de casta acumulado en el transcurso de los siglos; la forja de la mayor injusticia humana tragigrotesca; la anulación de todo ideal social; la resurrección de la, servidumbre de las inteligencias y la restauración de métodos punitivos bárbaros que prohíben la libertad, la vida y el pensamiento.
Es Bolchevique:
Cualquiera que disminuya la victoria y la grandeza de Italia mediante desconfianza irónica, la burla, el pesimismo; con las palabras, los actos, los escritos.
Cualquiera que se emplee por todos los medios para retrasar el inevitable renacimiento italiano en la industria, el comercio, las artes.
Cualquiera que sabotee las energías de resistencia de los ciudadanos.
Cualquiera que les haga padecer hambre por afán de lucro y porque goza de impunidad.
Cualquiera que, sin tener aptitudes para ello, asume la responsabilidad de ocupar altos cargos en el funcionamiento de la máquina estatal.
Cualquiera que se alegre de toda trasgresión de los derechos y de las aspiraciones de la nación.
Cualquiera que, siendo miembro de todo poder establecido, no se inspire en la libertad y no la respete en los demás.
Cualquiera que, guiado por sus intereses personales, atente, deformándolo, contra el pensamiento de los apóstoles de cada sociedad.
Cualquiera que desconozca sistemáticamente los poderes intelectuales de quienes colaboran en el rejuvenecimiento de la cultura y de las tradiciones menoscabadas.
Cualquiera que no exalte, anime y sostenga por todos los medios los descubrimientos estéticos y científicos.
Cualquiera que se alegre de su fosilización y de la de los demás en prejuicios e ideas inadaptadas a nuestra época, que arde en fiebre de alcanzar el porvenir.
Cualquiera que niegue a las masas evolucionadas la sanción de las aspiraciones polítíco-socioeconómicas adecuadas para proporcionar esa independencia de juicio y de movimiento que permitiría desarrollar su deseo de un porvenir mas digno.
Es bolchevique:
Cualquiera que renuncie a los derechos y aspiraciones de las mayorías.
Cualquiera que forme parte de pandillas y “camorras”, funestas para el desarrollo de la nación.
Cualquiera que se obstine, contra los votos de desconfianza de la nación en querer manipular los poderes del Estado.
Es bolchevique:
Cualquiera que no vea en el trabajo interrumpido y en la superproducción industrial, la sola y única fuerza viva redentora de Italia.
Llevaremos a cavo una lucha sin tregua contra todos los Bolcheviques.
Fuente: París, Orígenes del Fascismo “I Nemici d’Italia. Settimanale antibolscevico” (Milán), Núm. 1, 10 de Agosto de 1919, p.1”

7. El fascismo, definido por Mussolini
La crisis económica de la posguerra, la frustración nacionalista, el temor de las clases dirigentes y la debilidad de los partidos tradicionales ante el empuje socialista, facilitaron el acceso al poder de Benito Mussolini y la implantación del fascismo en Italia (1922-1945). Al margen de los gestos y de la retórica, el fascismo fue un sistema político basado en la divinización del jefe, el partido único con eliminación de toda oposición política, un nacionalismo a ultranza y un corporativismo que, so pretexto de conciliar las clases sociales, sirvió los intereses del gran capitalismo.“El fascismo, como toda concepción política sólida, es acción y es pensamiento; acción que tiene inmanente una doctrina, y doctrina que mientras emana de un determinado sistema de fuerzas históricas, queda incorporada en el mismo, y en él opera de dentro para fuera. Su forma es, pues, adaptable a las contingencias de lugar y de tiempo, pero tiene a la vez un ideario que le eleva a la categoría de fórmula de verdad en la historia superior del pensamiento. No hay en el mundo fuerza alguna que obre espiritualmente como voluntad humana dominadora de voluntades, sin un concepto no sólo de la realidad transeúnte y particular sobre la cual es necesario obrar, sino también de la realidad permanente y universal en la que la primera tiene su ser y su vida. Para conocer a la humanidad hay que conocer al hombre, y para conocer al hombre es necesario conocer la realidad y sus leyes. No existe concepto alguno del Estado, que a la vez no sea fundamentalmente concepto de la vida: será filosofía o intuición, será un sistema de ideas que se desarrolla en una construcción lógica o se concentra en una visión o en una fe; pero siempre es, al menos virtualmente, una concepción orgánica del mundo.
Según esto, el fascismo, en muchas de sus actitudes prácticas, como organización de partido, como sistema de educación, como disciplina, no se comprendería si no se mirase a la luz de su modo general de concebir la vida, a saber, de un modo espiritual. El mundo, en el sentir del fascismo, no es este mundo material que aparece en la superficie y en el que el hombre es un individuo separado de todos los demás y con ser propio, y es gobernado por una ley natural que instintivamente le lleva a vivir una vida de placer egoísta y momentánea. El hombre del fascismo es un individuo que encarna en sí la nación y la patria, sometido a una ley moral que ata a individuos y a generaciones, vinculándolos a una tradición y a una misión que suprime el instinto de la vida encerrada en el breve circuito del placer, para instaurar otra vida, en la esfera del deber, una vida superior, sin límites de tiempo y de espacio, una vida en la que el individuo, por medio de la propia abnegación, del sacrificio de sus intereses particulares, de la muerte misma, realiza aquella existencia totalmente espiritual en la que estriba su valía de hombre.
Es, pues, una concepción espiritualista, nacida, también ella, de la reacción operada en este siglo, contra el menguado y materialista positivismo del siglo XIX; concepción antipositivista, pero positiva; No escéptica, ni agnóstica, ni pesimista, ni tampoco pasivamente optimista, como son, por regla general, las doctrinas (todas ellas negativas) que colocan el centro de la vida fuera del hombre, el cual con su libre voluntad puede y debe crearse su mundo. El fascismo quiere al hombre activo y entregado con todas sus energías a la acción: le quiere varonilmente consciente de las dificultades con que ha de tropezar, y dispuesto a enfrentarse con ellas; concibe la vida como una lucha, persuadido de que al hombre incumbe conquistar una vida que sea verdaderamente digna de él, creando ante todo en su persona el instrumento (físico, moral, intelectual) necesario para construirla. Y esto rige no sólo para cada individuo, sino también para la nación y para la humanidad. De aquí el gran valor de la cultura en todas sus formas (arte, religión, ciencia) y la importancia grandísima de la educación. De aquí también el valor esencial del trabajo, con el cual el hombre vence a la naturaleza y plasma el mundo humano (económico, político, moral e intelectual).
BENITO MUSSOLINI. Doctrina del fascismo (1932). En: WILLIAM EBENSTEIN: Los grandes pensadores políticos. De Platón hasta hoy. Trad. de Enrique Tierno Galván (Madrid 1965), Págs. 748-749.

8. Rechazo del socialismo marxista
Os digo que nos opondremos con todas nuestras fuerzas a las tentativas de socialización, de estatificación, de colectivización. Basta ya de socialismo de Estado. Tampoco hemos de renunciar a la lucha, que quisiera llamar doctrinal, contra vuestras doctrinas, que ni son verdaderas ni, sobre todo, son fatales.Negamos que existan dos clases, porque existen muchas más; negamos que se pueda explicar toda la historia humana por el determinismo económico.
Negamos vuestro internacionalismo, porque el internacionalismo es una mercancía de lujo sólo asequible a los ricos, mientras el pueblo está desesperadamente unido a la tierra natal.
Pero no es esto sólo. Nosotros afirmamos, basándonos en recientes e irrecusables libros socialistas, que precisamente ahora comienza la verdadera historia del capitalismo, pues este no es tan sólo, como decís, un sistema de opresión, sino también una selección de valores, una coordinación de jerarquías y un sentido más amplio de la responsabilidad personal. Hasta tal punto es esto cierto que Lenin, después de haber instituido los consejos de fábricas, los abolió y ha colocado en ellas a dictadores, después de haber nacionalizado el comercio, lo hizo volver al régimen de libertad, y -vosotros que habéis estado en Rusia lo sabéis- después de haber suprimido, incluso físicamente a los burgueses, hoy los llama de todas partes, porque sin el capitalismo, sin sus sistemas técnicos de producción, Rusia no se levantaría jamás.
Mussolini B., el Primer discurso a la Cámara, el día 2 de Junio e 1921. Recogido en el Espíritu de la Revolución Fascista, Ed. Vizcaína, Bilbao, 1940, p. 56.

9. Anti-liberalismo fascista
Hemos sepultado el viejo Estado democrático, liberal, agnóstico y paralítico, el viejo Estado que en homenaje a los inmortales principios deja que la lucha de clases se convierta en una catástrofe social. A este viejo Estado que enterramos con funerales de tercera, lo hemos sustituido por el Estado corporativo y fascista, el Estado de la sociedad nacional, el Estado que une y disciplina, que armoniza y guía los intereses de todas las clases, igualmente tuteladas. Y mientras antes, en la época del régimen demoliberal, la masa laboriosa miraba con desconfianza al Estado, y estaba fuera de él, en contra de él, considerándolo cada día y cada hora como un enemigo, hoy no existe un sólo trabajador italiano que no busque su sitio en las Corporaciones, en las Federaciones, que no quiera ser una molécula viva de ese grande, inmenso organismo que es el Estado nacional corporativo fascista.
Mussolini B., Al pueblo de Roma en el XXVIII octubre 1926. En Espíritu de la Revolución…, p 144.

HITLER: EL ESTADO RACISTA
1. El Estado racista según Hitler
2. Invocaciones de los niños en las comidas
3. Leyes de Nuremberg del 1 5 de septiembre de 1 93 5
4. El Racismo Hitleriano

1. El Estado racista según Hitler
«El Estado no es un fin en sí mismo sino un medio. El Estado condiciona el desarrollo de una civilización humana superior, pero no es la causa directa. Aquélla reside esencialmente en la existencia de una raza apta para la civilización.
Nosotros los nacional-socialistas debemos establecer una distinción bien marcada entre el Estado, que es el continente, y la raza, que es el contenido. El continente no tiene razón de ser si no es capaz de conservar y de preservar su contenido. También el fin supremo del Estado racista debe ser el asegurar la conservación de los representantes de la raza primitiva, creadora de la civilización que hace la belleza y el valor de una humanidad superior.El Estado racista habrá cumplido su papel supremo de formador y educador cuando haya grabado en el corazón de la juventud que le ha sido confiada, el espíritu y el sentimiento de la raza. Es preciso que ni un solo muchacho o muchacha pueda dejar la escuela sin estar plenamente instruido de la pureza de la sangre (…).
Juzgamos que hasta hoy la civilización humana, todas las realizaciones del arte, de la ciencia, y la técnica, son casi exclusivamente frutos del genio creador del Ario. Lo que permite recíprocamente concluir que es el único fundador de una humanidad superior y por consiguiente representa el prototipo de lo que entendemos por la palabra “hombre” (…).
La existencia de tipos humanos inferiores ha sido siempre una condición previa esencial para la formación de civilizaciones superiores(…). El (judío), en lo que concierne a la civilizaci6n, contamina el arte y la literatura, envilece los sentimientos naturales, oscurece todos los conceptos de belleza, de dignidad.»
Hitler: Mi lucha, 1924.)
En: Prats, Historia del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 87

2. Invocaciones de los niños en las comidas
Antes de la comida:
«¡Fürher, mi Fürher, concedido a mí por el Señor!, ¡Protégeme y resguárdame mientras viva!
Tú has salvado a Alemania de la más profunda aflicción. Hoy te doy gracias por mi pan cotidiano.
Estate mucho tiempo junto a mí, no me desampares. ¡Fürher, mi Führer, mi fe y mi luz!. Heil, mein Fürher.»
Después de la comida:
«Gracias a ti por esta generosa comida. ¡Protector de la juventud y de los ancianos! Sé que tiene desvelos, pero no inquietudes. Estoy contigo día y noche, descansa tu cabeza en mi regazo. ¡Ten, mi Fürher, la seguridad de que eres grande!
¡Heil, mein Fürher!»
En: Prats, Historia del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p.

3. Leyes de Nuremberg del 1 5 de septiembre de 193 5
Se prohíben los matrimonios entre judíos y súbditos de sangre alemana o asimilada.
Se prohíben las relaciones extramatrimoniales entre judíos y súbditos de sangre alemana o asimilada.
Se prohíbe que los judíos contraten a empleadas de hogar de sangre alemana o asimilada, mayores de cuarenta y cinco años.
Se prohíbe a los judíos enarbolar o engalanar con los colores alemanes nacionales. En cambio pueden hacerlo con los colores judíos; el ejercicio de este derecho está garantizado por el Estado.
(E.R. Tannenbaum: La experiencia fascista. Sociedad y cultura fascistas.
Madrid, 1975.) En: Prats, Historia del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 87

4. El racismo Hitleriano
«La política exterior del Estado racista tiene que asegurar a la raza que abarca ese Estado los medios de subsistencia, estableciendo una relación natural, vital y sano, entre el aumento de su población y la extensión y la calidad del suelo que habita.Sólo un territorio suficientemente amplio puede garantizar a un pueblo la libertad de su vida (…). Hacía siglos que Rusia se había mantenido gracias al núcleo germánico de sus esferas superiores, núcleo del cual se puede decir que hoy está exterminado completamente. En su lugar se ha puesto el judío; pero así como es imposible que el pueblo ruso sacuda por sí solo el yugo israelita, no es menos imposible que los judíos logren sostener, a la larga, bajo su poder, el gigantesco organismo ruso. El judío mismo no es elemento de organización, sino fermento de descomposición. El coloso del Este está maduro para el derrumbamiento. Y el fin de la dominación judaica en Rusia será al mismo tiempo el fin de Rusia como Estado. Estamos predestinados a ser testigos de una catástrofe que constituirá la prueba más formidable para la verdad de nuestra teoría racista.»
Hitler: Mi lucha, 1924.)
En: Prats, Historia del Mundo Contemporáneo, Edit. Anaya, Madrid 1996. p. 90.

ITALIA FASCISTA

 El fascismo, definido por Mussolini
La crisis económica de la posguerra, la frustración nacionalista, el temor de las clases dirigentes y la debilidad de los partidos tradicionales ante el empuje socialista, facilitaron el acceso al poder de Benito Mussolini y la implantación del fascismo en Italia (1922-1945). Al margen de los gestos y de la retórica, el fascismo fue un sistema político basado en la divinización del jefe, el partido único con eliminación de toda oposición política, un nacionalismo a ultranza y un corporativismo que, so pretexto de conciliar las clases sociales, sirvió los intereses del gran capitalismo.“El fascismo, como toda concepción política sólida, es acción y es pensamiento; acción que tiene inmanente una doctrina, y doctrina que mientras emana de un determinado sistema de fuerzas históricas, queda incorporada en el mismo, y en él opera de dentro para fuera. Su forma es, pues, adaptable a las contingencias de lugar y de tiempo, pero tiene a la vez un ideario que le eleva a la categoría de fórmula de verdad en la historia superior del pensamiento. No hay en el mundo fuerza alguna que obre espiritualmente como voluntad humana dominadora de voluntades, sin un concepto no sólo de la realidad transeúnte y particular sobre la cual es necesario obrar, sino también de la realidad permanente y universal en la que la primera tiene su ser y su vida. Para conocer a la humanidad hay que conocer al hombre, y para conocer al hombre es necesario conocer la realidad y sus leyes. No existe concepto alguno del Estado, que a la vez no sea fundamentalmente concepto de la vida: será filosofía o intuición, será un sistema de ideas que se desarrolla en una construcción lógica o se concentra en una visión o en una fe; pero siempre es, al menos virtualmente, una concepción orgánica del mundo.


Según esto, el fascismo, en muchas de sus actitudes prácticas, como organización de partido, como sistema de educación, como disciplina, no se comprendería si no se mirase a la luz de su modo general de concebir la vida, a saber, de un modo espiritual. El mundo, en el sentir del fascismo, no es este mundo material que aparece en la superficie y en el que el hombre es un individuo separado de todos los demás y con ser propio, y es gobernado por una ley natural que instintivamente le lleva a vivir una vida de placer egoísta y momentánea. El hombre del fascismo es un individuo que encarna en sí la nación y la patria, sometido a una ley moral que ata a individuos y a generaciones, vinculándolos a una tradición y a una misión que suprime el instinto de la vida encerrada en el breve circuito del placer, para instaurar otra vida, en la esfera del deber, una vida superior, sin límites de tiempo y de espacio, una vida en la que el individuo, por medio de la propia abnegación, del sacrificio de sus intereses particulares, de la muerte misma, realiza aquella existencia totalmente espiritual en la que estriba su valía de hombre.
Es, pues, una concepción espiritualista, nacida, también ella, de la reacción operada en este siglo, contra el menguado y materialista positivismo del siglo XIX; concepción antipositivista, pero positiva; No escéptica, ni agnóstica, ni pesimista, ni tampoco pasivamente optimista, como son, por regla general, las doctrinas (todas ellas negativas) que colocan el centro de la vida fuera del hombre, el cual con su libre voluntad puede y debe crearse su mundo. El fascismo quiere al hombre activo y entregado con todas sus energías a la acción: le quiere varonilmente consciente de las dificultades con que ha de tropezar, y dispuesto a enfrentarse con ellas; concibe la vida como una lucha, persuadido de que al hombre incumbe conquistar una vida que sea verdaderamente digna de él, creando ante todo en su persona el instrumento (físico, moral, intelectual) necesario para construirla. Y esto rige no sólo para cada individuo, sino también para la nación y para la humanidad. De aquí el gran valor de la cultura en todas sus formas (arte, religión, ciencia) y la importancia grandísima de la educación. De aquí también el valor esencial del trabajo, con el cual el hombre vence a la naturaleza y plasma el mundo humano (económico, político, moral e intelectual).


BENITO MUSSOLINI. Doctrina del fascismo (1932). En: WILLIAM EBENSTEIN: Los grandes pensadores políticos. De Platón hasta hoy. Trad. de Enrique Tierno Galván (Madrid 1965), Págs. 748-749.






EL NACIONALISMO ITALIANO
Somos un pueblo de 21 ó 22 millones de hombres, conocidos desde tiempos inmemoriales
con un mismo nombre -el de pueblo italiano- encerrados en los límites naturales más precisos que Dios haya trazado nunca, el mar y las montañas más altas de Europa, que hablan la misma lengua
modificada por dialectos menos distintos entre sí que el escocés y el inglés, con las mismas creencias,
las mismas tradiciones, con diferencias menores que las que separan las poblaciones vascas de las
bretonas en Francia, el país más unitario del mundo; orgullosos del pasado político, científico, artístico más glorioso de toda la historia europea (…) No tenemos bandera, no tenemos nombre político ni puesto entre las naciones europeas.
Estamos divididos en ocho estados (…), cada uno independiente de los demás, sin alianzas, sin
objetivos comunes, sin enlaces entre ellos. Ocho líneas aduaneras limitan nuestros mercados y nos
impiden crear grandes industrias y grandes actividades comerciales (…) Todos estos estados, así
divididos, están dirigidos por gobiernos despóticos (…) Allí no existe libertad de prensa, ni de
asociación, ni de palabra, ni de enseñanza.
G. Manzini: “Italia, Austria y el Papa”. 1845

PROCLAMACIÓN DEL III REICH ALEMÁN
Al pueblo alemán:
Nos, Guillermo, por la gracia de Dios , rey de Prusia, ante la petición unánime que hemos
recibido por parte de los príncipes alemanes y de las ciudades libres para asumir de nuevo y aceptar,
una vez restaurado el imperio alemán, la dignidad imperial alemana (...) declaramos por las presentes
que hemos considerado un deber hacia la patria común acceder a esta petición de las ciudades y de los
príncipes alemanes confederados y aceptar la dignidad imperial alemana. En consecuencia, Nos y
nuestros sucesores en la corona de Prusia ostentaremos en el futuro el título imperial en nuestras
relaciones exteriores y en los asuntos concernientes al Imperio alemán y esperamos, con la gracia de
Dios, que el pueblo alemán podrá conducir la patria hacia un porvenir próspero bajo el emblema de su
antigua grandeza.
Nos hacemos cargo de la dignidad imperial con la conciencia del deber de proteger, en el
ejercicio de la lealtad alemana, los derechos del Imperio y de sus miembros, de preservar la paz, de
defender la independencia de Alemania fundada sobre la fuerza unida de su pueblo.
La asumimos en la esperanza de que al pueblo alemán le será concedido gozar de la
recompensa de sus duros y costosos combates en una paz duradera y en el interior de unas fronteras
que garanticen a la patria, contra nuevos ataques de Francia, la seguridad de que ha carecido durante
siglos.
Quiera Dios conceder a Nos y a nuestros sucesores en la corona imperial poder aumentar
siempre el esplendor del Imperio alemán, no mediante conquistas de guerra, sino mediante los bienes y los dones de la paz en el dominio de la prosperidad, de la libertad y de la civilización nacionales.
Dado en el cuartel general de Versalles, el 18 e enero de 1871.



RECHAZO DE LA DEMOCRACIA
El Fascismo niega que el número, por el sólo hecho de ser número, pueda dirigir las sociedades
humanas. Niega que tal número pueda gobernar mediante una consulta periódica. Pueden definirse
como regímenes democráticos aquellos en los cuales, de cuando en cuando se da al pueblo la ilusión
de ser soberano.
Benito Mussolini. La doctrina del Fascismo, 1932.


EL ESTADO FASCISTA SEGÚN MUSSOLINI
“Siendo antiindividualista, el sistema de vida fascista pone de relieve la importancia
del Estado y reconoce al individuo sólo en la medida en que sus intereses coinciden con los
del Estado. Se opone al liberalismo clásico que surgió como reacción al absolutismo y agotó
su función histórica cuando el Estado se convirtió en la expresión de la conciencia y la
voluntad del pueblo. El liberalismo negó al Estado en nombre del individuo; el fascismo
reafirma los derechos del Estado como la expresión de la verdadera esencia de lo individual.
La concepción fascista del Estado lo abarca todo; fuera de él no pueden existir, y menos aún
valer, valores humanos y espirituales. Entendido de esta manera, el fascismo es totalitarismo,
y el Estado fascista, como síntesis y unidad que incluye todos los valores, interpreta,
desarrolla y otorga poder adicional a la vida entera de un pueblo (...).
El fascismo, en suma, no es sólo un legislador y fundador de instituciones, sino un educador y
un promotor de la vida espiritual. No intenta meramente remodelar las formas de vida, sino
también su contenido, su carácter y su fe. Para lograr ese propósito impone la disciplina y
hace uso de su autoridad, impregnando la mente y rigiendo con imperio indiscutible (...).”
Benito Mussolini. La doctrina del fascismo, 1932.

DEFENSA FASCISTA DE LA GUERRA
Únicamente la guerra lleva a su punto máximo de tensión todas las energías humanas e
imprime un sello de nobleza a los pueblos que poseen la valentía de enfrentarse a ella. Las restantes
experiencias son sólo sucedáneos que no colocan nunca al hombre frente a él mismo, ante la
alternativa de la vida o la muerte. Es por ello que una doctrina que parta del postulado previo de la paz
es ajena al fascismo.
Mussolini, 1932

LA SUPERIORIDAD DE LA RAZA ARIA SEGUN HITLER
Si se dividiese la Humanidad en tres categorías de hombres: creadores, conservadores y
destructores de cultura, tendríamos seguramente como representante del primer grupo sólo al elemento
ario. El estableció los fundamentos y las columnas de todas las creaciones humanas; únicamente la
forma exterior y el colorido dependen del carácter peculiar de cada pueblo. (…)
La mezcla de sangre y, por consiguiente, la decadencia racial son las únicas causas de la
desaparición de viejas culturas; pues, los pueblos no mueren por consecuencia de guerras perdidas sino
debido a la anulación de aquella fuerza de resistencia que sólo es propia de la sangre incontaminada.
(…)
La cultura humana y la civilización están inseparablemente ligadas a la idea de la existencia
del hombre ario. Su desaparición o decadencia sumiría de nuevo al globo terráqueo en las tinieblas de
una época de barbarie.
A. Hitler: Mi lucha, 1924

LA PROPAGANDA COMO INSTRUMENTO POLÍTICO
Toda acción de propaganda tiene que ser necesariamente popular y adaptar su nivel intelectual
a la capacidad receptiva del más limitado de aquellos a los cuales está destinada. De ahí que su grado
netamente intelectual deberá regularse tanto más hacia abajo, cuanto más grande sea el conjunto de la
masa humana que ha de abarcarse. Mas cuando se trata de atraer hacia el radio de influencia de la
propaganda a toda una nación, como exigen las circunstancias en el caso del sostenimiento de una
guerra, nunca se podrá ser lo suficientemente prudente en lo que concierte a cuidar que las formas
intelectuales de la propaganda sean, en lo posible, simples.
La capacidad de asimilación de la gran masa es sumamente limitada y no menos pequeña su
facultad de comprensión, en cambio es enorme su falta de memoria. Teniendo en cuenta estos
antecedentes, toda propaganda eficaz debe concretarse sólo a muy pocos puntos y saberlos explotar
como apotegmas hasta que el último hijo del pueblo pueda formarse una idea de aquello que se
persigue. En el momento en que la propaganda sacrifique ese principio o quiera hacerse múltiple,
quedará debilitada su eficacia por la sencilla razón de que la masa no es capaz de retener ni asimilar
todo lo que se le ofrece. Y con esto sufre detrimento el éxito, para acabar a la larga por ser
completamente nulo.
A. Hitler: Mi lucha, 1924

EL ESTADO RACISTA SEGUN HITLER
En general, no debe olvidarse que la finalidad suprema de la razón de ser de los hombres no
reside en el mantenimiento de un Estado o de un gobierno; su misión es conservar la raza. Y si esta
misma se hallase en peligro de ser oprimida o hasta eliminada, la cuestión de la legalidad pasa a plano
secundario. Entonces poco importará ya que el poder imperante aplique en su acción los mil veces
llamados medios “legales”; el instinto siempre en grado superlativo, el empleo de todo recurso.
A. Hitler: Mi lucha, 1924

JUSTIFICACIÓN DEL TERCER REICH
Pueblos de la misma sangre corresponden a una patria común. Mientras el pueblo alemán no
pueda reunir a sus hijos bajo un mismo Estado, carecerá de un derecho, moralmente justificado, para
aspirar a una acción de política colonial. Sólo cuando el Reich abarcando la vida del último alemán no
tenga ya la posibilidad de asegurar a éste la subsistencia, surgirá de la necesidad del propio pueblo, la
justificación moral de adquirir posesión sobre tierras en el extranjero. El arado se convertirá entonces
en espada y de las lágrimas de la guerra brotará para la posteridad el pan cotidiano.
A. Hitler: Mi lucha, 1924

LAS CONSECUENCIAS DEL TRATADO DE VERSALLES SEGUN HITLER
Cuando en 1919 se le impuso a la nación alemana el tratado de Versalles, con justa razón
habría podido esperarse que, precisamente ese instrumento de opresión sin límites, estimularía
hondamente el grito libertario de Alemania. Los tratados de paz, cuyas imposiciones flagelan a los
pueblos, constituyen no raras veces el primer redoble de tambor que anuncia el levantamiento futuro.
A. Hitler: Mi lucha, 1924

LAS LEYES RACISTAS DEL RÉGIMEN NAZI
Imbuidos de la conciencia de que la pureza de la sangre alemana constituye la condición
imprescindible para la continuidad del pueblo alemán y animados por la voluntad indeclinable de
asegurar el futuro de la nación alemana por todos los tiempos, el Reichstag ha sancionado por
unanimidad la siguiente ley, que queda promulgada por la presente:
Artículo 1°
Quedan prohibidos los matrimonios entre judíos y ciudadanos de sangre alemana o afín. Los
matrimonios celebrados en estas condiciones son nulos aun si hubieren sido celebrados en el
extranjero a fin de evitar ser alcanzados por la presente ley. (…)
Artículo 4°
Queda prohibido a los judíos izar la bandera del Reich o la enseña nacional como así también exhibir
los colores patrios.
En cambio quedan autorizados a exhibir los colores judíos.
Ley para la protección de la sangre y el honor alemanes, 1935

APOYO DEL GRAN CAPITAL A HITLER
"Al principio votamos por el partido populista (conservador); pero los conservadores no
podían gobernar el país: eran demasiado débiles. En esta lucha implacable por el pan y el poder,
teníamos necesidad de ser guiados por una mano vigorosa y firme. La de Hitler lo era. Tras los años
ranscurridos bajo su mando, nos sentíamos mucho más satisfechos.
Queríamos un sistema que funcionase bien y que nos proporcionase los medios para trabajar
tranquilamente."
A. Krupp. Declaración en el Proceso de Nuremberg. 1948.

EL FÜRHER
Antes de la comida
"¡Fürher, mi Fürher, concedido a mí por el Señor, ¡Protégeme y resguárdame mientras viva¡
Tú has salvado o Alemania de la mas profundo aflicción.
Hoy te doy gracias por mi pon cotidiano.
Estate mucho tiempo ¡unto a mí, no me desampares ¡ Fürher, mi Fürher, mi fe y mi luz¡
¡Heil, mein Fürher!.
Después de la comida.
Gracias a ti por esta generosa comida
¡Protector de la juventud y de los ancianos. Sé que tienes desvelos, pero no inquietudes.
Estoy contigo día y noche,
descansa tu cabeza en mi regazo.
¡Ten, mi Furher, la seguridad de que eres grande¡
¡Heil, mein Furher!.”
Plegaria de los niños de Colonia antes y después de las comidas.

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