691 LA ECONOMÍA DE ESPAÑA EN EL S XIX


LA ECONOMÍA DE ESPAÑA EN EL S XIX 

Ocho de noviembre de 1854. Esa fue la fecha mágica en la que un mensaje recorrió en tan sólo unos minutos media España para llegar hasta Irún, en la frontera con Francia. 



El siglo XIX  transformó profundamente la economía de algunos países de Europa occidental (Gran Bretaña, Francia, Alemania y Bélgica). La industria se convirtió en la principal actividad económica desplazando a la agricultura, a la par que la producción y el intercambio de bienes crecían en unas proporciones desconocidas hasta entonces. Todo ello transformó radicalmente la estructura económica y la organización de la sociedad inaugurando la era del capitalismo.

España, como gran parte de los países del este y del sur de Europa, conoció importantes transformaciones económicas pero no se industrializó plenamente. A finales del siglo XIX mantenía una economía predominantemente agraria con un sector industrial con escasa capacidad para competir en el mercado exterior.

Las secuelas de la Revolución Francesa de 1789 desencadenaron el inicio de la crisis del Antiguo Régimen en España, un periodo caracterizado por las guerras, la debilidad y el derrumbe de muchas de las viejas instituciones, la inestabilidad política y la alteración de la dinámica económica.Desde un punto de vista macroeconómico, entre 1789 y 1840, año en el que finalizó la primera guerra carlista y se asentó el régimen liberal, se alternaron dos fases expansivas, 1789-1801 y 1815-1840, y una recesiva, entre 1802 y 1814.   Durante la Restauración se asiste a un crecimiento económico general.

- Este desarrollo es poco equilibrado; basado en tirones sectoriales.
- Se afianzarán unas estructuras regionales poco conjuntadas.
- Nicolás Sánchez Albornoz ha definido a la economía española del XIX como dual.- Persistencia de las estructuras arcaizantes mientras aparecen algunas modernas.



Características generales de laa economía española del siglo XIX :

1 El atraso agrario.
- Importante extensión del área de cultivo.
- La baja productividad
- Es responsable de los ínfimos niveles de ingreso por habitante.

2 Falta de dinamismo industrial.
-. Inicio revolución industrial tardía y desigual
- Su expansión estuvo apoyada en la sustitución de importaciones.
- Desempeñó un papel complementario al de la agricultura de subsistencia.
- Los empresarios preferían el proteccionismo a la competencia internacional.

3.En materias primas y fuentes de energía.
Escasez de disponibilidad
- La primera revolución industrial se hizo sobre la base del carbón mineral.
- En España los yacimientos proporcionaban cantidades limitadas en cantidad y calidad.
- Esta escasez se paliará con carbón inglés.

4.En comunicaciones y transporte:
- El factor geográfico. Crea graves dificultades a las comunicaciones y transportes interiores.
- Dificultades técnicas y los costos necesarios para salvarlos son muy grandes.
- Tardía y desigual

5. Escasez de capitales.
- En España los beneficios del sector comercial ultramarino de finales del XVIII no bastaron para impulsar la industria.
- La ruptura posterior del comercio hispanoamericano cortará esta vía de capitalización.
- La escasez de capital se cubrirá con inversiones extranjeras.
- Esto junto con la falta de tecnología propia dará lugar a un endeudamiento.
. Creación de un mercado de capitales (Bolsa de Madrid, 1831).

6.El Papel del Estado.

- Desviación del capital de la industria a la agricultura.
- Aplicación de políticas que dieron lugar a un incremento del tipo de interés.
-. La pérdida de las colonias americanas originó un fuerte deterioro de las cuentas externas y un drástico cambio en el panorama monetario (del intenso crecimiento del stock de oro y plata en el periodo 1770-1796, se pasó a una fase de descenso apreciable del mismo). Los sucesivos Gobiernos tuvieron que emprender una política de reequilibrio de la balanza de pagos y el prohibicionismo constituyó un instrumento esencial de la misma.

EL ATRASO ESPAÑOL DURANTE EL S. XIX


El balance económico del periodo presenta luces y sombras. 

Por un lado, el crecimiento se aceleró fuertemente con respecto a las fases precedentes y la distribución del ingreso se tornó menos desigual (entre 1788-1807 y 1815-1839, la ratio renta de la tierra/salarios agrícolas descendió un 21% y un 28% en Navarra y Castilla la Vieja, respectivamente). 

En contrapartida, España, pese a su impulso económico, se alejó de Europa; el prohibicionismo perjudicó a las regiones exportadoras, sobre todo a Valencia, Murcia y a la Andalucía marítima; y, además, el modelo de crecimiento de después de la Guerra de la Independencia tenía una fecha de caducidad cercana: la expansión agraria se debilitó a medida que iba completándose el proceso colonizador y que empeoraban las condiciones de acceso a la tierra; de hecho, a finales de la década de 1850 ya se hallaba prácticamente agotado.

Sin embargo, nuestro país no acabaría en el callejón sin salida al que parecía abocado: merced en buena medida a los ferrocarriles, en los que los capitales, la tecnología y el capital humano foráneos fueron trascendentales, y a la creciente demanda exterior de minerales y de distintos productos agrarios mediterráneos, especialmente de vinos, España pudo ir deslizándose hacia un nuevo modelo de crecimiento económico en el que el cultivo del cereal, actividad en la que España no tenía ninguna ventaja comparativa, dejó poco a poco de tener una hegemonía tan nítida y en el que los cultivos mediterráneos, las actividades urbanas, el comercio exterior y, en general, las relaciones económicas internacionales ganaron protagonismo.
ELPAIS.COM, Enrique Llopis Agelán e( catedrático de Historia Económica de la Universidad Complutense de Madrid), 31-1-2012



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