— ¿Alguna vez has mirado la Antártida en el mapa?ndia en el mapa?
— Supongo que sí; una o dos veces, quizá.
— ¿No has notado que no hay dos mapas en los que presente el mismo tamaño? El tamaño de la Antártida varía de un mapa a otro. Y cambia también año tras año.
— Es grande
— Es muy grande. Es enorme. Pero a veces es algo menos enorme, dependiendo del mapa que estés consultando
Antártida LIAM QUINN-WIKIMEDIA COMMONS
Con todo el hielo que acumula, la Antártida es el continente más seco del planeta. De una extensión casi 28 veces mayor que la de España, allí solo nieva en las zonas costeras. En las elevadas mesetas del interior, el frío es tal que congela hasta la humedad impidiendo las precipitaciones. Sin embargo, el calentamiento global estaría llevando la nieve cada vez más adentro del casquete polar. La alteración del tradicional equilibrio de una masa de hielo tan gigantesca podría afectar a todo el planeta
TEST
1. ¿La Antártida es más grande que Europa? Sí No
2. ¿Si se derrite todo el hielo de la Antártida se espera que el nivel del mar llegue
a subir más de 50 metros? Sí No
3. ¿Hay tierra, ríos, lagos y montañas debajo del hielo en la Antártida? Sí No
4. ¿En la Antártida nieva y llueve más que en tu ciudad? Sí No
5. ¿La Península Antártica es uno de los lugares de la Tierra donde más ha
aumentado la temperatura en los últimos 50 años? Sí No
6. ¿Con el calentamiento global habrá más osos polares que pingüinos en la
Antártida? Sí No
7. ¿Ha habido alguna vez árboles en la Antártida? Sí No
8. ¿Hay un agujero en la capa de ozono sobre la Antártida? Sí No
9. ¿Los dueños de la Antártida son los esquimales? Sí No
10. ¿Existe algún acuerdo internacional para proteger y conservar la Antártida? Sí No
PARA AMPLIAR:
¿Qué mares y océanos rodean este continente?
¿Por qué no hay ríos?
¿Cómo es la vegetación de este continente?
Averigua sí existe alguna base de investigación científica española en la Antártida y
escribe en tu cuaderno su nombre.
¿Con qué recursos naturales cuenta ?
¿Cómo se llama el Tratado firmado en Madrid en 1991? ¿Qué es lo que se reafirma en ese tratado?
¿QUÉ SABEMOS DE LA ANTÁRTIDA? PAISAJES
Considerado el Séptimo continente, la Antártida es el único territorio del planeta aún no colonizado por el hombre. Con una superficie de más de 14 millones de kilómetros cuadrados, su población oscila entre mil y cinco mil habitantes, en invierno y verano respectivamente. Todos se concentran en las 65 bases científicas (42 de ellas son permanentes) que hay repartidas por el continente. El resto está vacío.
Los intereses científicos, junto con un creciente turismo, actualmente estimado en 50.000 visitas al año, y un testimonial uso deportivo por una docena anual de exploradores y alpinistas, son las razones de la presencia humana en la Antártida.
El continente helado carece de Gobierno, es regido por los preceptos del Tratado Antártico, firmado en 1959 y al que se han adherido hasta la fecha 28 países. Los estados firmantes se comprometen a no construir bases de uso militar, no mantener población permanente, ni tampoco reclamaciones territoriales así como no realizar ninguna actividad perjudicial para su medio natural. Es difícil predecir si en 2041, fecha en que expira la vigencia del Tratado Antártico, las principales naciones del mundo lo prolongarán o permitirán que se caduque para comenzar la explotación de los fabulosos recursos minerales y biológicos que encierra su territorio.
Recubierta por una masa de hielo de dos kilómetros y medio de espesor medio, que en algunas zonas desborda los límites de la tierra antártica, invadiendo áreas marítimas colindantes. Esto hace que conserve el 80 por ciento del agua dulce del mundo. La temperatura media del mes más calido es de 0º y la medición más extrema se tomó en la base rusa Vostk el 21 de julio de 1983, en pleno invierno antártico, descendiendo el termómero a –89’3º C. El calentamiento global que hace que cada temporada se desgajen témpanos de las plataformas glaciares de mayor tamaño y que las especies animales tengan que desplazarse de sus tradicionales áreas, junto con el aumento del agujero del ozono en la atmósfera situado encima suyo, son sus principales problemas ambientales.
Un grupo de geólogos descifra el enigma de la formación de la extraña cordillera Gamburtsev, de 1.200 km de extensión y enterrada bajo 3 km de hielo
El nacimiento de las montañas Gamburtsev, una larga cordillera de 1.200 kilómetros de longitud enterrada bajo la capa de hielo de la Antártida, ha desconcertado a los científicos desde que fueron descubiertas en 1958. Los geólogos eran incapaces de entender cómo pudieron formarse, ya que se encuentran alejadas de los puntos de contacto de las placas tectónicas y no parecen ser el fruto de la actividad volcánica. Pero el misterioso rompecabezas ya ha sido resuelto. Estos montes ocultos, con picos de hasta 3.400 metros, son el resultado de un impresionante y largo proceso geológico en la frontera menos explorada de la Tierra, donde se formó la capa de hielo del continente blanco.
los procesos extraordinarios, ocurridos en los últimos mil millones de años, que crearon las raíces de la corteza terretre bajo las montañas y la fisura de la Antártida Oriental, un rift o fractura de 3.000 kilómetros de largo en la superficie de la Tierra que se extiende desde el este de la Antártida a través del océano hasta la India.
Hace mil millones de años, antes de que los animales y las plantas se desarrollaran en la Tierra, varios continentes -en realidad, microcontinentes- colisionaron, aplastando las rocas más viejas de la cordillera. Este evento formó una gruesa corteza que se extiende muy por debajo de la cordillera. Con el tiempo, esas antiguas montañas fueron erosionadas, pero quedó su raíz densa y fría.
Hace entre 250 y 100 millones de años, cuando los dinosaurios caminaban por el planeta, la fractura allanó el camino para que el supercontinente Gondwana se rompiera, causando que la vieja raíz de corteza terrestre se calentara. Rejuvenecida, junto al rift de la Antártida Oriental, obligó a la tierra a levantarse de nuevo, formando las famosas montañas. Los ríos y los glaciares tallaron valles profundos, lo que ayudó a elevar los picos y crear el espectacular paisaje de las Gamburtseves, que se asemejan a los Alpes europeos. La hoja de hielo de la Antártida Oriental, que se formó hace 34 millones de años y que cubre 10 millones de kilómetros cuadrados de nuestro planeta -un área del tamaño de Canadá-, protege a las montañas de la erosión.
abc.es, j. de jorge 16/11/2011
BAHÍA DE LÜTZOW-HOLM (ANTÁRTIDA) (ASTRIUM)
Hay quien asegura que el mayor desierto del planeta es de agua; de agua helada. La blanca extensión de la Antártida, de 13 millones de kilómetros cuadrados, cumple al menos con uno de los principales criterios que definen como árido o desértico a un territorio: la ausencia de precipitaciones. En la foto, la bahía de Lützow-Holm, en la Tierra de la Reina Maud.
Plataforma Wilkins de la Antártida, que se resquebró en 2009 por el deshielo. / GARETH PEARSON
ANTÁRTIDA Y EL MEDIO AMBIENTE
Turismo en la Antártida: ¿sostenible o imposible?
Cuando acepté ir a este viaje a la Antártida era consciente de que iba a la última zona virgen del planeta y de que el turismo allí genera controversia. Varios de vosotros lo habéis apuntado en algunos comentarios y no quiero eludir el tema antes de cerrar la serie de post sobre mi experiencia antártica.
¿Cómo y quién regula el turismo en la Antártida? Aquí van algunos elementos para el debate:
Tratado Antártico: es una especie de “constitución” aprobada en 1959 y que han firmado hasta la fecha 49 países (entre ellos, España). Básicamente establece la Antártida como territorio de “uso exclusivo para fines pacíficos, con prohibición de toda medida de carácter militar” y libertad de investigación científica.
Protocolo de Madrid: Dado que el Tratado Antártico no entra en detalles, en 1991 se firmó el Protocolo de Protección Ambiental, conocido como Protocolo de Madrid, por el que se declara la Antártida “reserva natural, consagrada a la paz y a la ciencia”, se prohíbe todo tipo de extracción de minerales así como otras actividades económicas…. excepto el turismo. Desgraciadamente, el Protocolo no dice nada sobre cómo se ha de regular ese turismo.
Las cifras: el primer barco con turistas llegó a las costas antárticas en 1958. A partir de 1990 la actividad turística se disparó. En 2009 se registró el máximo de visitantes hasta la fecha: 50.000 personas. El año pasado ese número descendió a 35.000. En total, la pasada temporada 2009-2010 operaron 51 barcos de diversas compañías en la Antártida, a los que hay que sumar las llegadas en avión a Union Glacier Camp, el único campamento turístico en el interior del continente.
Según algunos estudios solo es atribuible el 5% del impacto humano en el continente a los turistas; el resto lo provocan los 4.000 científicos que trabajan en las bases permanentes y temporales. La Antártida tiene 14 millones de kilómetros cuadrados (3 más que el continente europeo) pero las 35.000 personas que fueron allí el año pasado se movieron solo en el 0,005% de ese territorio. Es decir, de 1000 kilómetros de costa de la Península Antártica (la zona a la que van todos los cruceros turísticos) se utilizan solo unos 200 puntos de desembarco; de ellos, la mitad no reciben más de 500 visitantes al año, y la mayoría se concentran en 10 lugares muy concretos (entre ellos, Port Lockroy e isla Decepción). Es decir, la inmensa mayoría de la Antártida está libre de visitas turísticas.
¿Hay impacto?:
Por supuesto. Toda actividad humana genera impacto.
Se calcula que por encima de las 500 pisadas, una cubierta vegetal es ya de difícil recuperación. Uno de los estudios más interesantes sobre el impacto del turismo en la Antártida es el llevado a cabo por los doctores Javier Benayas (Universidad Autónoma de Madrid) y Martí Boada (Universidad Autónoma de Barcelona) con motivo del Año Polar 2008-2009. En él reconocen que el mayor peligro del turismo antártico “no es tanto el impacto físico y/o ecológico al medio a las poblaciones vegetales y animales … sino el continuo incremento del transporte de turistas y el número de barcos y aviones que se desplazan al continente, que implica un mayor riesgo de accidentes con alta probabilidad de posibles vertidos contaminantes, en un entorno en el que las condiciones climáticas y ambientales son bastante adversas e impredecibles”. Aquí podéis ver un interesante resumen de ese estudio.
Mi opinión. Siempre he defendido que la mejor manera de proteger los espacios naturales es ponerlos en valor, permitir su uso ordenado y regulado para que su divulgación ayude a su comprensión y fomente entre la población la necesidad de conservarlo.Inculcar la sensibilización ambiental. Si por su alto valor cerramos los espacios naturales solo para expertos y científicos, difícilmente se le podrá explicar a la población que se van a destinar sus impuestos a proteger algo que ni conocen ni conoceran nunca. De ahí a pegarle fuego a un monte protegido hay un paso. Me da igual que sea el Everest, la Antártida o el parque de Doñana: hay que permitir las visitas a los santuarios naturales, eso sí, con todas las regulaciones, controles, cupos, tasas de entrada y limitaciones de visitas que los expertos determinen.
Después de estar allí no soy partidario de prohibir el turismo en la Antártida, pero sí veo imprescindible que se cree una legislación internacional que lo regule y controle ante el previsible aumento de visitantes. Que impida por ejemplo que los megacruceros puedan siquiera aproximarse a sus costas. Quizá bastara con hacer de obligado cumplimiento las normas de la privada asociación IAATO.
¿Y tú, que opinas?
ELPAIS.COM.23.1.2012. Por: Paco Nadal
Por favor necesito las respuestas del test de si o no
ResponderEliminar