La Guerra Civil estalló en España en 1936 y Dalí y Gala tuvieron que abandonar el España iniciando un largo periplo europeo que los llevaría, especialmente, a Italia y Francia. El pintor terminó Construcción blanda con judías hervidas ese año, y añadió a la obra el subtítulo de Premonición de la Guerra Civil cuando el cuadro se expuso en diciembre de 1936 en la Galería de Julian Levy en Nueva York. No lo hizo para resaltar sus dotes adivinatorias, porque lo cierto es que los primeros estudios para la obra están fechados en 1935, sino probablemente para añadir valor e interés al cuadro valiéndose de la actualidad política internacional.
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Esta obra es de las pocas que Dalí relacionó con conflicots bélicos o políticos, lo que no deja de llamar la atención dada su conocida ambigüedad frente a estos temas. Ambigüedad que le acarreraría al pintor muchos problemas con los surrealistas, quienes se consideraba, en ese entonces, revolucionarios de la izquierda. La atmósfera que rodea Construcción blanda con judías hervidas no debe verse como el enfentamiento entre las tropas de la república española y las lideradas por el general Francisco Franco, sino como un suceso inevitable en el que España se autoaniquila en el más puro estilo surrealista.
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de Salvador Dalí (1904-1989)
Ese monstruo que domina el cuadro guarda, más o menos, las proporciones del contorno del mapa de España, del que brotan brazos y piernas que se desgarran mutuamente, mientras una forma fálica y flácida, recurso característico de las formas blandas del pintor, abraza una cadera rota, y las judías se esparcen por el suelo sin que puedan saciar el hambre de nadie. Esta visión de antropofagia remite también a la obra de Goya, y, concretamente a Saturno devorando a sus hijos, basta observar la cara del monstruo, con ese gesto extático, los músculos del cuello en tensión y esos brazos que se estiran, se transforman y se pudren, creando un conjunto del que el espectador no puede apartar la vista, por muy repugnante que sea el resultado. Es probable que Dalí creyera que al mostrar a España haciéndose trizas a sí misma, vaticinaba las atrocidades que cometerían los dos bandos implicados en la guerra.
La escena de una autodestrucción la plasma el pintor sobre un paisaje yermo que habla de desolación y de muerte; un lugar propicio para que las vísceras se descompongan y un diminuto, pero aséptico médico pase revista, con científica frialdad, sobre un cuerpo agonizante.
El pintor justificó la presencia de las judías hervidas en su libro La vida secreta de Salvador Dalí, de la siguiente forma: "Esta blanda estructura de esa gran masa de carne en guerra civil la embellecí con judías hervidas, pues era inimaginable el tragarse toda aquella carne inconscientemente sin la presencia de algún farináceo y melancólico vegetal."
PARA SABER MÁS:
TEODOSIO, UN BLOG: 69 Dalí ilustrador. Sueños en papel
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PICASSO
Hay una obra, especialmente, que resume a la vez la gran tragedia española del siglo XX y es síntesis de la capacidad creativa del genio que la pintó. Hablamos del Guernica de Picasso.
La obra maestra, en blanco, negro y gris,
que el malagueño realizó en un tiempo récord para el Pabellón Español en
la Exposición internaiconal de París a poco de comenzar la Guerra Civil española,
es uno de los grandes iconos del mundo contemporáneo. Icono de paz,
icono de dencuncia e icono del comprimso del arte con la vida, la
sociedad y la política.
En la década de 1940, puesto que en España se había instaurado el régimen dictatorial del general Franco, Picasso optó por dejar que el cuadro fuese custodiado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York, aunque expresó su voluntad de que fuera devuelto a España cuando volviese al país la democracia. En 1981 la obra llegó finalmente a España. Se expuso al público primero en el Casón del Buen Retiro, y luego, desde 1992, en el Museo Reina Sofía de Madrid, donde se encuentra en exhibición permanente.
La obra es de una expresividad que conmueve y se ha convertido en un “icono del siglo XX”, símbolo de los terribles sufrimientos que la guerra inflige a los seres humanos.
Mucho se ha hablado, se ha escrito, y se ha pintado incluso sobre el “BOMBARDEO DE GUERNICA”. La sensibilidad de artistas como Pablo PICASSO o Blas OTERO con su poema “Guernica” han contribuido a convertir el mismo en una símbolo del terror y el sufrimiento que provocan cualquier guerra,
El lienzo de PICASSO sobre el “BOMBARDEO DE GUERNICA” ha quedado convertido en un paradigma artístico mundial sobre el terror de la guerra,
la destrucción de GUERNICA por los bombardeos de la LEGION CONDOR de la Alemania de Hitler y la Regia Aeronáutica Italiana de Mussolini (Aviación Legionaria), ambas al servicio de FRANCO
Eran las CUATRO Y MEDIA de la tarde del lunes 26 de abril de 1937 cuando durante las tres horas y media que duró aquel infierno – tan sólo el uno por ciento de los edificios quedaron intactos y más del setenta por ciento fueron totalmente destruidos – protagonizado por la Legión CONDOR de HITLER, comandada por el nazi Hugo SPERRLE, con Wolfran Freihrr von RICHTHOFEN sirviendo como su Jefe de Estado Mayor. Así conoció el mundo el horror que sufrió la población vizcaína gracias a las crónicas existentes del periódico inglés THE TIMES y del estadounidense THE NEW YORK TIMES,
” Una poderosa flota de aeroplanos formada por tres modelos alemanes, los bombarderos JUNKERS y HEINKEL y los cazas HEINKEL, no cesaron de lanzar bombas de hasta 1.000 libras (453,6 kilos) de peso sobre la población, además de hasta 3.000 proyectiles incendiarias (…) Mientras tanto, los aviones de caza sobrevolaban la ciudad desde el centro hacia las afueras para ametrallar a los civiles que se refugiaban en los campos.”
Al final de los bombardeos, las estimaciones varían de 300 hasta 3.000 muertos, según las distintas fuentes que se manejen, pero no seré yo quien se atreva a afirmar un cifra concreta, entre otras cuestiones, porque hayan sido TRESCIENTOS o TRES MIL los muertos, en absoluto hace perder gravedad al bárbaro y salvaje bombardeo de GUERNICA. Además, con fecha 28 de abril, esto es dos días después de la masacre, los franquistas entraban triunfantes en la villa foral, tomando el control de la misma y lo primero que hicieron fue quemar los archivos que hallaron en la iglesia de Santa Maria, imposibilitando de esa manera el recuento final de los fallecidos.
El uso de aquel primer “bombardeo en alfombra” supone, , un hecho histórico de primerísima magnitud que ha dejado una marca indeleble del espanto y la consternación que puede provocar una guerra, superando la paranoia y el absurdo, hasta el punto de que sería el mismísimo presidente de la República Federal de Alemania, Roman HERZOG, quien, en 1997, pedía públicamente perdón por la evidente y manifiesta participación de la aviación alemana en el ataque a la villa foral, extendiendo una mano a la reconciliación.
Aquel bombardeo no sólo tenía por objeto aterrorizar a la población civil y desmoralizar al bando republicano, ni tampoco tenía como único objetivo la realización de un ensayo de lo que luego serían los bombardeos masivos de la Segunda Guerra Mundial, tal y como llegó a declarar el entonces mariscal de la LUFTWAFFE, Hermann GOERING, ante los tribunales del juicio de NUREMBERG: “La Guerra Civil Española dio una oportunidad de poner a prueba a mi joven fuerza aérea, así como para que mis hombres adquirieran experiencia.” De hecho, el bombardeo de GUERNICA no había sido el primero que habían llevado a cabo los nazis en nuestro pais, dado que un mes antes - febrero de 1937 – la Legión CONDOR había ametrallado a la columna de refugiados civiles en la carretera entre MALAGA y ALMERIA causando cientos de muertos. Ni tampoco fue el último, ya que en 1938 la ciudad de ALICANTE sufría el brutal bombardeo del 25 de mayo. Las aviaciones nazis y musolinianas, de acuerdo con las instrucciones del general MOLA “alias EL DIRECTOR”, del 31 de mayo de 1937, bombardearon la villa de GUERNICA deliberadamente,con la idea de destruirla, como así ocurrió – la revista alemana DER SPIEGEL ha publicado muy recientemente un informe que prueba como los alemanes buscaron deliberadamente el arrasamiento de la villa vasca en su plan de ataques terroristas desde el aire a la población civil -, entre otras cuestiones, porque GUERNICA constituía un centro clave de comunicación para las tropas republicanas, dándose la irónica y sórdida casualidad de que en la misma población existiera una fábrica donde se hacían el mismo tipo de bombas y proyectiles incendiarios que cayeron sobre GUERNICA.
ALBERO Y SEGOVIA | 13-05-2011
A la espera de entregarse PEPE CAMPÚA |Un miliciano, junto a su familia, espera para entregarse a las tropas rebeldes que acaban de tomar la capital (Barcelona, enero de 1939).
Fotografía tomada en Sevilla en 1936
GAMMA-KEYSTONE / GETTY IMAGES KEYSTONE-FRANCE | 09-07-2011
Guardias de asalto en la calle Diputación, Barcelona, julio de 1936. © Agustí Centelles. VEGAP. Madrid, 2011.
La mayoría recuerda aquel sábado 18 de julio de 1936 como un día de mucho calor. Un calor espantoso. Pasados muchos años, abuelas de Córdoba contaban a sus nietos para un trabajo del instituto que “la gente sabía que iba a empezar la guerra porque unos días antes corrían estrellas por el cielo”
España puso el campo de batalla ideal para que el fotoperiodismo se bautizase a lo grande. Los profesionales dispuestos a ir lejos, es decir, situarse lo bastante cerca como para conseguir una buena foto, llegaron de todas partes. Y algunos (Alfonso, Santos Yubero, Centelles, Brangulí...) estaban aquí.
El conflicto español produjo "la mayor cantidad de fotografías icónicas y significativas de un conflicto hasta la guerra de Vietnam, que estalló casi 30 años después".
El gran maestro, sin duda, fue Robert Capa. Y su gran escuela, sin duda también, fue la guerra española. Gracias a los reportajes que publicó sobre ella fue consagrado como el "mejor fotógrafo de guerra del mundo". De él es la instantánea más famosa, la del miliciano abatido en Cerro Muriano y otras tomadas durante la ofensiva republicana en el río Segre en 1938 que evidencian la cercanía del reportero a los instantes de peligro. Sus últimas imágenes fueron tomadas durante la gran retirada de españoles a través de los Pirineos. Fue fiel a su honestidad profesional hasta su último día: murió al explotarle una mina en Indochina en 1954.
Capa pasó a la historia. Menos reconocimiento ha tenido Gerda Taro, una reportera que compartía con Capa, su pareja, el compromiso y el arrojo. Taro es la única fotógrafa que falleció en la Guerra Civil española: fue aplastada por un carro de combate en Brunete en 1937. Algunos de sus negativos aparecieron en 2007 en la llamada maleta mexicana, junto a material de Robert Capa y David Seymour, también fallecido en acción, en 1956 en Egipto.
Agustí Centelles fue el fotógrafo español que legó un valioso material sobre la contienda en Cataluña y Aragón. El propio Centelles, en su Diario escrito en el campo de concentración de Bram en 1939, destaca la utilidad de su trabajo: "Por mi archivo fotográfico tendrás ocasión de ver el desarrollo de la guerra, los bombardeos, las escenas del 19 de julio en Barcelona. Fui el único fotógrafo que estuvo todo el día dando vueltas por la ciudad
- El Ministerio de Cultura de España ha colocado en la web un magnífico archivo de tres mil fotografías de la Guerra Civil Española. Creado inicialmente como un medio de denuncia gráfica, luego de una serie de avatares hoy están disponibles al público en general como un recordatorio permanente de la crueldad de ese conflicto que asoló la Península en los años treinta y que antecedió a la dictadura de Francisco Franco.
Cadáveres en la plaza
MCU-CDMH- FOTO AGUSTÍ CENTELLES
Este
es el aspecto que presentaba la Plaza de Cataluña, en Barcelona, tras
el combate entre franquistas y republicanos la tarde del 19 de julio de
1936. La imagen fue portada de la revista francesa La'Ilustración y se publicó en la revista Life.
Guardias de asalto en la calle Diputación, Barcelona, julio de 1936. © Agustí Centelles. VEGAP. Madrid, 2011.
Una mujer camina entre escombros, durante la Guerra Civil. ARCHIVO DEL PAVELLÓ DE LA REPÚBLICA |Berniel.
foto: Getty
Milicianos republicanos desfilan en los primeros días de la Guerra La mayoría recuerda aquel sábado 18 de julio de 1936 como un día de mucho calor. Un calor espantoso. Pasados muchos años, abuelas de Córdoba contaban a sus nietos para un trabajo del instituto que “la gente sabía que iba a empezar la guerra porque unos días antes corrían estrellas por el cielo”
Caballería republicana en el Guadarrama. INTERNATIONAL CENTER OF PHOTOGRAPHY (1937), de Benítez y Santos Yubero.
España puso el campo de batalla ideal para que el fotoperiodismo se bautizase a lo grande. Los profesionales dispuestos a ir lejos, es decir, situarse lo bastante cerca como para conseguir una buena foto, llegaron de todas partes. Y algunos (Alfonso, Santos Yubero, Centelles, Brangulí...) estaban aquí.
El conflicto español produjo "la mayor cantidad de fotografías icónicas y significativas de un conflicto hasta la guerra de Vietnam, que estalló casi 30 años después".
El gran maestro, sin duda, fue Robert Capa. Y su gran escuela, sin duda también, fue la guerra española. Gracias a los reportajes que publicó sobre ella fue consagrado como el "mejor fotógrafo de guerra del mundo". De él es la instantánea más famosa, la del miliciano abatido en Cerro Muriano y otras tomadas durante la ofensiva republicana en el río Segre en 1938 que evidencian la cercanía del reportero a los instantes de peligro. Sus últimas imágenes fueron tomadas durante la gran retirada de españoles a través de los Pirineos. Fue fiel a su honestidad profesional hasta su último día: murió al explotarle una mina en Indochina en 1954.
Capa pasó a la historia. Menos reconocimiento ha tenido Gerda Taro, una reportera que compartía con Capa, su pareja, el compromiso y el arrojo. Taro es la única fotógrafa que falleció en la Guerra Civil española: fue aplastada por un carro de combate en Brunete en 1937. Algunos de sus negativos aparecieron en 2007 en la llamada maleta mexicana, junto a material de Robert Capa y David Seymour, también fallecido en acción, en 1956 en Egipto.
Agustí Centelles fue el fotógrafo español que legó un valioso material sobre la contienda en Cataluña y Aragón. El propio Centelles, en su Diario escrito en el campo de concentración de Bram en 1939, destaca la utilidad de su trabajo: "Por mi archivo fotográfico tendrás ocasión de ver el desarrollo de la guerra, los bombardeos, las escenas del 19 de julio en Barcelona. Fui el único fotógrafo que estuvo todo el día dando vueltas por la ciudad
Fusilamiento al amanecer. ARCHIVO ROGER VIOLLET
ABC Un grupo de madres e hijas en el bando republicano, camino del exilio en 1938
PARA SABER MÁS, VER:
- El Ministerio de Cultura de España ha colocado en la web un magnífico archivo de tres mil fotografías de la Guerra Civil Española. Creado inicialmente como un medio de denuncia gráfica, luego de una serie de avatares hoy están disponibles al público en general como un recordatorio permanente de la crueldad de ese conflicto que asoló la Península en los años treinta y que antecedió a la dictadura de Francisco Franco.
Lo peculiar es que se trata de una colección abierta a la colaboración de los usuarios, quienes pueden agregar información que no estuvo originalmente consignada en los archivos del otrora Ministerio de Propaganda y cuyos fondos estaban bajo el cuidado del general republicano Vicente Rojo, encargado de la defensa de Madrid.
La búsqueda puede ser realizada por diversas categorías: carteles de propaganda, emblemas, escenas de guerra, heridos y muertos de guerra, homenajes y fiestas conmemorativas, prisioneros, consejos de guerra, entre muchas otras. El rango temporal va de 1930 a 1936, aproximadamente, y abarca diversas ciudades: Barcelona, Madrid, Valencia, Toledo, etc.
Para acceder al Archivo, aquí
MEMORIA DEMOCRÁTICA
Las botas de Antonio. Sofía Moro
Muchas veces, los objetos nos cuentan una historia con más potencia que
los retratos. Es el caso de estas botas. Son restos encontrado en la
fosa de San Mamede do Río (Lugo) y pertenecen a José Antonio Rivas
Carballés, fusilado allí el 4 de septiembre de 1936. Se sabe que son
suyas porque los huesos de sus pies aún permanecen dentro.
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