881 HISTORIA MEDIEVAL. ECONOMÍA



El feudo

Estas tierras recibian el nombre de feudo o señorio. En cada feudo había un castillo, que era la residencia del señor, varias aldeas, en las que vivía el señor, y tierras de cultivo, pastos y bosques. Las tierras se dividian en la reserva y los mansos.

Imagen de un feudo (FUENTE: Editorial Vicens Vives)
imagen_feudo_medieval_vicens

  • La reserva era la parte de la tierra explotaba por le propio señor. Los cultivos que se obtenian en ella pertenecía en su totalidad al señor.
  • Los mansos, era la tierra que le señor concedía a los campesinos para su sustenso. A cambio de estas tierras los campesinos tenían que pagar al señor unas rentas. ejemp: dinero, productos o servicios personales.
Los bosques, que eran propiedad exclusiva del señor. Y cuando los campesinos querían cazar o buscar leña en él debían pedir permiso o pagar un impuesto. En sus feudos los señores impartian justicia y cobraban impuestos. Además, los señores cobraban impuestos a los comerciantes cuando atravesaban sus dominios (peaje) y cuando cruzaban los puentes (pontazgo).

ECONOMÍA

  La prosperidad económica del siglo XIII

 En el siglo XIII Europa conoció una gran prosperidad económica que mejoró las condiciones de vida de la población. A partir del siglo XII aumentó la producción agrícola en casi todo el continente.

Aumentó la superficie cultivada, debido a que se talaron los bosques, se desecaron pantanos y se cultivaron nuevas tierras. Además se implantó la rotación trienal de cultivos con la que se ampiaba la superficie cultivada y aumentaba la producción.
También se introdujeron nuevas técnicas de cultivo que facilitaron el trabajo agrícola. Un ejemplo fue el arado vertedera, que labraba la tierra más profundamente. En la zona mediterránea se extendió el regadío y se introdujeron nuevos cultivos. Se difundieron los molinos,  que hacían el trabajo a 40 personas.
La rotación trienal (FUENTE: www.kalipedia.com)
La rotación trienal (FUENTE: www.kalipedia.com)

Como consecuencia de todos estos cambios la producción de alimentos aumentó y permitió alejar el fantasma del hambre. Por ello, la población creció mucho: pasó de 41 millones el año 1000 a 73 millones en el año 1300.


 El auge de la artesanía

Se produjo un desarrollo de la artesanía. Los oficios artesanales eran muy variados: tejedores, toneleros, bataneros, panaderos, carpinteros, tintoreros, etcétera.
Elaboraban productos a mano, con pocas herramientas. Trabajaban en pequeños talleres. En el taller se realizaban todo proceso de producción y ahí se vendían también los productos al público. Los artesanos que se dedicaban a una misma profesión vivían en la misma calle, que acababa tomando el nombre del oficio.

Los gremios

A partir del siglo XII todos los artesanos de un mismo oficio se asociaron formando premios. Cada gremio elaboraba un estatuto, que debían jurar todos sus miembros, en el que se especificaba las normas del oficio, así como los derechos y obligaciones de sus asociados. Los gremios controlaba la producción. El gremio distribuía entre sus miembros las materias primas, controlaba el número de trabajadores y la calidad de los productos y establecía los precios. De esta manera se aseguraba que no hubiese competencia. Los gremios consiguieron dominar toda la producción artesanal que se desarrollarán las ciudades, nadie podía dedicarse a un oficio si no se asociaba al gremio correspondiente.

La composición de los oficios

El oficio estaba dividido en tres categorías de artesanos:
  • El maestro: era el dueño del taller, de las herramientas y de las materias primas. Eran los que dirigían y controlaban el gremio.
  • El oficial: era el trabajor experto del taller.
  • El aprendiz: era un joven que quería aprender el oficio y trabajaba siempre sin percibir un salario. Cada taller tenía un solo aprendiz, vivía en casa del maestro y estaba mantenido por él.
Los oficiales podían convertirse en maestros de abrir su propio taller.

El desarrollo del comercio y la banca

El comercio también experimentó un gran desarrollo a partir del siglo XII, porque el crecimiento de la población aumentó las necesidades de productos. Los productos se transportaban por tierra (en carros) y, sobre todo, embarco a través de los principales ríos y mares. Había dos grandes rutas marítimas.
  • La ruta del Mediterráneo: relacionaba a las ciudades españolas e italianas con los puertos musulmanes y del imperio bizantino. Los europeos importaban productos de lujo y exportaban tejidos y armas.
  • La ruta de el Atlántico y del Báltico: estaba dominada por una asociación de comerciantes, la Hansa. Comunicaba los puertos portugueses y del cantábrico con las ciudades flamencas, alemanas e incluso rusas. Se intercambiaban las lanas castellanas inglesas, los vinos franceses y otros productos como el estaño, el ámbar, las pieles, la madera y el trigo de Báltico.
Los mercaderes se reunían periódicamente en ferias comerciales a las que llegaban productos de todas partes. El aumento del comercio supuso la aparición de nuevas técnicas bancarias y financieras en Europa. Muchos viajes comerciales eran muy costosos y empezaron a financiarse a crédito. Y para evitar los robos establecieron las letras de cambio.

   El renacer de las ciudades

En Europa las ciudades habían sufrido una fase de decadencia tras la crisis del imperio romano. A partir del siglo XII  volvieron a crecer. En unos casos eran ciudades antiguas que volvían a cobrar fuerza. Otras eran ciudades de nueva creación, surgidas junto a un castillo o monasterio, en un cruce de caminos de rutas comerciales. Las ciudades medievales eran pequeñas y las mayores tenía unos 50.000 habitantes. Entre las más grandes estuvan en París, las ciudades de los países bajos y las del norte de Italia.

La ciudad medieval (FUENTE: www.kalipedia.com)
La ciudad medieval (FUENTE: www.kalipedia.com)

Las causas del crecimiento de las ciudades

El crecimiento de las ciudades se debió a varios motivos. Por un lado, las nuevas técnicas agrícolas hicieron menos necesarias la mano de obra de los campesinos, y muchos tuvieron que emigrar a las ciudades para buscar trabajo. Además, el comercio se reactivó y muchos mercaderes se instalaron de forma permanente en las ciudades, en las que tenían lugar los mercados. Los campesinos de los alrededores iban una vez por semana a la ciudad a vender sus productos, y a  comprar otros que necesitaban. Algunas ciudades se convirtieron en importantes centros del comercio regional e incluso internacional. Las ciudades ofrecían mejores condiciones de vida, porque no estaban bajo control de los señores feudales y todos sus habitantes eran libres. Cada ciudad tenía su propio gobierno, el Ayuntamiento, que estaba dirigido por un alcalde. Muchos campesinos emigraron también a las ciudades escapando de la servidumbre y en busca de mayor libertad.

Los habitantes de las ciudades

Los habitantes de las ciudades se llamaban burgueses. Pero entre los habitantes de las ciudades había grandes diferencias:
  • Unos eran muy ricos, como los propietarios de los mayores talleres artesanos y los principales mercaderes. Estos grupos controlaban el gobierno de la ciudad.
  • La mayoría la población está formada por artesanos y tenderos modestos, y por personas dedicadas al servicio doméstico en las viviendas de los más ricos.
  • Por debajo estaban los pobres y marginados, que no tenían trabajo y mendigaban o incluso delinquían para sobrevivir.
En las ciudades de la Europa medieval la mayor parte la población era cristiana. Pero también había grupos de judíos que vivían en barrios separados, las aljamas o juderias. En los reinos cristianos de la península ibérica también había población islámica, y sus barrios eran las morerías.


Ernst H. Grombrich en su “Breve historia del mundo” nos encontramos con esta descripción de la ciudad:

No debes imaginar la vida en una ciudad medieval como la vida urbana de hoy en día. Las ciudades eran casi siempre diminutas, estaban llenas de rincones y tenían callejas angostas y casas altas y estrechas con gablete. En ellas vivían muy apretujados los comerciantes y los artesanos con sus familias. Los comerciantes solían recorrer el país acompañados de gente armada. Se trataba de algo necesario, pues por aquel entonces muchos caballeros eran tan poco caballerosos que se habían convertido, sencillamente, en bandoleros. Instalados en sus castillos, acechaban a los comerciantes para saquearlos. Pero los ciudadanos y los burgueses no lo consintieron por mucho tiempo. Tenían dinero y podían pagar soldados. Solían vivir, pues, en conflicto con los caballeros y no era raro que los burgueses vencieran a esos caballeros bandoleros.

Los artesanos, sastres, zapateros, pañeros, panaderos, cerrajeros, pintores, carpinteros, canteros y constructores constituían asociaciones artesanales o federaciones llamadas gremios. Cada uno de ellos, por ejemplo el gremio de los sastres, era tan cerrado y tenía leyes casi tan rigurosas como el estamento de los caballeros. No todo el mundo podía alcanzar sin más ni más el grado de maestro sastre. Antes había que ser aprendiz durante un tiempo determinado; luego, se obtenía el grado de oficial y había que recorrer mundo para conocer ciudades y formas de trabajo ajenas. Estos oficiales itinerantes recorrían el país a pie y visitaban, a menudo durante años, muchas naciones hasta el momento de regresar a casa o encontrar una ciudad desconocida que necesitara—pongamos por caso—un maestro sastre, pues en las ciudades pequeñas no hacían falta muchos y el gremio procuraba con gran rigor que no accediera al grado de maestro más gente de la que podía hallar trabajo. El oficial debía demostrar allí lo que sabía, es decir, preparar una pieza maestra (un bello abrigo, por ejemplo), y, a continuación, se le nombraba solemnemente maestro y era recibido en el gremio.




No hay comentarios:

Publicar un comentario