1059 DESCUBRIMIENTO, CONQUISTA, Y COLONIZACIÓN DE AMÉRICA

DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DE AMÉRICA





En 1486 Cristóbal Colón ofreció a los Reyes Católicos un proyecto: viajar a las Indias a través de una nueva ruta por el Atlántico. Pero entonces la corona estaba más preocupada por la conquista de Granada. Cuando ésta hubo terminado, los Reyes Católicos aceptaron su proyecto, pensando en la posibilidad de encontrar nuevas tierras colonizables.

El 2 de agosto de 1492 partió Colón del puerto de Palos con la nave Santa María y las carabelas la Pinta y la Niña con 100 tripulantes aproximadamente. En octubre llegaron a la isla de Guanahaní, que bautizaron con el nombre de San Salvador y desde la que pasaron a Cuba y la Española.


Sorolla Cristóbal Colón abandona Palos'.


España y Portugal firmaron el Tratado de Tordesillas en 1494, mediante el cual se redistribuyó la influencia marítima de cada país. En España y Portugal se llamaba directamente Testamento de Adán al Tratado de Tordesillas. Un acuerdo entre ambos países, donde medió el Papa valenciano Alejandro VI, para delimitar los territorios que Cristóbal Colón descubrió sin saberlo en 1492. Todo un continente repartido entre las dos grandes potencias imperiales de su tiempo. Y nada pudo hacer Francia, ni Inglaterra, ni Turquía frente a aquella preeminencia.Los océanos que no controlaba España era porque, de hecho, los dominaba Portugal. el texto reservaba para Portugal el Atlántico y los territorios que había hallado Castilla por un meridiano fijado a 370 leguas del archipiélago de Cabo Verde. A España se le reconoció la libre navegación por las aguas del lado portugués para viajar a América y se le otorgó derechos de evangelización y soberanía en las nuevas tierras occidentales. En la totalidad de esas tierras. O al menos eso era lo que se pensaba.


Reparto del mundo entre españoles y portugueses en Tordesillas

La incapacidad técnica de realizar una partición exacta a lo firmado el 7 de junio de 1494 dio lugar a una serie de conflictos entre ambos países. En el año 1498 se descubrió una nueva ruta hasta la India y en 1500 Brasil, un territorio que se encontraba en la parte portuguesa del Tratado de Tordesillas. A partir de 1530, la corona portuguesa inició la colonización de Brasil y expulsó a los franceses que merodeaban por las islas cercanas. Y no solo eso. Portugal transgredió en su colonización del continente americano la demarcación del Tratado de Tordesillas al avanzar paulatinamente desde el Brasil hacia el oeste y sur de América del Sur

En las Indias, anexionadas al reino de Castilla, se instauraron los sistemas administrativos tradicionales del reino castellano.

Los reyes consiguieron el Patronato de Indias —concedido por el Papa— que les dejó controlar la Iglesia americana. Se instauraron además las encomiendas para evangelizar a los indígenas
 

Hallé muy muchas islas pobladas con gente sin número. […] Andan todos desnudos, hombres y mujeres, así como sus madres los paren, aunque algunas mujeres se cobijan un solo lugar con una hoja de hierba o una cofia de algodón que para ellos hacen”.

 Con estas palabras, Cristóbal Colón describió a los Reyes Católicos su impresión de los indígenas del Nuevo Mundo. La carta está fechada el 4 de marzo de 1493: el almirante acababa de volver de su primer viaje a América. 

Isabel La Católica tenía claro que la familia Colón no podía seguir monopolizando el proceso de conquista y pacificación de los nuevos territorios descubiertos por Castilla. Fue a partir del tercer viaje del Almirante cuando se abrió el abanico a otras expediciones a cargo de Alonso de Hojeda, Juan de la Cosa, Vicente Yáñez Pinzón, Diego de Lepe, Pedro Alonso Niño...
 


Grabado del siglo XVII que muestra a miembros de la tribu Tlaxcala implorando a Hernán Cortés, junto a los volcanes Popocatepetl y Iztaccihuatl.




La América española durante los siglos XVI y XVII.
 Evolución de las conquistas americanas  



Mapa de Atlas Theatrum Orbis Terrarum de Abraham Ortelius. Año 1570.


A comienzos del siglo XVI los españoles sólo se habían asentado en el Caribe pero su dominio no había cumplido sus espectativas: escasa producción de oro, difícil adaptación al clima tropical de las personas y de los cultivos españoles. Por ello se lanzan a la exploración y conquista del continente.
Las expediciones de conquista fueron numerosas y se realizaron sobre la zona de América central y del Sur, lugares poblados y de clima parecido al europeo.

 Las más importantes fueron: 

Hernán Cortés, que conquistó el imperio azteca 
(Noche Triste). Ver vídeo. 



Francisco Pizarro, que conquistó el imperio inca.
 Ver vídeo

Francisco de Orellana, que realizó una expedición de exploración recorriendo el río Amazonas. 

Principales expediciones españolas en América (FUENTE: www.kalipedia.es)
Los instrumentos de conquista. 
 
Las capitulaciones de consquista. Las expediciones estaban dirigidas y organizadas por particulares que recibían del rey una capitulación de conquista, es decir, la autorización para reclutar un ejército y conquistar un territorio determinado. Los gastos corrían a cargo del conquistador, y una vez conquistado, el territorio pasaba a manos del monarca. El rey a cambio concedía el título de gobernador o capitán del territorio, así como grandes extensiones de tierra y botines al conquistador.
Nuevas armas de guerra. Los españoles, muy inferiores en número, sometieron a los indíginas con ayuda de los caballos (desconocidos para ellos), las armaduras y las armas de fuego.
Creencias y tradiciones indígenas. Los indígeneas creían en la llegada de los dioses desde el océano.
Rencillas y enemistades entre los pueblos americanos que los debilitaron y facilitaron la conquista española a través de alianzas. 



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La organización del imperio americano.

Los territorios americanos se regían por las mismas leyes que Castilla. Carlos V creó las siguientes intituciones de gobierno:
El Consejo de Indias. Era el encargado de asesorar al monarca sobre el gobierno en América y de preparar las leyes relacionadas con esos territorios.
División de los terrritorios conquistados en Virreinatos. Existieron dos, el de Nueva España al norte, y el de Perú al sur.
Las Audiencias. Se crearon en las principales ciudades americanas con el objeto de aplicar las leyes y de imaprtir justicia.

Los primeros conquistadores desarrollaron la primera forma de control y dominio, la encomienda: consistía en la recomendación por parte de la Corona dirigida a cierto numero de indios para que se pusieran a disposición de un español (denominado encomendero). Se les exigía: trabajo o tributos y se les ofrecía a cambio educación religiosa y protección.

La encomienda es una institución que surge del poco deseo de trabajar la tierra y luego las minas de los españoles que llegaron a las Indias, y sus expectativas de riqueza y dominio.

Los males y abusos de estas encomiendas las convirtieron en una especie de servidumbre o semiesclavitud de los indios (los Reyes Católicos prohibieron la esclavitud de los indios considerándolos súbditos directos de la Corona, aunque de facto la encomienda era una forma de semiesclavitud) y provocaron las opiniones en contra de algunos monjes dominicos, que querían evitar la encomienda a perpetuidad. En especial Fray Bartolomé de las Casas.

Las protestas de los dominicos y su influencia en la Corte fueron determinantes para que en 1512 se publicasen las Leyes de Burgos o primer código de legislación indígena, tenían por objetivo:
1. Respetar la condición de súbdito libre de la monarquía (esto es, no esclavo) del indio;
2. Evangelizar al indio, tarea que correspondía al colono a cargo de la encomienda;
3. Explotar los territorios conquistados mediante el trabajo del indio, al que estaba obligado

Además estas leyes

Prohíben los malos tratos a los indios
Obligan a los indios a ir vestidos
Se dan medidas para la reducción y mejora en las condiciones de trabajo de mujeres embarazadas y de niños.

Estas leyes fueron en muchas ocasiones incumplidas por los colonos, lo que llevó al aumento de las protestas de los frailes dominicos y algunos sectores que se oponían a las duras condiciones en que vivían los indios, dirigidos por Bartolomé de las Casas. Además de que se obligaba a los indios a abandonar sus tribus para vivir en las encomiendas, se introducía el pago del trabajo en dinero, algo inexistente en las culturas precolombinas, por lo que alteraba considerablemente, junto con el duro trabajo, su sistema de vida.

En 1542 se otorgan las Leyes Nuevas de Indias consideradas por algunos historiadores como el “orgullo y la humillación de España”. Orgullo porque en ellas se reconoce el esfuerzo de los legisladores por llevar una verdadera política evangelizadora y de buen trato a los indios, y de humillación porque a la vez se reconoce el maltrato continuo que se les ha dado.

Estas leyes recordaron solemnemente la prohibición de esclavizar a los indios y abolieron las encomiendas, que dejaron de ser hereditarias y debían desaparecer a la muerte de los encomenderos actuales. Las principales resoluciones en beneficio de los indígenas fueron:
Cuidar la conservación y gobierno y buen trato de los indios.
Que no hubiera causa ni motivo alguno para hacer esclavos, ni por guerra, ni por rebeldía, ni por rescate, ni de otra manera alguna. Que los esclavos existentes fueran puestos en libertad, si no se mostraba el pleno derecho jurídico a mantenerlos en ese estado.
Que se acabara la mala costumbre de hacer que los indios sirvieran de cargadores (tamemes), sin su propia voluntad y con la debida retribución. (el porteo)
Que los oficiales reales, del virrey para abajo, no tuvieran derecho a la encomienda de indios, lo mismo que las órdenes religiosas, hospitales, obras comunales o cofradías.
Que el repartimiento dado a los primeros conquistadores cesara totalmente a la muerte de ellos y los indios fueran puestos bajo la real Corona, sin que nadie pudiera heredar su tenencia y dominio.

Sin embargo, la promulgación de las Leyes Nuevas causó una sublevación de los colonos del Perú que llegó a eliminar al propio virrey. En la corte española cundió la alarma y Carlos V fue convencido de que eliminar la encomienda significaría arruinar económicamente la colonización. Finalmente, en 1545 se suprimió el capítulo 30 de las Leyes Nuevas, donde se prohibía la encomienda hereditaria

Otro sistema de colonización que los españoles utilizaron fue el de la Mita. La mita ya existía en el imperio incaico, como una forma de trabajo excepcional por parte de las distintas tribus al servicio del Inca, o el bien común. Los españoles la utilizaron como una forma de proveer la fuerza de trabajo necesaria para las minas de plata, que era la base de su economía en este período, sobre todo a partir del descubrimiento de las minas de San Luis de Potosí.

  

Amerco Vespusio Ilustración de Kim para el libro De lo que vi en las Yndias




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 Las instituciones castellanas.

Se desarrollaron una sería de instituciones propiamente castellanas que sirvieron para ejercer el control directo de la monarquía de la explotación y colonización de las Indias.

La Casa de Contratación de Sevilla 1503.

Organizó y controló el sistema de transporte y viajes de mercancías y pasajeros. De esta forma se controlaba que solo los “castellanos” pudieran comerciar con las Indias, así como la efectiva recaudación del quinto real. Con la figura del Piloto Mayor y la creación de una escuela de navegación, se cuido de toda la cartografía y del control de las rutas posibles de navegación al Nuevo Mundo.


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Consejo de Indias 1524

Las Indias dependieron directamente de Castilla (Cortes de Valladolid de 1518), y será el Consejo Real de Castilla quien entienda de las cuestiones relativas al gobierno de las Indias. Pero en 1524 ya se crea un Consejo Real y Supremo de Indias, que funcionará como un Consejo más dentro del sistema de gobierno de consejos (sistema polisinodial) de la monarquía española.

·El gobierno de las Indias: gobernadores y virreyes

Inicialmente los territorios conquistados se pusieron bajo el control de un gobernador. Tras retirar la confianza a los
primeros conquistadores: Colón, Cortés o Pizarro entre otros, los gobernadores fueron nombrados por los reyes, siendo oficiales directo de la Corona. El gobernador tenía plenos poderes politico-administrativos, militares y judiciales. Las provincias limítrofes de mayor importancia militar fueron denominadas Capitanías Generales.

Audiencias


Para un mayor control de la administración civil y de justicia, se crea en las Indias, las Audiencias (copiadas del funcionamiento de las de Valladolid y Granada), de esta manera se evita el personalismo y exceso de poder de los gobernadores. Así como evitar en lo posible la corrupción de los gobernantes. Se irán creando las Audiencias de Santo Domingo (1511), Nueva España (1529), Panamá (1538), según se va haciendo más efectivo el control del territorio.

Virreinatos

Al ir extendiéndose los territorios se crearán los virreinatos (semejantes a los existentes en las otras posesiones de la monarquía)
En 1535 se crea el Virreinato de Nueva España y en 1543 se crea el Virreinato del Perú. A lo largo de los siglos XVI y XVII fueron nombrados virreyes los hijos de la alta nobleza castellana.
Ya en el siglo XVIII, el territorio de este virreinato se dividirá creándose en 1717 el Virreinato de Nueva Granada y en 1776 el Virreinato de Río de la Plata.

Administración Local:

En cuento a la organización administrativa local se van a trasladar las instituciones castellanas, reproduciendo el funcionamiento de los municipios y cabildos, tanto en las ciudades preexistentes como en las fundadas por los españoles.

Sistemas efectivos de control.

Los reyes españoles mostraron un especial cuidado en evitar la mala administración y corrupción en el gobierno y explotación de las Indias, con relativo éxito en sus intentos. Para ello se crearon dos instituciones o sistemas: VISITA y el JUICIO DE RESIDENCIA, que venían a ser “inspecciones” que oficiales del rey, a funcionarios sospechosos de mala conducta, o simplemente rutinarias. Podrían ser dirigidas contra el mismo virrey.




Nuevas potencias como Inglaterra o Francia se vieron seducidas por América en el siglo XVII.


La explotación económica de América se realizó a través de: 

Extracción de metales preciosos. Principalmente plata, que sirvió a los reyes españoles para financiar su política imperial.
Establecimiento de grandes haciendas ganaderas y agrícolas trabajadas por esclavos negros traídos de África o indígenas americanos. Se trajo de España el trigo, la cebada, la vid, el olivo y la caña de azúcar; y llevaron a Europa nuvos cultivos como el tomate, el maíz, el tabaco, la patata o el cacao.
Monopolio comercial. Los reyes españoles tenían la exclusividad en el comercio con las colonias americanas a través de la Casa de Contratación en Sevilla. América importaba alimentos, ropa, herramientas y productos de lujo. Y se traía de ella metales preciosos y productos agrarios.

 

La fundación de Santiago de Chile, Santiago de Nueva Extremadura entonces


Mural de Diego Rivera sobre la Conquista de México. Palacio Nacional de la Ciudad de México

La catástrofe demográfica que sufrió el continente americano desde 1492 –el año del Descubrimiento de Cristóbal Colón– es un hecho irrefutable. Antes de la llegada de los españoles se ha estimado tradicionalmente que la población del continente se encontraba entre los 40 millones y los 100 millones. El«Genocidio Americano» es uno de los puntales de la leyenda negra que vertieron los enemigos del Imperio español para menoscabar su prestigio. La sangría demográfica hay que buscarla en dos factores: el traumatismo de la conquista (las bajas causadas por la guerra, el desplome de las actividades económicas y los grandes desplazamientos poblaciones) y sobre todo las enfermedades. Los habitantes de América habían permanecido aislados del resto del mundo y pagaron a un alto precio el choque biológico


PARA SABER MÁS, VER:


DESCUBRIMIENTO Y COSQUISTA DE AMÉRCIA
El descubrimiento: factores que posibilitaron el descubrimiento
Los grandes descubrimientos españoles
Las causas de la conquista americana
La obra colonizadora de España en América: sistemas y métodos de colonización
La obra colonizadora: Consecuencias
Texto de la defensa de los indios por Fray Bartolomé de las Casas
elcaballodeespartero.wikispaces.com

Ver mapa animado sobre la conquista de América (FUENTE: Vicens Vives)






PERSONAJES

CRISTOBAL COLÓN


retrato de Cristobal Colón, realizado en el siglo XVI por el pintor Sebastiano del Piombo.


Cristóbal Colón era un navegante genovés, que pretendía alcanzar las costas orientales de Asia atravesando el océano Atlántico. Partía de la idea de que laTierra era redonda.
  Ésta partió el 3 de agosto de 1492 desde el puerto de Palos de la Frontera (Cádiz) y estaba formada por 90 marineros, dos carabelas la Pinta y la Niña, y una nao, la Santa María.
Vieron costa el 12 de octubre de 1492. Colón pensaba que habían llagado a Cipango (Japón). Sin embargo, esas tierras pertenecían a un continente desconocido para ellos: América.

 Colón hizo 3 vioajes más para explorar y asegurar el dominio castellano. En 1504 Colón volvió definitivamente a España, donde moriría dos años después.
Murió convencido de haber llegado a la India. Pero Américo Vespucio, había determinado que aquellas tierras pertenecían a un nuevo continente, que recibió el nombre de América en honor suyo.


HERNÁN CORTÉS


La historia verdadera de la conquista de la Nueva España, obra maestra de las crónicas de Indias, que se ha tenido siempre como escrita por Bernal Díaz del Castillo, fue compuesta en realidad por el mismísimo Hernán Cortés. O así lo afirma el distinguido antropólogo francés Christian Duverger

Álvar Núñez Cabeza de Vaca

Cabeza de Vaca personifica la España del siglo XVI. Cuando se termina la Reconquista, aquellas personas que llevaban 800 años luchando generación tras generación tienen que seguir peleando por algo, y buscan nuevos horizontes. Álvar formó parte de la primera oleada de españoles que tras las victorias del Gran Capitán empezaron a imponer la hegemonía española en el mundo. Lo que buscaba en Italia era lo que buscaba entonces cualquier español: honor, algo mucho más preciado que el vil metal. En aquella España la economía importaba menos que la honra, se podía ser caballero sin dinero y por tener dinero no se era caballero. Cabeza de Vaca tenía que hacer honor a su apellido, había recibido una herencia de nobleza de sus antepasados que debía acrecentar.

Y en 1527 parte para conquistar Florida. 

 Se embarca en aquella misión por tres motivos.

Va buscando riquezas. Allí había medios, y España era un país pobre en medios.

Álvar también buscaba el honor, la continuación del legado de los antepasados.

Y además, marcha por motivos religiosos.

Si leemos las cartas que los descubridores mandan a la Península podemos ver la importancia que dan a la evangelización del Nuevo Mundo. Lo primero que pide Hernán Cortés al Rey tras la conquista de México no son refuerzos militares, armas o barcos. Pide curas. Colón no manda a España como primeras referencias que hay mucho oro o buenas tierras, lo primero que cuenta es que los indígenas son gente de naturaleza muy buena y por lo tanto predispuestos a recibir la fe.

La de Pánfilo de Narváez era una de las expediciones mejor organizadas, con muchos barcos, armas y caballos. Pero primero, 150 desertan en cuanto llegan a Cuba. Después, otros cien mueren en unas tormentas horrorosas allí mismo. En cuanto desembarcan en Tampa los indios les persiguen, les lanzan flechas envenenadas y logran matar a la mitad. Y para colmo, cuando salen de la bahía de Tampa tienen que volver a fabricar barcos, porque los que los llevaron ya se habían ido. Nuevas embarcaciones que las corrientes del Misisipi hundieron más adelante... Una sucesión interminable de desgracias hace que, al final, de 600 expedicionarios queden cuatro.

Y en diez años, y acompañado por un ejército de indios, conquista la mitad sur de lo que hoy son los EE.UU. ¿Sin derramar sangre?

Sí, convenciendo. Ficha a ese ejército de indios como lo hicieron Hernán Cortés y Pizarro. Sus conquistas han quedado ensombrecidas por algunos episodios de derramamiento de sangre pero, en realidad, las conquistas de México y Perú fueron más bien pacíficas. Los españoles se impusieron a los indios porque estos quisieron ser gobernados por los españoles. Los indígenas veían en aquellos conquistadores unos líderes y gobernantes mucho mejores que los que habían tenido hasta ese momento. Ven en el cristianismo una religión más humana que aquellas en las que se realizaban sacrificios humanos. Los españoles convencían. Pero como Álvar no mató a nadie, es un personaje bastante desconocido, porque a los que defienden la leyenda negra no les interesa alguien que consiguió tanto sin que se le pueda achacar nada. Como premio, es nombrado gobernador del Río de la Plata, pero acabará engrilletado y enviado de vuelta a la Península.

Sepa el lector que el posterior llamado Pacífico fue primero el mar del Sur, para mayor honra de la Corona española. Incluso algún historiador anglosajón lo calificó posteriormente como el «Lago español». Y el primer europeo en contemplar su inmensidad... que abarca desde el Ártico a la Antártida y desde Indonesia a las costas de Colombia... fue un explorador extremeño. Adelantado, conquistador, hidalgo, aventurero, gobernante, capitán: Vasco Núñez de Balboa, nacido en la pacense Jerez de los Caballeros (1475).

Nacido en tierras extremeñas, pero de familia originaria de León, y tras servir como paje en su infancia de un señor de Moguer (cercana a la descubridora Palos de la Frontera), Núñez de Balboa acudió al llamado del Nuevo Mundo a los 25 años de edad, en la expedición que encabezaría Rodrigo de Bastidas, descubridor de Panamá. En un viaje que le llevaría desde el puerto de Cádiz a las nuevas tierras junto a otro ilustre, Juan de la Cosa.

En esa primera experiencia americana, Núñez de Balboa contemplaría las costas atlánticas de Panamá, Colombia y el mar Caribe. Retirándose en 1502 a la isla de La Española. América ya era parte de Núñez de Balboa, y este estaba llamado a nuevas venturas.

No duró mucho nuestro protagonista en La Española, actual República Dominicana. Acosado por las deudas embarcó como polizón en 1509 en una expedición de Martín Fernández Enciso hacia San Sebastián de Urabá con el objetivo de socorrer al gobernador español. Fue descubierto y aprovechado por sus conocimientos de las costas por la expedición. Su carisma hizo el resto.

En este punto, el capitán de navío y experto en Núñez de Balboa, José María Blanco Núñez, destaca las palabras que fray Bartolomé de las Casas dedicó al descubridor del Pacífico:

«… de buen entendimiento y mañoso y animoso y de muy linda disposición y hermoso gesto y presencia…».

Otro personaje, menos conocido que las Casas, Bartolomé Hurtado escribió: «Este hombre, se llama Vasco Núñez de Balboa, por otro nombre el Esgrimidor, pues sabe manejar la espada como nadie…su bravura es solo comparable con la de su perro Leoncico, este animalico que le lame ahora las botas… él solo es capaz con su amo, de hacer más estragos que todo un regimiento de soldados aguerridos». Esa era su personalidad, según estos testimonios.

Uno de sus primeros hitos en esta nueva aventura en tierras la conquista y colonización de una de las primeras ciudades establecidas en Tierra Firme: la fundación de Santa María la Antigua del Darién, en la actual Panamá. 


BARTOLOMÉ DE LAS CASAS

Bartolomé de las Casas -
 


FRANCISCO PIZARRO

«Por este lado se va a Panamá, a ser pobres, por este otro al Perú, a ser ricos; escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere», afirmó el conquistador extremeño cuando se encontraba a las puertas del Imperio Inca. Solo 13 de los 112 hombres decidieron ser ricos y pasar a la Historia

Francisco de Pizarro, nacido en la localidad de Trujillo (Extremadura), era un hijo bastardo de un hidalgo emparentado con Hernán Cortés de forma lejana, que combatió en su juventud junto a las tropas españolas de Gonzalo Fernández de Córdoba en Italia. Existe el acuerdo historiográfico de considerarle hijo ilegitimo de Gonzalo Pizarro Rodríguez, un destacado hombre del Gran Capitán, pero lo cierto es que incluso su año de nacimiento es motivo de controversia. En 1502, se trasladó a América en busca de fortuna y fama, no siendo hasta 1519 cuando participó de forma directa en un suceso relevante de la Conquista de América.


Francisco Pizarro, un español que, mediante espada y morrión, dirigió varias partidas de exploración a Perú y llegó a vencer, junto a otros 200 españoles, a un ejército de casi 40.000 incas.

Y es que el siglo XVI fue uno de los más prolíficos para la Corona, que mediante Pizarro tomó posesión de una gran parte del oeste de América del Sur. No obstante, esta tarea se realizó gracias al sacrificio de cientos de españoles que, con la promesa de un futuro mejor, se adentraron en inhóspitos e inexplorados territorios sabiendo de antemano que en cualquier momento les podía llegar la muerte.

Pizarro comenzaría su andanza por las tierras del Nuevo Mundo con 24 años. Al parecer, viajó a América, como muchos, seducido por las aventuras y la posibilidad de ganar dinero. Tras su llegada participó como soldado en varias expediciones sabiendo de antemano que, debido a que era un hijo bastardo y carecía de cultura, le sería muy difícil ascender.

Eran años difíciles en los que los españoles trataban, a costa de multitud de vidas, de asentarse en el territorio luchando contra los naturales del lugar: los indígenas. «Los indios eran exóticos. Andaban desnudos, dormían en casuchas de madera y dormían en hamacas. Eran lampiños, de menor estatura que los españoles, pero bien proporcionados (…) En cuanto a las mujeres, iban descubiertas de medio cuerpo hacia arriba (…) Las vírgenes dejaban ver su cuerpo enteramente desnudo», determina Roberto Barletta Villarán en su libro «Breve historia de Francisco Pizarro».

A la edad de 32 años decidió asociarse con otros dos buscadores de aventuras y poner rumbo hacia Perú, lugar sobre el que circulaban todo tipo de historias relacionadas con riquezas que esperaban ser capturadas por el primer conquistador que las encontrara.

«La palabra Perú (Pirú o Perú) provenía, parece ser, de Birú, nombre de un cacique rico en oro y en perlas que, según los indios, vivía por allá, en el sur, y de quien los españoles habían escuchado hablar durante sus primeras exploraciones sobre la costa del Pacífico», sentencia Lavallé en su libro.

Las promesas de riqueza cautivaron así al barbudo conquistador español, que organizó en 1524 una primera expedición formada por dos desvencijados barcos, 110 hombres, 4 caballos e, incluso, un perro de guerra. No obstante, y a pesar del dinero invertido, esta primera aventura no tuvo demasiado éxito. A pesar de todo, Pizarro no se dio por vencido, y tan sólo dos años después planeó un nuevo viaje en el que, con unos recursos similares, partió de nuevo en busca de Perú.

Parece que la decisión les fue ventajosa pues, tras explorar una extensa área del oeste de América del Sur, lograron hacerse con todo tipo de riquezas entregadas por algunos caudillos locales y volvieron a Panamá como héroes en 1529. No obstante, tras este último viaje, ahora tocaba proyectar la invasión armada del territorio, la cual alzaría a Pizarro como gran estratega militar.

Una nueva expedición vino a continuación. Este viaje armado fue planeado a penas dos años más tarde. «La expedición dejó el puerto de Panamá el 20 de enero de 1531. Llevaba más de 180 hombres y una buena treintena de caballos. (…) Conociendo la importancia militar que tenían entonces estos animales en los combates contra los indios, es una prueba manifiesta de que esta vez el objetivo ya no era explorar Perú, sino más bien conquistarlo militarmente»

En poco tiempo, el contingente español recorrió hacia el sur un amplio trecho de la costa oeste de América del sur sin encontrar ni una mera onza de oro. A esto se unió el hecho de que, cuando la desesperación empezaba a cundir entre los soldados -ávidos de riquezas-, llegaron informes de que Atahualpa se había puesto al mando de un contingente formado por miles de incas en el norte. Aunque es cierto que los conquistadores desconocían la actitud del líder suramericano hacia ellos, no podían correr el riesgo de que ese inmenso ejército se hubiera constituido para darles caza.
Hoy todavía se desconoce por qué se tomó la decisión, pero ya fuera por soberbia, por descubrir las verdaderas intenciones de Atahualpa, o por buscar suerte en el norte, Pizarro decidió que partiría con sus soldados al encuentro del inca.

La suerte estaba echada. El contingente español formó decidido a avanzar hacia la ciudad de Cajamarca (ubicada en la sierra norte de Perú), al encuentro del poderoso líder inca. Desconocían si este combatiría o no, pero estaban decididos a hacer frente a cualquier eventualidad y confiaban en sus cañones, en sus fieles arcabuces -cuyo estruendo acongojaba a los indios-.y en sus caballos -animales que los nativos creían infernales y ante los que huían aterrados-.

El 15 de noviembre de 1532, la columna vio por fin la entrada de Cajamarca, una bella ciudad pétrea a 2.700 metros de altura. «Los españoles se quedaron mudos por el gran espanto que sintieron al ver la extensión del campamento enemigo. En él habría unas 50.000 personas, más de la mitad guerreros»

En un intento de ganar confianza y desconcertar a los posibles asaltantes que esperaran escondidos en la ciudad, Pizarro ordenó que sus jinetes entraran con un estruendoso galope en Cajamarca. En cambio, no hizo falta usar el terror que insuflaban las monturas españolas en los indios, pues esa parte de la ciudad estaba desierta. Aprovechando esa pequeña ventaja, los militares españoles decidieron entonces asentarse en la plaza central del lugar, la cual podría hacer las veces de fortaleza al contar sólo con dos entradas entre los edificios.

Curiosamente, pronto llegó al encuentro de Pizarro un emisario inca para informar a los españoles de que su jefe, Atahualpa, se encontraba acuartelado junto a sus hombres en un complejo cercano. No había más que hablar: Pizarro encomendó a su hermano dirigirse al lugar y entrevistarse con el líder suramericano. Sin embargo, también ordenó a Hernando que ejecutara un plan que había elaborado para poder vencer al inmenso ejército inca. «Pizarro pensó que Atahualpa podía atacar esa noche, así que tomó la iniciativa. Invitaría al Inca a cenar con él, y en ese momento lo apresaría. (…) El plan era osado, pero (…) lo ejecutó con firmeza»,

Tras beber un licor local -no sin recelo por parte de los españoles, que seguían manteniendo la idea de que los presentes que se les otorgaban podían estar envenenados- Hernando pidió al líder Inca, como estaba previsto, acudir a cenar al improvisado cuartel español. Tras unos segundos, Atahualpa decidió no decepcionar a los visitantes y, aunque explicó que aquel día ya era tarde, acudiría en la jornada siguiente a comer. El plan estaba en marcha. Rápidamente, los jinetes volvieron a contar las novedades a su jefe para iniciar los preparativos para la captura.

Sin embargo, Atahualpa tenía su propia estrategia. «Su plan era simple: él iría ante los españoles aparentemente sin mala intención, pero muy decidido a tomarles por sorpresa, a matarlos junto a sus monturas, y a reducir a la esclavitud a quienes se salvaran. Para esta emboscada, ordenó a sus soldados cubrir sus ropajes hechos de hojas de palma con amplios vestidos de lana»

Al día siguiente los españoles prepararon su emboscada. Concretamente, Pizarro estableció que el rapto de Atahualpa se llevaría a cabo en el centro de la plaza. A su vez, ordenó a todos sus jinetes mantenerse inmóviles hasta que él diera la orden de ataque. Todos se encomendaron a Dios, pues sabían que su única forma de sobrevivir en aquella ciudad era capturar al inca, de lo contrario, serían aplastados por el inmenso ejército enemigo.

Atahualpa llegó al campamento casi al anochecer, después de múltiple insistencias. Junto a él, traía a un inmenso séquito y una ingente cantidad de riquezas que avivaban todavía más las ilusiones españolas. En cambio, también se destacaban en sus filas miles y miles de combatientes ansiosos de acabar con los españoles conquistadores.

Todavía en aparente paz, el sacerdote de la compañía fue el primero en dirigirse, con su debido traductor, a Atahulpa. Como estaba planeado, el religioso se acercó al rey inca para pedirle que se convirtiera al cristianismo y aceptara la palabra de Dios. De hecho, y como símbolo de sus palabras, le entregó una Biblia al poderoso líder, el cual se encontraba sentado en un trono transportado por varios porteadores.

Atahualpa, que jamás había visto un libro, no consiguió ni tan siquiera abrirlo. De hecho, al poco de tratar de averiguar como funcionaba aquel extraño artilugio, lo lanzó contra el suelo con odio para después acusar a los españoles de haber robado y saqueado sus ciudades. Al parecer, esto fue demasiado para el clérigo, que clamó, según Lavallé, venganza.

La paciencia cristiana se agotó. Pizarro, armado con su espada, se abalanzó entonces sobre Atahualpa con un pequeño séquito para, a continuación, dar la señal de ataque. En ese momento, los casi cincuenta jinetes españoles se lanzaron sobre los soldados enemigos y la multitud que, al tratar de huir, provocó una avalancha humana increíble en la que fallecieron cientos y cientos de incas.

Por su parte, mientras los cañones y los arcabuces daban buena cuenta de las tropas enemigas, Pizarro se abalanzó sobre el trono de Atahualpa acompañado por una veintena de soldados. Casi en trance, la escasa tropa atravesó y despedazó con sus espadas a la guardia personal del inca, que, finalmente, fue capturado.

Media hora después la plaza era un caos. La mayoría de las tropas enemigas habían huido de la ciudad con pavor. Por otro lado, casi tres mil cuerpos, una inmensa parte de los soldados de Atahualpa, salpicaban el suelo. Había sido una masacre, y había sido perpetrada por tan sólo dos centenares de españoles que habían puesto en fuga a un ejército de unos 40.000 hombres.

El plan había tenido un final impecable. Tras la captura, Pizarro encarceló en una habitación a Atahulpa, quién, en un intento de ser liberado, prometió a los españoles llenar esa misma estancia de oro y otras dos similares de plata si le dejaban libre. Pizarro aceptó sin dilación y, así, comenzaron a llegar a la ciudad toneladas y toneladas de riquezas para los conquistadores.

Tras varios meses, los españoles lograron conseguir un botín cercano a 1.200.000 pesos, una ingente cantidad que nunca antes había sido obtenida en ninguno de los viajes de Pizarro. Los soldados no cabían en sí de gozo durante el reparto, pues al fin habían obtenido lo que llevaban años buscando.

En cambio, Pizarro se retractó en su promesa y decidió acabar con la vida de Atahualpa tras recibir falsas e interesadas opiniones de sus allegados. Finalmente, el 26 de julio de 1533, los oficiales españoles se reunieron y decidieron el ajusticiamiento del rey por, entre otras cosas, sus traiciones sobre los cristianos.

Esa misma tarde, las tropas españolas se reunieron en la plaza de la ciudad para poner fin a la vida del mandatario. «El inca fue amarrado a un tronco de árbol y se colocaron a sus pies haces de leña, pues se había tomado la decisión de quemarlo vivo por idólatra», destaca el escritor.

En cambio, los sucesos dieron un giro después de que el clérigo español instara a Atahualpa a recibir los santos sacramentos antes de morir para, así, no fallecer en pecado. «Atahualpa habría preguntado adónde iban los cristianos después de su muerte. Frente a la respuesta de que eran enterrados en una iglesia, el inca habría declarado entonces su voluntad de ser cristiano. Por ello, finalmente fue bautizado y, en lugar de ser quemado vivo, murió ahogado.

Después de la proeza llevada a cabo con sus 200 hombres, la suerte dejó de sonreír a Pizarro, que acabó enemistado con otro de los conquistadores españoles, Diego de Almagro. El enfrentamiento llegó a tal nivel que ambos se enfrentaron en una batalla decisiva en la que vencieron las tropas pizarristas.

Tras la muerte de Almagro –el cual fue ajusticiado después de ser enjuiciado por los hermanos Pizarro-, una docena de sus partidarios atacaron por sorpresa a Francisco en su casa de Lima el 26 de junio de 1541. Finalmente, y a pesar de que se defendió hasta el final, el viejo conquistador español cayó muerto de una estocada en la misma ciudad que había fundado sólo seis años antes.
Bernard Lavallé en su texto «Francisco Pizarro y la conquista del imperio inca».


Juan Ginés de Sepúlveda
Nació en Pozoblanco, Córdoba. 

 Sepúlveda es hoy recordado sobre todo como el defensor de la guerra justa contra los indígenas americanos, en oposición a los planteamientos de Bartolomé de Las Casas.

El que fuera cronista de Carlos V y preceptor de Felipe II, se vio tanto en el centro de las grandes polémicas religiosas de su tiempo (Erasmo, Lutero) como en primera fila de las grandes decisiones políticas.

El libro Sepúlveda, cronista del emperador, donde rescata de un olvido de 500 años la figura del contradictor de Bartolomé de las Casas. “Se le conocía como el malo de la película y el ideólogo de la mano de hierro del emperador, pero hay otros aspectos notables, como que fue el mayor traductor de Aristóteles del siglo, preceptor de Felipe II, consejero de los papas y uno de los grandes renacentistas que polemizó con Lutero”, observa el biógrafo.

En los más de 40 años que transcurrieron entre 1513, cuando Ponce de León descubrió la Florida, y 1565, momento en que Pedro Menéndez de Avilés fundó la primera ciudad de Norteamérica, San Agustín, se sucedieron una serie de desdichadas expediciones españolas por el sureste de lo que hoy es EE.UU. Una fue Lucas Vázquez de Ayllón, que en 1526 fundó en lo que hoy es el estado de Georgia San Miguel de Guadalupe, el primer asentamiento europeo en el territorio estadounidense, si bien no duró más allá de un par de meses. Le siguió Pánfilo de Narváez, cuya exploración en 1528 acabó en un desgraciado fracaso al ocurrírsele la brillante idea de enviar los barcos con las provisiones a un punto indeterminado hacia el norte mientras el grueso de la expedición avanzaba por tierra. Jamás se llegarían a encontrar.

El más célebre superviviente de esta descabellada aventura fue Alvar Núñez Cabeza de Vaca, que vagó durante años por el sur de los actuales Estados Unidos y cuando por fin pudo reunirse de nuevo con los españoles aportó un valiosísimo testimonio de cuanto había vivido durante su odisea.

Hernando de Soto estaba dispuesto a aprender de los errores de los intentos anteriores. Por el tiempo en que Ponce de León estaba descubriendo Florida, este ambicioso extremeño llegó a Centroamérica a las órdenes de Pedro Arias de Ávila y luego se unió alaqueo de los incas por Francisco Pizarro, a cuya sombra amasó una gran fortuna. Después regresó a España, donde se casó con una hija de Pedro Arias de Ávila, Isabel de Bobadilla, pero le faltaba la adrenalina de sus aventuras al otro lado del Atlántico. Tras obtener licencia de Carlos I como adelantado, capitán general y gobernador de la Florida, y tras invertir todo lo que había ganado hasta entonces en América, se embarcó de nuevo hacia América y el 18 de mayo de 1539 partió de La Habana rumbo a Florida, donde desembarcó el 30 de ese mes con más de 600 soldados, una docena de sacerdotes, dos mujeres, sirvientes, esclavos, más de 200 caballos, así como una jauría de perros y hasta una manada de cerdos.

“Ellos dicen que hay mucho comercio entre [los indios]… Una abundancia de oro y plata y muchas perlas. Ojalá le plazca a Dios que así sea; porque de lo que estos indios dicen, no creo nada sino lo que veo, y lo debo ver bien; aunque ellos saben, e incluso lo tienen como dicho, que si me mienten, les costará la vida”. En una carta enviada a Cuba poco después de su llegada dejaba así de claras sus intenciones.

Aunque no está claro del todo, se supone que Hernando de Soto desembarcó en algún punto de la amplísima bahía de Tampa, que se abre en la costa del Golfo de México. Comenzó a partir de entonces una búsqueda tan desesperada como inútil de las riquezas que los españoles habían descubierto entre aztecas e incas. Durante cuatro años, la expedición de De Soto recorrió no sólo buena parte del centro y norte de la actual Florida, sino que exploró territorios que hoy se corresponden con hasta diez estados norteamericanos, llegando a cruzar el inmenso cauce del río Mississippi. A su pasó dejó un reguero de muerte entre los nativos que dejaría impresa una sangrienta huella en su memoria colectiva acerca de los españoles. El propio De Soto no sobrevivió a su expedición y murió víctima de una fiebre en 1542. Sólo la mitad de los que lo habían acompañado lograron regresar a casa con vida.



LA CONQUISTA DE NORTEAMÉRICA

Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Juan Ponce de León, Hernando de Soto, Francisco Coronado, Juan de Oñate, Pedro de Alvarado, Vicente de Zaldívar... ellos, y a menudo tan sólo un puñado de valientes y la compañía de la Cruz que portaron dominicos, franciscanos y jesuitas, se bastaron para mantener durantes trescientos años la presencia de España, allá en tierra extraña, en la América del Norte, lo que son hoy los Estados Unidos.
El 10 de julio de 1821, aquel sueño acabó. España cedía la Florida a los Estados Unidos, y terminaba oficialmente su presencia en los territorios de la Unión. En la emotiva ceremonia, banderas rojigualdas por un lado, barras y estrellas por el otro. Quinientos años después, en el castillo de San Marcos, en San Agustín, Florida, la ciudad más antigua de los Estados Unidos, aún ondea la vieja bandera de la vieja España con la cruz roja de Borgoña.

PARA SABER MÁS, VER:
Fernando Martínez Laínez y Carlos Canales Torres: Banderas lejanas» Edaf, 2009


PONCE DE LEÓN

¿Sabía que la bandera de España ha ondeado en el territorio que hoy es Estados Unidos durante 308 años frente a los 237 de la enseña de las barras y estrellas? Los tres siglos de presencia española en Norteamérica fueron una aventura tan extraordinaria como desconocida.

Centrémonos, obviando Canadá y México, en la tierra que hoy ocupa EE UU. La historia europea del hoy país más poderoso del mundo empezó cuando Juan Ponce de León llegó el 27 de marzo de 1513, hace 500 años, a las costas de una península que llamó Florida por la frescura de su vegetación y porque, como hoy, era Domingo de Resurrección, Día de la Pascua Florida.

Ponce fue el descubridor oficial de Florida, pero hoy sabemos que cuando él y sus hombres pisaron tierra, después de ser recibidos a flechazo limpio por los indios, encontraron al menos a uno de ellos que chapurreaba el español. Se cree que hubo una partida de españoles que recorrió aquella tierra (¿1499?) en busca de esclavos.



Ponce de León murió a consecuencia de un flechazo indígena en 1521. En este óleo de Thomas Moran se narra su encuentro con los nativos de Florida en 1513. / Album / Photoaisa

Ponce nació “hacia 1474”. Otros autores apuntan a 1460. Su lugar de nacimiento pudo ser Santervás de Campos (Valladolid) o San Servos (León). Guerreó en la Reconquista hasta que, en 1493, pasó a Indias. Ayudó primero a colonizar La Española y en 1508 conquistó la isla de Borinquen, hoy Puerto Rico, de la que fue gobernador. En 1513 pone proa a la misteriosa isla de Bimini, pero llega a la costa de Florida. Bordea sus cayos y es el primero en enfrentarse a la corriente del Golfo, clave para la navegación en los siglos venideros. Ponce no busca la fuente de la juventud. Esta fábula, como las siete ciudades de Cíbola, hechas de oro, venía de atrás. Hubo aventureros que hablaban de baños relajantes en una isla paradisíaca, llena de árboles, flores y mujeres, por supuesto desnudas. El de 1521 fue su último viaje. Los indios volvieron a recibirlo con el arco presto. Herido de un flechazo, regresó a Cuba para morir en La Habana a los 61 años. Su tumba está en la catedral de San Juan de Puerto Rico.

Ponce fue el descubridor oficial de Florida, pero no el primero en llegar. Cristóbal Colón también descubrió oficialmente América en 1492. Pero tampoco fue el primero. Según el historiador estadounidense David J. Weber, hubo exploradores asiáticos que llegaron por el estrecho de Bering. Y grupos nórdicos que se instalaron hacia el año 1000 en Terranova.
 


LA CONQUISTA DE PANAMÁ
 
En la región de Veraguas, Núñez de Balboa se topó con el mando del jienense Diego de Nicuesa, fundador de la población Nombre de Dios en la costa atlántica y quien consideró un intruso al conquistador extremeño. Tras un intento de desembarcar en Santa María, Nicuesa fue repelido y nunca más se supo de él. Era el 1 de marzo de 1511. Núñez de Balboa obtuvo así el cargo de gobernador de Veraguas, una de las actuales nueve provincias de Panamá. Comenzaba así una nueva aventura para el conquistador de Jerez de los Caballeros: el istmo de Panamá.
Como en toda la Historia de la colonización de América, el español trabó amistad con algunas tribus y peleó con otras. A finales de 1512 llegaría a los dominios del cacique indígena Careta, quien pactó la alianza con el español llegando a ser bautizado. Con este pacto, españoles e indígenas se internaron en territorios de los caciques Ponca y Comagre, siendo en la región de este último donde Núñez de Balboa escucha por primera vez ecos de un lago de oro, otro mar, otro azul... un nuevo reto.
Ante ese desafío de llegar al mar de oro, Núñez de Balboa se pertrecha de nuevo con más hombres y emprende la aventura hacia el mar del Sur. Tras otras luchas con caciques locales, mil indígenas y 190 españoles se internaron de nuevo por el istmo de Panamá. La batalla final fue con el cacique Torecha, que fue vencido y muerto en combate, aliándose sus hombres con Núñez de Balboa tras su derrota.
«El día 23 de septiembre de 1513 tomaba posesión el capitán Balboa del caserío de Torecha, y ese mismo día tuvo informes, sin lugar a dudas, de que la montaña que se levantaba por el lado occidental, en este valle dilatado y fértil de Cuarecuá, era la última barrera que cubría el mar del Sur»
Haciendo un alto en el camino, hay que destacar en la figura de Vasco Núñez de Balboa la presencia de «una mujer extraña, dotada de una belleza singular y de un espíritu sutil y delicado». Era Anayansi, hija del cacique Careta, quien robó el corazón de Núñez de Balboa. Era Anayansi «quien había logrado imponerse al vencedor de los suyos».
Así destaca Méndez Pereira la influencia que esta indígena ejercía sobre el español extremeño: «Siempre que se trataba de proteger al indio, y sobre todo a la mujer, Balboa obraba bajo la influencia de Anayansi. Ella le había enseñado que no había diferencias fundamentales entre las dos razas, que las diferencias en las costumbres y los hábitos eran cuestión de ambiente y de grado de civilización más bien que de vicios o torpeza innata».
Núñez de Balboa se internó en las cordilleras del río Cuchunaque el 25 de septiembre de 1513. Segun los indígenas que le acompañaban, desde allí podría ver el nuevo mar... «De pronto, como a eso de las diez de la mañana, uno de los indios que servían de guía se volvió hacia el jefe y le señaló con el dedo una cresta pelada. [...] Balboa mandó entonces hacer el alto. Y luego, ante la expectación ansiosa de sus hombres, continuó subiendo solo hacia la cumbre señalada. De improviso lo vieron clavar la vista en el espacio, quitarse el sombrero empenachado y caer de rodillas, en uncioso recogimiento [...] Con lágrimas de gozo estos endurecidos aventureros abrazaron a su capitán y juraron seguirle hasta la muerte. El padre Andrés entonó un "Te Deum Laudeamus" y las voces de los soldados, ennoblecidas y
Tras este descubrimiento, Núñez de Balboa tomó posesión de las tierras adyacentes y mandó un quinto de las riquezas, como se estipulaba, a la Corona en tierras europeas. Sin embargo, una rivalidad comenzaría a nacer: la de Núñez de Balboa y el gobernador de la nueva provincia de Castilla de Oro, Pedro Arias de Ávila, conocido como Pedrarias Dávila, quien más tarde destacaría por su sed de sangre.
La Corona reconoció la labor de Núñez de Balboa con el cargo de Adelantado del Mar del Sur; además el Rey advirtió sumado a eso el rey recomendó a Pedrarias que guardase toda consideración a la figura de Núñez de Balboa.
Desde ese momento, Núñez de Balboa quería proseguir su conquista por las costas del Pacífico desde una nueva posición en Acla. Era el año 1518. Una figura aparecería entonces por esas tierras, la de Francisco Pizarro quien para ganarse el favor de Pedrarias detuvo, previo aviso de que regresase a los dominios de Pedrarias, a Núñez Balboa bajo acusación de que este quería usurpar el poder de Pedrarias y crear una gobernación en el mar del Sur. Algo que Núñez de Balboa negó.
El 15 de enero de 1519, junto a cuatro de sus fieles hombres, Núñez de Balboa sería decapitado. Antes de ser ejecutado, el de Jerez de los Caballeros espetaría ante la acusación de traición a la Corona: «Mentira, mentira; nunca halló cabida en mí semejante crimen; he servido al Rey como leal, sin pensar sino en acrecentar sus dominios». Tras su muerte sería Gaspar de Espinosa quien exploraría el mar del Sur y, con el plácet de Pedrarias, Pizarro inició su expedición hacia el Perú.
En 1520 Fernando de Magallanes rebautizaría aquel inmenso azul con el nombre de Pacífico, dada la apariencia de calma en sus aguas. 


 

ABC.ES, 22-2-1013, Esteban villarejo/

NORTEAMÉRICA

En 1607 fundarán los británicos -en Jamestown (Virginia)- su primera colonia americana. A partir de ese momento comienza el despliegue anglosajón por las tierras del Nuevo Mundo en las costas orientales de Norteamérica, que será el embrión de los actuales Estados Unidos.
Desde el principio se definen en esa zona dos áreas claramente diferenciadas: al norte las colonias de Nueva Inglaterra y al sur las de Virginia y las carolinas, separadas ambas por la colonia holandesa de Nueva Amsterdam (1625). El perfil de los colonos del norte es muy distinto al de los del sur. En las colonias septentrionales se refugian buena parte de los disidentes religiosos británicos de orientación calvinista. Son los puritanos, cuyos elementos más arquetípicos serían los “peregrinos” del Mayflower, fundadores de la colonia de Plymouth en 1620.
En Nueva Inglaterra, la región nororiental de lo que hoy es Estados Unidos, los puritanos ingleses establecieron varias colonias. Estos colonizadores pensaban que la Iglesia de Inglaterra había adoptado demasiadas prácticas del catolicismo, y llegaron a América huyendo de la persecución en tierras inglesas y con la intención de fundar una colonia basada en sus propios ideales religiosos. Un grupo de puritanos, conocidos como los peregrinos, cruzaron el Atlántico en un barco llamado Mayflower y se establecieron en Plymouth en 1620. Una colonia puritana mucho más grande se estableció en el área de Boston en 1630. Para 1635, algunos colonizadores ya estaban emigrando a la cercana Connecticut”.
El fresco y húmedo clima de la zona, unido al perfil de las poblaciones que se instalaron allí (pequeños campesinos y artesanos), que acuden en grupos organizados, les dará a estas comunidades septentrionales un estilo muy particular, que se ajusta muy bien a la denominación que recibe toda esa región desde el principio: “Nueva Inglaterra”. Es la Inglaterra más laboriosa trasladada al otro lado del mar.
Al sur, en cambio, la colonización británica adquiere un aire más aristocrático. Ese proceso está mucho más controlado por la corona, que reparte grandes cantidades de tierras a determinados nobles y serán ellos los que organicen y dirijan el proceso colonizador. Allí también acuden algunos disidentes religiosos, pero en este caso católicos, junto a gran cantidad de anglicanos. Esta zona es más grande y la presencia blanca se diluye más. Su estructura social se muestra, desde el principio, más jerarquizada que la de Nueva Inglaterra. Posee un clima más cálido, que permite desarrollar cultivos propios de áreas mediterráneas, como puede ser el algodón. Limitan, por el sur, con la Florida española. Pronto empezará a florecer allí el comercio de esclavos y a perfilarse una sociedad de castas que nos recuerda a otras que los ingleses crearán o desarrollarán en otras zonas del mundo más adelante, como las de la India, Sudáfrica, Palestina…
En 1664 la colonia holandesa de Nueva Ámsterdam, que separaba las dos áreas de colonización británicas, pasará a manos inglesas y será rebautizada como Nueva York. Esa zona intermedia se convertirá muy pronto en la bisagra que articula a las industriales colonias del norte con las agrícolas del sur, dándole a este espacio de transición un perfil más comercial. Es el punto de encuentro, el lugar más idóneo para que se produzcan todo tipo de intercambios, también el refugio de los que huyen del rigor de los puritanos del norte, lo que le da un sesgo más liberal. Alrededor de Nueva York aparecen otros enclaves que comparten con ella su carácter de bisagra y su aire más tolerante. Son las Colonias de Middle (Pensilvania, Maryland, Nueva Jersey, Delaware). Cuando se produzca la independencia se buscará en esa zona el lugar más idóneo para construir la nueva capital: Washington, reforzando así, desde el punto de vista político, el papel que ya venía desempeñando desde el económico.
Las colonias británicas de la fachada atlántica norteamericana servirán como válvula de escape de buena parte de las tensiones sociales que tienen lugar en los cuatro reinos de la Unión (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda). Son esos colonos británicos -en sentido amplio- los que le dan el carácter anglosajón a las 13 colonias fundadoras de los Estados Unidos. Los que constituyen su poso más antiguo, la “madre” que actúa como fermento en el “barril” que termina recibiendo aportaciones de otras muchas procedencias étnicas.
Pero a lo largo del siglo XVIII las colonias de Norteamérica se convierten en el lugar donde confluyen la mayor parte de los excedentes demográficos que se producen en la vieja Europa y, poco a poco, se van convirtiendo en la colonia, no ya de Inglaterra, sino de Europa entera (con la notable excepción de los pueblos ibéricos, que cuentan con unos territorios mucho más vastos aún donde proyectarse). Ésta muy pronto rivaliza en poder y en potencia económica con los territorios españoles y portugueses del Nuevo Mundo. En la década de los setenta de esa centuria se levantarán en armas contra su metrópoli -con ayuda francesa y española- y después de una larga Guerra de la Independencia se convertirán en el primer país soberano de América, la primera república constitucional del mundo, el primer experimento donde se ensayan las ideas de los ilustrados europeos, el primer lugar del planeta donde la burguesía alcanza el poder, libre de rémoras aristocráticas...
polobrazo.blogspot.com.es



VEMOS CINE:

El Dorado
La Misión
1492, la conquista de el Paraiso

PARA SABER MÁS, VER :




  1.   MINGOTE:  crítica de la sociedad y los errores del pasado. El mestizaje
  2. -
  3. Carlos Canales y Miguel del Rey:  «Las Reglas del Viento: cara y cruz de la Armada Española en el siglo XVI»

1 comentario:

  1. Pero a lo largo del siglo XVIII las colonias de Norteamérica se convierten en el lugar donde confluyen la mayor parte de los excedentes demográficos que se producen en la vieja Europa y, poco a poco, se van convirtiendo en la colonia, no ya de Inglaterra, sino de Europa entera (con la notable excepción de los pueblos ibéricos ideandando.es/nu-skin-opiniones/

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