ARTE EGIPCIO. ARQUITECTURA
Arquitectura funeraria: mastabas, hipogeos, pirámides
Los templos: Karnak, Luxor y Abú Simbel
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PERÍODO ARCAICO (3700-2700)
La tradición afirma que hacia finales del cuarto milenio a. C. Egipto estaba dividido en dos reinos independientes: el Norte o Bajo Egipto y el sur o Alto Egipto. Los dos se reunificaron bajo Menes, si bien permanecieron como dos entidades independientes unidas en la persona del faraón. El bajo Egipto es la región del delta, con una tierra adecuada para los cultivos, los rebaños y la miel, cercana y abierta al Mediterráneo con un suculento comercio.
En contraste el Alto Egipto, más homogéneo, con el curso del río para la navegación, dedicado al pastoreo y al cultivo de grano. Pero ambas regiones comparten la misma lengua. En cuanto al arte, la mayoría de los monumentos de esta época están relacionados con el contexto funerario.
Las construcciones de este período ya se trate de las dedicadas a los dioses o a los mortales están hechas con materiales perecederos. La principal factura en la arquitectura religiosa de la primera dinastía es la mastaba (superestructura rectangular, reservada a los enterramientos de personajes notables). Las paredes exteriores, que podían llegar a medir seis metros, presentan una inclinación moderada y se decoraban como las fachadas de los palacios, es decir, flanqueada por torres. La estructura exterior se ve interrumpida a intervalos regulares por unas entradas ciegas. Estaban construidas con adobes rectangulares que se adaptan perfectamente a la estructura de esta edificación. Se decoraban con bajo-relieve o pinturas. En el interior la mastaba disponía de diversas cámaras que fueron añadiendo galerías y complicando la estructura interna. La fachada palaciega dará lugar a otra más sobria y con una superficie sin decoración.
Es una lástima que la mayoría del contenido de las mastabas, así como su porte y decoración sólo pueda ser apreciable a través de reconstrucciones. Es de destacar el complejo de Abydos, donde encontramos la primera pirámide escalonada.
Es una arquitectura religiosa y funeraria, templos y tumbas, promovida por el faraón, la clase sacerdotal, la nobleza y los altos dignatarios.
Las construcciones responden al modelo de arquitectura arquitrabada que emplea el sistema constructivo adintelado, en el que los elementos de soporte y de cubierta son de trazado recto; de hecho la arquitectura egipcia desconoce el arco y la bóveda.
Los elementos de soporte son el muro, que tiende a tener forma de talud (pilonos), suele estar ligeramente inclinado y suele terminar en con una moldura llamada gola; el pilar, que se utiliza para reforzar algunos muros, suele ser de planta rectangular y a veces está acanalado y la columna con mayor o menor profusión de decoración según el gusto y la época.
De todos ellos el elemento protagonista es la columna, con basa, fuste y capitel. El fuste liso o fasciculado, con inscripciones jeroglíficas y relieves por incisión. El capitel decorado con formas inspiradas en la flora del Nilo –palmiforme, lotiforme y papiroforme o el capitel cúbico con la cabeza de Hathor.
Es una arquitectura colosal de enormes dimensiones lo que le confiere su grandeza y monumentalidad. Es para la eternidad, por eso los materiales son también imperecederos y la mejor representación son las tumbas y los templos. La piedra sucede al adobe en las construcciones oficiales, ya que es un elemento imperecedero como las edificaciones a las que va dedicada.
LAS TUMBAS (arquitectura funeraria)
El tipo más antiguo de enterramiento se remonta al 3000 a. C., durante la fase de unificación del Alto y Bajo Egipto, es la mastaba (diván o banco) reservada a personajes notables. Es una construcción funeraria en forma de pirámide truncada o tronco de pirámide, de planta rectangular en la que se diferencian dos zonas:
a) la construcción a nivel de tierra, con una reducida capilla en la que se coloca la mesa de ofrendas; sus paredes se decoran con relieves o pinturas de temas funerarios –peregrinación del alma, mito de Osiris- o relacionados con la vida del difunto; otro espacio en la parte superior es el serdab (pequeña sala que contiene la estatua del difunto en función de la creencia de que la inmortalidad del alma requería un soporte material -ka).
b) bajo tierra, la cámara mortuoria, excavada, a la que se accede por un pozo sellado o cegado tras depositar el cadáver; esta cámara contiene el sarcófago (suele estar realizado en madera policromada, con profusa decoración pictórica; en su interior se coloca al difunto momificado) y el ajuar funerario.
El deseo de grandeza y la acumulación de poder en el faraón conduce a la superposición de mastabas para diferenciar la tumba real. Es la pirámide escalonada, construida por multiplicación y superposición de mastabas, como la del faraón Zoser en Saqqarah (III dinastía), y la pirámide de Snefru, peculiar porque se trata de una pirámide de perfil quebrado; ambas construcciones se erigen durante el Imperio Antiguo.
El siguiente momento en la evolución de la arquitectura funeraria egipcia está representado por la pirámide: tumba real, distintiva de los faraones, que se levanta preferentemente en el Bajo Egipto, en los alrededores de Menfis, también durante el Imperio Antiguo.
La pirámide contiene una compleja estructura interna, inspirada en la de la mastaba: conjunto laberíntico de escaleras y rampas, pasillos y galerías, corredores y pozos de ventilación, cámaras falsas; la pirámide encierra en su interior dos cámaras funerarias: una en el centro y otra excavada bajo tierra, a la que se accede por estrechos corredores que se ciegan con grandes bloques de piedra para garantizar su inaccesibilidad e inviolabilidad una vez depositado el cadáver. El ajuar y la escultura del difunto se depositan en la cámara alta.
Junto a las pirámides se sitúan las barcas de adobe –barro- para el viaje del alma por el cielo, rememorando la barca solar, pequeñas pirámides y grandes mastabas de príncipes, dignatarios y cortesanos que rodean la construcción funeraria del faraón de igual modo que la Corte lo rodeó en su vida terrena, formando grandes conjuntos funerarios, completados con el templo funerario que se levantaba al lado de la pirámide y que enlazaba, a través de una avenida o rampa, con otro templo también de carácter funerario que se situaba en la orilla del Nilo.
Significado:
a) Reducida a su forma geométrica esencial, la pirámide remite al símbolo del sol con un significado complejo y fundamental dentro de una civilización agraria y fluvial como la egipcia: la sucesión del día y de la noche se explica en la mitología de Egipto por el viaje de Osiris –el sol- por el cielo y la tierra en paralelo con la sucesión de la vida y la muerte.
b) En relación con su simbología cósmica-solar, la orientación de los vértices de las pirámides responden a cálculos cósmicos precisos; por ejemplo, las cámaras funerarias de la pirámide del faraón Keops se orientan hacia las constelaciones de Osiris y el Dragón, en los hemisferios norte y sur, que señalaban la subida y la bajada del nivel de las aguas del Nilo y se supone que los vértices de remate fueron dorados, marcando el punto que recibe el primer rayo del sol, punto de unión de la tierra y la acción protectora de la deidad solar. Así las estructuras piramidales están cargadas de referencias simbólicas: - la pirámide es el resultado de conocimientos matemáticos avanzados; denota el conocimiento del valor de “pi” que expresa la relación entre el radio y la longitud de la circunferencia, porque la altura de la pirámide corresponde al radio de la circunferencia, radio que a su vez coincide con la base de la pirámide; - la pirámide es expresión del trabajo perfectamente organizado, de una mano de obra numerosa y de un sentido colectivo de la disciplina, posible por una estructura política centralizada y la existencia de una autoridad suprema –faraón- a cuya exaltación y garantía de inmortalidad se levantaban las pirámides.
Las pirámides más conocidas son la de Keops, Kefrén y Micerinos, en Gizeh, cerca del Cairo, situadas en la margen izquierda del Nilo (el oeste es el punto por el que se pone el sol, al igual que se acaba la vida). Todas ellas pertenecen a la IV dinastía, Imperio Antiguo (hacia 2600-2500 a. C.).
A partir del Imperio Medio y en el Nuevo –a partir de la XVIII dinastía, hacia 1500 a.C.-, desplazado el centro político hacia el sur de Egipto –Tebas, Alto Egipto- se erige un nuevo tipo de construcción funeraria: el hipogeo, tumba excavada en la roca, en los acantilados del Nilo, en el Valle de los Reyes y de las Reinas, con la misma disposición en laberinto, es decir, interminables corredores en ángulo, numerosas salas, como cámara del doble y cámara funeraria, multiplicación de estancias cuyas comunicaciones están disimuladas. Todo para ocultar el emplazamiento de la cámara funeraria e impedir el acceso. Destacamos los hipogeos de Beni Hassan donde se emplean columnas protodóricas de arista viva.
Especial mención merece el hipogeo de Sennefer, en el que tenemos que destacar la profusa decoración interior. Las paredes de esta tumba son un interminable y bello mural en el que se nos representa a Sennefer en varios momentos de su vida.
LOS TEMPLOS (arquitectura religiosa)
Los templos más característicos corresponden la Imperio Nuevo. Su esquema es el siguiente: el templo está precedido de una larga avenida flanqueada por estatuas de animales divinos –carneros de Amón o esfinges con función protectora del recinto sagrado; al fondo de la avenida se levanta la fachada exterior del templo, formada por los pilonos (muros trapezoidales en talud, rematados en gola, en los que se abre el acceso monumental al templo, adintelado y dos hendiduras talladas en la parte inferior del pilono donde se colocan los mástiles. Delante de los pilonos aparecen los obeliscos (agujas de piedra, con remate piramidal, símbolo solar). Tras los pilonos se extiende la sala hipetra (patio abierto rodeado de columnas); a continuación la sala hipóstila (sala cubierta con columnas) y la fondo el santuario, con corredores y habitaciones alrededor de la capilla (pequeña cámara muy reservada, donde se venera la divinidad y a la que sólo tienen acceso el sacerdote y el faraón).
A esta ordenación en función de un eje de simetría longitudinal se añade una progresiva oscuridad y disminución de alturas de los diferentes espacios del templo.
Este es el esquema simplificado porque los templos experimentan un proceso de ampliación y llegan a constituir grandes santuarios donde las salas hipetra e hipóstila se multiplican (Luxor) y donde se levantan templos secundarios. Por este proceso nacen conjuntos monumentales de enormes proporciones, verdaderos complejos con múltiples funciones: centros religiosos, políticos, económicos y culturales. Fueron los reyes de las dinastías Tutmésida y Ramésida (Imperio Nuevo), con su espíritu imperialista, los que impulsaron la construcción de los grandes conjuntos religiosos en concordancia con los nuevos ideales de dominio terrenal: los templos de Amón en Karnak y de Luxor.
Otro tipo de templo con carácter funerario es el speos, siguiendo el modelo del hipogeo, excavado en roca. Se localizan el en Valle del Nilo, en las proximidades de Tebas (Alto Egipto) y en la región más meridional del valle (Nubia); corresponden al Imperio Medio y la Nuevo. De este tipo son los templo-tumba de Mentuhotep II (Imperio Medio, XI dinastía) y de la reina Haptshepsut en Deir-el-Bahari, próximo a Tebas. En el primer ejemplo una gran rampa conduce a una terraza porticada con columnatas de tipo protodórico que primitivamente estaba coronada con una pirámide, debajo de la cual se disponía la cámara funeraria; al fondo, excavado en roca, el templo con sala hipetra, hipóstila y santurario.
En el hemi-speos de la reina Haptshepsut, (XVIII dinastía), el templo excavado en la roca va precedido de terrazas levantadas en varios niveles a las que se accede por rampas; columnatas y varios peristilos con columnas protodóricas completan el conjunto.
Ambos son ejemplos de una arquitectura monumental y grandiosa, en perfecta concordancia con el paisaje natural que es un inmenso corte vertical de la roca.
En Abu Simbel (Nubia) se encuentra el hipogeo o speos construido por Ramsés II, (XIX dinastía. Imperio Nuevo). La fachada adopta la disposición de un gran pilono rematado por la gola egipcia; adosadas a esta fachada monumental, cuatro estatuas del faraón: sedentes, hieráticas y solemnes, dispuestas hacia la salida del sol, con los símbolos del poder real: klaft (tocado de tela), ureus (serpiente), doble corona (la roja del Bajo Imperio y la blanca del Alto Imperio) y barba postiza. La puerta comunica por un pequeño vestíbulo al gran patio cubierto, excavado en la roca, sostenido por pilares con estatuas adosadas de Osiris, al fondo del cual se encuentra la capilla.
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Imperio Antiguo
Mastaba de Faraun o Shepseskaf en Saqqara (s. XXV a.C.)
Entrada de la Mastaba de Shepseskaf (s. XXV a.C.)
Pirámide escalonada de Zoser (siglo XXVII a.C.)
Pirámides de Gizah (siglos XXVI y XXV a.C.)
Pirámide de Keops (siglo XXVI a.C.)
Pirámide acodada de Snefru en Dahshur (siglos XXVII a.C.)
Imperio Nuevo
Templo de Hatsetsup en Deir el-Bahari (siglo XV a.C.)
Esquema de la Tumba (hipogeo) de Tutmosis IV (siglo XIV a.C.)
Templo funerario de Ramsés II (Rameseum) (siglo XIII a.C.)
Sala hipóstila del Templo de Karnak en Luxor (siglo XIII a.C.)
Pilonos y obelisco del Templo de Karnak en Luxor (siglo XIII a.C.)
Templo de Ramsés III en Medinet Habu (siglo XII a.C.)
Tumba (hipogeo) de Tausert y Sethhajt (siglos XII y XI a.C.)
Entrada al templo de Abu Simbel, en la región de Nubia, al sur de Egipto. / SEUX PAULE
De entre todas las maravillas arquitectónicas que contiene Egipto, quizá los templos de Abu Simbel sean los únicos que pueden rivalizar con las pirámides de El Cairo. Las multitudes turísticas no engañan,
Abu Simbel es un conjunto de construcciones que conforman el Museo al Aire Libre de Nubia y Asuán, declarado patrimonio mundial en 1979. Las piezas más valiosas del conjunto son dos templos erigidos por Ramsés II en el siglo XIII antes de Cristo. La furia constructora de este faraón, que gobernó de 1279 a 1213, es bien conocida: bajo su supervisión se ampliaron los templos de Abidos y de Amón, se construyó la majestuosa sala hipóstila en este último y se erigieron el templo funerario de Ramesseum, en el Valle de los Reyes, y los de Abu Simbel. Gracias a Cecil B. DeMille, Ramsés II siempre tendrá el perfil calcáreo y un poco hosco de Yul Brynner (Los diez mandamientos),aunque si se prefiere una visión más edulcorada se puede recurrir a los dibujos animados de El príncipe de Egipto, según Dream Works.
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Muy buena definición sobre la Arquitectura egipcia gracias por la info!
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