ALFONSO XIII: Regeneracionismo y revisionismo político
LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN (1902-1931)
La Semana Trágica de Barcelona.
“Como domingo la aglomeración de gentes en muelles y alrededores era enorme. Desde el
primer momento advertí la presencia de grupos radicales que denotaban el plan preconcebido
de provocar alguna situación de fuerza por mi parte. Por esto mismo me esforcé en no darles gusto y
el Cuerpo de Seguridad ha dado hoy prueba admirable de paciencia despejando los muelles por
milímetros y logrando el normal embarque aunque teniendo que aguantar multitud de inconvenientes.
El terreno estaba hoy abonado para que prendiera cualquier chispazo, pues la circunstancia de ser
casados muchos de los expedicionarios colocaba a las esposas en situación desesperada y conmovían
a la gente con su llanto...Una vez embarcada la fuerza los soldados que llenaban la parte de popa
gritaban con entusiasmo “Muera la policía, Muera Maura, Muera Romanones, muera la guerra”,
gritos a los que contestaba el público con aplausos y gritos de que vaya Comillas y vayan los
hijos de Güel.”
Telegrama del Gobernador Civil de Barcelona. Julio de 1909
La revolución desde arriba de Antonio Maura
“Uno de los primeros y más importantes orígenes del mal que aqueja a la patria
consiste en el indiferentismo de la clase neutra. Yo no sé si su egoísmo es legítimo, aunque
sí sobran causas históricas para explicarlo. Lo que digo es que no se ha hecho un ensayo para
llamarlos con obras, que es el único lenguaje a que ellos pueden responder; llamarlos con obras
vibrantes, para despertarlos y conmoverlos, para arrancarlos de su inanición y de su egoísmo, para
traerlos por la fuerza a la vida pública. Por eso he dicho y repito que España entera necesita una
revolución en el gobierno radicalmente, rápidamente, brutalmente; tan brutalmente que baste para
que los que estén distraídos se enteren, para que nadie pueda ser indiferente y tengan que pelear hasta
aquellos mismos que asisten con resolución de permanecer alejados (…).
No; más que nunca es ahora necesario restablecer aquella ya casi olvidada, de tiempo que ha
que fue perdida, confianza entre gobernantes y gobernados; y ya no hay más que un camino, que es
la revolución audaz, la revolución temeraria desde el Gobierno, porque la temeridad es, no
obra de nuestro albedrío, sino imposición histórica de los ajenos desaciertos. Nunca habría
sido fácil la revolución desde el Gobierno, nunca habría sido recomendable, si hubiera podido
dividirse la facultad y esparcirse la obra en el curso del tiempo; pero cada día que pasa, desde
1898, es mucho más escabrosa, mucho más difícil, y el éxito feliz mucho más incierto; y no está
lejano el día en que ya no quede ni ese remedio (…).
Ahora es menester oponer a las izquierdas que actúan en la vida pública todas las
derechas y traerlas con plenitud de sus fuerzas sociales a la vida y a la influencia del Estado. La
política conservadora tiene que adoptar los procedimientos democráticos y las garantías
constitucionales y los derechos individuales, que son ahora la fuerza con- servadora, la única que
puede salvar a la sociedad; por eso no hay ni siquiera un solo acto mío que no esté inspirado en esa
convicción, y por eso creo que la política con- servadora consiste en traer íntegramente todo el
fondo social a la influencia y a la acción del Estado, de modo que la democracia comprenda
absolutamente la acción íntegra de las fuerzas de toda la nación, asistiendo al Gobierno”.
MAURA, A. Treinta y cinco años de vida pública, 1902-1913.
Madrid,Biblioteca Nueva, 1917.
Manifiesto conjunto de la UGT y la CNT
Trabajadores Españoles y al País en General:
Tras la labor de protesta constantemente ejercitada por las organizaciones obreras contra los
abusos de la administración y las corruptelas de la política que nuestro país padece, la huelga general
del 18 de diciembre último, admirable ejemplo de eficacia de la organización y testimonio irrecusable
de la capacidad creciente del proletariado español, habría debido producir alguna atenuación, al
menos, de los males por todos reconocidos y continuamente denunciados.
Mas, a pesar de nuestras advertencias serenas, de nuestras quejas metódica y reflexivamente
fundamentadas y de nuestras protestas, tal vez más prudentes y mesuradas de lo que exige la agudeza
de los dolores que el país padece, es lo cierto que cada día que pasa representa para el proletariado
una agravación creciente de la miseria ocasionada por la carestía de las subsistencias y por la falta de
trabajo.
Ciertamente, si las privaciones a las cuales se ve sometido el pueblo español fuesen una
consecuencia necesaria de crisis profundas de la economía mundial, cuya solución no depende de
nosotros ni de los elementos directores de nuestra vida nacional, nuestras quejas serían absolutamente
estériles y nuestras protestas no tendrían otra eficacia que la de imprecaciones más o menos
vehementes contra los misteriosos designios de la fatalidad.
Pero ¿habrá algún gobernante español que pueda afirmar en conciencia que las condiciones
insoportables de nuestra vida, agravadas sin duda y puestas de relieve por la guerra europea, no son la
consecuencia de un régimen tradicional de privilegio, de una orgía constante de ambiciones privadas,
de la desenfrenada inmoralidad que encuentra en los organismos públicos el amparo y la defensa que
debían prestar a los primordiales intereses de la vida del pueblo?
Las luchas provocadas por la competencia entre los diversos grupos de explotadores de la
vida de la nación pueden dispensar al proletariado de hacer la crítica del régimen vergonzoso que
padece España.
Las denuncias diarias de la prensa, los abusos que descubren las públicas discusiones de las
asambleas, la labor misma de las Cortes, tan estéril para el bien como reveladora de crecientes
impurezas, son los folios de un largo y complicado proceso cuya sentencia habrá de ser dictada y
cumplida por el pueblo, como juez inapelable.
Todos los días, la prensa ofrece el testimonio de la preocupación de los gobernantes ante las
complicaciones de los problemas presentes. ¿En qué se gasta su actividad que sus resultados
beneficiosos no llegan nunca al pueblo trabajador? Todos esos esfuerzos de los gobernantes, el
pueblo sabe bien que se gastan en un empeño imposible de armonizar los intereses privados opuestos,
que encuentran en los momentos más angustiosos de la vida nacional la ocasión más propicia para
aumentar sus ganancias.
Las empresas de ferrocarriles, las compañías navieras, los mineros, los fabricantes, los
ganaderos, los trigueros, los múltiples acaparadores e intermediarios, los trusts que monopolizan los
negocios en las grandes poblaciones, los gremios degradados y degradantes, todos representan
intereses particulares, que hallan amparo y protección en los poderes públicos, mientras el pueblo
emigra o perece.
Y no es posible seguir ya engañando al país con discursos más o menos brillantes, ni con
preámbulos de leyes cuyo articulado desmiente las propias ideas proclamadas por los ministros en la
Gaceta.
En la presente y crítica situación ya ha visto el pueblo lo que ha quedado de las promesas de
reforma de la economía nacional. Continúan las eternas ocultaciones de riqueza, los más llamados al
sostenimiento de las cargas públicas siguen sustrayéndose al cumplimiento de ese deber de
ciudadanía, los beneficiados con los negocios de la guerra ni emplean sus ganancias en el fomento de
la riqueza nacional, ni se avienen a entregar parte de sus beneficios al Estado, y el gobierno, débil con
los poderosos y altivo con los humildes, lanza a diario contra los obreros a la guardia civil, mie ntras
prepara empréstitos de transformación de la Deuda y ofrece a los capitalistas una colocación lucrativa
a sus fondos ociosos, so pretexto de promover obras públicas que jamás se realizan.
Y si de los pomposos ofrecimientos de reformas económicas y de promoción de obras
públicas no queda más que el rumor de vanas palabras, ¿para qué ha servido la ley de subsistencias,
como no sea para revelar la dependencia vergonzosa en que se halla el gobierno con respecto a las
agrupaciones gremiales más conocidas y más odiadas por los consumidores?
¿De qué nos vale formular un día y otro nuestras quejas, y de qué nos sirve el reconocimiento
de la justicia de nuestras demandas por los mismos hombres que ocupan el poder, si no logramos
nunca vislumbrar el remedio de nuestros males?
La impotencia de los poderes públicos para resolver los problemas vitales de la nación la está
proclamando la acción militar en Marruecos, sangrienta y vergonzosa ruina de España, por todos los
gobernantes censurada, pero por todos igualmente mantenida.
Después de las prolijas discusiones a que la acción de España en Marruecos ha dado lugar, a
nadie se le oculta ya que esta reincidencia de los poderes públicos en los antiguos errores bélicos,
militaristas y dinásticos bastaría por sí sola para provocar por parte de la nación la más violenta de las
actuaciones contra los causantes de su desgracia.
Estos
males, percibidos a diario por el proletariado, han formado en él, tras
una larga y dolorosa experiencia, el convencimiento de que las luchas
parciales de cada asociación con los patronos, asistidas por la
solidaridad de los compañeros de infortunio, no bastan a conjurar los
graves
peligros que amenazan a los trabajadores.
El proletariado organizado ha llegado así al convencimiento de la necesidad de la unificación
de sus fuerzas en una lucha común contra los amparadores de la explotación, erigida en sistema de
gobierno. Y respondiendo a este convencimiento, los representantes de la Unión General de
Trabajadores y los de la Confederación Nacional del Trabajo han acordado por unanimidad:
1º.- Que, en vista del examen detenido y desapasionado que los firmantes de este documento
han hecho de la situación actual y de la actuación de los gobernantes y del Parlamento, no
encontrando, a pesar de sus buenos deseos, satisfechas las demandas formuladas por el último
Congreso de la Unión General de
Trabajadores y Asamblea de Valencia, y con el fin de obligar a las clases dominantes a
aquellos cambios fundamentales de sistema que garanticen al pueblo el mínimo de las condiciones
decorosas de vida y de desarrollo de sus actividades emancipadoras, se impone que el proletariado
español emplee la huelga general, sin plazo limitado, como el arma más poderosa que posee para
reivindicar sus derechos.
2º.- Que a partir de este momento, sin interrumpir su acción constante de reivindicaciones
sociales, los organismos proletarios, de acuerdo con sus elementos directivos, procederán a la
adopción de todas aquellas medidas que consideren adecuadas al éxito de la huelga general,
hallándose preparados para el momento en que haya de comenzar este movimiento.
3º.- Que los abajo firmantes, debidamente autorizados por los organismos obreros que
representan, y en virtud de los poderes que les han sido conferidos por la clase trabajadora, se
consideran en el deber de realizar, en relación con las diversas secciones, todos los trabajos
conducentes a organizar y encauzar debidamente el movimiento, así como también a determinar la
fecha en que debe ponerse en práctica, teniendo en cuenta las condiciones más favorables para el
triunfo de nuestros propósitos.
Por la región de Galicia, José Gómez Osorio y Manuel Suárez
Por la Confederación Nacional del Trabajo, Salvador Seguí y Ángel Pestaña, Por la
federación de sociedades obreras de Zaragoza, Ángel Lacort.
Por la región de Levante, Juan Barceló y Vicente Sánchez. Por la de Vizcaya, Pedro Cabo.
Por la de Asturias, Manuel Llaneza e Isidoro Acevedo.
Por la de Castilla la Vieja, Remigio Cabello y Luís Lavín. Por la de Andalucía, Florentino
García.
Por el comité nacional de la Unión General de Trabajadores, Francisco Largo Caballero,
Vicente Barrio, Daniel Anguiano, Julián Besteiro, Andrés Saborit, Eduardo Torralva, Modesto
Aragonés, Manuel Cordero, Virginia González y José Maeso.
Madrid, 27 de marzo de 1917.
Acta de la Asamblea de Parlame ntarios de Barcelona (5 de julio de 1917)
“Seguidamente se dio lectura a las dos proposiciones presentadas (…). La segunda
proposición la firmaban los señores (…). En ella se proponía:
Primero: Proclamar la necesidad de organizar un régimen de amplia autonomía
administrativa de todos los municipios para que puedan desenvolverse con libertad y
respondan a sus fines naturales.
Segundo: Proclamar asimismo la necesidad de organizar un régimen de amplia
autonomía administrativa de las demás regiones españolas que contribuya al
desenvolvimiento de todos sus elementos componentes, sin mengua de la unidad nacional.
Tercero: Declarar que el Parlamento español debe reunirse cuanto antes para dar efectividad
legal a las anteriores conclusiones y resolver los demás problemas
planteados actualmente. En consecuencia, esperan que el Gobierno, compenetrado con este
deseo, hará la convocatoria en el momento que a su juicio las circunstancias lo consientan”.
ABC, Madrid, 7 de julio de 1917
Discurso de Indalecio Prieto en las Cortes sobre el desastre de Annual.
«Hay en la evacuación de Annual un punto profundamente oscuro. Las limitaciones
impuestas a esta investigación por el señor La Cierva, como ejecutor de acuerdos de aquel
Gobierno, han impedido al instructor averiguar si la orden de evacuación la dictó el comandante
general por propia iniciativa, o si ella fue fruto de una indicación del Alto Comisario, general
en jefe.
Ved las dudas que en este respecto inspiran estos párrafos, no del general Picasso, sino del
fiscal militar del Consejo Supremo de Guerra y Marina: "En este momento (el de la evacuación)
aparece un punto oscuro que no se ha podido dilucidar en la información gubernativa por la
limitación impuesta al juez instructor y a la que con tanta frecuencia nos hemos tenido que referir, y
es el de que, según se desprende de unas declaraciones, avisado el comandante general (folio 1742)
de la aproximación de numerosas fuerzas enemigas que venían sobre Annual, ello resolvió al
comandante general a cambiar rápidamente de opinión y resolver hacer la retirada inmediata; otros
afirman, entre ellos el comandante Llanes, de Regulares, que cuando aquél estaba dando
disposiciones le avisó por la radio el Alto Comisario, y mandó esperar a los jefes para decirles la
última palabra después de la conferencia con el Alto Comisario, y en seguida salió con el jefe de
Estado Mayor, ordenando la retirada inmediata".
"Por otro lado, existe un telegrama (folio 57), en el que comunica el comandante
general al Alto Comisario que después de tomar acuerdo en el Consejo de jefes, y en vista del
numeroso enemigo y carencia de municiones, ordena la retirada sobre Izumar y Beni-Tieb,
procurando llegar a este punto" Y se pregunta, con una perfecta lógica, el fiscal, del Tribunal
Supremo de Guerra y Marina: "¿Cuál de estas versiones es la verdadera? ¿Resolvió por sí el
comandante general la precipitada retirada? ¿Fue siguiendo las opiniones de la Junta de jefes?
¿ recibió orden para ello del Alto Comisario en la conferencia por radio celebrada un
momento antes de dar la orden definitiva?'».
Diario de Sesiones de las Cortes, 21 de noviembre de 1922.
"¡Oh tierra triste y noble,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van, abandonando el mortecino hogar,
como tras largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? (…)
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día".
Antonio Machado, Campos de Castilla. 1907-1917
“El pueblo gime en la misma servidumbre que antes, la libertad no ha penetrado en su hogar,
su mísera suerte no ha cambiado en lo más mínimo, como no sea para empeorar, (...)
el régimen liberal ha hecho bancarrota.
¿Y sabéis por qué? Porque esa libertad no se cuidaron más que de escribirla en la "Gacela",
creyendo que a eso se reducía todo; porque no se cuidaron de afianzarla dándole
cuerpo y raíz en el cerebro y en el estómago; en el cerebro, mejorando y universalizando
la instrucción, en el estómago, promoviendo una transformación honda de la agricultura,
que la haga producir doble que al presente y disminuya el precio de las subsistencias,
y, mediante la difusión de la propiedad de la propiedad territorial, elevando a los braceros
a la condición de terratenientes.
Se contentaron con la sombra, olvidando la verdadera sustancia de la libertad y su
verdadera garantía, que se hallan en la escuela y en la despensa; y el fracaso era
inevitable. No vieron que la libertad sin garbanzos no es libertad. No vieron que por encima
de todas las Constituciones y de todos los derechos individuales y de todas las urnas
electorales, el que tiene la llave del estómago tiene la llave de la conciencia, y, por tanto,
que el que tiene el estómago dependiente de ajenas despensas no puede ir a donde
quiere, no puede hacer lo que quiere, no puede pensar como quiere; no puede el día
de las elecciones votar a quien quiere; no reflexionaron que el que no sabe es como el
que no ve, y que el que no ve tiene que ir conducido por un lazarillo a donde el lazarillo
quiere llevarle, que raras veces es a donde el ciego le conviene, que casi siempre es
donde le conviene al lazarillo.”
La cuestión social y la tierra. 1902.
Joaquín Costa: "La Tierra y la cuestión social.”
“La España futura, señores, ha de ser esto: comunidad, o no será. Un pueblo es una
comunión de todos los instantes en el trabajo, en la cultura: un pueblo es un cuerpo
innumerable dotado de una, única alma. Democracia. Un pueblo es una escuela de
humanidad.
Esta es la tradición que nos propone Europa; por eso el camino de la alegría al dolor
que recorremos será, con otro nombre, europeización. Un gran bilbaíno ha dicho que
sería mejor la africanización; pero este gran bilbaíno, don Miguel de Unamuno, ignoro cómo se las arreglaba que, aunque se nos presenta como africanizador, es, quiera o no, por el poder de su espíritu y su densa religiosidad cultural, uno de los directores
de nuestros afanes europeos.
La última vez que estuve en vuestra ciudad fue un año tristísimo: 1898. ¡Qué abismo
de dolor!, ¿no es cierto? Entonces se empezó a hablar de regeneración. La
palabra regeneración no vino sola a la conciencia española: apenas se comienza
a hablar de regeneración se empieza a hablar de europeización… Regeneración
es inseparable de europeización; por eso apenas se sintió la emoción reconstructiva,
la angustia, la vergüenza y el anhelo, se pensó la idea de europeizadora.
Regeneración es el deseo; europeización es el medio de satisfacerlo.
Verdaderamente se vio claro desde un principio que España era el problema y Europa la solución”.
ORTEGA Y GASSET, J.: Personas, obras, cosas… Madrid, 1916. (Párrafos de la Conferencia leída En la Sociedad “El Sitio”, de Bilbao,
el 12 de marzo de 1910).
“La realidad es esta: la inmensa mayoría del pueblo español está abstenida,
no interviene para nada en la vida pública; de los que quedan, eliminad las
muchedumbres socialistas, anarquistas y libertarias que están sobre el
horizonte , en el firmamento, pero forman otra constelación y nada tienen
que ver con este sistema parlamentario. De los que quedan restad las masas
Carlistas y las masas republicanas de todos los matices, id contando
mentalmente lo que os queda, subdividirlo entre las fracciones gobernantes ,
y decidme la fuerza verdadera que le queda en el País a cada una, la fuerza
que representa cada organismo gobernante, con su mayoría , con su
voto decisivo (..) Esta es la realidad (..) a veces lamentable, a veces
asombrosas, del absoluto divorcio, de la falta de trato y comunicación entre
el gobierno y el pueblo.”
Maura, Debate parlamentario, Junio de 1.901
LA REVOLUCIÓN DESDE ARRIBA
“Uno de los primeros y más importantes orígenes del mal que aqueja a
la patria consiste en el indiferentismo de la clase neutra. Yo no sé si su
egoísmo es legítimo, aunque sí sobran causas históricas para explicarlo.
Lo que digo es que no se ha hecho un ensayo para llamarlos con obras,
que es el único lenguaje a que ellos pueden responder; llamarlos con
obras vibrantes, para despertarlos y conmoverlos, para arrancarlos de
su inanición y de su egoísmo, para traerlos por la fuerza a la vida
pública. Por eso he dicho y repito que España entera necesita una
revolución en el gobierno radicalmente, rápidamente, brutalmente;
tan brutalmente que baste para que los que estén distraídos se
enteren, para que nadie pueda ser indiferente y tengan que pelear
hasta aquellos mismos que asisten con resolución de permanecer
alejados (…).
No; más que nunca es ahora necesario restablecer aquella ya casi
olvidada, de tiempo que ha que fue perdida, confianza entre
gobernantes y gobernados; y ya no hay más que un camino, que
es la revolución audaz, la revolución temeraria desde el Gobierno,
porque la temeridad es, no obra de nuestro albedrío, sino imposición
histórica de los ajenos desaciertos. Nunca habría sido fácil
la revolución desde el Gobierno, nunca habría sido recomendable,
si hubiera podido dividirse la facultad y esparcirse la obra en el
curso del tiempo; pero cada día que pasa, desde 1898, es mucho
más escabrosa, mucho más difícil, y el éxito feliz mucho más incierto;
y no está lejano el día en que ya no quede ni ese remedio (…).
Ahora es menester oponer a las izquierdas que actúan en la vida
pública todas las derechas y traerlas con plenitud de sus fuerzas
sociales a la vida y a la influencia del Estado.
La política conservadora tiene que adoptar los procedimientos
democráticos y las garantías constitucionales y los derechos
individuales, que son ahora la fuerza conservadora, la única que
puede salvar a la sociedad; por eso no hay ni siquiera un solo
acto mío que no esté inspirado en esa convicción, y por eso
creo que la política conservadora consiste en traer íntegramente
todo el fondo social a la influencia y a la acción del Estado,
de modo que la democracia comprenda absolutamente
la acción íntegra de las fuerzas de toda la nación, asistiendo al Gobierno”.
MAURA, A. Treinta y cinco años de vida pública, 1902-1913.
Madrid, Biblioteca Nueva, 1917.
El problema militar: Ley de jurisdicción militar
- El problema del 98, la guerra de Marruecos y la cada vez más
inestable situación política hicieron de los militares nuevos
protagonistas de la escena política, destacando en este proceso
la “Ley de jurisdicción militar” y las “Juntas de defensa”.
Trata de explicar la evolución de su situación hasta la llegada
de primo de Rivera
“El Ejército español, más que una institución pensada para
la guerra, estaba organizado para las tareas de guarnición
y el orden público, y sus tropas, siempre mal dotadas, eran
soldados forzosos reclutados entre las clases pobres,
mientras el numeroso cuerpo de oficiales se dedicaba,
casi exclusivamente, a la administración interna.
I El exceso de mandos, que motivaba la desorganización
general, tenía su origen en prácticas repetidas desde
la primera contienda carlista. Desde entonces, cuando
estallaba una guerra, se improvisaban cuantos oficiales
fueran necesarios y, al llegar la paz, se les mantenía
en activo. Como el saturado escalafón se complicó
con los ascensos en cascada de los continuos
pronunciamientos, la realidad militar quedó condicionada
por los intereses de los oficiales respecto a sus ascensos
ya la defensa corporativa frente a los propios sargentos
y los mandos de la Milicia. A ello se añadió la voluntad
de los civiles ricos, deseosos de contar con un Ejército
gendarme social pero que no obligara a sus hijos a ser s
oldados forzosos. El resultado fue una institución militar
casi inútil para la guerra, pues jamás se preocuparon los
oligarcas españoles de que el Estado contara con
una organización apta para la defensa internacional,
dado que la burguesía carecía de intereses exteriores
y no existían amenazas estratégicas contra la Península.
Así se creó un militarismo más burocrático que guerrero,
que demostraría su ineficacia en las campañas de
Marruecos, Filipinas y Cuba.
Alfonso XIII tomó tan en serio el papel de rey militar
que se implicó directamente en el mando del Ejército,
acostumbró a proponer directamente algunos mandos,
y primó el poder político de las Fuerzas Armadas.
El Ejército pasó a ser el sostén de la Monarquía, en perjuicio
del parlamentarismo democrático, que podía ahora
vitalizarse. A cada ofensiva renovadora se acudió a
una nueva militarización. Mientras con Isabel II los
pronunciamientos habían servido para salvar el sistema
en peligro, con Alfonso XIII, el Ejército sirvió para sustituir
al Estado inoperante. Ante el catalanismo en 1906,
ante la Semana Trágica en 1909, ante la huelga
General de 1917 y la convulsión de 1921, se apeló a la
solución de las bayonetas.”
CARDONA, G.: “El imposible reformismo militar de la Restauración (1875-1931)”, en García Delgado, J.L. (1991), Op. cit.
"Barcelona, 25 (5 tarde). Anoche, a primera hora, gran número
de oficiales del ejército, molestados por las caricaturas y artículos
que publicaba la prensa catalana, se reunieron en número
de más de 200 en la plaza real; comenzaron a dar vivas a
España y desde allí marcharon a la imprenta del semanario
catalanista Cu-Cut. Sacaron todos los trastos y enseres que
encontraron y gran cantidad de periódicos, y les prendieron
fuego, formando una gran hoguera.
Desde allí marcharon a la calle del cardenal Casañas, donde
se encuentra la redacción del mismo periódico, y renovaron
la escena sacando los muebles y prendiéndoles fuego,
apaleando a los que encontraban dentro y obligándoles a gritar
'¡Viva España!'
Los oficiales marcharon después a las Ramblas de las Flores,
donde se encuentra el periódico de La Veu. Entraron también
en la redacción, sacaron gran cantidad de muebles y de prensa,
prendiéndoles fuego igualmente. En la redacción dieron varios
sablazos, obligando a los que allí estaban a gritar
'¡Viva España!'. Todo lo destrozaron respetando solo
el escudo de Cataluña, diciendo que Cataluña era una
provincia española.
De resultas de los sablazos que repartieron hay varios heridos.
Uno de ellos grave. El gobernador militar, capitán general
interino, acudió ante la redacción de La Veu, dirigióse a los
oficiales, y les obligó a que se retirasen al gobierno militar.
Se ha mandado instruir sumario, habiéndose nombrado juez
especial al comandante señor Gotarredona Mencheta".
El Imparcial, 27 de noviembre de 1905.
“Don Alfonso XIII, por la gracia de Dios y la Constitución Rey de España; A todos los que la presente vieren y entendieren sabed, que las Cortes han decretado
y Nos sancionado lo siguiente:
Artículo 1.º El español que tomara las armas contra la Patria bajo banderas enemigas
o bajo las de quienes pugnaran por la independencia de una parte del territorio
español, será castigado con la pena de cadena temporal en su grado máximo a muerte.
Art. 2.º Los que de palabra, por escrito, por medio de la imprenta, grabado, estampas,
alegorías, caricaturas, signos, gritos o alusiones, ultrajaren a la Nación, a su bandera,
himno nacional u otro emblema de su representación, serán castigados con la pena
de prisión correccional.
En la misma pena incurrirán los que cometan iguales delitos contra las regiones, provincias,
ciudades y pueblos de España y sus banderas o escudos.
Art. 3.º Los que de palabra o por escrito, por medio de la imprenta, grabado u otro
medio mecánico de publicación, en estampas, alegorías, caricaturas, emblemas o
alusiones injurien u ofendan clara o encubiertamente al Ejército o a la Armada o a i nstituciones, armas, clases o cuerpos determinados del mismo, serán castigados con la pena de prisión correccional.
Y con la de arresto mayor en sus grados medio y máximo a prisión correccional en su
grado mínimo, los que de palabra, por escrito, por la imprenta, el grabado u otro
medio de publicación instigaren directamente a la insubordinación en institutos armados
o a apartarse del cumplimiento de sus deberes militares a personas que sirvan o están
llamadas a servir en las fuerzas nacionales de tierra o de mar.
Art. 4.º La apología de los delitos comprendidos en esta ley, y
la de los delincuentes, se castigarán con la pena de arresto
mayor.
Art. 5.º Los tribunales ordinarios de derecho conocerán de las causas que se instruyan
por cualquiera de los delitos a que se refieren los artículos 1.º, 2.º y 4.º de esta ley,
siempre que los encausados no pertenezcan al ejército de mar o de tierra y no incurrieren
por el acto ejecutado en delito militar. De las causas a que se refiere el art. 3.º conocerán l
os tribunales del fuero de Guerra y Marina.
Dado en Palacio a veintitrés de marzo de mil novecientos seis. Yo el REY.
El Presidente del Consejo de Ministros, Segismundo Moret.”
“La hacienda con déficit y el Estado defraudado por la riqueza oculta, recargadas ciertas
fuentes contributivas, mientras otras compran la benevolencia de la investigación, para
rehuir su contribución a la patria. [...]
Desde luego hay que confesar que es imposible labor fructífera cuando en los últimos veinte
años gobernaron 38 gobiernos con un promedio de ejercer el poder en tres o cuatro meses.
[...] Esta es la culpa de los gobernantes.
La del pueblo es el mal uso que hace de sus derechos de ciudadanía, vendiéndola a la
influencia o al dinero, no usándolos o concediéndolos inconsciente a los vividores de la política.
Pero en esta responsabilidad tiene una disculpa y le ayuda un cómplice: la inmoralidad electoral
manejada por el cacique, que la cede a reembolso a los profesionales de la política ayudados
por los gobiernos, que para ello entronizan la corrupción y atropellan la justicia, persiguiendo
o desmoralizando a los encargados de la sagrada misión de administrarla.
La ética gubernamental ha producido el cáncer que corroe al Estado español inficionando
[infectado] todos sus organismos, contaminando, en mayor o menor grado, a todos sus individuos.
El ejército ha resistido durante mucho tiempo el contagio, pero también por fin en él ha prendido.
La influencia, el favoritismo, la burocracia, la demagogia y la anarquía como naturales
consecuencias; en fin, todas las enfermedades que enumera el derecho político como causantes
de la vida anormal de los estados, aquejan al español y conducen a la ruina.”
Mensaje de las juntas de defensa a Alfonso XIII (1917)
La “semana trágica” de 1909
- Expón las causas y consecuencias de la Semana Trágica de Barcelona, relacionándolo
con el desarrollo del movimiento obrero durante la Restauración
Proclama de la asamblea obrera de Tarrasa de julio de 1909
“Considerando que la guerra es una consecuencia fatal del régimen de producción capitalista;
considerando, además, que, dado el sistema español de reclutamiento del ejército, sólo los
obreros hacen la guerra que los burgueses declaran.La asamblea protesta enérgicamente:
1 .Contra la acción del Gobierno español en Marruecos.2. Contra los procedimientos de ciertas
damas de la aristocracia, que insultaron el dolor de los reservistas, de sus mujeres y de sus hijos,
dándoles medallas y escapularios, en vez de proporcionarles los medios de subsistencia que les
arrebatan con la marcha del jefe de familia. 3. Contra el envío o la guerra de ciudadanos útiles
a la producción y, en general, indiferentes al triunfo de la cruz sobre la media luna, cuando se
podrían formar regimientos de curas y de frailes que, además de estar directamente interesados
en el éxito de la religión católica, no tienen familia, ni hogar, ni son de utilidad alguna al país.
4. Contra la actitud de los diputados republicanos que ostentando un mandato del pueblo no
han aprovechado su inmunidad parlamentaria para ponerse al frente de las masas en su protesta
contra la guerra.Y compromete a la clase obrera a concentrar todas sus fuerzas, por si se hubiera
de declarar la huelga general para obligar al gobierno a respetar los derechos que tienen los
marroquíes a conservar intacta la independencia de su patria.”
Texto redactado por el periodista y dirigente socialista Antonio Fabra i Ribas
(cfr. Joan Connally Ullmann, La Semana Trágica, Barcelona, Planeta,1972,p.313).
“En Barcelona la revolución no se prepara, por la sencilla razón de que está preparada siempre...
En los tristes sucesos de julio hay que distinguir dos cosas: la huelga general, cosa preparada y
conocida, y el movimiento anárquico-revolucionario, de carácter político, cosa que surgió
sin preparación... Las cometas vuelan cuando hay viento: no es preciso inventar las cometas
en el momento de echarlas a volar...
Queda dicho que en Sabadell estalló la revuelta a primera hora del día 26. Pues en Tarrasa
no ocurrió nada hasta el 27 .En Manresa (la ciudad fabril más importante después de Barcelona,
y la de mayor peligro, por ser la más alejada de la capital, por estar en aquellos momentos
desguarnecida y por tener más de 30.000 habitantes, obreros en su mayoría) no comenzó
la huelga hasta medio día del jueves 29! y en la cuenca alta del Llobregat no ocurrió el paro
hasta el viernes...”
ANGEL OSSORIO: Barcelona, julio 1909, Declaración de un testigo. Madrid, 1910.
La crisis de 1917: la cuestión social
- Una de las bases de la crisis iniciada en 1917 fue el “problema social”. Explica en qué consistió, l
as causas, su acentuación (y como ello se refleja, por ejemplo, en el gráfico) y su explosión
en el conocido como “Trienio Bolchevique”. Relacionado con ello, comenta la situación
vivida en Barcelona durante esos años.
“El origen de los actuales conflictos es motivado por la carestía de las subsistencias, de una parte,
y de otra por la intransigencia de la clase patronal, opuesta siempre a conceder aumentos en los salarios [...].
En este pueblo y su provincia, el trabajo en la agricultura se presta de dos maneras: t
rabajando en el ruedo y por temporadas; sus horas de salida al trabajo son: en el ruedo, media hora después
de apuntar el sol y regresar después de ponerse; de temporada, de sol a sol; las horas de descanso son:
dos comidas en todas las estaciones del año, que oscilan entre treinta y cinco a cuarenta minutos cada una,
tres paradas en otoño, tres en invierno, cuatro en primavera y cinco en verano; en estas paradas se invierten
de veinte a veinticinco minutos, y dos horas de siesta en esta última época, pues tanto las comidas
como las paradas dependen de la voluntad del capataz que dirige el trabajo.
Las temporadas son de veinticinco a treinta días, y hasta cuarenta, según el tiempo que media entre
festividad y festividad, y el jornal en metálico es el mismo, y además en especies (aceite, vinagre, ajos y sal) s
e les da una cantidad no mayor de 40 céntimos.
En lo que afecta a los alojamientos (dormitorios), son pésimos, y ninguno, por lo regular, reúne condiciones
de salubridad; las camas son de paja, y mala, y peor es (salvo excepciones) que la misma paja, tras que
es poca, sirve para todo el año, teniendo que dormir en ella cuantos trabajadores van a dichas fincas
durante todo el año.”
Información sobre el problema agrario en la provincia de Córdoba. Instituto de Reformas Sociales. 1919
“A los obreros y a la opinión pública. Ha llegado el momento de poner en práctica, sin vacilación
alguna los propósitos anunciados por los representantes de la UGT y la CNT en el manifiesto suscrito
por estos organismos en el mes de marzo último […]
Cerca de medio siglo de corrupción ha llevado a la instituciones políticas españolas a un grado tal
de podredumbre que los mismos institutos armados claman contra la injusticia, contra la arbitrariedad,
y se consideran vejados y engañados por los mismo poderes públicos[…] Y si esto han hecho los
poderes públicos con las clases sociales en cuya adhesión han buscado siempre las firmes garantías
de su existencia y dominio, ¿qué no habrán hecho con el pueblo inerme e indefenso,
bajo un régimen constitucional ficticio, bajo un régimen económico de miseria y despilfarro y
en un estado cultural mantenido por oligarcas en el más bajo nivel […]? El proletariado español se
halla decidido a no asistir ni un momento más pasivamente a este intolerable estado de cosas […]
Los ferroviarios españoles no están solos en la lucha. Los acompaña todo el proletariado organizado,
en huelga desde el día 13. Y esta magna movilización del proletariado no cesará hasta no haber
obtenido las garantías suficientes de iniciación de cambio de Régimen, necesario para la salvación
de la dignidad, del decoro y de la vida nacionales.
Pedimos la constitución de un gobierno provisional que asuma los poderes ejecutivo y moderador
y prepare, previas las modificaciones imprescindibles en una legislación viciada, la celebración
de elecciones sinceras de una Cortes constituyentes que aborden, en plena libertad ,
los problemas fundamentales del país.”
Manifiesto de la huelga General, Madrid, 12 de Agosto de 1917
Evolución del número de afiliados a la UGT
|
Años
|
Afiliados
|
1901
|
29.383
|
1911
|
77.749
|
1920
|
211.342
|
1930
|
277.011
|
|
La carestía en Barcelona
|
artículos
|
% de aumento de precio (1914-17)
|
Trigo
|
62
|
Maíz
|
80
|
Harina
|
22
|
Patatas
|
90
|
Garbanzos
|
70
|
Arroz
|
92
|
aceite
|
51
|
Fuente: Correo catalán, 1 de enero de 1918
|
|
|
|
“No se sabía lo que era una huelga general indefinida. No lo sabían los gobiernos, no lo sabían las empresas
capitalistas, no lo sabían tampoco los mismos obreros. Ahora nadie lo ignora. La clase obrera española debe
estar orgullosa de su esfuerzo. Ha dado un ejemplo de solidaridad, de organización, de fuerza social,
de sensibilidad política apenas igualado por los trabajadores de ningún país.”
Luis ARAOUISTAIN, en España, 25.X.1917
“Ante la nueva campaña de atentados que hace días viene reproduciéndose con el salvajismo peculiar
de sus autores, creemos de todo punto indispensable llamar la atención de nuestros compañeros, para evitar,
en lo posible, las tristes consecuencias que, en parecidas ocasiones, hemos tenido que lamentar.
Con toda la brutalidad de los hechos, ha quedado demostrada la indefensión en que vivimos. El Gobierno
actual, como el anterior (y seguramente como los que le sucedan en estos turnos más o menos pacíficos),
permanece cruzado de brazos ante problema tan pavoroso, como si la ola de cobardía que nos
envuelve naciese precisamente en aquellas esferas donde mayores y más efectivas deben ser las
responsabilidades sociales. El cuadro que se ofrece a nuestra vista nos da derecho a suponer que ha llegado
la triste hora de abandonarnos a nuestro propio impulso y a nuestra sola iniciativa; pues si, como parece,
todo en materia gubernamental está sujeto a las, veleidades de la política, tan minúscula y personal en
España, poco o nada cabe esperar en momentos de suprema angustia, como son los presentes.[…]
El Federado que en estos momentos sienta temores personales y ceda ante amenazas por motivos
injustificados, incuba, con este proceder, el germen del asesino que mañana atentar contra la vida de un
compañero y del que otro día acabará con la del patrono acobardado.
El Federado que, por egoísmo, por sordidez, trate de aprovechar en su beneficio personal las circunstancias
desfavorables por que atraviesen sus compañeros, además de cometer una acción tan vergonzosa
como inicua, siembra el odio, excita a la desconfianza general y desmoraliza en suma toda la enorme f
uerza ya creada, cual significa y es esta Federación, único baluarte donde podemos defendernos.
Si cada Federado en su casa cumple con su deber de hombre consciente y digno, es posible que
nos sobre fuerza para resistir los mayores ataques.“
Federación Patronal de Cataluña, Barcelona, 14 de septiembre de 1920
“El año 1921 vio agudizarse el sistema criminal llamado "Ley de Fugas", que ya había sido ensayado
durante el mando del gobernador Maestre Laborde, conde de Salvatierra. El procedimiento es sabido,
pero lo vamos a especificar aquí para conocimiento de las nuevas generaciones que tienen la
suerte de no haber vivido aquellos tiempos. Los guardias llevan conducidos a varios presos, a pie y
de noche, de la cárcel al palacio de Justicia, o viceversa; cuando no hay posibles testigos, los
guardias, que previamente han dejado adelantar a los presos, absortos en sus pensamientos, disparan
a distancia sobre los conducidos, les matan y luego dan parte a sus superiores, alegando que las
víctimas intentaban fugarse. De uno de estos asesinatos se salvó un muchacho de Castellón, llamado
Parra, que, herido, se hizo el muerto, y cuando en el depósito de cadáveres del Hospital Clínico
se consideró fuera de peligro, dio señales de vida y fue conducido a una sala y curado de varias
heridas no vitales. Después fue mandado, de nuevo, a la cárcel. Allí explicó cómo se había efectuado
el crimen […]”
BUESO, Adolfo: Recuerdos de un cenetista.1976: Barcelona. Editorial, Ariel
El problema nacionalista
- ¿Qué papel tuvieron los movimientos nacionalistas en la crisis de la Restauración?
“No son justos y nos ofenden sin razón los que dicen que Cataluña no está preparada, no está capacitada
para la autonomía. Yo os digo que el nacionalismo catalán es un hecho biológico, que la autonomía es una
fórmula jurídica para resolverlo, y que frente aun hecho biológico caben, por parte del Poder Público, tres
posiciones: la de desconocerlo, la de combatirlo hasta intentar extirparlo y la de resolverlo mediante una
solución jurídica.
El Poder catalán ha de ser absolutamente soberano para legislar, para regir, y para mantener el respeto
a sus decisiones por sus Tribunales y por la fuerza pública.
En mi concepción, otorgada la autonomía a Cataluña, extendida si pudiera extenderse, a todas las
regiones de España, yo veo clarísimo un Estado español saliendo de ese espurgo de facultades cien
veces más fuerte en su soberanía, cien veces más brillante en la situación de su Hacienda (...)
Respecto a la manifestación separatista que empieza a aparecer en Cataluña, yo no tengo nada
que decir aquí; mi deber era mostrar mi disconformidad allí, y allí la expresé públicamente.”
Cambó, Discurso pronunciado en el Congreso de diputados (1918).
Manifiesto del Partido Nacionalista Vasco
“Amenazada de muerte la nacionalidad vasca por el peligro de muerte que corre la raza,
a punto de desaparecer su idioma y adulterados su espíritu y Tradición, el Nacionalismo Vasco
aspira a purificar y vigorizar la raza, a depurar y difundir el euzkera hasta conseguir que sea la
única lengua de Euzkadi y a purificar el espíritu y esclarecer la Tradición del Pueblo vasco,
encaminándose sus trabajos en cuanto a este fin:
A. A que el Pueblo vasco siga, fervorosamente, las enseñanzas de la Iglesia Católica, Apostólica,
Romana, como las siguió y observó en tiempos pasados, con exclusión absoluta de toda doctrina
condenada por la Iglesia Católica.
B. A que vuelvan a imperar los buenos usos y costumbres olvidados, fomentando los que se
conservan y combatiendo los exóticos y perjudiciales.
C. A que las instituciones políticas, jurídicas, económicas, etc., características del Pueblo vasco,
vuelvan a tener vigencia y acción, amoldadas, en cuanto sea necesario, a la realidad de los
tiempos actuales.
D. A que las letras y las artes, que sean manifestación de la nacionalidad vasca, adquieran
vida robusta. (...)
Su terreno de acción es Euzkadi, o sea, las regiones todas del País Vasco que se denominan
Araba, Gipuzkoa, Nabarra, Bizkaya, Laburdi y Zuberoa, solar de la raza vasca; (...)
Como consecuencia de ello pretende, especialmente, la derogación por lo que hace a
Araba, Gipuzkoa, Nabarra y Bizkaya, de la ley de 25 de octubre de 1839, y en cuanto a Laburdi
y Zuberoa, de las emanadas de los poderes de la Revolución Francesa de 1789.
(...) el Partido Nacionalista Vasco (...) adopta el lema formado por el gran patriota Arana-Goiritar
Sabin, que en euzkera se expresa diciendo Jaun-Goikua eta Lagi-Zarra (Dios y ley vieja).”
Aberri, 15 de diciembre de 1906.
La parálisis política
- Analiza la evolución política entre 1901 y 1923, incidiendo en los problemas del
“bipartidismo político”, sobre todo al final del periodo y los intentos de solución
“Regeneracionistas, republicanos, socialistas (…) claman por un régimen distinto y tienen cada
día más fuerza para impedir el normal funcionamiento del caciquismo, pero no llegan a encontrar l
os instrumentos precisos para derribar a la monarquía.
Ésta encuentra cada vez menos apoyo y más dificultades, y utiliza los recursos constitucionales
para mantenerse en pie sin aceptar las reformas: las suspensiones de las Cortes sirven para
prolongar gobiernos minoritarios, las elecciones anticipadas para cambiar gobiernos
gastados, los gobiernos de concentración para superar la incapacidad de los gobiernos
homogéneos (...)
y, en extremo, la suspensión de garantías constitucionales y el recurso al ejército para acallar l
os movimientos políticos y sociales que rebasan la actuación de los partidos dinásticos.
La monarquía es incapaz de aceptar una evolución democrática (…). Por eso el ejército
será la salvación de la monarquía tras la huelga general de 1917, y Primo de Rivera enterrará
el sistema político para prolongar la vida de la Corona unos años más.”
SOLÉ TURA, J. y AJA, E., Constituciones y períodos constituyentes en España (1808-1936). Madrid. 1978.
Porcentajes de escaños de los grupos políticos en el Congreso (1901-23)
|
Años electorales en que comienzan las nuevas Cortes
|
Partido Conservador
|
Partido Liberal
|
Suma de los partidos dinásticos
|
Total de la oposición al margen de los partidos dinásticos
|
1901
|
21,7
|
61,1*
|
82,8
|
17,2
|
1903
|
59,5*
|
25,3
|
84,8
|
15,2
|
1905
|
30,2
|
56,6*
|
86,8
|
13,1
|
1907
|
62,3*
|
19,3
|
81,6
|
18,4
|
1910
|
25,2
|
54,2*
|
79,4
|
17,3
|
1914
|
52,4*
|
29,6
|
82
|
16,3
|
1916
|
27,6
|
56,2*
|
83,8
|
15,1
|
1918
|
37,9*
|
40,8*
|
78,7
|
21,3
|
1919
|
49,3*
|
32,5
|
81,8
|
16,9
|
1920
|
56,7*
|
25,1
|
81,8
|
16,7
|
1923
|
26,4
|
54,5*
|
80,9
|
15,1
|
* El asterisco indica el partido que gobernaba en el momento en el que se convocaban las elecciones
|
El problema de Marruecos y el fin de la Restauración
- Analiza el problema marroquí y como éste afectó decisivamente a la Restauración. Utiliza los documentos
Una visión literaria de la guerra marroquí y del problema de las responsabilidades.«Bajó la voz confidencial:
-Toda la porquería del "Narizotas" [el Rey] está ahora saliendo a relucir: los millones que le pagó Marquet
para abrir las casas de juego, el Palacio de Hielo y el Casino de San Sebastián, ¿te acuerdas? También en
el Círculo de Bellas Artes dicen que está pringado el "Narizotas". Está en las minas del Rif con Romanones
y en el suministro de camiones para el ejército con Mateu; y para colmo de todo, el lío de Marruecos.
-¿y cuál es el lío de Marruecos? -¡Puff! Una historia sucia, porque resulta que es él el responsable del
desastre. Le escribió a Silvestre, a escondidas de Berenguer, y le dijo que siguiera adelante. Dicen hasta que,
cuando Annual acababa de ser conquistado, lemandó un telegrama a Silvestre que decía:
"¡Vivan tus cojones!" y cuando se le habló de la catástrofe y de los miles de muertos que había, dijo:
"Le carne de gallina es barata". Claro es que todos los reaccionarios le están defendiendo en
las Cortes, pero los republicanos y los socialistas están pegando duro. Además, hay otra cosa:
ahora que están mandando fuerzas expedicionarias y todos los Fulanos que escaparon con su
dinero de ir a Marruecos tienen que ir, aunque no quieran, muchos de los liberales quieren que se
depure la cosa. Les sienta como un tiro que tengan que perder su dinerito y si a mano viene, los hijos.
De todas maneras, una cosa es cierta: va a haber un proceso.
-¡Un proceso! -exclamé.
-Sí. Un proceso para establecer la responsabilidad de lo que ha pasado en África. Los generales
están que revientan de rabia. Hasta han amenazado con un pronunciamiento como en los tiempos
de Isabel II. Pero ahora las cosas son distintas; ¡que vengan! Los vamos a recibir con fuegos artificiales.”
Arturo Barea, La forja de un rebelde, Libro II, La ruta, Montjuich, Méjico, 1959, p. 354.
Testimonio del soldado Mariano Gálvez
“Había necesidad de hombres en Marruecos. Las cosas se pusieron mal y llamaron a todas
las quintas, todos al Rif, a la Berbería, pies planos, mancos, cojos y tuertos o hijos de viuda, a Ceuta,
a Tetuán, a Melilla. Los moros no nos daban tregua: todos los días había que salir a combatir [...].
No guardo buenos recuerdos: estábamos mal comidos y por regla general mal dirigidos. Por delante
iba la carne de cañón, cuanto más mando, más atrás, en la retaguardia. Instalaban un
teléfono con línea de fuego, tendían un cable de unos cuantos kilómetros y desde esa distancia
los jefes daban las órdenes a los que ponían el pecho [...].
La guerra contra los moros duró dieciocho años y yo creo que sólo al final se aprendió la lección
sobre las sepulturas de los nuestros. Aprendimos a montar las guardias, a avanzar, a replicar al fuego.
A veces morían más en la retaguardia porque no nos enseñaban a colocarnos como era debido [...].
Para beber nos daban medio vasito de agua. El pan se deshacía como la arena.
Nos entregaban una muda todas las semanas, pero cuanto más te mudabas, más piojos criabas [...].
El agua, las carricubas, los aljibes, los defendíamos como si fueran el Palacio Real, con uñas y dientes [...].
Sufríamos mucho al ir por agua, cuarenta o cincuenta soldados con un cabo al frente, los moros nos
tenían fichados. Hacían muchas bajas. ¡Cuántos no habrán muerto por medio jarrillo de agua!
Cada vez que bebo un vaso, y han pasado más de setenta años, se me viene a la memoria aquella
obsesión del agua. [...] La gente deliraba por la noche en las tiendas. Yo soñaba con manantiales,
con los ríos de la tierra.”
M. LEGUINECHE, Annual, 1921. El desastre de España en el Rif, 1997
La Crisis del Estado Liberal. Ejercicio final de resumen obligatorio
- En este amplio texto se indican los factores que determinaron la crisis del Estado liberal,
es decir, del sistema de la Restauración. Elabora un resumen en el que organices estos elementos, l
os expliques utilizando un mapa conceptual para cada uno (causas-manifestaciones-consecuencias)
y pongas como ejemplos fragmentos de los textos que aquí se presentan
“La crisis de la monarquía española y la instauración de la República forman parte de un proceso
de crisis general europea, aunque la relativa marginación de España lo define con caracteres propios.
[
...] El origen de esta crisis de Estado debe buscarse tanto en el desmoronamiento por razones i
nternas de la Monarquía como en el amplio movimiento popular que creció a medida que la
Dictadura militar implantada en 1923 cegaba todas las salidas que habrían posibilitado a la
Monarquía recuperar la legitimidad política perdida al violar la constitución de 1876.
Por consiguiente, la palabra crisis debe entenderse en este contexto como momento final
de un largo proceso de deterioro: en la sociedad española de 1930 no quedaba nada que
sustentara activa y eficazmente a la Monarquía.
Aunque los dirigentes de la coalición republicano-socialista que ocuparon el poder en abril de
1931 celebrasen su triunfo como una revolución, es cierto, sin embargo, que la Monarquía no
fue derrocada por medio de una toma revolucionaria del poder. La Monarquía sucumbió ante
la clamorosa falta de apoyos sociales e institucionales que se puso de manifiesto con motivo
de unas elecciones locales: fue más una caída que un derrocamiento; más un abandono
que una derrota. Su fin como forma política del Estado español fue el resultado de una crisis
interna de ese Estado más que la fuerza de una oposición organizada y con bases sociales
para ocupar el poder.
Alfonso XIII, con sus continuas injerencias en la vida de los partidos dinásticos, primero, y con su
complaciente apoyo a la Dictadura militar, después, había colaborado activamente a la
destrucción de los partidos políticos (conservador y liberal) que habían proporcionado a la
Monarquía durante cincuenta años (1876-1923) su clase política. Los viejos líderes de los partidos
conservador y liberal fueron incapaces de reconstruir unos partidos con base popular y
fracasaron en sus intentos de proponer soluciones para encontrar una salida política ala crisis de
la Monarquía [...]
Pero la crisis de poder político alcanzaba niveles más profundos que la carencia de partidos
[...] .Los partidos de la Restauración funcionaron como organismos centrales de una red de
caciques locales en los que descansaba finalmente el verdadero poder social. Pero, en 1931
el caciquismo era insuficiente para sostener el Estado, porque las mayorías se expresaban
ya en las ciudades donde la manipulación caciquil era prácticamente imposible.
Otro elemento de la crisis fue el desarrollo de los movimientos nacionalistas, sobre todo,
en Cataluña y el País Vasco. Ello era una consecuencia del sistema centralista y a los límites
del proceso uniformizador emprendido por el Estado liberal que provocaron como reacción
el resurgir de las tradiciones culturales especialmente vinculadas al hecho lingüístico diferencial.
A ello se añaden las crecientes diferencias regionales que generan intereses divergentes
y que restó apoyos de las burguesías periféricas al Estado.
No dispuso tampoco la Monarquía del apoyo eficaz de las instituciones que eran t
radicionalmente en España depositarias del poder ideológico y del poder militar. El rey podía
contar, como siempre, con la fidelidad de la Iglesia católica que le guardaba reconocimiento
por haber restaurado parte de su tradicional posición en la sociedad. Pero la Iglesia era
entonces una institución que acababa de librar una dura pugna con el liberalismo y el
socialismo y que, por tanto, había perdido la posibilidad de influir entre las clases medias
urbanas y los obreros encuadrados en sindicatos socialistas y anarquistas. Los intelectuales
habían sustituido a la Iglesia durante el primer tercio del siglo XX como fuente del poder ideológico.
Más decisivo fue aún para la defensa del régimen en momentos de apuro el apoyo de la
institución militar. Pero con los militares le ocurrió al rey Alfonso algo similar a lo que le había
ocurrido con los políticos. Su personal gusto por el mando, la concepción de su función
como la de rey-soldado, las aventuras coloniales, su recurso al Ejército para mantener el orden
público y, finalmente, el paso decisivo de utilizar la corporación militar para el gobierno del
Estado acabó por crear en amplios sectores militares una extendida desafección cuando no
una clara hostilidad hacia el monarca. En resumen, la Monarquía estaba aislada.
Tal aislamiento era el resultado de una crisis política, pero también la expresión de un cambio
de sociedad. El sistema de poder de la Restauración, definido con exactitud como una
oligarquía sostenida en una trama de caciques locales, solo podía sostenerse en una
sociedad mayoritariamente rural, sin centros industriales, con un limitado mercado nacional,
con reducidas clases medias urbanas y clase obrera. En tal sociedad no fue difícil
a una minoría de notables de la aristocracia, de los negocios y de la política controlar el
ejercicio del poder por medio de la exclusión de las mayorías, garantizada en los orígenes
del sistema gracias a la restricción del sufragio y, luego (tras la aprobación del sufragio
universal), por un pacto explícito de esos grupos de notables de alternarse en el
poder por medio de la corrupción sistemática de las prácticas políticas y de la
institucionalización de redes caciquiles de poder local. Ese sistema comenzó a deteriorarse
con la crisis del 98 y recibió una fuerte sacudida con la de 1917. En la imposibilidad de
reconstruirlo sobre bases sólidas, el rey prefirió sostener a la Monarquía, no ya sobre fuerzas
procedentes de la sociedad civil sino sobre la corporación militar [estableciendo la
dictadura de Primo de Rivera en 1923]. Cuando ésta fracasó en sus proyectos de
institucionalizar un régimen autoritario (1930), el rey no encontró nada en la sociedad
civil sobre lo que edificar una Monarquía constitucional.
La crisis de poder que dio origen a la República fue, por tanto, consecuencia de la falta de i
ntegración de amplios sectores en el sistema político monárquico. En su trayectoria durante
el siglo XX y, sobre todo, desde la crisis de 1917, la Monarquía no fue capaz de integrar en sus
instituciones a la clase obrera, a las clases media ni tuvo el apoyo activo de las burguesías.
Ese carácter de la Monarquía favoreció decisivamente la causa republicana, cuya
propaganda pudo presentar de manera harto convincente a la institución monárquica
como ajena a, y enemiga de, la nación. Frente a la Monarquía aislada y sin apoyos
ociales, el ideal republicano se presentaba, pues, como una revolución en el Estado
-una revolución política- y como un instrumento para la reforma de la sociedad. No se
trataba únicamente de cambiar al rey para que todo siguiera igual, sino de liquidar la
institución que impedía el progreso de la nación para que todo cambiase.
La instauración de la República no sería ya la obra de unos comités de conspiradores
ni de una militarada. Sería por el contrario, producto de la manifestación inequívoca de l
a voluntad popular. Las elecciones municipales de abril de 1931 pusieron en manos de
los republicanos la posibilidad de organizar lo que fue, de hecho, un plebiscito sobre la
Monarquía. El pueblo, finalmente, pudo manifestarse de forma libre: el rey debía marcharse.
A las pocas horas de haber manifestado esa decisión, se proclamaba la República.
En resumen, el movimiento republicano abarcaba como era propio de los movimientos
antimonárquicos típicos del XIX al pueblo urbano: obreros, patronos y clases medias.
Contaba con el apoyo de militares radicalizados y con la complacencia de algunos sectores
de la burguesía. Se proponía el derrocamiento del rey y la instauración de un régimen de
libertad y democracia que fuera la expresión de la soberanía nacional. Pero al integrar
a la clase obrera y a los sectores radicalizados de las clases medias, ese movimiento
pretendía también una profunda reforma de la sociedad. Naturalmente, por lo que respecta
a los concretos programas de gobierno, una coalición tan heterogénea no podía estar
de acuerdo más que en la afirmación de la República y en vagas proclamas sobre el progreso
de la nación y la libertad de sus pueblos.”
JULIA DÍAZ, S. (1991): Historia económica y social moderna y contemporánea de España, Madrid, UNED, vol. II, pp. 36-39.
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