595 DEMOCRACIA, SOCIEDAD Y CULTURA. DE FRANCO A LA MODERNIDAD

DEMOCRACIA, SOCIEDAD Y  CULTURA. DE FRANCO A LA MODERNIDAD

Los  nacidos a finales de los 70 y principios de los 80, vivian s esos años de la  adolescencia bajo la etiqueta de Generación X.

En los noventa vivimos toda una revolución tecnológica. Fue la década en la que nació Internet, comenzó a extenderse el uso del móvil y el DVD comenzaba a ocupar el espacio del vídeo Beta y el VHS. Fueron los años del discman que, aunque nació en los 80, fuimos los adolescentes de los 90 los que más lo disfrutamos.

En televisión, tras una infancia de solo tres canales, asistimos en los noventa a la aparición de las cadenas privadas. Programas como Al ataque, de Alfonso Arús, el Telecupón, ¿Qué apostamos? o Crónicas marcianas, que comenzó a emitirse en 1997, y personajes como Chiquito de la Calzada llegaron esos años a nuestra pantalla.


Hablar de los noventa es recordar los Juegos Olímpicos de Barcelona, los cinco tours de Miguel Indurain, el codazo de Tassotti a Luis Enrique en el Mundial de Estados Unidos o los seis campeonatos de Michel Jordan en la NBA.

Dejamos la infancia en los ochenta, pero seguimos jugando en los noventa con los tazos, los tamagochis y los furbies. Nos aficionamos también a los videojuegos con consolas como la Nintendo 64, la Gameboy o la Sega Megadrive hasta la aparición de la Playstation.

Además de buscar a Wally entre página y página, en los noventa nos entreteníamos  leyendo  El Club de la lucha de Palahniuk, Historias del Kronen de José Ángel Mañas, El club dumas de Arturo Pérez-Reverte o Malena es un nombre de tango de Almudena Grandes.

  CANCIONES PARA ALUMNOS DE LA  EGB

En música, fue la década del grunge y de Nevermind de Nirvana o Californication de Red Hot Chili Peppers. También fue la época de los Backstreet Boys, las Spice Girls o la guerra Blur-Oasis. En nuestro país, un desconocido Alejandro Sanz inauguraba la década con su primer disco mientras los adolescentes bailábamos al ritmo de grupos como Los Rodríguez o Dover. 

¿Qué tiene esta bola que a todo el mundo le mola?» Sencillo. Era como un ordenador pesonal, podíamos ver cualquier videocasete, nos ponía música divina y todo «sin pilas ni nechufes a la red». Ah, y en ella vivía la Bruja Avería. «Zoom, zoom, culombio, culombio», la sintonía de «La bola de cristal» es el himno de la EGB por aclamación popular.


«Na, na na, nananá, naaaaa na na...». En el apartado de canciones sin letra, solo las sintonías de «Barrio Sésamo», «Verano Azul» y el himno de España han conseguido triunfar más que Sabrina en una gala de Nochevieja.

Torrebruno era un auténtico «showman» y por su culpa poníamos la casa patas arriba, saltando, animando, vitoreando a los dos equipos, empeñados ambos en «ser los campeones». La cosa no estaba fácil. Los tigres eran «Los más fuertes, los más duros de pelar». Los leones, «fardones, los más duros y los más melenudos». Al final, los dos eran los mejores, mientras que nosotros nos quedábamos sin postre.

 

Arte de la Transición.

Aquellos pintores de los ochenta

Carmen Polo, Viuda de Franco 

Carmen Polo, Viuda de Franco

Costus (Juan Carrero [1955-1989] y Enrique Naya [1953-1989]). Carmen Polo. Viuda de Franco, 1978. Acrílico sobre aglomerado. 124 x 124 cm. 

En la década de los 80, Esteban Vicente y José Guerrero colgaban su obra junto a los grandes nombres del expresionismo abstracto estadounidense. Pero en la España de la Transición, los jóvenes  artistas se fijaban en ellos como un modelo a no imitar. No querían modelos ajenos ni tendencias extranjeras. Su vivencia de la libertad era tal que se atrevieron a inventar una forma radicalmente nueva de entender el arte. Los mitos clásicos, los sueños y la vida cotidiana fueron llevados al lienzo a todo color. Artistas que dan una clara idea de la riqueza creativa de una generación cuyos miembros, en gran parte, siguen en activo. En la muestra convive la llamativa versión pop que de Carmen Polo hicieron Costus con el delicado Adiós de Guillermo Pérez Villalta o el homenaje al kitsch de Patricia Gadea con The love is a coliflower.

En realidad, 1980 es un dato orientativo. Algunas obras están firmadas antes y otras muchas, después, pero simboliza un momento en que se creía que todo era posible y los artistas tenían en sus manos toda la fuerza necesaria para cambiar el mundo. Las pocas galerías de entonces veían superadas sus expectativas en cada inauguración y el incipiente coleccionismo que hoy existe en España, comenzó también a forjarse en aquellos años.
La colección ICO está considerada la más completa en cuanto a artistas españoles de las últimas décadas del siglo XX. Su exposición arranca con un gran panel colocado junto a dos obras de gran formato de Guerrero y Vicente en el que se recuerda que estos artistas, en general, reaccionaron contra la abstracción y que optaron por enfrentarse con el lienzo en blanco y la mente abierta dispuestos a hablar de todos los temas posibles con la sola ayuda de una paleta rica en colores. El recorrido cronológico empieza con pinturas que podrían entenderse como precursoras, de artistas ya entonces consagrados (Antoni Tàpies, Navarro Baldeweg, Luis Gordillo, Eduardo Arroyo) junto a Carlos Franco, Carlos Alcolea, Manolo Quejido o Guillermo Pérez Villalta, del que se exhibe su sorprendente Autorretrato por la tarde (1974) en el que el artista se pinta a sí mismo coronado por una melena que parece llena de rastas.
Reinterpretación
La reinterpretación de las tendencias que arrasan fuera se empiezan a reconocer en una segunda parte del recorrido en la que las pesadillas nocturnas pobladas de seres extraños de Miguel Ángel Campano cuelgan junto a las composiciones demoníacas de Dis Berling o el baile de extrañas criaturas recortadas y pintadas por Andés Nagel. Con obras de José María Sicilia, Antón Lamazares, Jaume Plensa y Frederic Amat se cierra una exposición de artistas que en estos momentos siguen protagonizando el panorama artístico español.
ELPAIS.COM, ÁNGELES GARCÍA - Madrid - 09/03/2011



1  la Gran Vía, de Antonio López,
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Cuando la velocidad de la vida no puede capturarse debido a la lentitud necesaria del trabajo, no hay otra salida que prescindir de lo que no sea estable en el tiempo que dura ese proceso de gestación. Curiosamente el resultado es una calle inexistente, sin la vida ni el tráfico que la atormenta, amputada de su auténtico carácter que solo puede llegar gracias al buen oficio del pintor, por medio de la luz, el color y el aire.

Barceló en la Cúpula


La 'Capilla Sixtina' de Barceló
Durante más de nueve meses el artista mallorquín Miquel Barceló ha pintado la sala de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. Los 1.400 metros cuadrados de techo blanco se han convertido en un mar agitado y una cueva llenos de color




PARA SABER MÁS, VER:
ARTE SIGLO XX. ESPAÑA
 
Una cena noble en tiempos de crisis (1994-2004). / Forges

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