ARTE EN MESOPOTAMIA Mesopotamia es una región de Asia occidental situada entre los ríos Tigris y Éufrates. Por sus características geográficas (rodeada de desierto, mar y montañas), fue durante muchos siglos un lugar de paso que no tiene fronteras naturales que permitan defenderlo. Este hecho impidió casi siempre que se implantara un estado que dominara toda la zona de forma estable durante mucho tiempo seguido, motivo por el cual estableceremos períodos en este estudio cuya razón de ser consistirá en el predominio de un determinado pueblo sobre los otros en dicho espacio. Algunos de ellos, como persas o hititas por ejemplo, llegaron a Mesopotamia desde otros sitios en un proceso de expansión; es por ello que algunos especialistas prefieren hablar de “arte del Próximo Oriente” en lugar de “arte mesopotámico”. Si exceptuamos los momentos de supremacía de algún imperio, la ciudad-estado fue la organización más importante en la zona; en ella mandaba el ensi, que tenía todos los poderes y era el que tomaba las decisiones de paz o de guerra, basándose en diferentes ritos, fundamentalmente tres: el análisis de los sueños, el de hechos históricos anteriores y el de las vísceras de los animales sacrificados. Por su singularidad como lugar de paso, existía en Mesopotamia una gran diversidad racial, así como una abundante variedad de estructuras sociales dependiendo del estado que se observe. Todos estos factores dan como resultado un estilo artístico heterogéneo, lo que justifica la clasificación en diversos períodos que se suele hacer. En cualquier caso, sí subyacen algunos puntos comunes en todos ellos. En arquitectura, por ejemplo, el templo es el edificio más importante, propietario de las mejores tierras. Poca presencia tiene la arquitectura funeraria, pues a pesar de que creen en muchos dioses, cuyos poderes toman unos de otros en ocasiones debido a la mezcla de culturas, estas gentes no tienen el concepto del más allá y atribuyen más importancia a esta vida (“larga vida” es una expresión que suele aparecer en muchas tabletas conservadas). En las artes plásticas, además de la representación de dioses, es frecuente la de genios, que pueden tener características positivas o negativas. Entre los positivos, los más conocidos son los toros alados, con cabeza humana y cuerpo de león o de toro, a veces cubierto por escamas de pez. En los genios negativos, se da el llamado “feísmo” y sus rasgos principales son la invisibilidad, la carencia de sexo, la falta de nombre individual y el poder para obrar la maldad. EL ARTE SUMERIO (3750-2334 a. C.) En arquitectura, aparecen las murallas, el arco y la bóveda. El material utilizado es el adobe, aunque también hay ladrillos planos convexos. Destaca la de carácter religioso: templos generalmente rodeados con murallas de perfil ovalado. Es reseñable el Templo de Sin en Khafaje, cuya planta podemos ver. Por otra parte, se conservan restos de palacios, con formas rectangulares o cuadrangulares; en ellos, a diferencia de los edificios religiosos, domina la horizontalidad. En tercer lugar, hay que señalar la existencia de una arquitectura funeraria, pues se han hallado tumbas reales en Ur. Los sumerios realizaron dos tipos de escultura: de bulto redondo y en relieve. En ella resalta el geometrismo y la abstracción. Los hombres suelen tener amplias cabelleras y barbas rizadas, aunque los hay sin cabello y sin barba; están ataviados con faldas, las kaunakes. Las figuras femeninas están cubiertas con una túnica, dejando un hombro al descubierto y echando sobre el otro el manto. Los dioses son más grandes. Para todas las figuras, lo más importante es la representación de la cabeza, que tiene grandes ojos, nariz prominente, signos ambos de poder, y una boca muy pequeña; ocupa más espacio con respecto al cuerpo que en otros estilos. Las piernas son desmesuradas para dar estabilidad. Los brazos suelen disponerse en ángulo, con las manos unidas delante del pecho, siendo frecuente que éstas lleven un vaso de libación. El primer gran conjunto escultórico fue un depósito de estatuas en alabastro. Destacan la estatua del intendente Ebih-il de Mari, que se sale un poco de los cánones establecidos. En cuanto al relieve, confeccionaban planchas de piedra labrada con temas conmemorativos y religiosos; estaban en los templos y solían tener un agujero en el centro para ser clavadas en la pared. Son importantes la placa caliza del rey Ur-Nanshe, de Lagash, y, sobre todo, la “Estela de los buitres”. Los cilindros-sellos se individualizan, suelen representar animales, sobre un fondo con escritura cuneiforme, aunque los hay con otros temas, como símbolos zodiacales. Finalmente, hay que decir que elaboraron buenos ejemplos en el campo de las artes menores. Conservamos trabajos en metalistería y orfebrería, con un desarrollo excepcional del trabajo en taracea, aplicado a objetos de madera o metal y utilizando en las incrustaciones diversos materiales como el lapislázuli. El “Estandarte de Ur” y el “Arpa de Ur” son las mejores muestras. EL ARTE ACADIO (2334-2154 a. C.) En arquitectura, predominan los palacios, protegidos por fuertes murallas y con torres de grandes proporciones en la entrada; en sus plantas, concebidas de forma unitaria, se alternan el cuadrado y el rectángulo. Destaca el palacio de Naram-sin, en Tell-Brak. Se registran cambios importantes en la escultura, que es más vital y realista que la sumeria y que va a lo esencial. Aparecen nuevos recursos para dar sensación de movimiento. El cuerpo está mejor modelado y las cabezas tienen ahora largas cabelleras, siendo frecuente que la barba y el bigote resalten los pómulos. El rey, ahora divinizado, suele ser representado con una corona de cuernos. El busto de un rey en bronce y de tamaño casi natural es la mejor muestra de escultura en bulto redondo; en otros casos se utiliza el yeso. En los relieves se pretende exaltar la figura del monarca, como en la Estela de Naram-sin. Finalmente, hay que decir que en los cilindros-sellos se pueden observar luchas de hombres con animales (cuyos cabellos están rematados con volutas) o escenas de presentación del rey o una divinidad menor ante un dios importante. EL ARTE NEOSUMERIO (2123-2004 a.C.) Se vuelve a los rasgos de la época sumeria, pero sin olvidar las aportaciones del arte acadio, como la mejor representación de los cuerpos; sobresalen los restos encontrados en Ur y en Lagash. En arquitectura se construyen muchos zigurats, edificios religiosos con un número impar de pisos que van decreciendo en tamaño; suele haber un templo en la parte inferior y otro en la parte superior. Tienen una triple escalinata de acceso, una de frente y dos adosadas al muro; después, una única escalera sube hasta la parte superior. Están hechos con ladrillos, cocidos en el exterior y crudos en el interior; cada piso está decorado con un color diferente. El mejor conservado es el de la ciudad de Ur, del que vemos una reconstrucción y su estado actual. La escultura está protagonizada por las numerosas estatuas del ensi Gudea, erguidas o sedentes, elaboradas en diorita en su mayor parte. Se les representa con un turbante o gorro de lana (o con la cabeza rapada si no va cubierto), ojos grandes, abultadas cejas y con las manos juntas delante del pecho. Llevan una larga túnica, que deja un hombro al descubierto. Existen, sin embargo, otras obras escultóricas, como la figura oferente de Ur-Nammu. Otras manifestaciones reseñables son los relieves y los cilindros-sellos. Entre los primeros destaca la estela de Ur-Nammu, encontrada en el zigurat de Ur. En los segundos volvemos a encontrarnos con escenas de presentación. EL ARTE DEL ANTIGUO IMPERIO BABILÓNICO (1894-1595 a. C.) Se trata de un arte intermedio entre el de los acadios y el de los asirios. De esta época conservamos un importante número de construcciones. Uno de los palacios mesopotámicos más espectaculares (el de Mari), del que vemos su plano, tanto por sus grandes dimensiones como por su riqueza decorativa, fue incendiado en 1759 a.C. para sofocar una rebelión; entre los templos, podemos señalar el de Itchali o el de Tell-Almal. Quedan pocos restos de escultura en bulto redondo, como el de la “Diosa del vaso manante”; en ellos pervive la época sumeria por lo que al tratamiento del cuerpo y a la actitud se refiere. La obra escultórica más significativa es un grabado sobre diorita azul de 2,25 metros de altura, el “Código de Hammurabi”, del que podemos observar también un detalle, en el que éste es representado recibiendo las leyes de manos del dios Shamash. Por lo demás, existen también figuras de bronce de pequeño tamaño, de difícil interpretación y surgen las primeras representaciones del feísmo, en el que destaca el tema del león, normalmente dispuesto en las jambas de las entradas, que pasará al mundo asirio y al persa. Hay que reseñar finalmente que en el Palacio de Mari se realizaron pinturas al temple, con temas geométricos o figurativos. Se elaboraron con gran precisión en los contornos, pero presenta también detalles antinaturalistas. ARTE DE LA ÉPOCA MESOBABILÓNICA (siglo XVI-mediados del siglo XIII a. C.) El nombre se debe a que se mantiene la tradición a pesar de la invasión de los pueblos casitas. Destaca en este período la elevación del templo de Karaindash, en el que lo más reseñable es la decoración de la parte exterior, efectuada a base de ladrillos moldeados. Pero esta época es conocida sobre todo por los kudurrus, grandes piedras de forma ovalada, inscritas en la parte inferior y con relieves en la parte superior que tienen una temática variada; han recibido interpretaciones diversas: algunos opinan que se trata de mojones, mientras que otros creen que son contratos de compra o de arrendamiento. ARTE ASIRIO (1365-612 a. C.) En arquitectura, se siguen construyendo palacios y templos. Aquéllos se parecen a los babilónicos, aunque suelen tener más de un patio; se pueden citar el de Kalah y el de Jorsabad. Son más importantes sus templos, con ejemplos como los de Anu-Adad, Sin-Shamash, Assur y Nabu. No obstante, si por algo es conocido el arte asirio, es fundamentalmente por su escultura, sobre todo por su relieve. En ambos casos, las figuras humanas resultan bastante inexpresivas, mientras que la animalística es mucho más dinámica. La escultura en bulto redondo se modeló en materiales duros como el basalto o la diorita. Tres fueron sus temas principales: dioses protectores; los “lamassu”, o esculturas de grandes proporciones en forma de leones y toros androcéfalos que protegían los templos y los palacios; y los reyes, como la estatua de Assur-Nasirpal II. Los relieves se elaboraban generalmente en material blando; resaltaban las partes más importantes de las edificaciones y aparecían también en la zona inferior de los muros (en ortostatos, de influencia hitita, aunque los asirios suelen tener más de una escena y ocupan varias losas), parece que para protegerlos. Los primeros relieves reseñables, sin embargo, se hicieron en obeliscos, grandes bloques prismáticos que acogen inscripciones en cada una de las caras y rematan en la parte superior en una especie de esquema escalonado; destacan por su estado de conservación el Obelisco negro de Salmanasar III, del que podemos ver también un detalle, y el Obelisco blanco. En todos los relieves el rey, protagonista de las escenas, no aparece de mayor tamaño, pero sí con desahogo espacial. Se repiten con frecuencia los guerreros y las escenas de guerra, pero también las de caza, que son las que alcanzan un máximo grado de belleza; las más acertadas son las de la leona herida, la del león moribundo cazado por Assurbanipal, o, aunque ya en el ámbito de la orfebrería, la de la leona y el africano. La pintura asiria contiene una temática y unas características parecidas a las del relieve; utilizaba una técnica similar al temple; las pinturas del salón del trono del palacio de Tirbasi son un buen ejemplo de ello. EL ARTE DE LA ÉPOCA NEOBABILÓNICA (612-539 a. C.) En este breve período, los reyes se muestran como los sucesores de los ensi sumerios, por lo que para ellos la actividad más importante es la constructora. La propia ciudad de Babilonia, con una planta rectangular irregular, doble muralla y foso, es la principal edificación; se accedía a ella a través de una serie de puertas, de las que sobresale la famosa puerta de Ishtar, en la que destaca el tipo de decoración, a base de ladrillos vidriados y a la vez modelados, lo que podría ser una influencia casita. Por lo demás, templos, palacios y zigurats son levantados con características similares a las de épocas anteriores. La otra manifestación artística de esta etapa que hay que comentar es el relieve que se aplica, como en el caso de la mencionada puerta de Ishtar. Contiene figuras geométricas y animales. Entre éstos abundan los toros y los leones, que pueden ser de influjo asirio y tienen una función protectora; también se representan animales híbridos, como el shirrush (cabeza y cuello de serpiente, lo que es símbolo de inmortalidad, cuerpo cubierto de escamas, manos de león y patas de águila). Conviene destacar también una gran estatua al aire libre, el “león de Babilonia”, cuya datación es discutida, pues tal vez sea hitita en realidad. EL ARTE HITITA (1600-700 a. C.) Los rasgos de su urbanismo y su arquitectura los conocemos gracias a las excavaciones realizadas en su capital, Hattusa, hoy Bogazköy. Los hititas construían sus ciudades en lugares accidentados de fácil defensa; estas urbes tenían una doble muralla, con torres defensivas. Al carácter militar de esas ciudades se debe, por ejemplo, la existencia de poternas, túneles con bóveda parabólica que surgen de la ciudad y finalizan fuera de ella. Había esfinges en las puertas de acceso a la urbe, pero no como las egipcias, pues estaban integradas en la arquitectura. En arquitectura, a partir de cimientos poco profundos, los edificios disponían de un basamento de grandes bloques de piedra, mientras que la parte superior es de adobe y vigas de madera. Los palacios destacaban por sus salas de recepción, de forma rectangular o cuadrada, con columnas que sostenían una techumbre horizontal; los capiteles eran muy sencillos, de zapata. En los palacios neohititas (desde el siglo XI a.C.) había un pórtico en el que solían aparecer telamones, que se cree que fueron precedentes de los atlantes griegos, apoyados en leones. Los templos tenían un patio central en torno al cual se encuadraban los distintos ambientes; podemos ver las ruinas del templo de ´Ain Dara. Se ha conservado muy poca escultura en bulto redondo, como los dioses que vemos. Hay pequeñas estatuas de culto, como esta imagen de la diosa de la fecundidad. Algunas de esas pequeñas figuras están realizadas en diversos metales, como el ciervo de plata que podemos observar. Sí sobresalen, sin embargo, los relieves monumentales, muy vivaces; en ellos el tema principal lo constituían las procesiones ceremoniales, como en los relieves rupestres del santuario de Yazili-Kaya, aunque también hay escenas de caza, por ejemplo. Realizaban ortostatos en la parte inferior de los muros. Finalmente, hay que señalar en el capítulo de las artes menores los sellos cilíndricos, tallados con fineza, como en el caso de esta águila bicéfala, así como muestras de cerámica como el vaso ritual que podemos ver. EL ARTE DE LA PERSIA AQUEMÉNICA (539-330 a. C.) La arquitectura persa fue muy ecléctica, asimiló las formas que había en su gran imperio, y a la vez dio a su arte una personalidad propia. Sobresalen los palacios, como el de Susa y, fundamentalmente, el de Persépolis, del que observamos también una recreación y un detalle de su escalera. Eran grandes plataformas, construidas con bloques de piedra. En el centro estaba la apadana, una sala de audencia; las apadanas eran salas hipóstilas con columnas generalmente estriadas y capiteles de prótomos de toro que sostenían vigas de cedro. La primera muestra de arquitectura funeraria aqueménida fue la tumba de Ciro, realizada sobre seis escalones de diferente tamaño; desde la de Darío I (que tenía una fachada en forma de cruz griega), están cavadas en la roca. Los templos son menos importantes que en otros estilos de la época; eran pequeñas construcciones prismáticas. En la escultura desapareció la temática bélica; predominaban los desfiles procesionales. Las figuras, resaltadas con un fondo liso, tienen el mismo tamaño y se intenta crear volumen, pero son representaciones deshumanizadas, con falta de dinamismo. Tanto en Susa, de la que vemos el friso y un detalle, como en Persépolis, de la que vemos un detalle, las escalinatas que dan acceso a la apadana están decoradas con relieves de arqueros. Los arqueros de Susa, en ladrillo esmaltado, constituyen una obra carismática del arte persa. No obstante, las manifestaciones escultóricas más notables están en Persépolis: es el caso de los capiteles ornados con grifos o leones cornudos, así como los toros androcéfalos de la Puerta de los Países; entre los persas volvemos a encontrarnos con animales fantásticos con alas.
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PRINCIPALES OBRAS |
Sumerios
Estandarte de Ur (Panel de la guerra) (c. 2550 a.C.)
Estandarte de Ur (detalle del Panel de la paz) (c. 2550 a.C)
Estela de los Buitres (2450 a.C.)
Acadios
Cabeza en bronce de un rey acadio (siglo XXIV a.C.)
Estela de Naram-Sin (2250 a.C.)
Periodo Neosumerio
Estatua del Patesi Gudea (2120 a.C.)
Zigurat de Ur (siglo XXI a.C.)
Babilonios
Código de Hammurabi (1760 a.C.)
Detalle del Código de Hammurabi (1760 a.C.)
Asirios
León comiendo a un joven en Nimrud (entre los siglos IX y VII a. C.)
Arquero asirio a caballo (siglo VIII a.C.)
Neobabilonios
Puerta de Istar (575 a.C.)
Detalle de la Puerta de Istar (575 a.C.)
La Puerta de Ishtar era originalmente una de las 8 puertas monumentales (14 metros de altura por 10 de ancho) de la muralla interior de Babilonia. El nombre de Ishtar lo recibe de la diosa del mismo nombre a la cual estaba consagrada. Fue construida en el año575 a. C. por Nabucodonosor II en el lado norte de la ciudad. Se compone de numerosos ladrillos vidriados, la mayoría de color azul debido al lapislázuli. Éstos últimos se disponen dibujando la silueta de dragones, toros, leones y seres mitológicos.
Los restos de la puerta original fueron descubiertos en Babilonia durante las campañas arqueológicas alemanas de 1902 a 1914. La mayoría se trasladó a Alemania, donde se reconstruyó la puerta en el Museo de Pérgamo de Berlín, en 1930.
Persas
Soldados persas y medos (Persépolis) (siglos VI-IV a.C.)
Ruinas de Persépolis (siglos VI-IV a.C.)
Puerta de todas las naciones (Persépolis) (siglos VI-IV a.C.)
Gran trabajo. Me ha ayudado mucho.
ResponderEliminarGracias. Por cierto, precioso tu blog. Todo un estímulo.
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