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S.O.S TECNOLOGÍA Y REDES SOCIALES.
ENTORNOS MULTIPLATAFORMA EN EDUCACIÓN. UNA COMPETENCIA A DESARROLLAR
¿Cada cuánto usan las redes sociales los adolescentes?
El 80 por ciento de los usuarios de redes sociales en todo el mundo, tiene entre 12 y 30 años.
La mayoría de quienes están en alguna red social son jóvenes.
50% de los chicos visita la red día por medio
30% la visita a diario
20% la visita una vez por semana
El 90% de los padres confiesa que ignora si sus hijos visitan páginas peligrosas. En general, confían en que sus hijos “pueden controlar” cualquier cosa que pueda molestarles en la Red
El 80 por ciento de los usuarios de redes sociales en todo el mundo, tiene entre 12 y 30 años.
La mayoría de quienes están en alguna red social son jóvenes.
- El 20% de los niños de 11 años tiene un perfil en alguna red social. A los 12, el porcentaje es del 50%. Y los de 15 en adelante, disponen de él en el 90% de los casos.
50% de los chicos visita la red día por medio
30% la visita a diario
20% la visita una vez por semana
El 90% de los padres confiesa que ignora si sus hijos visitan páginas peligrosas. En general, confían en que sus hijos “pueden controlar” cualquier cosa que pueda molestarles en la Red
Fuente:
Intituto Nacional de Estadística y 'Encuesta sobre hábitos de uso y
seguridad de menores en Internet' del Ministerio del Interior
'La Blackberry guiando al pueblo', ganadora del segundo premio World Press Cartoon de la sección 'Editoriales'. / DAVID VELA
La empresa moderna ha apostado con decisión por los entornos multiplataforma y en los que conviven diferentes dispositivos. Los fabricantes de tecnología buscan adaptarse a este nuevo ecosistema en el que prima el fenómeno conocido como BYOD -tráete tu propio dispositivo
La innovación se ha convertido en uno de los motores de transformación más poderosos en muchos países en desarrollo, que están incorporando Nuevas tecnologías móviles (teléfonos, tabletas...) sin haber pasado previamente por la fase del ordenador personal conectado a una red.
El aprendizaje móvil o m-learning está llamado a transformar el aprendizaje convencional predominante en la actualidad, a pesar de las resistencias existentes, inconvenientes o dificultades que existen en la mayor parte de los centros educativos.
Hace poco en la página escuela20.com aparecíaa un artículo titulado “10 maneras en las que el aprendizaje móvil revolucionará la educación” en el que se resaltaban las potencialidades que el aprendizaje móvil podía tener para nuestros estudiantes (y para el profesorado y el resto de la población).
No podemos negar las evidencias ni nos podemos permitir el lujo de ignorar la realidad existente, la presencia masiva de los dispositivos móviles entre nuestros alumnos, porque, si no es así, la realidad nos sobrepasará. Y esto es algo que no podemos permitir. Los llamados “nativos digitales“, nuestro alumnado, han crecido con las pantallas, pegados a las pantallas y tan habituados a ellas que, indudablemente, se sienten más cómodos frente a ellas que frente a un libro.
¿Es posible que las nuevas tecnologías en vez de liberarnos nos estén convirtiendo en prisioneros de nuestras propias herramientas?
Lo cierto es que en el siglo XXI resulta casi imposible mantener una conversación sin que nuestro interlocutor nos coloque en modo pausa para mirar su e-mail, enviar un mensaje o responder a una llamada. Y aunque eso parece haberse convertido en la norma universalmente aceptada, cabe preguntarse qué habría de normal si cada uno de nosotros llevara una televisión a cuestas y cada diez minutos la encendiera para ver qué emiten.
La psicóloga del Massachusetts Institute of Technology (MIT) Sherry Turkle se atreve a proclamar que nuestra historia de amor con teléfonos inteligentes, ordenadores y tabletas tiene que cambiar. “De lo contrario, estamos perdidos. Cada vez esperamos más de la tecnología y menos de los humanos. Nos sentimos solos, pero nos asusta la intimidad. Estamos conectados constantemente. Nos da la sensación de estar en compañía sin tener que someternos a las exigencias de la amistad, pero lo cierto es que pese a nuestro miedo a estar solos, sobre todo alimentamos relaciones que podemos controlar, las digitales. Pero aún estamos a tiempo de cambiar esa convivencia con la tecnología.
Tenemos que volver a aprender el valor de la soledad”. ¿Cómo explicárselo a los adolescentes, que envían de media 3.000 mensajes de texto al mes? ¿O a sus padres, que aprovechan para contestar e-mails entre tostada y café mientras desayunan con sus hijos y los ignoran tecleando sobre su móvil?
Turkle no niega las ventajas prácticas que nos ofrece, por ejemplo, tener e-mail o Skype en nuestros teléfonos, sobre todo cuando la familia está lejos o viajas por trabajo. Solo critica la relación que mantenemos con esa accesibilidad tan grande. Después de pasar 15 años estudiando cómo niños, adultos y ancianos interactúan con robots experimentales y comerciales, y tras observar en su propia casa la relación con la tecnología de su hija Rebecca, de 21 años, Turkle alerta: “Esos teléfonos que tenemos en nuestros bolsillos cambian nuestras mentes y nuestros corazones porque nos ofrecen tres fantasías muy gratificantes: podemos tener atención constante, siempre va a haber un foro en el que ser escuchado y nunca tendremos que estar solos. Las dos primeras necesidades se satisfacen a través de las redes sociales, pero la tercera es la que nos está llevando a situaciones emocionales de graves consecuencias”.
Queda recordar el fenómeno japonés del hikikomori, que significa literalmente apartarse e indica un trastorno sociológico típico de Japón, síntoma de un fuerte desequilibrio psíquico. Este síndrome, que afecta sobretodo a los adolescentes, les empuja a encerrarse en sus habitaciones para temporadas que pueden prolongarse durante años, rechazando cualquier tipo de contacto que no sea virtual. El fenómeno, por el momento ajeno a la sociedad occidental, no tiene nada que ver con la costumbre de encerrarse en la habitación para escuchar música, chatear con los amigos o navegar por la red de nuestros jóvenes.
Finalmente destacar la relación de jóvenes y redes sociales.
Con solo trece años, un niño ya tiene su primer «smartphone».
Estos teléfonos inteligentes le permiten estar conectado
permanentemente a las redes sociales, navegar por internet, compartir
fotografías, descargar música y videojuegos y, sobre todo, estar en
permanente contacto con sus amigos. Como nativos tecnólogicos que son,
la mayoría de los niños domina la tecnología y la maneja con más
seguridad que sus propios padres, pero su corta edad no les permite tomar conciencia de los peligros que su uso puede conllevar.
PARA SABER MÁS, VER:
REDES SOCIALES:
Curiosidad e imaginación, iniciativa, experimentación, aprender a aprender, emprendimiento, inovación, comunicación, colaboración
Estudios recientes confirman la creciente necesidad de los usuarios de estar siempre conectados para interactuar con sus conocidos
Las redes sociales en internet han modificado durante los últimos años la manera en la que muchas personas se relacionan cada día y se han convertido en unas herramientas capaces de dar voz al ciudadano, pero también de acentuar trastornos de la personalidad.
«Los medios sociales son adictivos porque eres el centro de la experiencia»
Estudios recientes confirmaron la creciente necesidad de muchos usuarios de estar permanentemente conectados para interactuar con sus conocidos a través de plataformas como Facebook, la más popular de las redes sociales, u otros servicios de mensajes a través del teléfono.
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